Mostrando entradas con la etiqueta Pasta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pasta. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de marzo de 2017

PASTA CON SALSA DE CALABAZA ASADA Y PIÑONES PARA #TODOPORLAPASTATS



¡Qué alegría, qué alboroto, qué emoción y qué de todo! Son ya casi las 8 de la tarde (las 9 en España) y todavía me dura el buen sabor de boca con el que hemos llegado después del almuerzo.
Y es que, señoras y señores, en casi medio mes que llevamos yendo a almorzar (o a hacer el "lunch", como lo llaman aquí) al bar del trabajo, hoy ha sido la primera primerísima vez que nos han servido una guarnición en nuestro plato principal que no eran patatas fritas... ¡Y cuantísimo lo ha agradecido nuestro paladar y nuestro estómago! Que en este país se ponen ciegos a patatas fritas es algo que no nos ha pillado por sorpresa ni mucho menos, y la verdad es que no estamos comiendo tan mal como nos esperábamos, pero de ahí a que CADA DÍA se zampen una ración tamaño plato sopero para acompañar la especialidad del día (pollo o pescado al horno, sandwich, hamburguesa, sopa...) y que encima te llamen "rarita" si pides que te lo cambien por una ensalada... En fin, no creo que lleguemos a acostumbrarnos a eso, y tampoco es que sea nuestra intención precisamente...
Menos mal que el cocinero que se encarga de "alimentarnos" es un hombre indio la mar de majo que nos ha asegurado que, aunque sea de vez en cuando, suele preparar platos similares al "creamy chicken with spiced rice" (pollo cremoso con arroz especiado) del que hemos dado buenísima cuenta hoy. Entre eso, las cenas que hagamos en casa y los trapicheos de productos "typical spanish" que pretendemos empezar en breve con nuestros señores padres, nuestro panorama alimenticio-gastronómico no pinta mal del todo, ¿verdad?
Y bueno, hablando de las cositas ricas que tenemos por nuestra tierra y lo bien que se come...
Ya casi es día 10 y, como cada mes desde que la conocí, me toca presentar (y encantada de la vida) mi propuesta para la iniciativa de La Cocina Typical Spanish. Acabada la etapa de anfitriones con una #guerradeanfitrionesTS que dió muchísimo de sí, este mes nos han brindado la oportunidad de elaborar platos de pasta, sí, sí... ¡¡de pasta!! Lo nunca visto ni "permitido", así que no podía perdérmelo por muy lejos que esté y poco tiempo que tenga. Además, pude catar y enviar mi receta dias antes de empezar a trabajar aquí, así que ha sido cuestión de "ponerla bonita" a ratos.
No puedo decir que la mía sea de esas recetas de pasta tipo canalones, macarrones "de la abuela" fideos a la cazuela y demás, que siempre se han preparado en casa y que nos encantan. Lo que sí puedo decir es que, desde que di con ella hará cosa de 3 años, suelo comprar las calabazas más grandes con tal de que me de para una buena olla de crema y esta deliciosa salsa.
Mis suegros van cada año desde que se celebra (y ya va por su 13º edición) a la Fira de la Carbassa (Feria de la Calabaza) de Sant Feliu de Codines, un pueblecito de Barcelona, y siempre vuelven encantados.
El atractivo principal de esta feria es el concurso de calabazas de más peso (¡algunas superan los 400 kilos!), pero también suele contar con espacio para las esculturas hechas con esta hortaliza, y, por supuesto, una muestra gastronómica donde degustar diferentes variedades.
Los dos años que estuve viviendo con ellos no tuve oportunidad de ir porque siempre estaba estudiando, así que mi suegra nos trajo en ambas ocasiones unas figuritas la mar de monas y varios folletos de información, entre ellos algunos con sugerencias y recetas.
Me vais a disculpar porque no recuerdo si era un folleto de una tienda, restaurante, etc., lo  único que recuerdo es dar con la receta, escribirla en una hoja de mi libreta, ir a comprar los ingredientes y ponerme manos a la obra al día siguiente... ¡Y menuda salsa rica!
Mucho tiempo después, ya viviendo mi chico y yo solos, sigo preparándola y no nos cansamos de ella, pues es tan sencilla, tan suavecita, tan diferente... Acompañada de queso rallado, por ejemplo, es ideal para pastas y apta para vegetarian@s, pero tampoco os dejará indiferente si la probais con alguna carne o pescado, os lo aseguro.
En fin, sin más dilaciones, os dejo con los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 raciones grandes):
- 180-200 gramos de espirales de pasta
- 200 gramos de calabaza (peso sin piel)
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- Una cucharada sopera de aceite de oliva suave
- 15-20 piñones pelados
- Sal y pimienta, al gusto
- Agua de la cocción de la pasta
- Queso crema, opcional y al gusto

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Pelamos y cortamos la calabaza, la cebolla y los ajos y los colocamos en una bandeja de horno.
- Salpimentamos las verduras al gusto, regamos con el aceite y horneamos a 180 ºC unos 35-40 minutos, o hasta que la calabaza esté blanda. Retiramos y dejamos templar.
- Por otro lado, cocemos la pasta como solamos hacerlo habitualmente y reservamos medio vaso (75-100 ml aprox.) del agua de cocción.
- Ponemos las verduras asadas y el agua en el vaso de la batidora y trituramos hasta que quede suave y cremosa. Podemos añadirle también un poco de queso crema al gusto.
- Seguidamente, tostamos los piñones en una sartén sin aceite a fuego vivo, hasta que tomen color.
- Para terminar, repartimos la pasta en dos platos y la servimos con una buena cantidad de salsa por encima y terminada con un puñado de piñones tostados y/o queso rallado al gusto.




Notas:
- Hornear las verduras para preparar esta salsa hace que quede mucha más rica, con un sabor a asado muy característico. Para variar un poco o si no disponéis de tanto tiempo, podéis rehogarlas con un chorrito de aceite y vino en una sartén o incluso usar calabaza cocida de esa que venden en muchos supermercados.
- Para variar un poco, se pueden sustituir los piñones por cualquier otro fruto seco al gusto, así como variar las especias. Como siempre os digo, imaginación y gusto al poder.


Y esto es todo, por ahora. Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Os recomiendo echarle un ojo al resto de aportaciones de mis compis de reto, estoy segura de que va a ser un recopilatorio estupendo, como de costumbre :)




¡Muchísimas gracias por seguir ahí, y nos vemos (leemos) en breve!
Fotos: MarcRT Studios

martes, 18 de octubre de 2016

MIS RECETAS EN COOKPAD (II)



Bueno, bueno, bueno, dos entradas nuevas en el blog con apenas una semana de diferencia entre la una y la otra, esto si que es algo insólito... ¡Pedid un deseo, rápido! Yo acabo de decidir así, a lo loco, que mañana a primerísima hora me planto en la Administración de Loterías que tengo al lado de casa para hacer unas cuantas apuestas a La Primitiva del jueves, vaya a ser que suene la campana...
Vale, bromas aparte y después de la parrafada que os solté como acompañante de las tortas de aceite y anís para intentar medio justificarme, me acabo de dar cuenta de que me olvidé mencionaros otro de los motivos (y de los más importantes, vaya) por el que no puedo publicar tantas recetas ni participar en todos los eventos, retos, iniciativas, etc., en los que me gustaría: Mi chico (todavía no me acostumbro a llamarle "marido", dadme tiempo...) también está hasta arriba de trabajo últimamente, y las pocas veces que coincidimos un día entero los dos en casa, o a él no le apetece pasarse una hora cámara en mano haciéndole fotos a unas croquetas, o yo ya he preparado los tápers para el día siguiente y los tengo bien guardaditos en su bolsa térmica o, simplemente, nos apetece disfrutar de nuestra compañía mutua y pasarnos la tarde tirados en el sofá, viendo una peli y poniéndonos finos a palomitas... Vaya, a lo que se le llama descansar un poco y, ya que nos ponemos, hacer algo de vida en pareja, que nunca está de más.
Como ya os he comentado en multitud de ocasiones, mi chico es fotógrafo y, aunque se le dan mejor los exteriores, no ha parado de sorprenderme con sus fotos de mis recetas desde que empecé con el blog. Yo, en cambio, no me llevo tan bien con la cámara como me gustaría e intento hacer uso de ella lo menos posible y sólo cuando no tengo más remedio (o por pura cabezonería, la verdad sea dicha).
Y aquí estoy, sin fotógrafo "oficial" hasta nuevo aviso, liada con mis 14 monstruitos "bilingües", intentando seguir con el ritmo de estudios y, para rematar, arrastrando un pedazo de constipado desde hace una semana. Eso sí, la "mala costumbre" de comer no nos la quita nadie y cocinar he tenido que cocinar igual... Por lo menos ha habido testigos de ello y, por supuesto, por estos lares no ibais a ser menos.
Hacía mediados de mayo os comentaba que empecé a participar en Cookpad España hará ahora 1 año y medio más o menos y que, lo que realmente hace que quiera seguir formando parte activa de esta comunidad, es el hecho de que se trata de una plataforma donde la gente realmente disfruta cocinando, compartiendo y aprendiendo, y eso se nota. Lo mismo puedes encontrarte con recetas muy elaboradas con unas fotografías espectaculares, como con otras mucho más humildes y sencillas, cocinadas, fotografiadas y editadas casi al momento, como ha sido el caso de la mayoría que servidora ha ido publicando últimamente y que me dispongo a enseñaros hoy.
Sin más, aquí tenéis algunas de ellas que espero os ayuden a diseñar un menú adaptado a vuestros gustos y/o necesidades, pues hay un poco de todo (guarniciones, platos de carne, platos de pasta, cenas ligeras...):


- Este arroz salteado con verduras y frutos secos constituye una guarnición mucho más ligera que las clásicas patatas fritas y resulta ideal para acompañar y completar nuestros platos de carne y/o pescado, aunque también lo podemos disfrutar tal cual a modo de entrante o cena ligera. En cualquier caso se trata de una receta muy sencilla, aromática y nutritiva.



- La escalivada es uno de los platos vegetales más básicos del recetario catalán y resulta ideal para preparar esta receta de torradas "a la catalana", una cena muy sencilla y muy rica. La palabra "escalivada" viene del verbo "escalivar", que en catalán significa “asar al rescoldo”, y suelen emplearse verduras como el pimiento rojo, la berenjena, la cebolla, etc.



- Y de la verdura pasamos directamente a la carne, y lo hacemos con estas albóndigas ligeras de pollo con verduras. Las albóndigas son de esos platos que no faltan en ninguna casa y que, acompañadas de una buena salsa a base de verduras y un poco de arroz cocido, patatas, pasta, etc., se convierten en un plato completo y delicioso, pero también bastante calórico. Por eso, con esta receta os enseño como las preparo yo en casa para que resulte un plato más ligero pero no por ello menos rico.



- Y ahora le llega el turno a la pasta con estos macarrones con salsa de tomate y queso crema, una receta que sorprende por su sencillez y sabor y perfecta para el táper a modo de plato único.



- Aunque estemos ya con el estómago lleno, nadie le dice que no a un dulce final, ¿Verdad?
Para ello, os propongo este pudin de pan y chocolate que, aparte de ser delicioso, nos permite dar salida a los restos de pan/bollería que se nos hayan quedado duros.



Y bien, esto es todo por ahora. Como podéis comprobar, ni son recetas excesivamente elaboradas y las fotos distan mucho de estar a la altura de las que suelo enseñaros aquí, pero todo ello es el reflejo de la cocina de mi casa, una cocina "de batalla", a la que no dejo de dedicarle muchos ratos y a la que siempre le pongo mucho cariño.
Antes de despedirme hasta la próxima (y, muy a mi pesar, nunca sé cuándo caerá exactamente...), aprovecho para volver a recomendaros Cookpad, pues entre retos, días temáticos, tardes de cocina en directo y demás, tendréis la oportunidad de aprender mucho, de conocer a gente muy maja y con muy buena mano en la cocina y, sobretodo y más importante, de pasarlo muy muy bien. Tened por seguro que el equipo de Cookpad España (en mi caso fueron Irene y María, dos chicas que son un amor) os recibirá con los brazos abiertos.

¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz semana!

sábado, 16 de enero de 2016

SALTEADO DE GIGLI Y CHAMPIÑONES



Una buena compañera mía se va un tiempo a estudiar a Alemania y, cuando nos volvemos a ver, me trae unos caramelos típicos de la zona; Otra buenísima (la mejor, diría yo) amiga hace una escapada a Berlín, y me trae una caja de bombones y un bote de chucrut artesano que quitan el sentido; Mis padres se van de viaje de aniversario a las Islas Canarias, y me traen tres botes de mojo picón (suave, picante y de cilantro) que estaban para comérselos a cucharadas; Y mis suegros, cada vez que hacen una escapada a Italia, acostumbran a traerme dos bolsones de pasta artesana, de esa que incluso viene envasada en una bolsa de papel marrón y se cuece en un suspiro, y un bote de 1 kilo de Nutella.
Sí, no lo puedo remediar, me he convertido en una "guiri" gastronómica. Tanto si soy yo la que viajo como si son los demás los que se acuerdan de mi, los souvenirs que más me gustan no son aquellos que te pasas viendo el resto de tus días en el mueble del salón, o enganchados en la puerta de la nevera, o incluso colgados en la pared del salón. Para mi, la mejor manera de prolongar y recordar un viaje y sus sabores y compartirlo con nuestros seres queridos, es a través de la gastronomía. Si un viaje ha sido inolvidable, qué mejor que continuarlo en nuestra propia cocina llenando la maleta de souvenirs gastronómicos auténticos, de esos que se escapan de la afluencia turística y que son pequeñas joyas autóctonas difíciles de encontrar fuera del destino... Un lujo. Sin duda, los souvenirs con sabor son los mejores.
Bueno, a lo que iba, que me enrollo más que una persiana.
Desde que conozco a mis suegros, han debido visitar Italia unas 6 o 7 veces, tirando por lo bajo. Es un país que les encanta y que casi siempre les coge de escala en todas las escapadas por Europa que hacen, así que lo visitan con relativa frecuencia y lo conocen bastante bien. Mi suegra, una mujer que disfruta de lo lindo comprando souvenirs para ella y para los suyos, siempre se acuerda de mi y me compra algún (o algunos, que no es ella de racanear) producto típico del lugar. La última vez visitaron Génova y Savona, y se presentó en casa con dos bolsones de pasta ecológica artesana, unos Gigli y unos Mafalde Lunghe que han sido, hasta la fecha, la mejor pasta que he comido nunca. Me han regalado pasta artesana en otras ocasiones, pero ninguna como esta. Qué aroma al abrir la bolsa, qué color, qué rapidez de cocción, qué textura tan perfecta, y qué sabor más rico... Deliciosa.
Ah, y también le regalaron a mi catador un bote enorme de Nutella, pero eso ya es de rigor, prácticamente...
Tenía tantas ganas de probar mi "souvenir" que al día siguiente preparé este plato de pasta con lo que tenía por la nevera: una bandeja de champiñones, un poco de tomate natural, una cebolla, ajo y perejil, y poco más. resultando un salteado sencillo que nos solucionó la comida y que me sirvió para quitarme el antojo y conseguir precisamente lo que quería, que ese sabor tan auténtico de la pasta no pasara a un segundo plano a causa de una mala elección del acompañante.  Acerté, y estoy encantadísima de enseñaros el resultado.
Espero que os guste.




Ingredientes (para 2 personas):
- 180 gramos de Gigli (pasta corta típica de Génova)
- 150 gramos de champiñones laminados
- 100 gramos de tomate natural triturado
- 1/2 cebolla
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave.
- 1 chorrito de vino blanco de cocina (50 ml aprox.)
- Una pizca de azúcar
- Sal, ajo y perejil picados, al gusto

- Comenzamos cociendo la pasta según las instrucciones del fabricante. En este caso, con 5 minutos es más que suficiente. Escurrimos y reservamos.
- Limpiamos y picamos la cebolla, y la salteamos un poco en una sartén con el aceite a fuego medio. Cuando empiece a transparentar, añadimos también los champis y dejamos que suelten todo su agua.
- Cuando el agua de los champis se haya evaporado casi por completo, añadimos el tomate, el azúcar y el vino. Salamos, añadimos las especias y dejamos reducir unos 6-8 minutos a fuego medio, moviéndolo cada minuto.
- Pasado este tiempo, añadimos la pasta que habíamos reservado a la sartén, retiramos del fuego, salteamos unos instantes y servimos inmediatamente, tal cual o espolvoreado con perejil picado o con queso rallado.




Notas:
- Para conseguir un plato de pasta todavía más sabroso y completo,podemos añadirle unos tacos de bacon, de jamón york, atún, salchichas... Para gustos, colores.
- Aunque de un día para otro también está rico, es mejor degustar este plato de pasta recién hecho, pues la pasta artesana pierde sabor y textura con relativa rapidez.


¡Millones de gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!

martes, 1 de diciembre de 2015

MACARRONES A LA BOLOÑESA DE SALCHICHAS



Si de nuestra última escapada por tierras francesas volvíamos con las pilas totalmente recargadas y el optimismo por las nubes, esta vez, y muy a nuestro pesar, no podemos decir lo mismo. Han sido... como decirlo... unas vacaciones intensas, o más bien agotadoras, o más bien complicadas o, en ciertos momentos, todo a la vez. Por varios motivos que ya no vienen al caso, no hemos podido disfrutar de la familia y del lugar ni la mitad de lo que nos hubiera gustado, y eso ha hecho que volvamos a la rutina con la sensación de haber disfrutado poco, de no haber descansado e incluso con cierta sensación de desilusión... En fin, como siempre, intentaremos quedarnos con lo bueno, con esos desayunos a base de café y churros con la familia, los paseos por la playa, el tapeo tardío en las terracitas de invierno y las cenas a base de pan con manteca colorá... Ya habrán otros años, otras circunstancias y los mismos rincones llenos de encanto esperando a que volvamos para descubrirlos y disfrutarlos. Y digo esto porque el tiempo que pudimos dedicar a "turistear" un poco, lo aprovechamos al máximo y nos dejamos caer por lugares como Cádiz, El Puerto de Santa María, Tarifa, las Playas de Bolonia, etc. Una ruta por los pueblos con más encanto de la costa gaditana que os recomiendo que hagáis por lo menos una vez en la vida, si tenéis la oportunidad. Sus paisajes, su clima, su arquitectura, sus gentes, su gastronomía... Lugares que enamoran por éstas y por mil razones más, doy fe.
En fin, como veis, el que no se consuela es porque no quiere.
Habiendo aterrizado en Barcelona a las tantas de la tarde del día anterior, con la nevera medio vacía debido a nuestra ausencia y con todavía con bastante cansancio encima, tenía claro que ese domingo comeríamos pasta. Pensándolo bien, ¿quién no ha recurrido a un plato sencillo a base de pasta cuando no se tiene tiempo, o ganas de cocinar, o ambas cosas a la vez? Yo no soy de las que levantaría la mano precisamente. Además, suelo incluir por costumbre una receta de pasta de manera semanal en nuestro menú, y la semana pasada, a fecha de domingo, todavía no lo había hecho. Para rematar, vivo con una auténtica máquina de devorar pasta, plato tras plato, sin piedad, y sea como sea que esté cocinada, "pero con mucho queso" como me pide siempre el señor. Y como me encanta verlo comer y disfrutar haciéndolo, sus deseos son órdenes para mi.
Esta vez recurrí a una receta tan clásica y tan rica como son los macarrones a la boloñesa, pero con un toque distinto que nos gustó mucho, diría que incluso más que la receta original. En vez de carne picada, la última vez que estuve en mi carnicería de confianza compré una especie de preparado cárnico que se suele emplear como relleno para elaborar salchichas frescas. Es una picada de aspecto muy similar a la carne picada tradicional, pero que se envasa ligeramente condimentada, es un pelín más grasa y mucho más compacta. Esto hace que, a la hora de cocinarla, requiera más "meneo" para evitar que quede una boloñesa muy grumosa y con exceso de grasa, pero el resultado es una salsa deliciosa, nada complicada y que, acompañando a la pasta, resulta un plato la mar de completo. Y con un poco de queso en polvo por encima, ya ni os cuento... Se me hace la boca agua.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 180-200 gramos de macarrones
- 200 gramos de preparado de carne para salchichas frescas
- Media cebolla
- Media zanahoria
- 1 pimiento verde italiano pequeño
- 200 gramos de tomate frito de calidad
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- Un chorro de vino blanco
- Ajo en polvo, orégano, pimienta y sal, al gusto

- Comenzaremos cociendo los macarrones según las instrucciones del fabricante. Reservamos.
- Limpiamos y picamos muy menudo la cebolla, la zanahoria y el pimiento.
- En una sartén a fuego medio, calentamos las dos cucharadas de aceite y sofreímos la cebolla hasta que transparente. Añadimos entonces el pimiento y la zanahoria y pochamos unos 5 minutos más.
- Pasado este tiempo, añadimos la carne de salchichas y vamos removiendo sin parar, deshaciendo bien la carne para que quede similar a la carne picada.
- Una vez la carne haya cogido color, añadimos las especias y el vino y dejamos reducir casi por completo. Añadimos entonces el tomate frito, lo mezclamos bien durante un par de minutos y retiramos del fuego.
- Para servir, repartimos la pasta en dos platos hondos, añadimos la salsa por encima y espolvoreamos con queso rallado a nuestra elección.




Notas:
- Si os gusta la pasta gratinada, os recomiendo colocar los macarrones en una bandeja de horno, cubrirlos con la salsa y una buena cantidad de queso rallado y gratinarlos en el horno unos 5 minutos a máxima potencia (240-250ºC). 
- Si acompañáis este plato de pasta con una ensalada de hoja verde, unas verduras a la plancha, un puré de verduras, etc., disfrutaréis de una comida todavía más completa y deliciosa.

Nada más por ahora, espero que os haya gustado.
¡Mil gracias por seguir ahí!

jueves, 20 de agosto de 2015

PASTA GRATINADA CON PISTO



Cocineros/as, recetas y versiones de las mismas hay muchas, muchísimas, miles, millones diría yo, y seguro que me estoy quedando corta. Para que un plato vea la luz a través de nuestro blog, debe salir bien, debe estar catado previamente y nos ha debido de gustar, porque si no la entrada no tendría sentido alguno. Pero lo cierto es que no todo nos gusta por igual. Hay muchos platos que simplemente están bien y nos ayudan a salir del paso, otros que están bastante buenos y otros que están muy buenos. Esto es, en cierta manera, un poco relativo, porque quizás subamos cosas que, a criterio personal, no nos han llamado mucho la atención, pero al resto de los comensales que lo han probado les ha encantado, y al revés, por supuesto.
Yo, como la mayoría de personas que cocinamos con asiduidad, también tengo más o menos hecho ese "ránking" con todas las recetas que me parecen especialmente buenas, de esas que en casa todos estamos de acuerdo que son una acierto y que nunca nos cansamos de comer. Y si vienen invitados, por supuesto, tiras de "top five", "top ten" o del "top" que tengas, porque sabes que vas a quedar mejor que bien y que los comensales van a disfrutar de lo lindo.
No es de extrañar que mi cocina huela, como mínimo una vez por semana, a las lentejas de mi yaya, a los higaditos de pollo encebollados de mi madre, o a los rosquitos de anís que han cocinado desde siempre las mujeres de mi familia, o al pollo al horno de mi padre (que no me sale nunca igual, el condenado no me da la receta original ni a tiros, dice que es secreto de la familia Rosano...).
Ah, y por supuesto, huele a pasta con pisto. Cuando era pequeña y mi abuelo aun vivía, tenía un pequeño huerto a unos escasos tres kilómetros de casa al que siempre le sacaba el máximo provecho, pues no había estación en la que no plantara algo, aun a riesgo de que se le fuera a echar a perder. Deseando estaba que llegara cada día las 12 del mediodía, para salir a la puerta y ayudarle a descargar la cosecha del día: Qué pimientos, qué tomates, qué berenjenas, qué lechugas... qué todo señores, una auténtica gozada. Por muy ecológicas que me las quieran vender, y aunque estén buenas, jamás he vuelto a comer unas verduras con un sabor, un color y un aroma similar, ni de lejos, y que me disculpen el resto de payeses del mundo, pues quizás sea una opinión muy contundente y poco objetiva, pero es mi humilde opinión.
Una de las cosas que más le gustaba hacer a mi abuela con los excedentes de verdura eran conservas: de tomate natural, de tomate frito, de pisto, etc., para poder disfrutar de ellas también en invierno.
El trapicheo de botes de conserva desde casa de mis abuelos a la mía es un recuerdo que se ha quedado fijado en mi mente con mucho cariño. 
Mi madre usaba los sofritos de mi yaya para hacer la base de la salsa que acompañaría a la pasta y, dependiendo del día, le añadía atún o carne picada. Aunque como a mi más me gustaba era cuando la preparaba sola, con el único acompañamiento del sofrito de verduras, la cubría de queso y la ponía a gratinar en el último momento. A veces también le añadía un poco de bechamel, y entonces ya si que era una comida de fiesta. 
En fin, sin más preámbulos, os dejo con mi homenaje a esa pasta gratinada que tanto nos gustaba en casa y que ahora es un indispensable en la mía. Como veréis, es un plato sencillo en el que las verduras ganan protagonismo, pues si os animáis a hacer la salsa desde cero, con ingredientes 100% naturales, vais a notar muchísimo la diferencia. Esto, combinado con el sabor y el crujiente del queso recién gratinado, hacen que sea un perfecto, delicioso y equilibrado plato único.
Espero que os guste.





Ingredientes (para 2 platos muy hermosos):
- 150 gramos de pasta (macarrones, espaguetis, espirales...)
- 1 berenjena mediana
- 1 pimiento italiano pequeño
- Media cebolla
- 200 gramos de tomate natural triturado
- 1 pizca de azúcar
- Medio vaso de vino blanco
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- Ajo en polvo, pimienta, orégano y sal, al gusto
- 100 gramos de queso para gratinar (yo usé un preparado indicado para ello)

- Para empezar, cocemos la pasta según las instrucciones del fabricante, salamos y reservamos.
- Seguidamente, pelamos y limpiamos las verduras y las troceamos lo más menudas posibles.
- Ponemos una sartén a fuego medio con el aceite y cuando esté caliente añadimos la cebolla, le damos unas vueltas y añadimos también el pimiento y la berenjena.
- Salteamos las verduras unos 5-7 minutos, añadimos el vino y dejamos reducir un par de minutos más. Añadimos seguidamente el tomate, la pizca de azúcar, la sal y las especias y dejamos cocinar hasta que el líquido del tomate haya reducido casi por completo.
- Ahora, encendemos el horno a 200º en modo gratinador.
- Retiramos las verduras del fuego y las mezclamos bien con la pasta en la misma sartén. Dejamos unos 5 minutos que repose.
- En una fuente grande apta para horno, colocamos la pasta y la repartimos bien. Cubrimos con el queso e introducimos en el horno hasta que el queso se haya dorado.
- Por último, apagamos el horno, retiramos la pasta, la dejamos templar y la servimos, intentando no romper la capa crujiente de queso.




Notas:
- Para esta receta es muy recomendable cocer la pasta al dente, pues se terminará de hacer en el horno.
- Es importante que, en el momento de gratinar, el horno esté completamente caliente y que la pasta pasé en tiempo justo dentro del mismo, pues si no corre el riesgo de quedarse un poco seca.
- Como ya he comentado, con bechamel este plato gana mucho. Bastará con ponerla por encima de la pasta una vez la tengamos en la fuente, añadir el queso y gratinar del mismo modo.
- Cualquier añadido que se os ocurra y pueda combinar bien será bienvenido en este plato: carne picada, atún, tacos de pollo al horno, tacos de chorizo, tacos de jamón, salsa de queso en vez de bechamel... imaginación al poder.

Nada más por ahora, espero que os haya gustado.
¡Feliz fin de semana!

jueves, 13 de agosto de 2015

ENSALADA DE PASTA, LA REINA DEL TUPPER

 


La reina del tupper y del verano, por supuesto. Y es que la ensalada de pasta es una comida ideal para un día de campo o playa, cuando va llegando el calor y el cuerpo nos pide salir a disfrutar del buen tiempo, de nuestro entorno, y si es en buena compañía, mejor que mejor.
A mi, la ensalada de pasta me trae muy buenos recuerdos. Cuando era pequeña y nos juntábamos toda la familia para ir a pasar el día en la playa o en la piscina, mi madre se dedicaba la noche anterior a preparar comida para un regimiento: indispensables la tortilla de patatas, los filetes empanados, los pimientos fritos y, por supuesto, la ensalada de pasta. Para que os hagáis una idea, nos hartábamos de comer ese día, sobraba para la cena e incluso para la comida del día siguiente, y no sólo la nuestra, si no también la de mis abuelos y mis tíos. Se nota que mi madre es andaluza, vamos que si se nota... una exagerada para todo.
Para mi disgusto, ensalada de pasta no solía sobrar en cantidad, pues es un plato tan fresco y ligero que nos lo comíamos sin darnos cuenta y nos apetecía mucho más que un filete o cualquier otra fritura. Pero ahí estaba siempre yo, pendiente de que mi madre se pusiera a vaciar la nevera y fregar los cacharos y confiscarle el tupper de la ensalada de pasta para cenar esa misma noche o comer al día siguiente. Ais, qué buenos tiempos aquellos, con lo fácil que era juntarnos a todos y lo difícil que se ha vuelto...
Existen infinidad de recetas de ensalada de pasta, desde las más clásicas y sencillas con atún y huevo, o con tacos de pollo y un poco de queso, a algunas más elaboradas y gourmet con ahumados, algún tipo de marisco, frutos secos e incluso una salsa o aliño un poco más elaborado. En fin, infinitas posibilidades para todos los gustos, despensas y bolsillos.
La variante que yo más preparo en casa se puede considerar una receta clásica, pues es una ensalada donde los ingredientes estrella son, casi siempre, el huevo, el atún y la pasta, tal cual la preparaba mi madre y como más nos gusta. Lo único que me chifla añadirle de más es pimiento rojo crudo troceado, que le aporta un toque muy fresco y que os recomiendo encarecidamente, y lechuga picada muy menuda. A partir de ahí, como digo siempre, para gustos colores, e imaginación al poder. Con apenas unos pocos ingredientes que tengamos a mano nos puede salir una ensalada de pasta deliciosa, doy fe de ello.




Ingredientes (para dos raciones hermosas):
- 150 gramos de pasta (espirales, macarrones, lazos...)
- 1 tomate mediano
- Medio pimiento rojo de asar
- Lechuga picada, al gusto
- 1 envase de tacos de fiambre de pavo
- 1 huevo cocido tamaño M
- 4 palitos de surimi
- Queso fresco, olivas, maíz, zanahoria rallada, brotes de soja, etc., opcional y al gusto.

Para el aliño:
- 2 cucharadas soperas de aceite
- 1 cucharada sopera de salsa de soja
- Una pizca de vinagre

- Para empezar, cocemos la pasta según las instrucciones del fabricante, la dejamos enfriar, la salamos un poco y la colocamos en un bol grande.
- En otra cacerola y a la misma vez, coceremos un huevo y lo dejaremos enfriar completamente antes de pelarlo.
- A parte, troceamos el pimiento y la lechuga y se lo añadimos a la pasta. Hacemos lo mismo con los tomates, el queso fresco y el huevo.
- Añadimos también el atún muy escurrido y el resto de ingredientes a nuestra elección (olivas, maíz, zanahoria...).
- Para preparar el aliño mezclamos el aceite con la salsa de soja y el vinagre.
- Por último, aliñamos, mezclamos bien todos los ingredientes y la metemos en el frigorífico 1 hora como mínimo. Servimos fresquita.




Notas:
- Si nos vamos a llevar la ensalada en un tupper, es mucho mejor aliñarla justo antes de comerla, pues así ayudaremos a que todos los ingredientes conserven su color, aroma y sabor original.
- En este caso yo usé espaguetis que me habían sobrado de una preparación anterior, pero para este plato recomiendo emplear pasta corta y, a poder ser, de colores, pues es mucho más fácil de comer y la presentación mejora mucho.
- En cualquier plato de pasta es importante cocinarla al dente, pero para este todavía lo es más. Si la pasta esta muy blanda quedará un engrudo difícil de comer.
- Si la preparamos bien siguiendo estos cuatro consejos básicos, podremos conservar nuestra ensalada en un tupper en la nevera hasta 3 días sin que se resienta demasiado.

Nada mas por ahora, espero que lo disfrutéis y que sigáis teniendo un buen verano.
¡Millones de gracias por seguir ahí!

martes, 30 de junio de 2015

SALTEADO DE PASTA CON CALABACÍN Y SALCHICHAS



Comer pasta una vez en semana era y es un ritual que se hacía en mi casa cuando yo era pequeña y que recuerdo como una de esas costumbres familiares entrañables. Por supuesto, yo no he dejado ni dejaré nunca de practicar ese ritual y, a día de hoy, viviendo ya con mi señor novio, sigo recurriendo a la pasta como mínimo una vez en semana, aunque a veces caen dos a demanda popular o por falta de tiempo, pues desde que trabajo la pasta es uno de mis mejores aliados a la hora de prepararme el tupper.
Por supuesto, en casa nos encanta la pasta, y motivos no nos faltan: es un alimento muy energético y fácilmente digerible (en mi caso, opto por la integral, doble beneficio), saciante, económico, muy versátil, permite obtener platos muy completos al combinarse con proteína y verdura, se puede comer tanto fría como caliente, la variedad existente en el mercado es enorme y, qué diantres, está buenísima.
Para los que nos gusta ir variando y probando distintas combinaciones de ingredientes, la pasta nos es de gran ayuda, pues pocas cosas hay que no le combinen bien.
Igual que me sucedió cuando "inventé" la pasta con champiñones y jamón serrano, no tenía pensado publicar esta receta y, de hecho, no creía que fuera a resultar un plato tan rico hasta que lo probé. Suelo tener muy poca fe en mis experimentos culinarios, pero al menos las fotos las hago, por si suena la campana y esas cosas...
Pese a ser uno de esos clásicos salteados de pasta con verduras y algo más, la verdad es que el resultado es más que satisfactorio si tenemos en cuenta lo fácil y rápido que resulta prepararlo. Mientras se cuece la pasta se saltean los vegetales y las salchichas y en menos de 20 minutos tenemos solucionada la comida. Además, es un plato muy rico tanto frío como caliente y es fácilmente "tuneable", por lo que partiendo de la base se puede adaptar a cualquier nevera y/o despensa.
Muy recomendable, sin duda.




Ingredientes (para dos personas):
180 gramos de pasta (espaguetis, macarrones, espirales..)
1 calabacín grande
Media cebolla
1 diente de ajo 
2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
1 cucharada sopera de tomate triturado
Sazonador para pasta (yo usé el de marca Carmencita)
Sal, al gusto
Perejil picado, al gusto

- Para empezar, cocemos la pasta según las instrucciones del fabricante y reservamos.
- Seguidamente, pelamos y troceamos el calabacín, la cebolla y el ajo.
 - Ponemos una sartén a fuego medio con el aceite y cuando esté caliente añadimos el ajo, la cebolla y el calabacín, y salteamos hasta que empiecen a coger color, dándole unas vueltas.
- Cuando el calabacín haya soltado casi toda su agua, añadimos el tomate y el sazonador para pasta, y cocinamos un par de minutos más.
- Pasado este tiempo, retiramos del fuego y añadimos la pasta, mezclamos con el salteado y rectificamos de sal si fuese necesario.
- Servimos inmediatamente espolvoreado con perejil picado.




Notas:
- Como podréis observar, yo no prescindo de la piel del calabacín puesto que en casa nos gusta y supone un pequeño aporte extra de fibra. Basta con quitársela si no os hace gracia.
- Cuidado con la sal, pues los sazonadores para pasta suelen llevar bastante. Probadlo antes de añadirle más.
- Para disfrutar de este plato de pasta totalmente "al dente", es importante servirlo al momento y cocer la pasta correctamente.

Espero que os haya gustado.
¡Muy feliz y calurosa semana!

sábado, 9 de mayo de 2015

PASTA CON CHAMPIÑONES Y JAMÓN SERRANO



Si me preguntaran cual es mi plato favorito, tendría serios problemas para contestar. Para mi, un plato no es solamente algo que se prepara y se come sin más, a mi me acaba gustando más o menos algo según el lugar, la situación, la compañía... es por eso quizás que no concibo un día de playa sin tortilla de patatas, excursiones a la montaña sin un bocadillo de carne rebozada, o partidos de fútbol sin unas patatas y una cervecita... en fin, cosas moñas que no puedo evitar, pero que sin duda han influido mucho en mi forma de comer y cocinar.
A ver, pues.. me encantan los guisos de legumbres, la tortilla de patatas, las pizzas hechas en casa, el pollo en salsa de mi madre...y me encanta la pasta. En mi casa, comer macarrones boloñesa era y es una tradición inquebrantable de los viernes que mi padre, mucho más de platos contundentes, odiaba y que mi madre y yo estábamos siempre deseando que llegara. Todos a la mesa, y macarrones boloñesa (vaya, con rima y todo). Y lo curioso es que cuando empecé a ir a comer a casa de mi pareja, pasaba exactamente igual: los viernes, pasta boloñesa, aunque en este caso eran espaguettis. Qué más da, en mi mente se quedó como una manera de echar un poquito menos de menos mi casa... Y ya que ha salido el tema, hablando de mi señor novio y sobretodo de sus señores padres, vinieron de visita hará cosa de una semana y nos trajeron una fiambrera hasta arriba de jamón serrano, "para que os hagáis un par de bocadillos... o 30". En fin, madres y trapicheo de tuppers, qué os voy a contar. Después de haber hecho bocatas para el desayuno, bocatas para la cena, coca de jamón con verduras, crema de verduras con jamón... aún queda media fiambrera. Y hoy tocaba pasta en casa, así que habrá que darle otra salida.
Como ya es costumbre en mi, abrí la nevera y tiré de lo que tenía: media bandeja de champiñones, media lata de tomate triturado, un trozo de cebolla.. y jamón, el jamón que no falte.
El resultado nos ha sorprendido gratamente, incluso afirmo que lo repetiré en más de una ocasión, porque nos ha encantado. Los champis y el jamón casan a la perfección, y con la pasta ya ni os cuento. Un plato realmente sencillo y muy equilibrado que, como no podría ser de otra manera, me ha apañado un tupper muy rico.
Espero que os guste.




Ingredientes (para dos personas):
- 150 gramos de macarrones
- 125 gramos de champiñones
- 70 gramos de jamón a tacos muy pequeños
- 4 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva
- Una pizca de azúcar
- Sal, ajo en polvo y perejil picado, al gusto

-Para empezar, cocemos los macarrones según las instrucciones del fabricante y reservamos.
- Seguidamente, limpiamos y troceamos los champis, la cebolla y el jamón.
- Ponemos una sartén a fuego medio con la cucharada de aceite y cuando esté caliente le añadimos la cebolla y los champis. Deberemos dejar que los champis suelten toda su agua.
- Cuando el agua de los champis haya casi desaparecido, añadimos el jamón, le damos un par de vueltas y añadimos rápidamente el tomate y la pizca de azúcar, la sal y las especias que hayamos elegido.
- Dejamos reducir un par de minutos, añadimos los macarrones y retiramos del fuego.
- Por último, mezclamos bien los macarrones con el sofrito y servimos inmediatamente espolvoreado con perejil picado.



Notas:
- Si sois de los que os gusta mucho que la pasta lleve bastante salsa, aumentar un poco la cantidad de champis y de tomate, porque yo me quedé un poco justa, no tenía más.
- Cuidado con la sal, el jamón le aporta bastante. Probad la salsa antes de añadirle más.

!Feliz fin de semana guap@s! Y gracias por leerme.

jueves, 2 de abril de 2015

TORTILLA DE PASTA



Tal cual suena, es lo que es, sin florituras. La receta de hoy no es más que eso, una tortilla hecha con pasta y huevos, por supuesto. Es un plato que nació de mi terquedad por intentar que en mi casa se accediera, de cuando en cuando, a comer platos nuevos o simplemente variaciones de los que ya se hacían.
Mi madre nunca ha sido ni ha pretendido ser una gran cocinera, pero hay algunos platos de su recetario habitual que le quedan de lujo y que yo recuerdo con mucho cariño. Uno de esos platos son los macarrones boloñesa. Tocaban una vez a la semana y raro era que no le pidiera repetir.
Uno de esos días, siendo yo ya una adolescente (que no difícil, eh), me tocó cocinar a mí. Después de una maratón de "Hoy cocinas tú" de tres horas por lo menos, ya os podéis imaginar como estaba mi capacidad creativo-gastronómica: por las nubes. Y me lancé. Sí, ese día tocaba pasta (las tradiciones son sagradas), pero yo tenía vía y cocina libre para hacerla a mi antojo, aunque  me arriesgara a que mis padres acabaran comiendo huevos con patatas. "¡Ostras, con huevo!", pensé, y entre una cosa y otra.. en fin, aquí tenéis el resultado. Al final no fue tan malo y acabaron comiéndoselo...
Por Internet circulan miles de recetas parecidas y yo no os voy a descubrir hoy nada nuevo, sólo quiero mostraros como la hago en casa, de qué manera nos gusta más comerla.
La verdad es que es un plato sencillo, rápido de hacer y muy muy económico, pues podemos aprovechar cualquier resto de pasta cocinada. Con una ensalada de primero y una fruta o yogur de postre, tendréis en un plis plas una comida muy equilibrada.




Espero que os guste

Ingredientes (para dos personas):
120 gramos de tirabuzones de pasta
3 huevos y una clara
50 gramos de queso en polvo para pasta
Media cebolla
Dos cucharadas soperas de aceite de oliva
Sal y perejil picado al gusto

- Empezamos cociendo la pasta según las instrucciones del fabricante, dejándola al dente.
- Mientras tanto, picamos la cebolla bien pequeña y fina y la pochamos en una sarten con una de las cucharadas de aceite de oliva.
- Seguidamente, batimos los huevos y la clara en un bol hondo. 
- Una vez hecha la cebolla y la pasta, se la agregamos al huevo junto con el perejil y el queso en polvo, removemos bien y salamos al gusto.
- En otra sarten, agregamos la cucharada de aceite sobrante y, una vez caliente, añadimos la mezcla de la tortilla y ajustamos el fuego a media potencia.
- Cocinamos como mínimo 10 minutos por ese lado, siempre a fuego medio.
- Una vez cuajada, le damos la vuelta a la tortilla con ayuda de un plato y la cocinamos 5 minutos más por el otro lado. Seguidamente apagamos el fuego y dejamos la sarten sobre él unos 2-3 minutos más.
- Dejamos reposar la tortilla en la sarten unos 10 minutos y la servimos hecha porciones triangulares.




Notas:
- Recordad siempre mantener el fuego a poca potencia, sino la tortilla saldrá quemada por ambas caras pero no quedará cuajada por dentro.
- Un queso de sabor fuerte le va genial a este plato, realza mucho el sabor, pero eso va a gustos.
- Muchos acompañan este plato con una salsa de tomate casera o un pisto, cosa que recomiendo encarecidamente. 

Feliz Semana Santa.