domingo, 31 de mayo de 2015

PASTEL DE PATATA Y BERENJENA



Cuando voy al mercado o a la frutería y me hacen una buena oferta, especialmente si lo que me dispongo a comprar me gusta, me cuesta muchísimo resistirme. No tengo remedio, lo sé, primero compro y luego, si eso, pienso en qué hacer con ello. He de decir a mi favor, eso si, que de este modo comemos cosas que quizás de otra manera no habría comprado y que me animan a darle vueltas a la cabeza para sacarle el máximo partido al producto en si.
A principios de semana fui a una de mis fruterías favoritas de mi pueblo, y supongo que al estar ya a punto de cerrar, el frutero me propuso llevarme casi dos quilos de berenjenas por 60 céntimos. Y con lo que me gustan a mi las berenjenas, cómo iba a decirle que no... El "problema" lo tuve al llevar a casa y pensar: "Bueno, a ver como me las arreglo ahora con tanta berenjena en el cajón de las verduras...". Y ya llevo casi una semana incluyendo berenjena en casi todos los platos que he cocinado, como para hacer un monográfico o algo así.. en fin.
Este pastel de patata y berenjena ha sido, sin duda alguna, el plato que más nos ha gustado de todos. Es parecido a la famosa Musaka griega, un plato que nos encanta desde que lo comimos por primera vez y que suelo preparar en casa con bastante frecuencia.
Tenía en la nevera una escalopa de ternera con la que me disponía a preparar los rollitos de ternera con queso crema y pimientos que ya os enseñe hace unos días, pero en el último momento decidí darle otro enfoque al tema y usarlo como si de carne picada se tratase para preparar este pastel, sofriéndola con un poco de tomate y cebolla.
Capa de patata, capa de carne, capa de berenjena, capa de carne... y así hasta terminar con todo, cubrir con un poco de bechamel ligera, queso y a gratinar. Como mínimo, tentador suena.
La verdad es que resulta un plato muy completo a la vez que ligero, con una combinación de sabores deliciosa y que no requiere mucho trabajo. Una buena ración de este pastel junto a una fruta o un yogur resulta una comida rica y equilibrada. Yo me llevé un tupper al trabajo al día siguiente y he de decir que hasta frío está rico.
Espero que os guste.




Ingredientes (para tres raciones hermosas):
Para el pastel:
1 berenjena grande
2 patatas grandes
1 escalopa de ternera de unos 300 gramos
Media cebolla
3 cucharadas soperas de tomate natural triturado
1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
Media cuchardita de café de azúcar
Sal, orégano y ajo en polvo, al gusto.

Para la bechamel ligera:
2 nueces de mantequilla o 2 cucharadas soperas de aceite de girasol
1 cucharada sopera de harina
1 vaso de leche desnatada
Sal, pimienta negra y nuez moscada, al gusto

-  Para empezar, pre calentamos el horno a 180º e introducimos la berenjena y las patatas bien envueltas en papel de aluminio para que se asen lentamente. La berenjena tardará una hora y las patatas una hora y cuarto más o menos. Habrá que darles la vuelta cada 10-15 minutos.
- Una vez tengamos todo asado, lo dejamos templar para poder manipularlo sin quemarnos.
- Mientras se templan las verduras, picamos la escalopa todo lo pequeña que podamos y hacemos lo mismo con la cebolla.
- En una sartén a fuego medio calentamos la cucharada de aceite y añadimos la cebolla y la carne a la vez. Cocinamos unos 5 minutos y añadimos el tomate, el azúcar, las especias y la sal al gusto. apagamos el fuego pasados otros cinco minutos y reservamos.
- Ahora pelamos las patatas y las laminamos, igual que la berenjena.
- Seguidamente, montamos el pastel: empezamos haciendo una base de patata, encima colocamos la mitad de la carne, otra capa de berenjena, el resto de la carne, el resto de berenjena y terminamos con una capa bien gordita de patata.
- Para preparar la bechamel ligera, ponemos un cazo a fuego medio con el aceite o la mantequilla y cuando esté caliente añadimos la harina y removemos hasta que se dore. Seguidamente añadimos la leche, la sal, la nuez y la pimienta al gusto, sin dejar de remover, hasta que tenga el espesor deseado y no quede una salsa grumosa.
- Bañamos el pastel con la bechamel, cubrimos de queso rallado y gratinamos en el horno a 220º durante unos 15 minutos, según el dorado que queramos.
- Sacamos del horno el pastel y lo apagamos. Dejamos templar un rato y servimos cortado en porciones del tamaño que más nos guste.




Notas:
- Muchas recetas similares que he encontrado en Internet llevan la berenjena y las patatas fritas y, aunque eso va a gustos, yo creo que en este caso es perfectamente prescindible y además nos permite ahorrarnos una buena cantidad de calorías.
- A veces también añado entre capa y capa de carne alguna de queso crema, y reduzco la cantidad de bechamel. Así este pastel queda un poco más jugoso, y la combinación de sabores es muy rica. También se puede emplear atún en vez de carne para hacer el sofrito.

¡Espero que os guste, y feliz inicio de semana!

miércoles, 27 de mayo de 2015

COCA INTEGRAL DE BERENJENA, CEBOLLA Y YORK



Tal y como os explicaba hace unos días en la entrada de los bizcochitos integrales de canela, me veo obligada a cuidar mucho mi alimentación, intentando que sea sobretodo rica en fibra, líquidos y grasas saludables. Mi condición me ha obligado y me sigue obligando a buscar y a probar recetas que sean buenas para mi, que me sienten bien y que, sobretodo, me permitan disfrutar del placer de comer sin renunciar a la salud.
Con el paso de los años he aprendido qué alimentos y qué preparaciones me sientan mejor y peor y, por consiguiente, cuáles de ellas han pasado a formar parte de mi dieta habitual y cuáles he de modificar o, directamente, dejarlas sólo para muy de vez en cuando.
Como es bien sabido, la mayoría de cosas que se comercializan como refinadas (harinas, pastas, arroz...) las tengo bastante limitadas, una o dos veces por semana a lo sumo. Para alguien que adora la pizza, la pasta y el pan, fue realmente complicado al principio y la verdad es que el mercado no me lo solía poner nada fácil porque, aunque ahora la situación haya cambiado bastante, encontrar masa de pizza integral, bollería integral o pan integral (del de verdad, no del pseudointegral que venden en todas partes), sigue siendo bastante difícil y, por supuesto, mucho menos económico.
Visto lo visto, de nuevo me tocaba experimentar, qué remedio...
La coca que hoy os presento es interesante por la masa que lleva, y no tanto por el relleno, que en casa suele ser totalmente improvisado con lo que haya en la nevera. Esta vez dio la casualidad que un par de días antes había ido a la frutería y las berenjenas estaban de oferta, así que cayeron casi dos quilos y tengo que darles salida.
La masa es muy rica en fibra dado que he substituido la mitad de la harina por salvado de avena 100% integral, un producto que nunca falta en mi despensa y que me viene como mano de santo, pues contiene un 50% de fibra total y además es muy versátil y se puede emplear en multitud de preparaciones (bizcochos, pizzas, pan, galletas...).
El resultado ha sido una coca muy ligera, con una masa bastante gordita y esponjosa sin dejar de ser crujiente, y con unas verduras que casan de maravilla. Estaba tan rica que mi pareja también quiso un trozo para la cena y yo me guardé un poco para llevarme al trabajo al día siguiente, con eso os lo digo todo.
Espero que os guste.




Ingredientes (para una coca bastante grande):
Para la masa:
4 cucharadas soperas de harina
3 cucharadas soperas de salvado de avena
Medio sobre de levadura de panadería
2 vasos de agua
Sal y aceite de oliva suave, al gusto

Para el relleno:
3 cucharadas soperas de tomate frito de calidad
1 berenjena mediana
1 cebolla pequeña
100 gramos de tacos de jamón york
Aceite de oliva suave y orégano, al gusto

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 180º.
- Empezamos preparando la masa: en un bol, añadimos la harina, la levadura, el salvado y la sal, y mezclamos en seco. Seguidamente, añadimos el agua y mezclamos con las manos hasta obtener una masa homogénea que dejaremos reposar como mínimo una hora tapada en un lugar cálido.
- Una vez el horno esté caliente, metemos la berenjena entera y la cebolla cortada por la mitad para que se asen, dándoles una vuelta de vez en cuando. Tardarán unos 40 minutos. Sacamos las verduras y las dejamos templar.
- Una vez la masa haya doblado su tamaño, amasamos de nuevo durante unos 5 minutos y la estiramos sobre la base de la bandeja del horno bien engrasada. No debe quedar demasiado fina.
- Seguidamente, cubrimos la base de la coca con el tomate frito y el orégano.
- Aparte, troceamos la cebolla, la berenjena y el jamón york, y lo añadimos todo sobre la coca de la manera que prefiramos.
- Dejamos la coca reposar durante unos 20 minutos e introducimos en el horno a 180º durante unos 30-35 minutos, o hasta que veamos que ha subido lo suficiente y ya está dorada.
- Por último, sacamos la coca del horno, la dejamos templar un par de minutos, cortamos en porciones y servimos, espolvoreada con más orégano o incluso con un poco de aceite de oliva si nos gusta.




Notas:
- Esta coca apenas lleva sal, únicamente la de la masa y la que pueda tener el tomate frito. Para nuestro gusto no la necesita, pero si eres muy salero no dudes en añadirle un poco más.
- El salvado es un producto que absorbe mucha agua, de ahí la cantidad utilizada. Se puede preparar perfectamente la masa con harina blanca normal, reduciendo la cantidad a 1 y 1/2 vasos.
- En casa nunca le retiramos la piel a la berenjena porque nos gusta mucho y además es muy rica en fibra, pero si optáis por hacerlo, al estar la berenjena asada, es muy fácil y la estética del plato mejora bastante.

Espero que os guste, y de nuevo muchas gracias por estar siempre ahí.
¡Feliz jueves!

lunes, 25 de mayo de 2015

TARTALETAS DE PIÑA A LA CATALANA. SEGUNDO RETO ALFABETO DULCE



Mi estreno en el Reto Alfabeto Dulce no ha podido ser mejor. El mes pasado me (nos) tocó cocinar una receta con hierbabuena, un ingrediente que nunca había usado más allá del té o para añadírselo al caldo de puchero... Al final pude apañármelas medio bien, y parece que el resultado gustó bastante, tanto a Ana como al resto de participantes del reto, y eso me motivó todavía más de cara al mes siguiente. Pocos días después, mientras me tomaba el café y revisaba el correo y demás, me di cuenta que tenia bastantes notificaciones en facebook. Cual fue mi sorpresa al enterarme que había sido la elegida para escoger el ingrediente del mes de mayo, uno que empezara por la letra I.. !Buuufff! Me hubiera encantado encontrarlo, de verdad, pero lo acabé dejando por imposible, no hubo manera. Al final, Ana me dijo que con que el ingrediente contuviera la letra "I" era suficiente. Bueno, bueno, ahora si que las posibilidades se multiplicaban por mil... Obviamente, se trata de que el ingrediente escogido sea suficientemente versátil y accesible para que todos los que participamos podamos aportar nuestro granito de arena. Por eso, de entre todas las ideas que se me ocurrieron, me decidí por la piña, una fruta que da mucho juego, se puede encontrar fácilmente tanto fresca como en conserva, y es deliciosa y muy sana, ideal para esta época del año. Eso si, he de decir que Ana fue muy atenta conmigo, tanto haciéndome propuestas como ayudándome a tomar la decisión final.
Bien, sin alargarme más, os presento mi propuesta.
La piña con crema catalana o "a la catalana" es un postre que se sirve en algunos restaurantes de Cataluña y que me trae muy buenos recuerdos. Cuando era una niña, mis padres trabajaban muchísimo y durante la semana apenas los veía, por lo que el fin de semana siempre lo dedicaban a estar conmigo y nos pasábamos el día de arriba para abajo: íbamos a los recreativos, de compras, a la playa en verano, y por supuesto a comer fuera. Mi madre siempre siempre siempre tomaba de postre piña a la catalana, le encantaba y, además, ya tenía fichados dos o tres sitios donde, según ella, la hacían más rica. Mi padre y yo casi nunca pedíamos postre, pero era rara la vez que no acabábamos pidiéndole a mi madre un poquito del suyo... Ais, algunos recuerdos se guardan con tanto cariño...
Se trata de un postre bastante ligero y sencillo de hacer, y la combinación del ácido de la piña con el dulce suave de la crema catalana resulta deliciosa. Como recipiente se suele utilizar la propia cascara de la piña, una manera muy original de servir este postre si se trata de una pieza no demasiado grande, o tartaletas, como he hecho yo, y empleando piña al natural en conserva. Se remata justo antes de servir caramelizando un poco de azúcar por encima, pero si no tenéis quemador o no lo vais a servir al momento, la canela y el caramelo líquido también valen, por supuesto.
Os dejo la receta, espero que os guste.



Ingredientes (para unas 8 tartaletas):

Para la masa quebrada neutra:
180 gramos de harina de repostería + un poco para amasar
100 gramos de mantequilla
1 huevo
una pizca de sal
una pizca de azúcar

Para el relleno:
500 ml de leche
1 sobre de preparado de crema catalana (o natillas en su defecto)
5-6 cucharadas soperas de azúcar
4 rodajas de piña al natural en su jugo + unos trozos para decorar
Caramelo, canela o azúcar para caramelizar

- Empezamos preparando la masa quebrada: Tamizamos la harina, la colocamos en un cuenco y añadimos las mantequilla templada a dados, la sal, el azúcar y el huevo, y mezclamos con las manos.
- Cuando la masa se una por completo, hacemos una bola y la colocamos en un bol cubierto con papel film para dejarla reposar una hora en la nevera.
- Mientras, untamos los moldes con mantequilla si fuese necesario
- Pasado ese tiempo, estiramos bien la masa con un rodillo de cocina y la cortamos en porciones según el tamaño de los moldes que vayamos a usar.
- Colocamos las porciones de masa estirada en los moldes, las ajustamos bien, recortamos los bordes sobresalientes, pinchamos con la ayuda de un tenedor y horneamos a 180º durante unos 20-25 minutos, o hasta que la masa se dore. Sacamos, dejamos enfriar y reservamos.
- Para la crema catalana, añadimos 400 ml de leche y 5-6 cucharadas de azúcar en un cazo y ponemos al fuego, a potencia más bien alta.
- Aparte, en un bol, mezclamos 100 ml de leche con el preparado para crema catalana hasta que se disuelva por completo.
- Cuando veamos que la leche va a empezar a hervir, añadimos la mezcla de preparado y, sin dejar de remover, cocemos durante unos 5 minutos, hasta que espese. Retiramos y dejamos templar.
- Una vez templada la crema, añadimos la piña troceada pequeña y mezclamos bien.
- Por último, montamos el postre: Desmoldamos las tartaletas frías, las rellenamos con la crema catalana con piña y caramelizamos un poco de azúcar por encima, o espolvoreamos con canela, o regamos con caramelo líquido al gusto.
- Dejamos que las tartaletas enfríen en la nevera un par de horas antes de consumirlas, y las servimos.




Notas:
- Aunque los preparados para postres disponibles en el mercado han mejorado muchísimo, si tenéis un poco más de tiempo y paciencia, merece la pena preparar crema catalana casera, el sabor es mucho más rico, no hay color.
- También se puede preparar este postre con otras frutas como las uvas, el melocotón, el melón, etc. Recomiendo, eso si, hacerlo con frutas de sabor suave y consistencia acuosa.

Hasta aquí mi aportación al reto de este mes. Espero que os haya gustado, estoy deseando ver el resto de propuestas.
¡Feliz inicio de semana!

jueves, 21 de mayo de 2015

HELADERÍAS GIOVANNI, UN REFERENTE EN BARCELONA PARA LOS AMANTES DEL DULCE



Hace ya bastante tiempo inauguré una categoría en el blog dedicada a aquellas marcas, productos, tiendas virtuales o físicas, etc., que, por algún motivo u otro, cuentan con mi (nuestra) fidelidad y que quiero dar a conocer de la manera más fidedigna posible, porque creo que se lo merecen. La primera entrada de dicha categoría fue para Socium.cat, una tienda virtual de productos de proximidad que cuenta con mi apoyo incondicional y que cada día va creciendo un poco más gracias a la constancia y el esfuerzo de quienes la forman.
Hoy quiero dedicarle esta entrada a una de las heladerías más populares de Barcelona para los que amamos el dulce y de la que yo soy clienta habitual: Heladerías Giovanni.
Aunque su nombre sea "heladería", los que somos habituales sabemos que su nombre se relaciona directamente con "tienda de gofres y crepes", pues es casi casi su producto estrella.
Nada más entrar por la puerta, te das cuenta que el olor es uno de sus ganchos más potentes. Sus productos entran más por el olfato que por la vista, pues al hacerlo todo al momento ya os podéis imaginar a qué huele, incluso a metros del establecimiento. Si a esto le añades que los gofres y crepes lucen en el mostrador como sugerencia, es casi imposible resistir la tentación.
Tienen una amplia variedad de sabores e ingredientes que puedes combinar a tu gusto, cosa que obviamente hará variar el precio: para que os hagáis una idea, un gofre o crepe con hasta dos toppings cuesta alrededor de 3,50- 3,90 euros, y a partir de ahí según lo que le queráis añadir (chocolate, nata, frutos secos, bolas de helado, crema catalana, merengue, leche merengada... y un largo etcétera). Estaréis de acuerdo conmigo que no es precisamente el lugar más barato de Barcelona en cuanto a estos dulces se refiere, pero de vez en cuando merece mucho la pena hacer el esfuerzo y, además, suelen hacer ofertas y promociones realmente interesantes.




Pese a que los locales, a excepción de los que están ubicados en los centros comerciales, no suelen tener terraza ni interior para sentarse, se encuentran en zonas muy céntricas repletas de sitios para hacer una pausa y disfrutar de tu gofre, crepe o helado con total tranquilidad.
Un aviso: Los gofres y crepes pueden llegar a ser muy empalagosos dependiendo de los ingredientes que elijáis y, sobretodo, porque son de buen tamaño. Mi recomendación es que optéis siempre por una combinación que incluya fruta: plátano y chocolate blanco, kiwi y chocolate negro, manzana y caramelo.... Así resulta mucho menos pesado pero igual de delicioso.
Para acabar de convenceros, os diré que la atención por parte del personal de Giovanni es maravillosa. Todas las veces que hemos acudido han tenido una gran paciencia con nosotros, pues somos muy indecisos y queremos probarlo todo. Siempre nos han aconsejado combinaciones e incluso nos han dado a probar los ingredientes que habíamos elegido, por si realmente nos gustaban o no y acabarnos así de decidir del todo. Un gran trato al cliente, sin duda.




Espero haberos convencido y que os animéis probarlo o repetir, si es que sois de Barcelona y lo habéis hecho ya. Yo y mi pareja descubrimos Giovanni hará cosa de un año gracias a una oferta de Groupon, y desde entonces hemos ido ya unas 5 o 6 veces, porque realmente merece mucho la pena.

Para más información:
Tiendas Giovanni en Barcelona
Perfil en Facebook de Giovanni
Giovanni en TripAdvisor

Un abrazo, y feliz jueves.

lunes, 18 de mayo de 2015

SEPIA CON PATATAS



Cocinar es para mi una auténtica terapia. Me meto en mi cocina, cierro la puerta, enciendo la campana extractora, y que el mundo siga su curso, yo estoy cocinando. Todos tenemos días en los que todo nos sale al revés, en los que el trabajo ha sido más que pesado, en los que se te ha escapado el tren delante de tus narices, en los que por ir a contrarreloj nos hemos dejado el móvil o la comida en casa, o en los que empieza a llover y no llevas paraguas... en fin, días en los que llegamos a pensar que hubiera sido mejor no levantarse. Pero somos humanos y nuestra rutina nos exige seguir haciéndolo, no desistir, aunque cueste. Por suerte, también existen esos momentos de desconexión, tan puntuales como necesarios, esos momentos en los que desaparecemos y nos dedicamos a darnos el placer de hacer aquello que más nos gusta, y qué bien nos sienta, tanto física como mentalmente.
Unos salen a correr, otros duermen hasta las tantas, otros ven su serie favorita y otros leen un buen libro.. Y yo, yo cocino. Me encanta leer, me encanta hacer deporte y me encanta pasar tiempo rodeada de los míos, pero por encima de todo, lo que me ayuda a equilibrarme es cocinar. Fuera preocupaciones, fuera estrés, y dentro imaginación, buena mano y buenos ingredientes. Lo demás siempre acaba saliendo solo.
Ayer empezaba mi fin de semana. Después de una semana de mucho caos y faena en el trabajo, el cuerpo y la mente me pedían cocinar. Y yo no soy quien para llevarles la contraria...
Cuando te pasas la semana entera comiendo de tupper, el fin de semana te apetece algo más trabajado, algo hecho con más tiempo, ese "xup xup" de los platos de cuchara. los sabores de toda la vida.
Teniendo unas potas preciosas y enormes de sepia en el congelador desde hacía ya un tiempo, se me ocurrió que podría darles salida haciendo un guiso de lo más tradicional, las patatas con sepia. Un auténtico homenaje al paladar y a mi madre, por supuesto, que le sale de vicio y es a quien le debo la receta.
El guiso en si es muy fácil de hacer y resulta un plato muy equilibrado y con un sabor a mar delicioso, pero como todos los guisos, de un día para otro está aún más rico. Así que, si tenéis tiempo, merece mucho la pena dejarlo reposar toda la noche.
En fin, no me enrollo más, lo siento.
Espero que os guste.




Ingredientes (para dos personas):
400 gramos de potas limpias
400 gramos de patatas
Media cebolla
2 dientes de ajo
4 cucharadas soperas de tomate natural triturado
2 cucharadas soperas de aceite de oliva
Sal, pimienta, romero y perejil picado, al gusto.
2 y 1/2 vasos (200ml) de agua
1 vaso (200 ml) de vino blanco

- Ponemos una olla a fuego medio con las dos cucharadas de aceite de oliva. Mientras, vamos picando la cebolla, el  ajo y las potas limpias.
- Cuando el aceite esté caliente, añadimos el ajo y la cebolla y dejamos cocinar 5 minutos, dándole unas vueltas. Pasado ese tiempo, añadimos también las potas.
- Mientras las potas van soltando su agua y cocinándose, lavamos, pelamos y troceamos las patatas en dados irregulares no muy pequeños. y cuando el agua de las potas haya desparecido casi por completo, las añadimos a la cazuela y damos unas vueltas más.
- Dejamos cocinar un par de minutos sin parar de mover, añadimos las especias y la sal al gusto  y cubrimos con el agua y el vino.
- Dejamos cocinar unos 40 minutos más o menos, o hasta que las patatas estén tiernas y la cantidad y el espesor del caldo estén a nuestro gusto.
- Por último, apagamos el fuego y dejamos reposar al menos una hora. Servimos espolvoreado con perejil picado.




Notas:
- Mi madre también solía añadirle media pastilla de caldo de pescado a este guiso, pero yo casi nunca lo hago, me gusta así. Si se le añade, habrá que reducir la cantidad de sal.
- Con unos guisantes y/o unas zanahorias, este guiso queda aún más rico y más completo. Merece la pena añadírselos si los tenéis a mano.

¡Feliz inicio de semana! Gracias por las visitas y los comentarios, intento siempre sacar un ratito para responderlos a todos :)

jueves, 14 de mayo de 2015

ENSALADILLA A MI MANERA



Calor, calor, calor, ya ha llegado el calor... ¡Por fin! No debería cantar victoria todavía, lo sé, "hasta el 40 de mayo no te quites el sayo", pero es que me gusta tan poco el invierno que apenas noto que las temperaturas suben un poco me pongo eufórica. Esperemos que la primavera se siga haciendo de notar como hasta ahora, que una ya anda un poco harta de no saber si el día que tenías pensado salir a comer a la montaña lloverá o no, si te llevas chaqueta al trabajo o no, o si preparas un cocido como dios manda o mejor un gazpachito...
El cuerpo siempre agradece que le demos lo que pide según la época del año y el tiempo que haga. En mi casa, la traducción de esto siempre ha sido algo así como "cocidos y potajes para el invierno, y tortilla de patatas, carne rebozada y ensaladas varias para el verano (a modo de ejemplo, no siempre comemos lo mismo, eh)", una costumbre que me parece de lo más acertada y que no he dejado de poner en práctica.
Hoy en el trabajo se me presentaba un día bastante liado: que si excursión con unos alemanes a tal hora, que si posible excursión adicional a tal otra... En fin, otra vez a comer de tupper y a las tantas. Con más razón, sabía que me apetecería algo ligero, fresco y completo, así que viendo que tenia todos los ingredientes necesarios, me preparé esta ensaladilla que estoy segura que os va a encantar.
Siempre suelo hacerla así, pues es la combinación de sabores que más me gusta, pero en esto de las ensaladillas ya se sabe, cada maestrillo tiene su librillo y se pueden combinar mil y un ingredientes distintos e igual de buenos.
El resultado ha sido un plato muy completo, muy ligero, muy fresco y muy sencillo de hacer, ideal para cuando no tenemos mucho tiempo para cocinar pero nos apetece comer rico y equilibrado.
Ahí va, espero que os guste.




Ingredientes (para dos personas):
300 gramos de patatas para cocer
250 gramos de menestra de verduras congelada
1 huevo
1 lata de atún en aceite
4 palitos de surimi
1 mandarina
2 cucharadas soperas de maíz dulce cocido (opcional)
4-5 olivas negras sin hueso (opcional)
Para la salsa: 2 cucharadas soperas de mayonesa ligera y 1 cucharada sopera de tomate triturado natural.

- Para empezar, ponemos a cocer las patatas, el huevo y el preparado para menestra unos 12-15 minutos, retiramos, escurrimos bien y dejamos enfriar.
- Una vez frías, pelamos las patatas y las troceamos en dados más bien pequeños. Hacemos lo mismo con el huevo y la mandarina, y troceamos también el surimi.
- Mezclamos las verduras de menestra con el huevo, el surimi, la mandarina, el atún escurrido, el maíz dulce, las olivas y el surimi, y salamos al gusto.
- Ahora preparamos la salsa: en un bol, mezclamos bien la salsa de mayonesa ligera con el tomate hasta conseguir una mezcla homogénea.
- Para terminar, añadimos la salsa a la ensalada, mezclamos bien, dejamos enfriar en la nevera por lo menos una hora y servimos fría.



Notas:
- Esta ensaladilla es ideal acompañada de colines de pan o reganás, pero sobretodo recomiendo comerla en compañía de una cerveza bien fresca.
- Al llevar mayonesa, si vamos a llevarnos la comida en un tupper, deberemos tener cuidado, pues la mayonesa puede echarse a perder y ser muy perjudicial si se ingiere, sobretodo si hace calor. Yo suelo aliñar esta ensalada solo con aceite, vinagre y sal cuando la preparo para llevar.
- Otra idea deliciosa para la salsa sería la mezcla resultante de mayonesa y salsa de soja. Es una salsa suave pero con mucha potencia de sabor.

¡A disfrutar del buen tiempo y del fin de semana! :) Y gracias de nuevo por invertir un ratito de vuestro tiempo en leerme, lo valoro muchísimo.

martes, 12 de mayo de 2015

BIZCOCHITOS INTEGRALES DE CANELA



Prácticamente desde que nací, mis padres se vieron obligados a estar muy pendientes de qué me daban de comer, cuando me lo daban y como me lo daban. El hecho de no poder, muchas veces, comer aquello que me apetecía y no lo que debía comer, era algo con lo que nunca acabé de conformarme cuando era una niña. Por eso entiendo y empatizo muchísimo con todas aquellas personas que no pueden tomar gluten, o lactosa, o frutos secos, o huevo, o que tienen incluso varias intolerancias a la vez. Yo, y aunque sé que no acaba de ser exactamente lo mismo, sufro estreñimiento de nacimiento y la verdad es que a veces llega a ser un trastorno bastante incómodo: que si fibra, que si mucha agua, que si ejercicio regular, que si remedios naturales, que si pautas para ir al baño.. A día de hoy ya estoy muy acostumbrada a ello y hago todo lo que puedo por cuidarme, pero para aceptarlo y aprender a sobrellevarlo ha tenido que pasar mucho tiempo. Y aunque a veces llego a pensar que tengo medio "educado" a mi sistema digestivo, no deja de darme guerra en ningún momento.
A raíz de todo esto, he tenido que ir cocinando y experimentando para saber que me beneficia y que no, pero siempre he tenido muy clara una cosa: no voy a renunciar nunca al placer de comer lo que me gusta. Hay que adaptarse y adaptar los platos a tu dieta para que te hagan bien, y eso es lo que hago.
Como ya sabréis, soy una auténtica apasionada de la repostería casera, pero las recetas convencionales no siempre me sientan bien. Antes de ayer me puse manos a la obra, decidí pensar un poco en mi y darme un pequeño capricho. Simplemente, adapté la receta básica de bizcocho de canela para que fuera rica en fibras, le añadí un par de cosillas más y el resultado fue muy bueno, tanto que a pesar de ser unos bocaditos integrales que tenía pensado comerme sólo yo, acabaron gustando mucho en casa y ya no queda ni uno. Así que, tanto si necesitáis un aporte de fibra extra en vuestra dieta como si no, es una receta que merece la pena por su sencillez, por su sabor y por lo ideal que resulta para picar algo ligero entre horas o para acompañar el café a media tarde.
Espero que os guste.




Ingredientes (para 6-8 bizcochitos):
1 huevo tamaño L
3 cucharadas soperas de harina
Medio sobre de levadura repostera
3 cucharadas soperas de azúcar moreno
1 y 1/2 cucharadas soperas de salvado de trigo (50% de fibra)
1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
1 y 1/2 cucharadas soperas de leche
Canela, al gusto
Fresas deshidratadas, al gusto.

- Antes de empezar, encendemos el horno y lo dejamos pre calentar a 180ºC.
- En un bol, batimos el huevo con el azúcar, el aceite, la leche y la canela, hasta que quede todo bien integrado y empiece a tener burbujas.
- En otro bol aparte, mezclamos la harina con el salvado y la levadura.
- Añadimos la mezcla harinosa al bol de líquidos y mezclamos con un batidor hasta que quede una masa completamente homogénea.
- Repartimos la masa en los moldes en los que vayamos a hornear los bizcochitos, decoramos con unos dados de fresa deshidratada por encima e introducimos en el horno a 180ºC durante unos 30 minutos.
- Para terminar, apagamos el horno y sacamos los bizcochitos, los dejamos enfriar completamente, desmoldamos y a comer.




Notas: 
- En este caso he usado fresas deshidratadas, pero estos bizcochitos también quedan muy ricos con manzana, plátano, piña, grosella... En la sección de frutos secos y frutas desecadas del supermercado hay mil y una opción, aunque también se puede utilizar fruta fresca.
- Una opción distinta a la canela es la vainilla, y la verdad es que no sabría decidirme a cual más rica.

!Feliz martes!
Hoy nada más levantarme me he encontrado con la sorpresa de que en facebook ya somos más de 100 y que por aquí el contador tampoco deja de subir.. millones y millones de gracias, estoy pensando algo para celebrarlo, así que se aceptan propuestas :)

sábado, 9 de mayo de 2015

PASTA CON CHAMPIÑONES Y JAMÓN SERRANO



Si me preguntaran cual es mi plato favorito, tendría serios problemas para contestar. Para mi, un plato no es solamente algo que se prepara y se come sin más, a mi me acaba gustando más o menos algo según el lugar, la situación, la compañía... es por eso quizás que no concibo un día de playa sin tortilla de patatas, excursiones a la montaña sin un bocadillo de carne rebozada, o partidos de fútbol sin unas patatas y una cervecita... en fin, cosas moñas que no puedo evitar, pero que sin duda han influido mucho en mi forma de comer y cocinar.
A ver, pues.. me encantan los guisos de legumbres, la tortilla de patatas, las pizzas hechas en casa, el pollo en salsa de mi madre...y me encanta la pasta. En mi casa, comer macarrones boloñesa era y es una tradición inquebrantable de los viernes que mi padre, mucho más de platos contundentes, odiaba y que mi madre y yo estábamos siempre deseando que llegara. Todos a la mesa, y macarrones boloñesa (vaya, con rima y todo). Y lo curioso es que cuando empecé a ir a comer a casa de mi pareja, pasaba exactamente igual: los viernes, pasta boloñesa, aunque en este caso eran espaguettis. Qué más da, en mi mente se quedó como una manera de echar un poquito menos de menos mi casa... Y ya que ha salido el tema, hablando de mi señor novio y sobretodo de sus señores padres, vinieron de visita hará cosa de una semana y nos trajeron una fiambrera hasta arriba de jamón serrano, "para que os hagáis un par de bocadillos... o 30". En fin, madres y trapicheo de tuppers, qué os voy a contar. Después de haber hecho bocatas para el desayuno, bocatas para la cena, coca de jamón con verduras, crema de verduras con jamón... aún queda media fiambrera. Y hoy tocaba pasta en casa, así que habrá que darle otra salida.
Como ya es costumbre en mi, abrí la nevera y tiré de lo que tenía: media bandeja de champiñones, media lata de tomate triturado, un trozo de cebolla.. y jamón, el jamón que no falte.
El resultado nos ha sorprendido gratamente, incluso afirmo que lo repetiré en más de una ocasión, porque nos ha encantado. Los champis y el jamón casan a la perfección, y con la pasta ya ni os cuento. Un plato realmente sencillo y muy equilibrado que, como no podría ser de otra manera, me ha apañado un tupper muy rico.
Espero que os guste.




Ingredientes (para dos personas):
- 150 gramos de macarrones
- 125 gramos de champiñones
- 70 gramos de jamón a tacos muy pequeños
- 4 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva
- Una pizca de azúcar
- Sal, ajo en polvo y perejil picado, al gusto

-Para empezar, cocemos los macarrones según las instrucciones del fabricante y reservamos.
- Seguidamente, limpiamos y troceamos los champis, la cebolla y el jamón.
- Ponemos una sartén a fuego medio con la cucharada de aceite y cuando esté caliente le añadimos la cebolla y los champis. Deberemos dejar que los champis suelten toda su agua.
- Cuando el agua de los champis haya casi desaparecido, añadimos el jamón, le damos un par de vueltas y añadimos rápidamente el tomate y la pizca de azúcar, la sal y las especias que hayamos elegido.
- Dejamos reducir un par de minutos, añadimos los macarrones y retiramos del fuego.
- Por último, mezclamos bien los macarrones con el sofrito y servimos inmediatamente espolvoreado con perejil picado.



Notas:
- Si sois de los que os gusta mucho que la pasta lleve bastante salsa, aumentar un poco la cantidad de champis y de tomate, porque yo me quedé un poco justa, no tenía más.
- Cuidado con la sal, el jamón le aporta bastante. Probad la salsa antes de añadirle más.

!Feliz fin de semana guap@s! Y gracias por leerme.

miércoles, 6 de mayo de 2015

ALITAS DE POLLO ESPECIADAS CON SALSA DE SOJA Y MIEL



Las alitas de pollo son un alimento que me trae muchísimos y muy buenos recuerdos. Cuando era niña y se acercaba el buen tiempo, no había mes en el que no íbamos una, dos o incluso tres veces al campo, a hacer barbacoa, o incluso nos quedábamos en patio de mis abuelos, donde mi abuelo había hecho una barbacoa de obra que hacía muy buen apaño. Las alitas de pollo nunca faltaban, hechas a la leña y muy muy crujientes, y tampoco sobraban. Podían sobrar chorizos, costillas, panceta.. pero muy raramente alitas.
Cuando yo ya era un poco más mayor, mis padres decidieron alquilar un local y llevarlo como un bar de tapas, y cada día había un especial: que si un día pan con jamón, que si otro día boquerones fritos, o tortilla de patatas, o ensaladilla, o salpicón... pero lo que más triunfaba era, con diferencia, las alitas de pollo al ajillo de mi madre. Ese día era un no parar de tapita por aquí, tapita por allá, y repetimos. La verdad es que era razonable, las alitas de pollo de mi madre son todo un manjar.
Hará un par de días vi en el supermercado las alitas de pollo en oferta, y no pude resistirme. Tengo varias maneras de cocinar las alitas a parte de en salsa con ajo, y esta que os presento hoy es una de ellas. La receta original la vi hará cosa de un año en Directo al Paladar, y no pude resistirme a probarla. A día de hoy, siempre recurro a ella para tener listo en poco tiempo y con poco trabajo, un picoteo o un tupper delicioso y sano.
Las alitas de pollo cocinadas al horno con esta salsa quedan muy jugosas y no necesitan de más grasa añadida. Aunque tengan poca carne, si se acompañan de un arroz blanco o un buen puré de patatas, el plato resulta bastante completo.
Espero que os guste.




Ingredientes (para dos personas):
500 gramos de alitas de pollo limpias
2 cucharadas soperas de salsa de soja
1 cucharada sopera de miel
1 cucharada sopera de aceite de oliva
1 cucharada sopera de agua
1 cucharadita de café de zumo de limón
Sal, ajo en polvo y perejil picado, al gusto

- Limpiamos bien las alitas y las colocamos en una fuente para horno con espacio suficiente para poder darles vueltas.
- Para preparar la salsa, en un bol añadimos la salsa de soja, el aceite, la miel, el agua, el ajo en polvo, el zumo de limón y el perejil picado, y mezclamos muy bien.
- Ahora, echamos la salsa por encima de las alitas, salamos al gusto, y dejamos macerar una hora.
- Pasado ese tiempo, le damos un par de vueltas a las alitas para que se reparta bien la salsa e introducimos en el horno, previamente calentado a 200 gramos, durante unos 40 minutos. Movemos las alitas de vez en cuando.
- Para terminar, sacamos del horno, dejamos enfriar unos minutos y servimos como tapa o con una guarnición de arroz o patatas.




Notas:
- Las alitas de pollo tienden a secarse enseguida, por eso recomiendo controlar bastante el horno mientras se estén haciendo. Aún así, con esta salsa es difícil que esto suceda.
- A veces no he tenido miel a mano y he usado azúcar. El dulzor es distinto pero el resultado es rico igual.

¡Feliz ecuador de la semana a tod@s! Cada día somos más, no sé de que manera daros ya las gracias.

lunes, 4 de mayo de 2015

PASTELITOS LIGEROS DE FRESA Y YOGUR



Aunque hoy en día casi nadie se lo cree al verme, puedo jurar que cuando era pequeña fui una niña bastante gordita. Bueno, en mi familia no es que seamos precisamente delgados, la verdad, y encima nos gusta muchísimo comer... Pero hubo una época, cuando yo tenía unos 10 años, que realmente mi situación llego a preocuparme e incluso a asustarme: en cosa de medio año, subí de peso más de 10 quilos y apenas podía llevar una vida normal. Las clases de gimnasia se me hacían eternas, me ahogaba incluso caminando un poco más rápido de lo normal, y obviamente en el colegio me empezaron a poner motes bastante burlones (ya se sabe, a los niños se les da muy bien ese tipo de cosas).
Por suerte un buen día me dije que definitivamente no podía seguir así, que yo quería ser una niña normal, y mi madre no tuvo problema en llevarme a una nutricionista, que resultó ser una de las mejores profesionales que he conocido nunca. Con 10 años, los antojos y las tentaciones se multiplican por diez, pero gracias a ella fue todo mucho más fácil, porque siempre encontraba las palabras exactas para motivarme, me hizo una dieta personalizada y facilísima de seguir, y los resultados no tardaron en notarse. Ahora, ya 12 años después, he vuelto a acudir a ella para intentar subir un poco de peso. Ironías de la vida...
Todo este tostón que os he dado tiene un por qué: como he comentado más arriba, la dieta que seguí era muy fácil, efectiva y poco sacrificada, y lo era por más de una razón: incluía todos los grupos de alimentos en su justa cantidad, era muy variada y me permitía seguir dándome algún que otro capricho sin que eso supusiera que los números de la báscula empezaran a subir.
Estos pastelitos que hoy os presento eran uno de esos caprichos. Esta vez yo los he preparado de fresa porque tenía en la nevera unas cuantas que se me estaban echando a perder, pero también se puede emplear piña, melocotón, mango, pera madura, etc. Al llevar clara de huevo y yogur, resultan un bocado rico en proteínas, y con el edulcorante se reducen mucho las calorías totales.
El resultado es un dulce de interior húmedo, suave y con mucho sabor a fruta, con el punto justo de dulzor, y que son ideales acompañados de un vaso de leche, un café o un té. Además, se conservan perfectamente en una fiambrera más de una semana, por lo que siempre los tendremos a mano para matar el gusanillo entre horas de una manera sana y rica.
Espero que os gusten.




Ingredientes (para unos 10 pastelitos):
120 gramos de fresas
100 gramos de harina leudante (harina con levadura)
1 yogur natural desnatado edulcorado
1 huevo entero + 1 clara
Media medida de yogur de aceite de oliva suave
6-7 gramos de edulcorante granulado
Canela en polvo, al gusto

- Antes de empezar, pre calentamos el horno a 180 ºC.
- Separamos la yema de las claras y batimos éstas últimas hasta que monten un poco.
- En un vaso para batidora, añadimos la yema de huevo, las fresas picadas, el aceite, el edulcorante y la canela, y batimos hasta que nos quede como un puré. Seguidamente añadimos la harina leudante y seguimos batiendo.
- Una vez tengamos la mezcla bien ligada, la añadimos a las claras de huevo y mezclamos con movimientos envolventes, sin batir, y poco a poco para que no pierdan mucho aire.
- Ahora añadimos un par de cucharadas soperas de la masa en cada molde y los introducimos en el horno a 180ºC durante unos 20- 25 minutos, subiendo la temperatura un poco los últimos 5 minutos.
- Para terminar solo los queda dejar enfriar los pastelitos, desmoldar y a comer.




Notas:
- En su versión ligera, obviamente, estos pastelitos se comen tal cual. Pero si os gusta, podéis recubrirlos con un frosting de queso sencillo, por ejemplo, que combina de maravilla con el sabor potente de las fresas. La nata también es una buena opción.
- Si preferís usar azúcar, la cantidad sería de 60-70 gramos.

Espero que hayáis disfrutado muchísimo del fin de semana y que la semana que entra se presente fenomenal. Yo no me voy a cansar de daros las gracias por la acogida y por todos los comentarios tan chulos que me dejáis por aquí. Para alguien a quien le encanta cocinar, el hecho de que gusten sus platos es lo mejor que puedes decirle :)

viernes, 1 de mayo de 2015

SALTEADO DE GARBANZOS Y CECINA



Como ya he comentado más de una vez, en mi casa son de comer platos muy típicos, los de toda la vida, y es realmente muy muy difícil que alguna receta que se salga de estos esquemas triunfe y pase a formar parte del recetario habitual. Quizás es por eso que me gusta tanto la cocina tradicional, el cuchareo, el tapeo, el reposteo y demás, pero también es el motivo por el que me empeñaba y me empeño en probar e introducir recetas nuevas, distintas, variantes de las que ya sabemos que triunfan y evitar caer así en el aborrecimiento y la rutina a la hora de cocinar y comer. Con la cantidad de buenas ideas que tenemos hoy en día a nuestro alcance, sería una pena no echarles mano.
Los garbanzos son algo que yo solía tener asociado a un plato de cuchara contundente e incluso algo pesado, pues en casa de mis padres solo se comían y se comen en forma de potaje o con callos. Muy ricos, si, pero a veces tienes el antojo de legumbres y el estómago te pide algo más ligero.
Y llegó el día en el que conocí a mi suegra, a quien prácticamente le debo la idea y el mérito de este plato. Su estilo de cocina es totalmente distinto (ni mejor ni peor, ojo) al de mi madre: echar mucha mano del horno, de la plancha, de los salteados, de las ensaladas y, de cuando en cuando, toca paellita o guisito. Uno de los platos que más cocina mi suegra son los garbanzos con cebolla y bacon, que no es más que garbanzos refritos con cebollita pochada y tacos de bacon pero que, oye, está realmente delicioso. Otro de sus platos estrella es la tortilla de calabacín, pero a eso tendré que dedicarle otra entrada, porque es un plato que lo merece, madre mía si lo merece...
Yo he versionado los garbanzos de mi suegra de muchísimas maneras: con jamón serrano, con tacos de pechuga de pavo, con salchichas, con chorizo... Y hoy toca hacerlo con cecina. Vi la cecina a tacos en oferta en el supermercado y casi en el acto decidí que la usaría para saltearla con garbanzos.
El resultado ha sido un plato que no requiere más de 15 minutos de preparación, muy equilibrado, con un sabor delicioso y 100% recomendado para llevar en el tupper, pues se puede comer tanto frío como caliente.
Os dejo la receta, espero que os guste. Y suegra, si estás leyendo esto, espero que no pienses que quiero hacerte la competencia copiando tus platos, ya me conoces, no puedo parar de coger ideas de aquí y de allá y de ir probando, no tengo remedio :P




Ingredientes (para dos personas):
400 gramos de garbanzos cocidos (1 bote)
Media cebolla grande
4 cucharadas soperas de tomate triturado
1 vaso de chupito de vino blanco
150 gramos de cecina a tacos
2 cucharadas soperas de aceite de oliva
Un pellizco de azúcar.
Ajo y perejil picados, al gusto


 - Antes de empezar, lavamos los garbanzos debajo del grifo usando un colador para que escurran bien.
- A continuación, ponemos una sartén a fuego medio con el aceite.
- Picamos la cebolla y los ajos y los añadimos a la sartén, le vamos dando vueltas y los dejamos cocinar hasta que la cebolla empiece a transparentar.
- Añadimos entonces el tomate, el vino blanco, la pizca de azúcar y dejamos reducir un par de minutos.
- Pasado este tiempo, añadimos la cecina, le damos un par de vueltas y añadimos también los garbanzos, moviendo bien y dejando al fuego unos 5 minutos para que se integren todos los sabores.
- Por último, retiramos del fuego y servimos decorado con perejil picado.




Notas:
- Al usar garbanzos de bote, el tiempo empleado en hacer esta receta se reduce muchísimo. Para los que prefiráis garbanzos secos, será suficiente prepararlos con antelación como tengáis costumbre.
- A veces también le añado a este salteado berenjena y/o pimiento a tacos y la verdad es que le va de maravilla. Podéis usar cualquier verdura que os guste.
- La cecina tiene una potencia de sal muy fuerte, por eso recomiendo no añadirle más.

Millones de gracias de nuevo, por la acogida y por los comentarios, sigo tan ilusionada o más que el primer día.
¡Feliz fin de semana largo, y feliz día del trabajador!