Es día 24, son las tantas de la noche y aquí me tenéis de nuevo, intentando dejar la entrada lo más bonita posible y apurando hasta el último minuto para llegar a tiempo de participar. Aunque, si he de ser sincera, a punto he estado de no hacerlo en esta ocasión, y motivos no me han faltado...
Primero, este mes el reto se ha complicado por dos. Después de haber agotado todas las letras del abecedario eligiendo ingrediente mes a mes, la propuesta de Ana para la segunda temporada del reto ha sido la de preparar una receta dulce no con uno, sino con DOS ingredientes obligatorios... ¡DOS! Esto no sería algo demasiado fuera de lo común si no fuera porque los dos ingredientes en cuestión se eligen de igual manera que hasta ahora, es decir, sorteando las letras del abecedario entre todos los participantes y con la condición de que ambos ingredientes empiecen por la letra que haya salido sorteada. Por supuesto, esto puede implicar (e implica) que los ingredientes en cuestión no tengan nada que ver el uno con el otro y sean bastante difíciles de combinar. De hecho, al menos en mi opinión, es precisamente lo que ha pasado en este primer "mes del doble".
Mi querida Ari del blog All in one e Isabel, la gran repostera que hay detrás del blog Gotas de azúcar y vainilla, han sido las encargadas de elegir los dos ingredientes y finalmente se han decantado por el pomelo y los bizcochos de soletilla o Ladyfingers (dedos de dama). Vale, sí, ambos son ingredientes muy comunes y fáciles de encontrar, pero cuando se trata de combinarlos es otro asunto, os lo aseguro. Y, si a esto le sumamos que mi chico lleva una semana trabajando fuera de casa y me he tenido que apañar sola con las fotos (y vaya fotos... os pido disculpas de antemano), que me ha salido un poco más de trabajo, que he empezado a estudiar de nuevo y que he tenido un par de compromisos familiares de por medio... Pues la verdad, no me ha dado para más y prefiero quedarme con la sensación de haberlo hecho lo mejor que he podido, pues ya os comentaba hace unos días que pienso seguir haciendo esto hasta donde me sea posible, sin agobios y sin presiones, y disfrutándolo todo lo que pueda.
Y en cuanto a la receta... Bueno, pues al final me he decantado por un postre bastante sencillo, de esos postres del día a día, pero no por ello menos rico.
El pomelo es una fruta que apenas consumimos en casa, y la verdad es que no nos gusta demasiado. Pero dándole vueltas al tema, me vino a la cabeza una receta de mermelada de pomelo que preparé hará cosa de 3-4 meses para darles salida a unos pomelos ecológicos que me regalaron y que no sorprendió gratamente, pues quedó muy dulce y nada ácida.
Seguí a rajatabla la receta del blog de Ana, que siempre ha sido uno de mis referentes en este mundillo y a la que seguía incluso antes de tener el blog. Ana acertó de pleno combinando la mermelada con yogur y unas cuantas gominolas, y fue por eso que se me ocurrió hacerlo igualmente con yogur, pero añadiendo también los bizcochos de soletilla.
Lo de usar la cáscara del pomelo para servir el postre fue totalmente invención mía (sí, una también tiene un poco de imaginación, aunque sea poca y mala...), pues me pareció que quedaría bastante más vistoso y resultón. En cuanto a la cata, como ya he dicho, se trata de un postre bastante simple, de sabores bastante suaves y cotidianos, pero igualmente rico. Por todos es sabido que el yogur combina de maravilla con todo tipo de mermeladas y bizcochos, así que no podía ser menos con ambos ingredientes a la vez, ¿No os parece?
Sin más, os dejo los ingredientes y la preparación:
Ingredientes (para 2 mitades de pomelo o 2 raciones):
Para la mermelada de pomelo:
- La pulpa de 1 pomelo de 300 gramos (unos 150 gramos aprox.)
- 50 gramos de azúcar blanquilla
- 1 chorrito de vino dulce
- 1 pizca de canela molida (opcional)
Para el resto del postre:
- 200 gramos de yogur griego azucarado (casero en este caso)
- 4 bizcochos tipo Ladyfingers
- 2 mitades de cáscara de pomelo
- Un día antes, prepararemos la mermelada de pomelo: Abrimos el pomelo por la mitad y lo vaciamos bien con la ayuda de una cuchara y/o un cuchillo, con cuidado de no romper la cáscara. Ponemos la pulpa de pomelo en una cazuela.
- Llevamos la pulpa a fuego medio sin dejar de remover hasta que haya espesado un poco. Agregamos entonces el azúcar, el vino y la canela.
- Seguimos cocinando, sin dejar de remover, hasta que tenga una consistencia más espesa (unos 10 minutos más).
- Colocamos la mermelada en un tarro esterilizado, lo tapamos y lo ponemos boca abajo para hacer el vacío. Lo dejamos así 12 horas como mínimo y ya la podremos usar.
- Lavamos bien las cáscaras de pomelo y procedemos a montar el postre: Colocamos un bizcocho hecho trozos en el fondo de cada cáscara, las llenamos con el yogur bien batido, y terminamos con un par de cucharadas de mermelada en el centro y un bizcocho partido en dos en uno de los lados. Servimos inmediatamente.
Notas:
- Desde que mi chico me regaló una yogurtera para mi cumpleaños, pocos yogures hemos comido que no fueran caseros. Es por ello que he decidido usar yogur casero para preparar este postre y os animo a hacerlo si tenéis oportunidad, pues el resultado lo merece.
- Con el poco pomelo que he usado, sale la mermelada justa para preparar las dos mitades de pomelo. Si queréis preparar más mermelada para usarla en otras elaboraciones, os recomiendo seguir la receta de Ana.
- Por supuesto, se trata de un postre que se debe consumir al momento pues, de lo contrario, la mermelada se mezclaría demasiado con el yogur y los bizcochos quedarían blandos.
Espero que os haya gustado mi propuesta y ya sabéis, contadme qué os ha parecido si os animáis a prepararla en casa.
¡Mil gracias por seguir ahí, y feliz inicio de semana!