"... Y a ver si te bajas alguna tarde más y nos tomamos un café o algo, que parece mentira que seamos prácticamente vecinas y te haya visto 4 veces contadas en todo el verano, hija...".
Esta ha sido la frase con la que hoy, día 9 de septiembre, siendo casi las 3 de la tarde y con toda la intención de tocarme un poco la "patata", mi señora madre se ha despedido de mi después de haberle hecho una visita rápida. Y la verdad, siendo sincera conmigo misma y aunque me pese, razón no le falta... ¿Pero cómo es posible que ya haya terminado el verano? ¿Nos hemos plantado ya en septiembre, de verdad de la buena?
Después de mucho reflexionar he llegado a la conclusión que, al ritmo con el que a veces transcurren mis días, voy a tener que darme prisa, porque igual me despierto una mañana, es día 25 de diciembre y me pilla sin mantecados, polvorones, turrones ni nada de nada...
Vale, vale, ahora enserio... Vaya culo inquieto estoy hecha. Desde siempre, soy de ese tipo de personas que no saben estar sin hacer nada, para las que el tiempo parece que no pase cuando no se tiene apenas nada que hacer, y a las que les resulta un auténtico calvario plantearse estar unos días en casa "descansando". En cambio, y aunque sea irónico a rabiar, cuando nos levantamos por la mañana y visualizamos nuestro día, nuestra semana, nuestro mes o nuestra temporada llena de cosas que hacer (ya sea por trabajo, estudios, proyectos más personales o todo a la vez) y no nos queda otra que seguir una rutina e intentar llegar a todo, los días se van sucediendo mucho más rápido de lo que quisiéramos y al final todo termina mucho más rápido de lo que nos gustaría.
Cuántas y cuántas veces me habré dicho a mi misma "Madre mía Debora, menuda temporada te espera..." Y al final, el 99% de las veces (siempre me reservo un margen de error, que una no tiene una memoria tan exacta...) he sobrevivido, he aprendido un montón, lo he disfrutado como una cría e incluso lo he llegado a extrañar muchísimo después.
Así ha sido precisamente nuestro verano. Un verano que, tal y como os comentaba en mi última entrada, pintaba intenso desde el principio y que ha sido mucho más que eso. Empezando por nuestra boda y continuando con nuevas oportunidades laborales, alguna que otra escapada fugaz, visitas de amigos y familiares a los que llevábamos muchísimo tiempo sin ver y otros proyectos más personales que tengo previsto explicaros en unos días, junio, julio y agosto han sido unos meses de locura, de ir paso a paso, estableciendo prioridades e intentando llegar a todo lo que se ha podido. Qué os voy a contar, si todos hemos tenido, tenemos y tendremos épocas así, en las que nos toca renunciar a unas cosas y tirar para adelante con otras, ¿Verdad?
En mi caso no puedo quejarme, pues haciendo de nuevo alusión a mi señora madre, "sarna con gusto no pica" y he estado y sigo estando realmente contenta con el transcurso de mis días, así que voy a seguir disfrutándolo hasta que dure. De momento preveo seguir ocupada pero teniendo un poco más de tiempo para mi, por suerte.
Es por eso precisamente por lo que me hace tanta ilusión volver a publicar después de dos meses sin hacerlo. Y lo hago con el doble de ganas, pues pensaba que tampoco llegaría a tiempo de participar en la iniciativa de La Cocina Typical Spanish de este mes y al final, aunque apurando un poco, he podido preparar algo decente para la ocasión , ¡Toma ya!
Septiembre es para la mayoría "el mes de las vueltas". Las vacaciones llegan a su fin y toca volver a casa, al trabajo, a la universidad, al instituto... Pero los protagonistas indiscutibles de este mes son los peques de la casa y la famosa operación "Vuelta al cole", así que este reto va por ellos.
Recuerdo perfectamente la ilusión que me hacía a mi volver a empezar el curso, no sólo por el hecho de reencontrarme con mis compañeros y ponernos al día explicándonos nuestras "hazañas" veraniegas, sino por todo el trajín previo al primer día de clase: Preparar la mochila, cotillear los libros nuevos, ordenar el armario... Eso sí, y como ya os he comentado en más de una ocasión, en casa nunca nos ha faltado de nada pero tampoco íbamos sobrados de dinero precisamente. Por eso, igual que se hacía a la hora de cocinar, todo lo que se podía aprovechar y "reciclar" de un año para otro se aprovechaba y yo, como me crié con esa mentalidad, iba al cole con el mismo estuche y la misma mochila que el año anterior, pero más feliz que una perdiz.
Septiembre también significaba para mi volver a los almuerzos en casa de mis yayos, pues mis padres casi siempre estaban trabajando llegado el mediodía. Y septiembre también significaba para mi yaya, aunque el calor todavía no nos hubiera dado tregua, volver a los platos contundentes y "de cuchara": Que si potaje de lentejas, que si potaje de judías, que si cocido... Si, como podéis suponer, mi trabajito me costaba comérmelos después de una mañana agotadora de clases y a unos 25ºC a la sombra, pero la mayoría de veces mi esfuerzo se veía recompensado… Os cuento: Mi abuela siempre ha tenido y tiene un don innato para aprovechar las sobras de cualquier plato, don que también ha heredado mi madre y que yo intento poner en práctica siempre que puedo.
Con los restos de carne del cocido, por ejemplo, preparaba una ropa vieja deliciosa o un relleno para pimientos que estaba más rico aún, si cabe.
Han sido precisamente los "pimientos de cocido" de mi yaya los que me han inspirado para preparar mi propuesta de este mes, unos pimientos rellenos de salmón y frutos secos que han sido sin duda alguna el descubrimiento culinario de la temporada y que pienso preparar muchas veces más.
En un principio mi intención era rellenarlos de atún, pero teniendo un par de lomos hermosos de salmón a la plancha en la nevera que me habían sobrado del almuerzo anterior, no dudé ni un segundo en usarlos para preparar el relleno y fue una decisión completamente acertada.
Para ir terminando (lo sé, me enrollo más que las persianas, no lo puedo evitar...) la mayoría sabréis que no tengo hijos ni nenes a mi cargo, pero lo que sí tengo es la sensación constante de vivir con un "nene grande" que, a pesar de tener ya 25 añazos largos, aún sigue sin ser demasiado amigo de las verduras. El pimiento, por ejemplo, es una de las que menos tolera pero, oye, desde que se los preparo rellenos se los come apenas sin rechistar... En algo hemos avanzado, ¿Verdad?
En fin, os dejo los ingredientes y la preparación:
Ingredientes (para 2 personas):
- 2 pimientos verdes italianos grandes (unos 75-100 gramos cada uno)
- 2 lomos de salmón a la plancha medianos (unos 100-120 gramos cada uno)
- 3 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 1/2 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 15-20 pasas sultanas sin pepitas
- Una cucharadita de granillo de almendra o 4/5 almendras picadas
- 1 vasito (100 ml aprox.) de vino blanco de cocina
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
- Sal, perejil, pimentón dulce y pimienta, al gusto
- Para empezar, lavamos muy bien los pimientos, les cortamos el rabillo y los despepitamos con la ayuda de una cuchara sopera, intentando que no se rompan. Los lavamos bien también por dentro y reservamos.
- Cortamos la cebolla y el ajo en dados pequeños y reservamos.
- Desmenuzamos bien el salmón, eliminando toda la piel y las espinas que pueda tener, y también reservamos.
- Ponemos el aceite a calentar en una sartén a fuego medio y doramos bien la cebolla y el ajo (4-5 min). Añadimos entonces el tomate triturado, las pasas y las almendras, y rehogamos un par de minutos más. Seguidamente, añadimos el vino, el salmón desmenuzado, la sal y las especias al gusto y dejamos que se cocine hasta que el vino se haya evaporado (unos 5-7 min), removiendo de vez en cuando. Por último, retiramos del fuego y dejamos enfriar por completo.
- Antes de continuar, encendemos el horno y lo precalentamos a 190ºC, calor arriba y abajo.
- Una vez el relleno esté frío, procederemos a rellenar los pimientos: Con la ayuda de una cuchara sopera, tomamos porciones de relleno y las introducimos con mucho cuidado en los pimientos, intentando que no se rompan y presionando hacia abajo para que queden bien rellenos.
- Una vez rellenos, colocamos los pimientos sobre papel de aluminio, los regamos con un poco de aceite de oliva y los envolvemos bien, asegurándonos de que la envoltura de aluminio queda bien sellada.
- Colocamos los pimientos sobre una bandeja o fuente de horno y los horneamos a 190ºC durante 1:15h - 1:30h aproximadamente (dependiendo de si los preferimos más "al dente" o más tiernos).
- Pasado este tiempo, sacamos los pimientos de horno y los dejamos templar unos 20 minutos antes de quitarles la envoltura.
- Para terminar, servimos los pimientos rellenos templados (1 por persona) con alguna guarnición y/o salsa a nuestra elección (puré de patatas, patatas al horno, patatas fritas, arroz salteado sencillo, un poco de mayonesa, etc.).
Notas:
- Si os gustan las verduras "al dente", con apenas 1h-1:15h de horneado tendréis los pimientos listos. Si, en cambio, preferís que queden más blanditas y cocidas, os recomiendo hornearlos unos 15 minutos más.
- Os recomiendo no desenvolver los pimientos durante el horneado y comprobar su punto simplemente presionándolos un poco sobre el papel de aluminio pues, si lo hacemos, luego nos resultará muy complicado volverlos a sellar bien, perderán el calor y la humedad interior y quedarán más secos y menos asados.
- Si los pimientos tienen una piel muy gruesa puede resultar molesta a la hora de comer. Una vez asados y templados podemos quitársela sin problemas, pues se desprende fácilmente.
- Combinar pescado (especialmente azul) con algún tipo de fruto seco dulce es algo que siempre se ha hecho en casa y que personalmente me encanta, pero si no lo añadimos quedan unos pimientos ricos igual.
- Para mejorar la presentación final, podemos conservar el "rabillo" de los pimientos y colocarlo a modo de tapa una vez los tengamos en el plato. Esto también ayuda a evitar que el relleno se salga.
- Con restos de carne del cocido o de pollo asado, de atún, de bacalao, de carne a la boloñesa, añadiendo un poco de arroz o patatas a dados, etc. Las posibilidades de rellenos y de guarniciones son infinitas y van a gusto de cada un@, así que imaginación al poder.
Todavía no hemos "vuelto al cole" oficialmente (aquí las clases empiezan el próximo día 12), pero yo ya me he auto-impuesto la tarea de visitar todos vuestros blogs y ver qué cosas ricas habéis estado cocinando este verano, así que esperad mi visita estos días :)
Os dejo el enlace al recopilatorio con el resto de aportaciones de mis compis. Como siempre, no tiene desperdicio y seguro que vuestros nenes os lo agradecerán mucho si os animáis a poner alguna de las recetas en práctica. O dos, o tres, o...
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!
Te han quedado riquisimos!! Me encanta doto lo que estoy viendo en este reto!! un besote!
ResponderEliminarEs que nos ha quedado un recopilatorio de rechupete Adeli :P
EliminarUn abrazo, y gracias.
Que relleno más original, seguro que tiene que estar buenisimos!! Bs.
ResponderEliminarLo están Julia, gracias :)
EliminarBuenisimos estos pimientos.
ResponderEliminarGracias Lolines, me alegra que te gusten. Un beso.
EliminarDebora, hija mía, sí que has vuelto con ganas, ¡que sepas, que me lo he leído toooodo! Jajajaja...
ResponderEliminarYo también volví el domingo pasado, pero no tan potente como tú, que aquí aún tenemos 40 grados a la sombra, al mediodía y cuesta lo suyo moverse de casa.
Rellenar pimientos siempre es un acierto en casa, aunque sea para aprovechar algo de la nevera, con un poco de imaginación, te queda un plato perfecto.
Besos y sigue contándonos cositas
¿Todo, todito? Si que me tienes aprecio Concha jajaja
EliminarEs un gusto volver a estar entre tanta gente bonita, de verdad.
Me alegro de que te gusten mis pimientos, la verdad es que queda un plato la mar de apañao con cuatro cositas que uses para el relleno.
Un beso grande.
Un relleno muy original, no descarto prepararlos para alguna celebración, me parece un plato muy de fiesta, Un besote!
ResponderEliminarLos pimientos rellenos son tan versátiles que lo mismo pueden ser un plato de cada día como un plato de fiesta, todo depende del relleno :)
Eliminar¡Gracias María José! Un beso.
Madre mía estas si que me las apunto, porque parecen deliciosos así rellenos, ufff tengo que hacerlos. Un besito,
ResponderEliminarEl baúl de las delicias
Pues ya me contarás, espero que te gusten :)
EliminarUn buen relato el que nos trae y ademas me siento indentificada con muchas cosas de las que dices, los pimiento se ven riquisimos besitos
ResponderEliminarBesitos guapa.
EliminarYa estoy de vuelta otra vez por tu blog,después del descanso vacacional y estos pimientos rellenos me parecen de lo más originales y buenos.....¡¡¡¡
ResponderEliminarFeliz semana y besitos guapa¡¡
Ay, que suerte hija, por aquí de descanso nada jajaja
EliminarUn beso, y es un placer verte de nuevo por aquí.
jajajaja, pues aquí estamos, ya veo que tienes ganas de escribir , de contarlo todo y de traernos riquísimas recetas!!! Mil besos preciosa!
ResponderEliminarNo te preocupes Elisa, prometo ir más al grano en las próximas entradas, que me enrollo demasiado jeje
EliminarNos vamos leyendo, un abrazo.
Pues si, el tiempo vuela a velocidad supersónica.
ResponderEliminarQué pimientos rellenos tan ricos nos traes Débora, con razón tu media naranja no dice que no a ellos. Has probado a rellenarlos de tortilla a ver si también le gustan?
Besos.
Los tengo pendientes Ana, los prepararé seguro.
EliminarUn beso.
Bienvenida de nuevo!! El contenido me ha parecido genial pero el continente..je, je...el pimiento verde y yo no nos llevamos muy bien y no me sienta bien por eso, ¿crees que quedaría bien con pimiento rojo? y amarillo para un plato al horno? Muchas gracias y un abrazo bien fuerte!
ResponderEliminar¡Hola Anna!
EliminarPues con pimiento amarillo no lo he probado, pero alguna vez lo he hecho con esos pimientos rojos más pequeños que están tan de moda ahora y queda rico igual, simplemente necesitan un ratito más de horno :)
Mil gracias a ti por tu visita, un abrazo.
Pues oye una receta muy para aprovechar restos que lo mismo pueden ser de carne que como en tu caso de pescado, sabias nuestras abuelas...
ResponderEliminarbesos
Muy sabias Isabel, te doy la razón.
EliminarUn beso.
Uoh! Debora! A mi me has ganado aun mas si cabe con tu recetilla de "aprovechamiento" ñam ñam.
ResponderEliminarQue pena no haber podido vernos! Bueno, a la siguiente....un besazo wapi
Una pena Rosy, de verdad que me sabe muy mal, pero he estado hasta arriba de faena :(
EliminarUn abrazo grande nena, y queda nuestro café pendiente.
Hola Debora, poco a poco vamos volviendo a la blogosfera, pues si bien es cierto que unas vacaciones de red hacen falta, no lo es menos que apetece mucho el reencuentro. Tu relato me resulta conocido, ya que he vivido esas experiencias que cuentas y también me parece que el tiempo pasa muy rápido a veces. Por eso es bueno darnos un capricho tan casero y rico como estos pimientos que nos traes y que tan bien te han quedado. Así da gusto reciclar recetas.
ResponderEliminarUn beso guapa.
Ya casi todos estamos por estos mundos Lola, y es un gusto leer tantas anécdotas y ver tantas cosas ricas que habéis ido cocinando estos días de verano :)
EliminarMe alegro de que te guste mi receta, la verdad es que quedaron unos pimientos muy ricos.
Un beso.
Que rica combinación.
ResponderEliminar¡Gracias Natalia!
Eliminarpfffffffffffff aqui me has pillado porque los pimientos y yo somos muy poco amigos, especialmente los verdes! los cambio por el amarillo y ale! jejejeje
ResponderEliminarAle, solucionado jajaja
EliminarUn beso guapa.
¡Vaya vacaciones! ¡Y llegas a tope de energía! Tu receta....genial.
ResponderEliminarUn beso,
Olga
Unas "vacaciones" durillas Olga, pero por fin estamos de vuelta :)
EliminarUn beso.
Madre mia Debora. Lo primero FELICIDADES por la boda. Lo segundo, FELICIDADES porque estás contribuyendo a introducir la verdura en tu marido. Y tercero, FELICIDADES por la receta, bueno me parece ideal y la cocina de aprovechamiento también. Hay que tener ciertas dotes de imaginación y memoria de los aromas, sabores... Y nada más FELICIDADES
ResponderEliminarPues a todas las felicitaciones... ¡Muchas GRACIAS, de verdad!
EliminarUn abrazo grande.
Poco a poco te haces con el nene grande. jaajaaa.. Felicidades.
ResponderEliminarBsss
Poco a poco y con paciencia Lourdes, con muuucha paciencia jajaja
EliminarUn beso.
Se ven deliciosos Debora, un plato riquísimo! Un beso
ResponderEliminar¡Gracias bonita! un beso.
EliminarBienvenida de vuelta, ya se te echaba de menos! Por cierto, menuda delicia, mi abuela los rellenaba de arroz y carne picada
ResponderEliminarYo también os echaba en falta, y mucho mucho!
EliminarPor cierto, brutales los pimientos rellenos de arroz y carne picada, vaya, no conozco a tu santa abuela pero sólo por eso ya me cae bien :P
¡¡Hola Debora!! Ya estamos de nuevo en las tareas habituales. Parece que al inicio del día visualizas tu agenda, se pone en marcha tu estrés y parece que necesitamos que los días tengan unas horas más, hay tantas cosas por hacer. Los pimientos rellenos te han quedado fenomenal, es una manera de seducir a los reticentes a comer verduras y hortalizas. Feliz finde, bstes.
ResponderEliminarY ya vas estresada desde primera hora, ¿Verdad? Menos mal que siempre terminas por tener tus ratitos libres, que si no, uff...
EliminarMe alegro de que te guste mi receta.
Un beso Emma.
Los pimientos rellenos me encantan y este relleno tiene que estar delicioso Debora, tendré que probarlo!!!
ResponderEliminarAprovechar las sobras siempre es un acierto!!
Un bst.
Siempre Mavi, en mi cocina no se suele tirar nada de nada.
EliminarUn beso.
Wow !!! Un punto que a los peques les gusten los pimientos. Estos tienen que estar buenísimos
ResponderEliminarRellenas las verduras es una buena manera de que los peques las toleren mejor :)
EliminarUn abrazo.
Doncs han de ser ben bons farcits així els pebrots verds. Jo només els farceixo de diferents tipus de truita. Hauré de fer innovacions amb els pebrots :-)
ResponderEliminarPTNTS
Glòria
Els de truita estàn brutals Glória, bona elecció :)
EliminarPetons!!
Que buenos tienen que estar!!! El relleno es estupendo, me encanta el salmón y con los pimientos hace una buena combinación, probaré con este relleno que seguro me va a gustar!!
ResponderEliminarBesoss
Montse, fíjate que yo suelo acompañar el salmón a la plancha con un pimiento bien frito y me encanta la combinación, así que si te gustan ambos ingredientes, a por ello, verás qué rico :) Un abrazo!
EliminarHola Debora. ¿Que tal el verano? ¿Y la nueva vida? Espero que hayas y estés disfrutando de ambas cosas.
ResponderEliminarLa verdad es que tienes razón ya que el tiempo pasa volando, sin darnos cuenta y como bien dices dentro de poco llega el invierno y con el la Navidad jj. Pero hasta que llegue vamos a disfrutar primera y plenamente de estos pimientos rellenos. Con lo que le has puesto deben estar de vicio.
Un abrazo.
Ay Juan, menudo verano... Agotador! Eso si, hay que sacarle lo bueno a todo en esta vida y la verdad es que la experiencia ha valido la pena.
EliminarSi te gusta el pescado azul y el pimiento no te lo pienses, tienes que probar esta receta, verás qué rica.
Un abrazo, y gracias!
¡Me encanta lo imaginativa que eres! mira que comemos salmón, pero nunca se me habría ocurrido rellenar con él unos pimientos :) ¡Feliz vuelta al cole (tardía!)
ResponderEliminar