sábado, 10 de septiembre de 2016

PIMIENTOS RELLENOS DE SALMÓN Y FRUTOS SECOS PARA #LAVUELTAALCOLETS



"... Y a ver si te bajas alguna tarde más y nos tomamos un café o algo, que parece mentira que seamos prácticamente vecinas y te haya visto 4 veces contadas en todo el verano, hija...".
Esta ha sido la frase con la que hoy, día 9 de septiembre, siendo casi las 3 de la tarde y con toda la intención de tocarme un poco la "patata", mi señora madre se ha despedido de mi después de haberle hecho una visita rápida. Y la verdad, siendo sincera conmigo misma y aunque me pese, razón no le falta... ¿Pero cómo es posible que ya haya terminado el verano? ¿Nos hemos plantado ya en septiembre, de verdad de la buena? 
Después de mucho reflexionar he llegado a la conclusión que, al ritmo con el que a veces transcurren mis días, voy a tener que darme prisa, porque igual me despierto una mañana, es día 25 de diciembre y me pilla sin mantecados, polvorones, turrones ni nada de nada...
Vale, vale, ahora enserio... Vaya culo inquieto estoy hecha. Desde siempre, soy de ese tipo de personas que no saben estar sin hacer nada, para las que el tiempo parece que no pase cuando no se tiene apenas nada que hacer, y a las que les resulta un auténtico calvario plantearse estar unos días en casa "descansando". En cambio, y aunque sea irónico a rabiar, cuando nos levantamos por la mañana y visualizamos nuestro día, nuestra semana, nuestro mes o nuestra temporada llena de cosas que hacer (ya sea por trabajo, estudios, proyectos más personales o todo a la vez) y no nos queda otra que seguir una rutina e intentar llegar a todo, los días se van sucediendo mucho más rápido de lo que quisiéramos y al final todo termina mucho más rápido de lo que nos gustaría.
Cuántas y cuántas veces me habré dicho a mi misma "Madre mía Debora, menuda temporada te espera..." Y al final, el 99% de las veces (siempre me reservo un margen de error, que una no tiene una memoria tan exacta...) he sobrevivido, he aprendido un montón, lo he disfrutado como una cría e incluso lo he llegado a extrañar muchísimo después.
Así ha sido precisamente nuestro verano. Un verano que, tal y como os comentaba en mi última entrada, pintaba intenso desde el principio y que ha sido mucho más que eso. Empezando por nuestra boda y continuando con nuevas oportunidades laborales, alguna que otra escapada fugaz, visitas de amigos y familiares a los que llevábamos muchísimo tiempo sin ver y otros proyectos más personales que tengo previsto explicaros en unos días, junio, julio y agosto han sido unos meses de locura, de ir paso a paso, estableciendo prioridades e intentando llegar a todo lo que se ha podido. Qué os voy a contar, si todos hemos tenido, tenemos y tendremos épocas así, en las que nos toca renunciar a unas cosas y tirar para adelante con otras, ¿Verdad?
En mi caso no puedo quejarme, pues haciendo de nuevo alusión a mi señora madre, "sarna con gusto no pica" y he estado y sigo estando realmente contenta con el transcurso de mis días, así que voy a seguir disfrutándolo hasta que dure. De momento preveo seguir ocupada pero teniendo un poco más de tiempo para mi, por suerte.
Es por eso precisamente por lo que me hace tanta ilusión volver a publicar después de dos meses sin hacerlo. Y lo hago con el doble de ganas, pues pensaba que tampoco llegaría a tiempo de participar en la iniciativa de La Cocina Typical Spanish de este mes y al final, aunque apurando un poco, he podido preparar algo decente para la ocasión , ¡Toma ya!
Septiembre es para la mayoría "el mes de las vueltas". Las vacaciones llegan a su fin y toca volver a casa, al trabajo, a la universidad, al instituto... Pero los protagonistas indiscutibles de este mes son los peques de la casa y la famosa operación "Vuelta al cole", así que este reto va por ellos.
Recuerdo perfectamente la ilusión que me hacía a mi volver a empezar el curso, no sólo por el hecho de reencontrarme con mis compañeros y ponernos al día explicándonos nuestras "hazañas" veraniegas, sino por todo el trajín previo al primer día de clase: Preparar la mochila, cotillear los libros nuevos, ordenar el armario... Eso sí, y como ya os he comentado en más de una ocasión, en casa nunca nos ha faltado de nada pero tampoco íbamos sobrados de dinero precisamente. Por eso, igual que se hacía a la hora de cocinar, todo lo que se podía aprovechar y "reciclar" de un año para otro se aprovechaba y yo, como  me crié con esa mentalidad, iba al cole con el mismo estuche y la misma mochila que el año anterior, pero más feliz que una perdiz.
Septiembre también significaba para mi volver a los almuerzos en casa de mis yayos, pues mis padres casi siempre estaban trabajando llegado el mediodía. Y septiembre también significaba para mi yaya, aunque el calor todavía no nos hubiera dado tregua, volver a los platos contundentes y "de cuchara": Que si potaje de lentejas, que si potaje de judías, que si cocido... Si, como podéis suponer, mi trabajito me costaba comérmelos después de una mañana agotadora de clases y a unos 25ºC a la sombra, pero la mayoría de veces mi esfuerzo se veía recompensado… Os cuento: Mi abuela siempre ha tenido y tiene un don innato para aprovechar las sobras de cualquier plato, don que también ha heredado mi madre y que yo intento poner en práctica siempre que puedo.
Con los restos de carne del cocido, por ejemplo, preparaba una ropa vieja deliciosa o un relleno para pimientos que estaba más rico aún, si cabe.
Han sido precisamente los "pimientos de cocido" de mi yaya los que me han inspirado para preparar mi propuesta de este mes, unos pimientos rellenos de salmón y frutos secos que han sido sin duda alguna el descubrimiento culinario de la temporada y que pienso preparar muchas veces más.
En un principio mi intención era rellenarlos de atún, pero teniendo un par de lomos hermosos de salmón a la plancha en la nevera que me habían sobrado del almuerzo anterior, no dudé ni un segundo en usarlos para preparar el relleno y fue una decisión completamente acertada.
Para ir terminando (lo sé, me enrollo más que las persianas, no lo puedo evitar...) la mayoría sabréis que no tengo hijos ni nenes a mi cargo, pero lo que sí tengo es la sensación constante de vivir con un "nene grande" que, a pesar de tener ya 25 añazos largos, aún sigue sin ser demasiado amigo de las verduras. El pimiento, por ejemplo, es una de las que menos tolera pero, oye, desde que se los preparo rellenos se los come apenas sin rechistar... En algo hemos avanzado, ¿Verdad?
En fin, os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 2 pimientos verdes italianos grandes (unos 75-100 gramos cada uno)
- 2 lomos de salmón a la plancha medianos (unos 100-120 gramos cada uno)
- 3 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 1/2 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 15-20 pasas sultanas sin pepitas
- Una cucharadita de granillo de almendra o 4/5 almendras picadas
- 1 vasito (100 ml aprox.) de vino blanco de cocina
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
- Sal, perejil, pimentón dulce y pimienta, al gusto

- Para empezar, lavamos muy bien los pimientos, les cortamos el rabillo y los despepitamos con la ayuda de una cuchara sopera, intentando que no se rompan. Los lavamos bien también por dentro y reservamos.
- Cortamos la cebolla y el ajo en dados pequeños y reservamos.
- Desmenuzamos bien el salmón, eliminando toda la piel y las espinas que pueda tener, y también reservamos.
- Ponemos el aceite a calentar en una sartén a fuego medio y doramos bien la cebolla y el ajo (4-5 min). Añadimos entonces el tomate triturado, las pasas y las almendras, y rehogamos un par de minutos más. Seguidamente, añadimos el vino, el salmón desmenuzado, la sal y las especias al gusto y dejamos que se cocine hasta que el vino se haya evaporado (unos 5-7 min), removiendo de vez en cuando. Por último, retiramos del fuego y dejamos enfriar por completo.
- Antes de continuar, encendemos el horno y lo precalentamos a 190ºC, calor arriba y abajo.
- Una vez el relleno esté frío, procederemos a rellenar los pimientos: Con la ayuda de una cuchara sopera, tomamos porciones de relleno y las introducimos con mucho cuidado en los pimientos, intentando que no se rompan y presionando hacia abajo para que queden bien rellenos.
- Una vez rellenos, colocamos los pimientos sobre papel de aluminio, los regamos con un poco de aceite de oliva y los envolvemos bien, asegurándonos de que la envoltura de aluminio queda bien sellada.
- Colocamos los pimientos sobre una bandeja o fuente de horno y los horneamos a 190ºC durante 1:15h - 1:30h aproximadamente (dependiendo de si los preferimos más "al dente" o más tiernos).
- Pasado este tiempo, sacamos los pimientos de horno y los dejamos templar unos 20 minutos antes de quitarles la envoltura.
- Para terminar, servimos los pimientos rellenos templados (1 por persona) con alguna guarnición y/o salsa a nuestra elección (puré de patatas, patatas al horno, patatas fritas, arroz salteado sencillo, un poco de mayonesa, etc.).




Notas:
- Si os gustan las verduras "al dente", con apenas 1h-1:15h de horneado tendréis los pimientos listos. Si, en cambio, preferís que queden más blanditas y cocidas, os recomiendo hornearlos unos 15 minutos más. 
- Os recomiendo no desenvolver los pimientos durante el horneado y comprobar su punto simplemente presionándolos un poco sobre el papel de aluminio pues, si lo hacemos, luego nos resultará muy complicado volverlos a sellar bien, perderán el calor y la humedad interior y quedarán más secos y menos asados.
- Si los pimientos tienen una piel muy gruesa puede resultar molesta a la hora de comer. Una vez asados y templados podemos quitársela sin problemas, pues se desprende fácilmente.
- Combinar pescado (especialmente azul) con algún tipo de fruto seco dulce es algo que siempre se ha hecho en casa y que personalmente me encanta, pero si no lo añadimos quedan unos pimientos ricos igual.
- Para mejorar la presentación final, podemos conservar el "rabillo" de los pimientos y colocarlo a modo de tapa una vez los tengamos en el plato. Esto también ayuda a evitar que el relleno se salga.
- Con restos de carne del cocido o de pollo asado, de atún, de bacalao, de carne a la boloñesa, añadiendo un poco de arroz o patatas a dados, etc. Las posibilidades de rellenos y de guarniciones son infinitas y van a gusto de cada un@, así que imaginación al poder.




Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Todavía no hemos "vuelto al cole" oficialmente (aquí las clases empiezan el próximo día 12), pero yo ya me he auto-impuesto la tarea de visitar todos vuestros blogs y ver qué cosas ricas habéis estado cocinando este verano, así que esperad mi visita estos días :)
Os dejo el enlace al recopilatorio con el resto de aportaciones de mis compis. Como siempre, no tiene desperdicio y seguro que vuestros nenes os lo agradecerán mucho si os animáis a poner alguna de las recetas en práctica. O dos, o tres, o...
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!