viernes, 25 de septiembre de 2015

MAGDALENAS DE JENGIBRE Y MANZANA CARAMELIZADA. ¡VUELVE EL #RETOALFABETODULCE!



Septiembre, ay septiembre... a estas alturas ya nos han repetido hasta la saciedad que los días de vacaciones se han terminado, que nos toca apechugar, e incluso nos han dado algunos consejos para sobrellevarlo de la mejor manera posible... Si, pero los hay que todavía remoloneamos un poco ante la rutina, todavía nos cuesta acostumbrarnos a los madrugones, al ir y venir del trabajo, a comer fuera, a ir a la compra a última hora de la tarde y, en definitiva, a volver a coger el ritmo del día a día. Pensándolo bien, ¿Hace falta que sea septiembre para que la pereza se apodere de hasta el último pelo de nuestro cuerpo? En fin, no lo creo...Algunos vinimos al mundo con a pereza de serie :P
Nosotros hemos vuelto, y con ello, la blogosfera vuelve a inundarse de colaboraciones, concursos, sorteos... ¡Y retos! Si, al #RetoAfabetoDulce también se le han acabado las vacaciones y vuelve pisando fuerte.
Parece mentira que, después de 5 retos y de proponiéndome una y otra vez ser más previsora que de costumbre, y después de haber tenido todo el verano para experimentar, probar y decidir qué receta terminaría presentando, esté aquí a las tantas de la noche del día de antes, redactando e intentando conseguir unas fotos medio decentes, y dejándome la vista en ello... No tengo remedio.
 Desde el minuto cero en que se dio a conocer la letra para el ingrediente de septiembre estuve cruzando los dedos para que Montse, del blog No sin mi táper, escogiera el jengibre. Es como si Montse me hubiera leído la mente y diera en el clavo... !Muchísimas gracias! :)
El jengibre es una de las plantas tradicionales con más beneficios para la salud que existen, se ha usado desde tiempos muy remotos y es apreciado en muchísimas culturas, sobretodo en las asiáticas. Además, empleado en la elaboración de galletas, bizcochos, pasteles y panes, les aporta un toque jugoso y refrescante que me vuelve loca.¿Y qué me decís del jengibre confitado? Delicioso. En fin, que estoy segura de que el jengibre va a dar mucho, mucho pero que mucho juego. Aunque, pensándolo bien, ¿Qué no da juego en este reto? Siempre alucino con las cosas tan deliciosas y originales que se presentan, son todas maravillosas.
Yo he optado por emplear jengibre en polvo para elaborar unas básicas pero deliciosas magdalenas de canela, pero con ese toque de aroma y sabor inconfundible que le aporta el jengibre. Como las preparé con intención de llevarlas a una comida familiar (con los suegros y cuñados, más presión añadida todavía jeje), quise hacerlas un poco más "festivas", especiales quizás, y que las disfrutaran de lo lindo de postre o para la sobremesa con café, algo que suelen hacer mucho. Para ello, les añadí unas simples manzanas caramelizadas en un plis plas con un poco de mantequilla y azúcar, que hicieron que las magdalenas quedaran más dulzonas y jugosas todavía.
Desde mi punto de vista, la combinación de sabores fue todo un acierto, pero desde el punto de vista de mis catadores ocasionales también. He de confesar que hacía algún tiempo que no iba de visita por casa de mis suegros, así que llevando estas magdalenas también buscaba la absolución... Que me fue concedida, o eso creo :)
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 14-15 magdalenas):
- 2 huevos tamaño M
-160 gramos de azúcar moreno
- 60 ml de leche semi
- 1 cucharadita de canela
- 1 cucharadita de jengibre
- 150 ml de aceite de girasol
- 200 gramos de harina leudante
- 1 pizca de sal

Para las manzanas caramelizadas:
- 2 manzanas golden pequeñas o 1 grande
- 1 cucharada sopera de azúcar moreno
- Una nuez de mantequilla

- Antes de empezar, pre-calentamos el horno a 190ºC.
- En un bol, batimos los huevos con el azúcar, el aceite y la sal. Una vez bien mezclado, añadimos el aceite, la leche, la canela y el jengibre, y mezclamos bien.
- En un bol aparte, mezclamos la harina con la levadura y la tamizamos sobre mezcla anterior. Reservamos.
- Aparte, pelamos, descorazonamos y cortamos a dados pequeños las manzanas.
- En una sartén a fuego medio bajo, derretimos la mantequilla y añadimos las manzanas y la cucharada de azúcar. Dejamos caramelizar a fuego bajo, removiendo de vez en cuando, hasta que empiecen a dorarse.
- En una bandeja para horno, colocamos los moldes de silicona y los vamos rellenando con la masa, más o menos hasta la mitad.
- Añadimos una cucharada de manzanas caramelizadas sobre cada magdalena.
- Introducimos en el horno durante unos 20-25 minutos, o hasta que empiecen a dorarse.
- Apagamos el horno, sacamos las magdalenas y dejamos enfriar por completo antes de comer.




Notas:
- Al emplear azúcar moreno, jengibre y canela, la masa queda un poco más oscura y resulta más complicado comprobar si las magdalenas, una vez han subido, se han dorado o no. Será cuestión de conocer vuestro horno.
- Como siempre os digo, la imaginación es libre y las magdalenas admiten un montón de ingredientes. Podéis caramelizar otra fruta a vuestro gusto, o añadirle frutos secos, más jengibre, etc. Para gustos colores.

Hasta aquí mi aportación al reto de este mes, espero que os haya gustado.
¡Estoy expectante por ver el resto de propuestas! 

A los que somos de Barcelona y cercanías nos espera un fin de semana intenso, pues en la ciudad condal está teniendo lugar la quinta edición del festival gastronómico popular Barcelona Degusta. Empezó ayer y lo hizo pisando fuerte, así que estad pendientes porque merece y va a merecer mucho la pena.
¡Descansad y sed felices!

lunes, 21 de septiembre de 2015

CALAMARES EN SALSA CON ARROZ



¡Qué bonita es la cocina de circunstancia!
Un buen día te levantas, de mejor o peor humor y, después de medio asearte, de recoger un poco la casa y de tomarte un café tan fuerte que te hace el mismo efecto que si te lo hubieran inyectado en vena, vas a la cocina, te pones el delantal, abres la nevera y te dispones a preparar algo decente para la comida: Un yogur por aquí, algo de embutido por allá, un pimiento solitario, media cebolla pelada, dos tomates, un culín de leche... Si, podrías preparar alguna de esas recetas de aprovechamiento que tanto te gustan y que de tantos apuros te han sacado, pero hoy tu imaginación no está para tirar cohetes y tampoco tienes ganas de complicarte demasiado. Así que, después de varios intentos fallidos, despiertas a tu catador, os vestís y os vais a la compra.
-"Pues a mi el cuerpo me pide algo de pescado...".
-"Pues venga señor, tira para la pescadería, que ya somos dos. A ver... ¡Mira, los calamares de oferta! ¿Te apetecen?"
-"No era lo que tenía en mente, pero con lo ricos que los haces, con su salsita y su arroz, no te diría que no...".
...
Y así fue como, por esas cosas del destino caprichoso, comimos calamares en salsa hace ahora tres días. Una receta muy tradicional, pero también muy sencilla de elaborar y que gusta a (casi) todos, especialmente a los más pequeños de la casa. Doy fe de ello, porque cuando era un enana me zampaba los calamares en salsa de mi madre la mar de a gusto e incluso repetía si se podía, así que ya os podéis imaginar.
Es cierto que no siempre tenemos la oportunidad de conseguir calamares frescos y de buena calidad. La mayoría de veces son, o bien descongelados o, en el peor de los casos, anillas o rabas ya cortadas y limpias. Sea cual sea el tipo de calamar que empleemos, la receta merece la pena, porque quizá el calamar no resulte tan tierno y sabroso si no es fresco, pero igualmente os quedará un plato para mojar pan. Y si además lo acompañamos de un arroz blanco bien preparado, suelto y en su punto, tendremos lista una comida deliciosa y la mar de completa en muy poco tiempo y con muy poco trabajo.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 350 gramos de calamares limpios y troceados
- Media cebolla
- 2 cabezas de ajo
- 1 pimiento italiano pequeño
- 2 cucharadas soperas de tomate triturado
- Medio vaso de vino blanco
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- Sal, pimienta negra y romero, al gusto

Para acompañar:
- 80-90 gramos (en seco) de arroz basmati cocido por persona.

- Primero, limpiamos y troceamos los calamares, aunque podemos pedirle al pescadero que nos lo haga y así ahorrarnos trabajo.
- Limpiamos y troceamos la cebolla, el ajo y el pimiento, y reservamos.
- En una sartén a fuego medio con el aceite, añadimos el ajo, damos unas vuelas y añadimos también la cebolla y el pimiento. Saltemos durante 4-5 minutos y añadimos también el tomate y los calamares.
- Cuando los calamares hayan perdido la mitad de su agua, añadimos el vino, la sal y las especias, y dejamos reducir unos 10 minutos aproximadamente.
- Ahora, podemos preparar el arroz cocido como acostumbremos a hacerlo, aunque ya podemos tenerlo listo de antemano.
- Una vez la salsa haya reducido a la mitad, apagamos el fuego, retiramos los calamares y los servimos inmediatamente sobre el arroz cocido.




Notas:
- Si tenéis oportunidad, pedidle a vuestro pescadero de confianza que os limpie los calamares y os los trocee, así os ahorraréis una parte considerable de trabajo.
- Para esta receta también se pueden utilizar chipirones e incluso sepia y resulta un plato igual de sabroso.
- El acompañamiento clásico para los calamares en salsa suele ser el arroz, porque resulta muy suave y no le quita protagonismo al calamar. Aun así, también podéis acompañarlos de patatas fritas, al horno, puré de patata, cous-cous, etc. Para gustos, colores.

Espero que os haya gustado mi propuesta de hoy y que hayáis tenido un buenísimo inicio de semana.
¡Millones de gracias por seguir ahí!

viernes, 18 de septiembre de 2015

BIZCOCHO O "CAKE" SALADO DE TOMATE Y QUESO



Mi época favorita del año es, exactamente, esos días que hay entre mediados de septiembre y la primera semana de octubre o, si el tiempo es agradecido, incluso hasta mediados de mes.
Unos días en los que, a pesar de haber dejado las vacaciones atrás, todavía remoloneamos un poco ante la rutina, todavía nos cuesta acostumbrarnos a los madrugones, al ir y venir del trabajo, a comer fuera, a ir a la compra a última hora de la tarde y, en definitiva, a volver a coger el ritmo del día a día. A unos les cuesta más que a otros (depresión pos-vacacional lo llaman, fíjate tu...), y a otros más que a unos, pero a todos nos llega y a todos nos pasa, tarde o temprano.
Pero (porque siempre hay algún pero), también es una época de reencuentros, de hacer planes para el próximo respiro, de volver a aprovechar los fines de semana al máximo, de disfrutar que el calor va mermando y salir a dar largos paseos en buena compañía, de llevarnos una chaqueta fina "por si refresca", de desempolvar las cazuelas y volver a encender el horno sin morir en el intento...
Tengo  la grandísima suerte de haber nacido, crecido, vivido y vivir en un precioso pueblo de la costa de Barcelona llamado Pineda de Mar. Pineda es un pueblo pequeño y muy tranquilo que, a pesar de atraer cada año a un buen número de turistas, conserva ese encanto marinero de los pueblos de antaño. Tenemos playa (una de las más grandes y bellas de la zona) y también tenemos montaña, gozamos de un clima privilegiado y, por si fuera poco, la riqueza y variedad de los productos gastronómicos autóctonos es considerable ¿Qué más se puede pedir?.
Pues sí, si se puede. En esta época del año, cuando el verano (y los turistas) empieza a despedirse, las temperaturas vuelven a un límite razonable y muy agradable, y los amaneceres y anocheceres se adelantan... en definitiva, cuando los días son tan genuinamente mediterráneos, Pineda está, si cabe, más bonita que de costumbre. Invita a salir a la calle, a encontrarse con los amigos y conocidos en la plaza para hablar largo y tendido, a disfrutar de los últimos rayos de sol dando un largo paseo por la playa o de excursión por la montaña... Pineda invita a disfrutarla, y a nosotros nos encanta hacerlo, por supuesto. Raro es el día libre que, armados con un buen calzado, algo de comer y cámara en mano (mi catador es un completo apasionado de la fotografía), no nos hagamos unos cuantos kilómetros redescubriendo  los rincones tan encantadores de nuestro pueblo.


Pineda de Mar, desde la Ermita de Gràcia.
Foto: Marc Ruiz


Ideas de recetas sencillas y aptas para tomar al aire libre ya os he enseñado unas cuantas: pasteles salados, cocas con distintas bases y rellenos, la clásica ensalada de pasta, alguna de legumbres, e incluso unas deliciosas tortitas de bacalao y pipas. Pero algo que todavía no me había animado a hacer y a enseñaros hasta hoy era un bizcocho o "cake" salado, a pesar de haberlo preparado varias veces antes.. un despiste.
¿Quién dijo que los bizcochos sólo pueden ser dulces? Nada más lejos de la realidad, y para muestra un botón. Con un par de tomates y una cebolla comprados días atrás en el mercado local, medio paquete de queso rallado que no daba para mucho más, el culín del brick de leche, huevos y poco más, surgió esta variación de bizcocho salado que, después de una larga caminata por la montaña, muchas paradas para hacer fotos y coger algarrobas, y pasadas las 3 de la tarde, duró un suspiro.
A medio camino entre un bizcocho y un pastel, resulta muy consistente pero suave a la vez, con un interior húmedo, esponjoso y sabroso. Un plato, como no, ideal para llevar y consumir a modo de entrante, picoteo o como más os guste. Si ya lo acompañamos de una cervecita bien fría, la jornada de senderismo habrá sido redonda.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para un bizcocho como el de la foto):
- 2 tomates pequeños (150 gramos aprox.)
- Media cebolla
- 1 huevo tamaño L
- 2 cucharadas soperas de leche
- 4 cucharadas soperas de harina leudante
- 2 cucharadas soperas de queso emmental rallado
- 1 chorro de aceite de oliva suave
- Sal, orégano y pimienta, al gusto.

- Antes de empezar, pre calentamos el horno a 190ºC, con calor arriba y abajo.
- Aparte, picamos la cebolla, trituramos el tomate con la batidora y reservamos.
- En un bol, batimos el huevo con la leche y el aceite. Seguidamente, añadimos el tomate, la sal, las especias y el queso, y mezclamos bien. 
- Por último, añadimos también la harina y mezclamos con movimientos envolventes.
- En un molde de silicona o en uno convencional engrasado con mantequilla y harina, vertemos la mezcla, espolvoreamos con un poco más de queso rallado y lo introducimos en el horno durante 25-30 minutos, o hasta que empiece a dorarse por la superficie y esté totalmente cocido.
- Apagamos el horno, retiramos el bizcocho y lo dejamos enfriar completamente antes de consumir, cortado en porciones.




Notas:
- Hay mil y una variantes de este tipo de bizcochos, y admiten multitud de ingredientes: tacos de jamón, de chorizo, de bacon, algún fruto seco, etc. Ya sabéis, imaginación al poder.
- Los bizcochos salados suelen servirse como entrante o incluso como plato único, acompañado de una ensalada completa. Os recomiendo probarlo con alguna salsa tipo mayonesa o de yogur, resulta delicioso.
- Por norma general, los bizcochos de este tipo no suben tanto como los dulces a los que estamos acostumbrados, así que no os preocupéis si es el caso. Lo importantes es que son muy socorridos y muy ricos.


Espero que os haya gustado y que paséis un maravilloso fin de semana. Un poco de descanso y relax nunca viene mal ¿Verdad? :)
¡Mil gracias por seguir ahí!

lunes, 14 de septiembre de 2015

BIZCOCHOS INTEGRALES DE ZANAHORIA, CANELA Y PASAS



Cada vez que preparo algún dulce con zanahoria me acuerdo de mi padre.
En mi familia (y según me cuenta mi abuela, ha sido siempre así), las mujeres han sido las que, generación tras generación, se han encargado de cocinar y dar de comer a todo el que se sentara en su mesa. Y digo a todo, porque a pesar de que yo sea hija única y mi madre lo haya tenido más fácil, no ha sido el caso de mis antepasados precisamente. Para que os hagáis una idea, mi madre tiene sólo un hermano más, pero en casa de mi padre eran cinco. Y si echamos la vista unos años más atrás, hablando de mis abuelos y sus respectivas familia, perdemos la cuenta... Vaya, que no se trataba sólo de partirse la sesera por cocinar platos variados, ricos y sanos día tras día, sino también de hacerlo para un regimiento. Y si, además de esto, tenemos en cuenta los tiempos difíciles que se vivieron años atrás, sólo me queda que demostrar todo mi agradecimiento, respeto y admiración por mis antepasadas, pues sin su labor, a saber donde estaríamos ahora.
Resulta curioso el hecho de que, a pesar de no demostrar mucha destreza entre fogones de manera habitual, mi padre sepa elaborar a la perfección un par de platos que le quedan sublimes. Por supuesto, tuvo una buena maestra (su madre), pero es obvio que él supo ser un buen alumno. Una de esas recetas es el pollo al horno, del que ya os comenté algo hace unos días y del que sigo emperrada en que me dé la receta. La otra es la tarta de zanahoria y galletas, la tarta de la familia Rosano Romero por excelencia. Con pocos ingredientes, sencillísima de elaborar pero con un resultado sublime: zanahoria cocida y machacada con coco rallado y azúcar, galletas, e ir haciendo capas, sin más, para terminar con una buena capa de coco rallado. Lo complicado es conseguir respetar el tiempo de reposo de la tarta, un mínimo de dos horas para que las galletas se ablanden y los sabores se integren. Cuando era una enana y mi padre me dejaba ayudarle a prepararla, era un auténtico calvario, no podía dejar de mirar el reloj, y más de una vez desapareció una esquinita de la tarta antes de tiempo... Aiis, quién pudiera ser niño otra vez. Y pensar que todo esto ha venido a raíz de unas zanahorias que me sobraron después de preparar una crema de verduras... y es que, si mientras preparas un plato te invaden los buenos recuerdos, el placer de hacerlo y el placer de comerlo se multiplican por cuatro. Prometo que algún día, en cuanto podamos reunirnos, iré a ver a mi padre y le pediré que preparemos la tarta juntos, así mataré dos pájaros de un tiro: pasar tiempo con él, que ya toca, y poder enseñaros la maravillosa tarta en cuestión, veréis como no tiene desperdicio.
Y volviendo al tema de los bizcochos... Confieso que tenía muchísimas ganas de incluir alguna masa dulce con zanahoria en el blog, por varios motivos: la zanahoria, como edulcorante natural, permite reducir ligeramente la cantidad de azúcar añadido, disimula muy bien el sabor de las harinas integrales (en mi caso, eso siempre es de agradecer), le aporta una jugosidad y una consistencia a la masa muy característica y rica, y su sabor casa muy bien con cualquier otro ingrediente que queramos añadirle (canela, pasas, nueces, almendras, piñones...).
Me he basado en la receta clásica del conocidísimo bizcocho de zanahoria o "carrot cake" inglés, y que tan de moda se ha puesto últimamente. El hecho de emplear moldes individuales no es más que por pura comodidad, pues en casa nos gusta conservarlos en un tupper e ir cogiéndolos cuando nos apetezcan, sin tener que cortar porciones, usar platos y demás. Además, se conservan mucho más tiempo tiernos y jugosos. Como añadido, las pasas le van fenomenal y permiten reducir todavía un poco más la cantidad de azúcar de la receta.
Todavía no deja de sorprenderme el hecho de que una masa dulce a base de verdura pueda dar un resultado tan delicioso. Por supuesto, a nosotros nos han encantado, pues resultan un bocado sano e ideal a cualquier hora, pero especialmente en el desayuno o en la merienda, acompañados de un buen café.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 10 magdalenas):
- 100 gramos de harina integral
- 90 gramos de azúcar moreno
- 1 cucharadita de café de levadura
- 1 huevo tamaño L
- 35 ml de aceite de oliva suave
- 30 ml de leche semidesnatada
- 130 gramos aprox, de zanahoria cocida
- 1 cucharada de postre de canela
- 30-35 pasas de uva

- Antes de empezar, pre-calentamos el horno a 190ºC.
- En el vaso de la batidora, añadimos la zanahoria, el aceite, la leche y el huevo, y batimos bien hasta que tengamos una mezcla homogénea. Pasamos a un bol, mezclamos con el azúcar y la canela y reservamos.
- En un bol aparte, mezclamos la harina con la levadura y la tamizamos sobre mezcla anterior.
- Añadimos ahora las pasas, mezclamos todo el conjunto con movimientos envolventes y lo dejamos reposar unos minutos.
- En una bandeja para horno, colocamos los moldes de silicona y los vamos rellenando con la masa, más o menos hasta la mitad. Podemos colocar unas pasas más por encima.
- Introducimos en el horno durante unos 20-25 minutos, o hasta que empiecen a dorarse.
- Apagamos el horno, sacamos los bizcochos y dejamos enfriar por completo antes de comer.




Notas:
- Normalmente, para este bizcocho se emplea zanahoria rallada que se acaba de ablandar durante el horneado. Yo prefiero usarla cocida, pues me gusta que quede totalmente integrada en la masa.
- Al emplear azúcar moreno y zanahoria, la masa queda un poco más oscura y resulta más complicado comprobar si los bizcochos se han dorado o no. Será cuestión de conocer vuestro horno.
- Opcionalmente, podemos preparar un frosting a base de queso crema, azúcar glass y mantequilla para cubrir los bizcochos. Suele ser el acompañamiento más habitual.
- Es muy frecuente añadir nueces o cualquier otro fruto seco crujiente a la masa, pues el contraste con la humedad y la densidad que tiene, resulta delicioso. Os lo recomiendo.


Nada más por ahora, espero que os haya gustado la receta y que hayáis tenido un buen inicio de semana.
¡Mil gracias por seguir ahí!

viernes, 11 de septiembre de 2015

COCINA CATALANA: PÀ AMB TOMÀQUET Y MUCHO, MUCHO MÁS


¡Feliz Día de Cataluña a todos!/ ¡Feliç Diada a tots!

Los catalanes estamos de celebración. Y es que hoy, día 11 de septiembre, es la fiesta oficial de nuestra Comunidad Autónoma.
Dejando de lado debates políticos, opiniones ciudadanas y demás repercusiones que ocupan buena parte del espacio en los medios de comunicación últimamente y que pueden llegar a crear confusión respecto a esta festividad, hoy se conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española el 11 de septiembre de 1714, tras 14 meses de dura resistencia. Esta victoria conllevó la abolición de todas las instituciones catalanas.
Tradicionalmente se hacen ofrendas de flores a los monumentos de Rafael Casanovas y Josep Moragues, que lideraron la lucha durante el sitio de Barcelona, tanto en Barcelona como en el resto de Cataluña. Además, también se hacen ofrendas en el Cementerio de las Moreras, lugar donde fueron enterrados los defensores caídos en dicho sitio.
Desde 2004, La Generalitat se encarga de organizar el acto principal de la Diada en el Parque de la Ciudadela, donde se celebran lecturas, conciertos y demás.
Para los que nos sentimos orgullosos y muy agradecidos de vivir y/o haber nacido en esta tierra  y conocemos el auténtico cómo y porqué de esta fiesta, hoy estamos de celebración.
Y como cualquier buena celebración que se precie, no puede faltar una buena mesa llena de manjares preparados especialmente para este día.

La cocina catalana es una de las más ricas y antiguas de la Península. Basada en la gran riqueza de productos de la tierra y adaptada a las estaciones y a las tradiciones de cada lugar, muestra una gran personalidad acorde al resto de tradiciones de Cataluña.
Sintetizando lo mejor de las influencias griega, romana, francesa, etc., la gastronomía catalana goza de una riqueza, variedad y sabiduría típica de la zona del Mediterráneo.
La gran diversidad del paisaje catalán da origen a multitud de platos y preparaciones según la zona geográfica y sus productos: cocina marinera en la costa, cocina de mar y montaña en el interior, cocina de alta montaña en el Pirineo, y cocina de capital en Barcelona.
Además, la gran calidad de productos de la tierra también se ve reflejada en los vinos, con 11 Denominaciones de Origen diferenciadas.
El recetario típico catalán goza de gran extensión y diferenciación. Pero, así a groso modo, existen unas cuantas elaboraciones que no nos pueden faltar en nuestro recetario catalán particular:

- El 'Pà amb tomáquet', una sencilla receta que se prepara frotando un tomate bien maduro en una rebanada de pan de payés, añadiéndole un poco de sal y un buen chorro de aceite de oliva de calidad. Simple pero exquisito.


PÀ AMB TOMÀQUET


- La 'Escalivada', verduras asadas al horno peladas y servidas en tiras, y aliñadas con aceite de oliva y sal, que se suelen servir acompañadas de anchoas y pan de payés.


ESCALIVADA


- La salsa 'all-i-oli', una variante de la mayonesa muy típica que se realiza picando ajos en un mortero, con una pizca de sal, y añadiendo el aceite de oliva muy despacio y sin parar de remover, hasta que emulsione.

- Las Espinacas con pasas y piñones, un plato a base de espinacas rehogadas con ajo, aceite, uvas pasas y piñones.

- La 'Esqueixada', una ensalada la mar de saludable con bacalao, pimientos, cebolla y tomate.

- Los 'Calçots' a la brasa, típicos de la provincia de Tarragona y motivo de celebración de las tradicionales 'Calçotades' cuando están en época. Se suelen consumir con salsa romesco.


CALÇOTS A LA BRASA


- El 'Mar i Muntanya', un plato típico de Barcelona que combina a la perfección ingredientes típicos del mar con ingredientes típicos de la montaña (langostinos, gambas, pollo, ternera...).

- El 'Bacallà a la llauna', que recibe este nombre por el recipiente donde se preparaba antiguamente (una lata), un plato que tiene como ingrediente principal el bacalao y se cocina al horno con aceite de oliva, ajo, tomate y pimienta roja.

BACALLÀ A LA LLAUNA

-Y otros muchos como platos deliciosos como a 'Escudella i carn d'olla' el 'Fricandó' el 'Suquet de peix' la 'Botifarra amb seques', etc.

Por supuesto, en cuanto a los postres también existe un gran abanico donde escoger: La popular Crema Catalana, a base de crema pastelera con caramelo; los 'Panellets' de Semana Santa; la 'Mel i Mató', queso fresco acompañado de miel; La Mona de Pascua, pastel tradicional de Cuaresma; Los Buñuelos, los 'Carquinyolis', etc.


CREMA CATALANA


Al margen de la cocina catalana tradicional, en los últimos años Catalunya también se ha convertido un territorio de referencia internacional de la alta cocina. De hecho, Cataluña es el territorio de España con más Estrellas Michelín, un total de 60 de ellas en 50 restaurantes. Es, pues, innegable que la gastronomía catalana se encuentra actualmente en el punto de mira.
Grandes embajadores como Ferrán Adriá (reconocido mundialmente por su ingenio, creatividad e innovación en la cocina), los hermanos Roca, Carme Ruscalleda, Jordi Cruz, Carles Gaig, Nandu Jubany, etc., trabajan duro día a día por otorgarle a nuestra gastronomía el reconocimiento y el lugar que se merece.




Para terminar, pero no por ello menos importante, no podía dejar de recalcar la importancia de todos/as aquellos bloggers, amas/os de casa, abuelas, abuelos, madres, padres, y un largo etcétera, que día a día siguen (seguimos) recuperando, practicando, defendiendo y/o difundiendo, en la medida de lo posible, la cocina de la tierra, esa con la que hemos crecido, esa que tanto nos gusta y la que no queremos que se pierda por nada del mundo. Sin ellos/as, sería muy difícil mantener viva la tradición.

Espero que os haya gustado mi pequeño homenaje y que os haya ayudado a conocer, apreciar, valorar y disfrutar un poco más de la gastronomía de Cataluña, la 'cuina de casa meva' (la cocina de mi casa), como solemos decir aquí. Para mi es una de las mejores cocinas del mundo (ya se sabe, todos barremos para casa :P).
Si os habéis quedado con ganas de más, os invito a consultar el espacio dedicado a la gastronomía catalana dentro de la web de Cultura Catalana de la Generalitat de Cataunya, resulta muy interesante y completo.

¡Buen provecho, y feliz fin de semana!

lunes, 7 de septiembre de 2015

PATATAS GRATINADAS CON BECHAMEL Y MENESTRA



Madre mía, lunes por la mañana, y todavía me dura la resaca del #DíaDeLaPizza... ¡Menudo exitazo! La acogida ha sido increíble, la participación enorme, y las propuestas... pues ya os podéis imaginar, a cual más rica, deliciosa, original, sencilla, o todo a la vez.  Igual que las del resto de bloggers participantes, la mía ha tenido una acogida muy buena, ni de lejos me lo hubiera esperado, así que el balance de este fin de semana de intenso amasado, editado, publicado y compartido, ha sido más que bueno, buenísimo diría yo. De nuevo, dar las gracias a Noemi de TocoCooking por organizarlo y currárselo tanto y, por supuesto, al resto de participantes, pues sin ellos esto no hubiera funcionado. El resultado ha merecido mucho la pena. Y estad atentos, porque por aquí huele a recopilatorio, y pronto...
Bien, y volviendo (o empezando) a la receta de hoy...
Quizás porque me traen muchos recuerdos de cuando era una enana, me encantan los gratinados de verduras. Como en muchos otros hogares, en mi casa era habitual comer, de vez en cuando, la típica coliflor o patatas bañadas con bechamel, trocitos de bacon o jamón, y gratinadas con una crujiente y abundante capa de queso. Un plato de toda la vida que hoy en día no goza de muy buena fama (mantequilla, harina, leche... ya sabéis, no es lo más sano del mundo), pero que ha venido ayudando a que los niños coman verduras desde tiempos remotos y que a mi me encanta. Y es que, pensándolo bien, ¿No seguimos comiendo croquetas, buñuelos, bolas de patata y demás, que al fin y al cabo son pura mantequilla, y encima rebozada y frita? Equilibrio señores, no me cansaré de repetirlo, el comer de todo en su justa medida es la clave, así que no dejéis de daros el gusto de vez en cuando.
Coincidiendo con que me tocaba limpiar y ordenar el congelador, encontré una bolsa de menestra de verduras a medias que llevaba en el congelador..mm.. qué se yo, ya ni lo recuerdo, son de esas cosas que una compra pensando en hacerse un fondo básico en el congelador y que al final quedan en el olvido. Me dio mucha lástima comprobar que su fecha da caducidad estaba al caer, así que me decidí a darle salida. 
No me hizo falta mucho más para terminar de perfilar el plato: las clásicas patatas, un poco de salsa de tomate, bechamel y, imprescindible, una buena cantidad de queso.
Y ya está. Sin apenas trabajo, el resultado es más que bueno. Aunque se trate de un plato totalmente vegetal, está delicioso y funciona perfectamente como plato único, pues la ración es bastante hermosa y la mezcla de las patatas con la bechamel sacia muchísimo. El toque de menestra ayuda a aligerarlo a la vez que le aporta los beneficios de dichas verduras. 
Si, como nosotros, os apetece dejar momentáneamente de lado la carne (ya aclararé esta costumbre más adelante), y disfrutar de un plato equilibrado y rico, os recomiendo que lo probéis.
Os dejo los ingredientes y la preparación:





Ingredientes (para dos raciones hermosas):
- 2 patatas grandes
- 200 gramos de menestra de verduras
- 3 cucharadas soperas de salsa de tomate
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
- Preparado de queso para gratinar, al gusto
- Sal, ajo en polvo, orégano y pimienta, al gusto.

- Antes de empezar, cocemos las patatas y la menestra como solamos hacerlo, y dejamos enfiar por completo.
- Una vez frías las verduras, ponemos una sartén a fuego medio con el aceite y salteamos la menestra un par de minutos. Especiamos y salamos al gusto, retiramos del fuego y mezclamos con la salsa de tomate en la misma sartén.
- Ahora pasamos a pelar las patatas y las hacemos rodajas no muy finas.
- En una fuente de horno bastante ancha y alta, colocamos una capa de patatas y encima la menestra, para cubrirla por otra capa de patatas. 
- Preparamos la bechamel como solamos hacerlo en casa, y la repartimos por encima de las patatas para que las cubra bien.
- Seguidamente, lo cubrimos con una buena capa de queso rallado a nuestra elección.
- Encendemos el horno y lo ponemos a pre-calentaren modo gratinador a 210º. Una vez caliente, introducimos nuestro gratén en el horno y lo dejamos gratinar entre 10-12 minutos, o hasta que tenga el dorado deseado.
- Por último, apagamos el horno, sacamos nuestro gratén, lo dejamos templar un poco y servimos en porciones de tamaño ración.




Notas:
- Obviamente, preparando este gratén con patatas fritas queda mucho más rico, pero también más calórico. Yo suelo prepararlo con patatas cocidas, pues con la bechamel ya me parece suficientemente calórico y sabroso, pero eso va a gustos.
- Opcionalmente le podemos añadir a la menestra algunos tacos de jamón serrano, bacon, chorizo, restos de pollo asado, etc., para que resulte un plato más sabroso y con un pequeño extra de proteínas. También podemos sustituir la menestra por cualquier otra verdura de nuestra elección.
- No es necesario añadirle sal a las patatas, pues la bechamel, el queso y la menestra ya le aportan suficiente.

Nada más por ahora, espero que el inicio de semana no se os haga muy cuesta arriba.
De nuevo, y no me cansaré de repetirlo, gracias por dedicar unos minutos de vuestro tiempo a hacerme una visita, lo valoro muchísimo :)

viernes, 4 de septiembre de 2015

PIZZETAS DE PAN VARIADAS PARA EL #DÍADELAPIZZA



Soy un culo inquieto, no lo puedo remediar. Aunque ahora tengo un poco más de tiempo libre, no suele ser algo que acostumbre a pasarme. Entre el trabajo que me va saliendo, los estudios, la casa, y, por supuesto, dedicarle tiempo a mi pareja y a mi familia, termino exhausta la mayoría de los días... muy cansada, si, pero satisfecha y feliz.
Y en cuántos más líos me meto, en más me quiero meter, y sobre todo si me gusta lo que hago, como es el caso de la cocina. Me encanta conocer y probar nuevas recetas y compartirlas con otras personas a las que les apasiona lo mismo que a mí, y eso es lo que me está pasando con el blog y el motivo principal porque el que lo estoy disfrutando tanto.
Hará un par de semanas que Noemi, autora del blog TodoCooking me invitó a participar en un evento online que no he querido perderme por nada del mundo: El Día de la Pizza. ¡Y aquí estamos! Redactando e intentando conseguir unas fotos medio decentes a las tantas de la noche y dejándome la vista en ello, pero encantada de que se cuente conmigo y encantada sobretodo por el plato escogido. ¡Gracias Noemi! :)
Qué puedo decir de la pizza, la bendita pizza... Uno de los platos italianos más famosos y apreciados del mundo, sobretodo por los propios italianos. Una receta sumamente simple y que contempla pocos pero genuinos ingredientes: harina, levadura, agua y sal, un poco de paciencia y buena mano. En cuanto al relleno, la pizza admite infinidad de ingredientes, siendo la pizza Margarita la más conocida, aunque ¿Quien no ha probado u oído hablar de la pizza Marinera, la Caprichosa, la Boloñesa, la Cuatro Quesos...? En fin, existen cientos, tal vez miles de variedades de pizza, a cual más fácil y rica.
Tengo ya publicadas un par de recetas donde empleo masa casera como base para elaborar unas riquísimas cocas saladas (la coca de calabacín y cebolla y la coca de verduras y york), así que esta vez, viendo que muchas de las propuestas que se han presentado tampoco contemplan la masa clásica y, sobretodo, por la falta de tiempo debido a mi gran despiste (mil disculpas de nuevo), me he decidido por aprovechar unas rebanadas de pan algo seco que tenía en la panera como base para elaborar unas sencillas pero deliciosas pizzetas de pan.
Se trata de una receta exprés y de aprovechamiento que suelo prepara mucho en casa para cenar o picar algo mientras vemos una película o tenemos invitados. Estas pizzetas nos permiten dar salida a los restos de carne, verduras, queso, etc., que tengamos rondando por la nevera y aprovechar el pan duro que nos haya sobrado de una manera distinta y muy original.
Una de las condiciones que Noemi puso para la elaboración de la recetas era que no se perdiera la esencia de lo que es una pizza, independientemente de cómo estuviera preparada, y yo he intentado que así sea. Por eso he empleado unos ingredientes de relleno bastante clásicos. Pero, como he dicho con anterioridad, los ingredientes que admite son infinitos y nos permitirán tener listas en pocos minutos unas deliciosas pizzetas, hechas totalmente a nuestro gusto.
Sin más, os dejo con los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 4 pizzetas):
- 4 rebanadas de pan de payés o rústico rebanado
- 4 cucharadas soperas de tomate frito de calidad
- 4 cucharadas soperas de queso mozzarella rallado o similar
- Relleno: palitos de surimi, jamón york, atún, salchichas, gambas peladas, cebolla picada, olivas, maíz, etc. Al gusto.
- Orégano, al gusto.

- Pre calentamos el horno a 210º.
- Sobre la bandeja de horno cubierta de papel de aluminio, colocamos las rebanadas de pan, las untamos de tomate, espolvoreamos con un poco de orégano y colocamos los ingredientes al gusto (surimi, jamón york, olivas, cebolla...), terminando siempre con el queso.
- Introducimos las pizzetas en el horno durante 10 minutos, o hasta que tengan el dorado deseado.
- Apagamos el horno, retiramos las pizzetas y las servimos al momento, espolvoreadas con orégano si nos gusta.




Notas:
- También podemos emplear panes de pita o pan de molde para elaborar estas pizzetas, pues el resultado es igual de rico. Lo único que debemos tener en cuenta es que el pan aguante la humedad y el peso del relleno.
- Algunas combinaciones que os recomiendo son: queso de cabra y pimientos con miel, jamón dulce con champis y mozzarella, carne picada con salsa chimichurri, etc. Imaginación al poder.

Nada más por ahora. Espero que os haya gustado mi aportación al #DíaDeLaPizza y que nos ayudéis a hacer difusión, las propuestas que he visto hasta ahora merecen mucho la pena.
¡Feliz fin de semana!

martes, 1 de septiembre de 2015

ARROZ BASMATI CON PASAS, ALMENDRAS Y CEBOLLA



Poner orden y dejar más o menos cerrados algunos temas personales que me traían de cabeza últimamente, la disponibilidad de algunos días más de descanso, el querer aprovechar al máximo el final del verano y, para rematar, la Fiesta Mayor de mi pueblo, han sido los culpables de que lleve algunos días más perezosa y desconectada de lo habitual. Y, siendo sincera, ha sido un mini-respiro que me ha sentado de maravilla. El mes pasado fue un mes de locos, literalmente, y necesitaba poner el cerebro en modo semi-off, no tenerlo ocupado por tantos y tantos temas banales y dedicarme a hacer el bicho bola hasta, por lo menos, más tarde de las 7 de la mañana, a leer hasta las tantas de la noche, a quedar con las amigas y ponernos al día, a pasear al atardecer, a comer lo que me apetecía y, por supuesto, a cocinar, esa terapia que nunca falte.
Hoy comienza septiembre, y ya no tengo excusa para seguir remoloneando porque, me guste o no, lo que dejo de lado antes de un descanso siempre sigue estando ahí para cuando vuelvo y sigue necesitando de mi atención... Pero bueno, al menos ahora me lo puedo tomar con más calma, y retomarlo poco a poco, dejar que ocurra y dejar que pase. Lo retomo, eso si, con más energía, más positivismo y algún que otro nuevo proyectillo entre manos, así que la cosa pinta mejor a corto plazo, iremos viendo...
En abril publiqué una receta de arroz salteado con salsa romesco y, revisando el histórico de entradas desde entonces, me he dado cuenta de que no he publicado ninguna receta más con este cereal. No tengo perdón de dios, con lo que nos gusta y lo mucho que lo preparo en casa... quizás, al ser recetas tan básicas y sencillas, de las del día a día, no he considerado relevante dedicarles un post, o quizás también la pereza, o el pensar "para la próxima, lo mejoro y me pongo..". En fin, sea por lo que sea, hoy traigo receta con arroz, que ya tocaba.
Se trata de una guarnición dulce-salada que probé hace mucho tiempo en un restaurante árabe y que suelo preparar con relativa frecuencia como alternativa mucho más ligera a las clásicas patatas fritas. Se suele servir como acompañamiento, especialmente con carne y/o pescado, aunque sólo también constituye un entrante delicioso. En cualquier caso se trata de una receta muy sencilla, aromática y nutritiva. Las uvas pasas le aportan el toque de dulzor y la cebolla y la almendra, el toque de salado y amargor. Una propuesta ligera y muy sabrosa que os recomiendo probar.
Vamos con los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para guarnición de 2 personas):
- 125 gramos de arroz basmati
- 1 cebolla mediana
- 3 cucharadas de pasas sultanas
- 2 cucharadas de granillo de almendra
- Un chorrito de vino dulce (opcional)
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave.
- Curry, pimentón y sal, al gusto.

- Primero coceremos el arroz como acostumbremos a hacerlo. Lo dejamos enfriar, lo lavamos para quitar el exceso de almidón y lo reservamos.
- Limpiamos y picamos muy menuda la cebolla, y la salteamos en una sartén con el aceite a fuego medio un par de minutos. Pasado este tiempo, agregamos las pasas, el granillo de almendra, las especias y la sal, y salteamos hasta que la cebolla esté transparente. Podemos agregar un poco de vino dulce y dejar reducir.
- Seguidamente, agregamos el arroz, salteamos todo junto unos instantes y retiramos.
- Servimos inmediatamente, espolvoreado con un poco de perejil o cilantro picado.





Notas:
- Para esta receta se puede emplear cualquier tipo de arroz, pero merece la pena decantarse por el basmati porque tiene menos almidón, aguanta mejor el salteado y queda mucho más suelto.
- Si os sobra arroz, podéis agregarle algún resto de carne, verdura, huevo, pescado, etc., y tener así un salteado mucho más completo y de aprovechamiento.
- Podemos jugar con las especias e ir probando combinaciones distintas, así como acompañar con alguna salsa a nuestro gusto o añadirle cualquier otro fruto seco. Con salsa de soja y piñones, por ejemplo, está también muy rico.

Nada más por ahora. Mil gracias por aguantarme hasta en vacaciones, y espero que la vuelta a la rutina no se os haga muy cuesta arriba :)