Y es que, señoras y señores, en casi medio mes que llevamos yendo a almorzar (o a hacer el "lunch", como lo llaman aquí) al bar del trabajo, hoy ha sido la primera primerísima vez que nos han servido una guarnición en nuestro plato principal que no eran patatas fritas... ¡Y cuantísimo lo ha agradecido nuestro paladar y nuestro estómago! Que en este país se ponen ciegos a patatas fritas es algo que no nos ha pillado por sorpresa ni mucho menos, y la verdad es que no estamos comiendo tan mal como nos esperábamos, pero de ahí a que CADA DÍA se zampen una ración tamaño plato sopero para acompañar la especialidad del día (pollo o pescado al horno, sandwich, hamburguesa, sopa...) y que encima te llamen "rarita" si pides que te lo cambien por una ensalada... En fin, no creo que lleguemos a acostumbrarnos a eso, y tampoco es que sea nuestra intención precisamente...
Menos mal que el cocinero que se encarga de "alimentarnos" es un hombre indio la mar de majo que nos ha asegurado que, aunque sea de vez en cuando, suele preparar platos similares al "creamy chicken with spiced rice" (pollo cremoso con arroz especiado) del que hemos dado buenísima cuenta hoy. Entre eso, las cenas que hagamos en casa y los trapicheos de productos "typical spanish" que pretendemos empezar en breve con nuestros señores padres, nuestro panorama alimenticio-gastronómico no pinta mal del todo, ¿verdad?
Y bueno, hablando de las cositas ricas que tenemos por nuestra tierra y lo bien que se come...
Ya casi es día 10 y, como cada mes desde que la conocí, me toca presentar (y encantada de la vida) mi propuesta para la iniciativa de La Cocina Typical Spanish. Acabada la etapa de anfitriones con una #guerradeanfitrionesTS que dió muchísimo de sí, este mes nos han brindado la oportunidad de elaborar platos de pasta, sí, sí... ¡¡de pasta!! Lo nunca visto ni "permitido", así que no podía perdérmelo por muy lejos que esté y poco tiempo que tenga. Además, pude catar y enviar mi receta dias antes de empezar a trabajar aquí, así que ha sido cuestión de "ponerla bonita" a ratos.
No puedo decir que la mía sea de esas recetas de pasta tipo canalones, macarrones "de la abuela" fideos a la cazuela y demás, que siempre se han preparado en casa y que nos encantan. Lo que sí puedo decir es que, desde que di con ella hará cosa de 3 años, suelo comprar las calabazas más grandes con tal de que me de para una buena olla de crema y esta deliciosa salsa.
Mis suegros van cada año desde que se celebra (y ya va por su 13º edición) a la Fira de la Carbassa (Feria de la Calabaza) de Sant Feliu de Codines, un pueblecito de Barcelona, y siempre vuelven encantados.
El atractivo principal de esta feria es el concurso de calabazas de más peso (¡algunas superan los 400 kilos!), pero también suele contar con espacio para las esculturas hechas con esta hortaliza, y, por supuesto, una muestra gastronómica donde degustar diferentes variedades.
Los dos años que estuve viviendo con ellos no tuve oportunidad de ir porque siempre estaba estudiando, así que mi suegra nos trajo en ambas ocasiones unas figuritas la mar de monas y varios folletos de información, entre ellos algunos con sugerencias y recetas.
Me vais a disculpar porque no recuerdo si era un folleto de una tienda, restaurante, etc., lo único que recuerdo es dar con la receta, escribirla en una hoja de mi libreta, ir a comprar los ingredientes y ponerme manos a la obra al día siguiente... ¡Y menuda salsa rica!
Mucho tiempo después, ya viviendo mi chico y yo solos, sigo preparándola y no nos cansamos de ella, pues es tan sencilla, tan suavecita, tan diferente... Acompañada de queso rallado, por ejemplo, es ideal para pastas y apta para vegetarian@s, pero tampoco os dejará indiferente si la probais con alguna carne o pescado, os lo aseguro.
En fin, sin más dilaciones, os dejo con los ingredientes y la preparación:
Ingredientes (para 2 raciones grandes):
- 180-200 gramos de espirales de pasta
- 200 gramos de calabaza (peso sin piel)
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- Una cucharada sopera de aceite de oliva suave
- 15-20 piñones pelados
- Sal y pimienta, al gusto
- Agua de la cocción de la pasta
- Queso crema, opcional y al gusto
- Antes de empezar, precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Pelamos y cortamos la calabaza, la cebolla y los ajos y los colocamos en una bandeja de horno.
- Salpimentamos las verduras al gusto, regamos con el aceite y horneamos a 180 ºC unos 35-40 minutos, o hasta que la calabaza esté blanda. Retiramos y dejamos templar.
- Por otro lado, cocemos la pasta como solamos hacerlo habitualmente y reservamos medio vaso (75-100 ml aprox.) del agua de cocción.
- Ponemos las verduras asadas y el agua en el vaso de la batidora y trituramos hasta que quede suave y cremosa. Podemos añadirle también un poco de queso crema al gusto.
- Seguidamente, tostamos los piñones en una sartén sin aceite a fuego vivo, hasta que tomen color.
- Para terminar, repartimos la pasta en dos platos y la servimos con una buena cantidad de salsa por encima y terminada con un puñado de piñones tostados y/o queso rallado al gusto.
Notas:
- Hornear las verduras para preparar esta salsa hace que quede mucha más rica, con un sabor a asado muy característico. Para variar un poco o si no disponéis de tanto tiempo, podéis rehogarlas con un chorrito de aceite y vino en una sartén o incluso usar calabaza cocida de esa que venden en muchos supermercados.
- Para variar un poco, se pueden sustituir los piñones por cualquier otro fruto seco al gusto, así como variar las especias. Como siempre os digo, imaginación y gusto al poder.
Y esto es todo, por ahora. Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Os recomiendo echarle un ojo al resto de aportaciones de mis compis de reto, estoy segura de que va a ser un recopilatorio estupendo, como de costumbre :)
¡Muchísimas gracias por seguir ahí, y nos vemos (leemos) en breve!
Fotos: MarcRT Studios