Mostrando entradas con la etiqueta De mi casa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta De mi casa. Mostrar todas las entradas

jueves, 2 de marzo de 2017

MERLUZA AL HORNO CON PATATAS Y VERDURAS



Apenas llevamos una semana en el Reino Unido y ya hemos puesto en práctica eso de "donde fueres, haz lo que vieres" unas cuantas (muchas) veces... Y medio pueblo se ha dado cuenta ya de que somos españoles.
Nada más salir del aeropuerto intenté (sin éxito, claro) subirme a un coche dos veces por el lado derecho y casi me atropellan por ir andando por el lado de la calzada que no era; Salimos en dirección a nuestro nuevo hogar, y tuvimos que sacar los gorros y los guantes de la maleta porque estábamos a 6ºC y llovía a mares; Nada más llegar, comimos algo rápido y nos fuimos directos a hacer la compra a ASDA, el que ya os puedo asegurar que será nuestro supermercado habitual; Hemos pasado de desayunar tostadas y croissants, a hacerlo con sconespancakes y digestive biscuits (eso sí, que no nos quiten el café, que con el té no nos despierta nadie...); Después del quinto día, ya podemos dar fe de que los ingleses adoran las patatas fritas o "chips", pues nos las han servido como guarnición en TODOS nuestros almuerzos; Ya nos han visitado varias urracas, cuervos y alguna que otra ardilla que se posan en el árbol que tenemos justo delante de la ventana gigantesca de nuestra habitación con moqueta (sí, con moqueta, sin comentarios); Nuestra piel y nuestro pelo ya están empezando a notar los efectos (algunos buenos y otros no tanto) de la gran cantidad de cal que tiene aquí el agua...
En fin, no os puedo negar que, obviamente, echamos de menos muchas cosas de Barcelona y a muchas, muchísimas personas de allí con las que hemos podido, de un modo u otro, compartir esta locura y un mes plagado de "últimas veces" (últimas compras, últimas comidas con familiares y amigos, últimos cafés de media tarde, últimas charlas por Skype...), pero tampoco puedo decir que nos esté costando mucho adaptarnos al lugar y al trabajo, al menos por ahora. Hemos tenido muy buena suerte y no podemos estar más que agradecidos por haber topado con unos compañeros que nos están ayudando en todo lo que pueden, tanto a nivel personal como profesional y, sobretodo, laboral. Porque, como dicen aquí, "beginnings are always hard" y cualquier muestra de apoyo, comprensión y, en definitiva, ayuda, se agradece muchísimo. Así que, ya os digo, de momento vamos para adelante y eso es lo que más nos importa. 
Y hablando de nuestros últimos días en España...
Como suponíamos de antemano, mis padres fueron los que peor se tomaron la noticia de nuestra futura aventura por tierras inglesas. Tanto que, después de dársela y pasar por negación ("¿Estáis de broma, verdad?"), chantaje emocional ("Y serás capaz de dejarnos solos a tu padre y a mí...") y, finalmente, tristeza total, no hablamos apenas con ellos durante los 5-6 días siguientes.... Hasta que nos pidieron que fuésemos a casa para enseñarles a usar el Skype y podernos comunicar cuando estuviéramos aquí. Queremos creer y suponemos que, después de tantas buenas reacciones (os aseguro que con la familia de mi chico fue mucho más sencillo), muestras de apoyo, felicitaciones y demás, empezaron a verlo de otro modo o, simplemente, a aceptarlo y aprender a lidiar con ello. No tenemos hijos, pero supongo que para unos padres siempre es difícil dejar "volar" a un hijo y darle pie tanto a acertar como a equivocarse... Pero, pensándolo bien, ¿qué son hoy en día 2 horas en avión? ¿y cuánto tiempo es 6 meses? Todo está ya tan a nuestro alcance y el tiempo pasa tan rápido que ni nos planteamos no aprovechar la oportunidad.
Una de las cosas que tuvimos que hacer antes de venirnos es dejar vacía la despensa y la nevera, lo que se traduce en comprar poco y tirar mucho de "fondos", eso sí, intentando que nuestras comidas siguieran siendo lo más equilibradas posibles.
Esto, sumado a tooooodas las cosas que hemos tenido que hacer durante el último mes y toooodas las veces que nos hemos visto obligados a comer fuera, os aseguro que no fue pan comido precisamente.
Un día entre semana como otro cualquiera, después de haber pasado la mañana de arriba para abajo y terminar agotados, habiendo comido un bocadillo y merendado alguna guarrería de la que no me quiero ni acordar... ¡Tachán! Unos buenos centros de merluza congelada estaban esperándonos en el fondo del congelador para solucionarnos la cena y darle una pequeña tregua a nuestro estómago.
El pescado, unos restos de verduras que todavía tenía por la despensa, unas buenas patatas, un toque de horno y tirar de recetario básico, fueron suficientes para terminar bien el día.
Un plato sencillo, ligero, sabroso, saludable... Lo tiene todo, todo.
En fin, sin más. os dejo con los ingredientes y la preparación: 




Ingredientes (para 2 personas):
- 4 medallones de merluza grandes (unos 350-400 gramos aprox.)
- 2 patatas mona lisa medianas
- 1 pimiento verde mediano
- 1/2 pimiento rojo grande
- 1 cebolla mediana
- 100 ml de caldo de pescado (o vino blanco en su defecto)
- Un buen chorro de aceite de oliva suave
- Pimentón dulce, pimienta negra molida, perejil picado y sal, al gusto

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Lavamos y pelamos bien las verduras y las hacemos trozos no demasiado pequeños. Lavamos las patatas y también las hacemos rodajas.
- En una fuente de horno, colocamos primero las patatas y encima las verduras, todo lo bien repartidas que podamos. Les ponemos un poco de aceite y sal y las horneamos durante unos 15 minutos.
- Pasado este tiempo, sacamos las verduras del horno y colocamos encima la merluza, lo regamos todo con un poco de vino blanco, salpimentamos el pescado al gusto y volvemos a introducir en el horno otros 15-20 minutos.
- Cuando la merluza se haya hecho y las verduras estén tiernas, retiramos del horno, dejamos templar un poco y servimos 2 lomos por comensal con una buena guarnición de verduras.




Notas:
- Os recomiendo que, durante el horneado de la merluza, la regueis un par de veces con el propio jugo de las verduras, el vino y el aceite, pues quedará mucho más jugosa y mejor cocinada.
- Otra buenísima opción para disfrutar de las propiedades y el sabor del pescado y las verduras es preparar este plato al papillote. Queda también muy rico e incluso lo podéis aligerar un poco más, añadiendo más condimentos y eliminando y/o reduciendo el aceite).
- Podéis sustituir la merluza por unas colitas de rape, unos buenos lomos de salmón, unos filetes de dorada... Para gustos, colores.


Y esto es todo, por ahora.
A pesar de tener poco tiempo y muchas ganas de salir, visitar, descubrir, probar y demás, me he marcado el objetivo de seguir activa por estos lares siempre y cuando pueda hacerlo, así que no creo tardar mucho en volver a dar señales de vida. El primer "compromiso" será el día 10, y de nuevo con muchas ganas de participar en la iniciativa mensual de La Cocina Typical Spanish. Después de ahí, todo se andará :)
¡Mil gracias de nuevo por tanto apoyo y buenos deseos!
¡Un abrazo grande!
Fotos: MarcRT Studios

viernes, 10 de febrero de 2017

BUTIFARRA CON PATATAS (VERSIÓN LIGERA) PARA #GUERRADEANFITRIONESTS



De todos los motivos que he tenido hasta ahora y que pueda tener desde ahora para justificar mis laaaargas ausencias (os hecho de menos, jolines), el que voy a daros esta vez es el MOTIVO por excelencia, el Rey de los Motivos,el motivo más motivo de todos los motivos del mundo... Pero primero, vamos por partes, que si no me pongo a escribir como si no hubiera un mañana...
Vuelve a ser día 10 y yo, muy en mi línea, sigo enviando mi propuesta para el reto mensual de La Cocina Typical Spanish a última hora y con prisas. A la que tenga cosas que hacer, basta con que me despiste un poco y... ¡Corre Debora, que sólo quedan dos días para publicar! Soy un caso, lo sé...
En fin, nunca es tarde si la dicha es buena, y este mes tenía que llegar SÍ o SÍ. Primero porque, después de 2 años disfrutando de lo lindo con todas y cada una de las propuestas, las chicas han decidido cerrar el ciclo de anfitriones, al menos de momento. Eso sí, la despedida que nos han propuesto va a ser por todo lo alto, y es que este mes toca.. ¡guerra de anfitriones!.
Como cada mes, debemos preparar una receta que sea típica de nuestra cocina con el ingrediente propuesto, a elegir entre todas las propuestas que los anfitriones han ido presentando a lo largo de estos 2 años. Y dicho y hecho lo cual, que empiece la guerra.
Yo no tuve la oportunidad de participar en los primeros retos así que, para esta ocasión, me parecía justo optar por una de dichas iniciativas. Así que sometí mi decisión a "votación popular" (dice ser marido y mi madre, que estaba en casa en ese momento) y al final... tacháááán... ¡Me quedo con Maggie de El cajón desastre de Maggie y su #conpatatasyalolocoTS! Porque en casa nunca faltan patatas y nos encantan en todas toditas sus versiones. Además, precisamente ese día teníamos para comer un plato con patatas, así que me vino como anillo al dedo.
¿Quién no ha recurrido al típico plato combinado de carne a la plancha con patatas, o huevos fritos con patatas, o salchichas con patatas, etc., para resolver una comida en un plis plas y acertar con toda la familia? Pues eso precisamente pensé yo y, después de una mañana intensa que me había dejado pocas ganas de cocinar, preparé una cantidad generosa de patatas y verduras, las especié al gusto, un chorrito de aceite y al horno mientras bajaba a la carnicería a por unas buenas butifarras... La misma carnicería, por cierto, donde las compraba mi madre para prepararnos este tipo de platos, hace ya muchos años. 
Preparando la guarnición de patatas y verduras al horno me ahorré muchísimo trabajo y tiempo, a la vez que conseguí reducir el aporte calórico del plato considerablemente. En menos de media hora estábamos disfrutando de un plato riquísimo, equilibrado y sencillo que espero os guste tanto como a nosotros.





Ingredientes (para 2 personas):
- 2 butifarras frescas grandes al gusto (las nuestras llevaban escalivada en el relleno)
- 2 patatas medianas
- 1/2 pimiento rojo
- 1 cebolla pequeña
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- Sal, ajo en polvo, perejil picado, pimienta y pimentón, al gusto.

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 190ºC, calor arriba y abajo.
- Empezamos limpiando y picando en trozos no muy pequeños las patatas, el pimiento y la cebolla y los colocamos en una fuente de horno.
- Seguidamente, rociamos las verduras con un chorro de aceite, la salamos y especiamos al gusto, mezclamos todo bien y las introducimos en el horno durante 25-30 minutos, o hasta que estén a nuestro gusto.
- Mientras las verduras estén en el horno, haremos las butifarras a la plancha a fuego medio y con un chorrito de aceite.
- Servimos las butifarras recién hechas acompañadas de una buena cantidad de patatas y verduras y un buen trozo de pan.




Notas:
- No se deben pinchar las butifarras/salchichas mientras se están cocinando pues, a pesar de que de este modo se cocinarán mejor por dentro, pierden también mucha jugosidad. Es mejor hacerlas a fuego medio bajo para que no se quemen por fuera y se queden crudas por dentro.
- Por supuesto, este plato queda también delicioso con unas buenas patatas fritas caseras, pero el contenido calórico del plato aumenta considerablemente.
- Con salchichas frescas, lomo, contramuslos de pollo limpios, usando otras verduras para la guarnición, acompañando la carne con un poco de mayonesa o mostaza... Este tipo de platos combinados se pueden preparar y disfrutar de mil formas distintas, así que imaginación y gusto al poder.


Espero que os haya gustado mi propuesta, y aprovecho para dejaros el enlace al recopilatorio de este mes, más "guerrero" imposible.




Y como os decía al principio... Mientras las chicas andan cerrando ciclos, en casa toca empezar otros... ¡Y menudos son! He aquí mi super MOTIVO:
Hará cosa de un mes y medio, un domingo por la tarde mientras estaba preparando las actividades para darles a los peques en clase, me topé por casualidad con una oferta de trabajo en la que pedían una pareja para trabajar en una isla británica situada allá donde dios perdió la chancla. Las condiciones estaban genial y, sin ninguna esperanza, mi chico y yo aplicamos en la oferta... Y sucedió lo que nos imaginamos, que nos descartaron enseguida. Tampoco teníamos nada que perder...
Pero el viernes por la tarde de esa misma semana, recibimos una llamada de una chica de la empresa que gestiona dichas ofertas porque a última hora le había entrado otra oferta de trabajo bastante interesante y creía que nuestros perfiles eran ideales para cubrirla. Y después de darle muuucha caña con el inglés, varias entrevistas a distancia, mucho papeleo hecho y por hacer, y muchos nervios mezclados con ilusión y ganas... ¡Nos vamos a vivir al Reino Unido en menos de 20 días! Ha sido todo tan increíble y tan rápido que todavía no nos lo terminamos de creer, pero nos está sucediendo y no os imagináis lo disparatados que estamos. Van a ser los 20 días más largos de nuestras vidas...
6 meses como mínimo, y todo lo que estemos dispuestos a trabajar y vivir allí como máximo, es todo lo que sabemos seguro hasta ahora. Lo demás vendrá solo, como siempre. 
Por eso no podía ni quería perder la oportunidad de participar este mes pues, muy a mi pesar, va a ser la última vez que pueda hacerlo en, por lo menos, 7 meses. Eso, o hasta que podamos instalarnos más cómodamente allí, decidamos volver, o lo que surja. De momento nos damos por satisfechos con que nos guardéis el secreto una semanita más (todavía estoy dándole vueltas a cómo decírselo a mi madre sin que le de un "jamacuco") y nos deseeis suerte, porfa :)
En fin, espero y deseo ponerme al día con unas cuantas entradas que tengo en "making of" (por ir practicando inglés un poco je je) desde hace mucho, y prometo subir alguna antes de marcharnos.
¡Mil gracias por seguir ahí! Un abrazo grande.

martes, 10 de enero de 2017

UNTABLE DE SETAS Y TOSTAS DE SETAS Y ATÚN PARA #DANDOLALATATS



Nuevo año, nuevo mes, de nuevo es día 10 y de nuevo me toca terminar mi propuesta para el reto de La Cocina Typical Spanish en el último momento, a pesar de haberla enviado hace ya unos días... Esta vez me veo en la obligación de entonar el "mea culpa" y confieso que se me ha ido pasando la fecha sin querer y queriendo, pues llevo un despiste encima que no parece ni medio normal en mí. Bueno, muchos lo llaman síndrome postvacacional... ¿Ah, pero eso existe de verdad, o es pura ñoñería nuestra? En fin, reflexiones tontas aparte, vamos a lo que vamos.
Desde que se dió a conocer la propuesta de este mes, dadas las fechas que se nos avecinaban y la firme promesa que me había hecho de no pasarlas en la cocina la mayor parte del tiempo, tuve claro que, fuese cual fuese mi receta, mataría dos pájaros de un tiro: primero y obvio, que sería apta para formar parte del recopilatorio, y segundo, que formaría parte del menú de una de esas comilonas navideñas a las que nos hemos "enfrentado" (más de uno ya no baja las escaleras andando, si no rodando, os lo aseguro)... Y así fue, y nos gustó tanto que aquí estoy para contaroslo.
Después de las navidades, a muchos todavía nos quedan dando vueltas por la cocina restos de turrón, algún que otro polvorón, un trozo de queso que amenaza con convertirse en piedra en breve, etc. Para dar salida a todos estos restos de comida, nada mejor que echar mano de un poco de imaginación y de un buen recetario de aprovechamiento.
En el caso de otros tantos, la situación será completamente distinta: os habréis hinchado a turrón, a jamón y a lubina (¡y bien hecho, que una vez al año no hace daño!) hasta el punto de quedaros con las despensas vacías y los bolsillos temblando. Pero... ¿Qué es lo que no falta nunca en ninguna despensa? Pues sí, allá en el fondo muy muy fondo de nuestras alacenas, siempre nos quedará esa latita de atún olvidada, esa macedonia de frutas en almíbar que traía la cesta de papá de este año, o ese bote de tomate frito que nos ha salvado más de un plato de pasta para los nenes... ¡Las conservas, claro!
Así que este mes de enero, nos ha tocado cocinar con conservas y elaborar platos "typical spanish" teniendo como ingrediente principal alguno de estos productos.
Ya os he comentado en alguna ocasión que, desde siempre, mi yaya ha tenido y tiene muy buena mano para preparar conservas, básicamente de tomate frito, pisto (que me encanta utilizar en platos de pasta) y alguna que otra mermelada, y nos surte bastante regularmente a mi madre y a mí de ellas (menudo trapicheo de botes nos traemos por costumbre...).
Por otro lado, una de las costumbres navideñas que más disfrutamos en casa es la de preparar una buena variedad de canapés y tostas a modo de entrante, suficientes para abrir boca y seguir después con un plato más consistente y una sobremesa dulce.
Marc y yo cenamos en casa la noche de fin de año y no vi mejor ocasión en todas las vacaciones que esa para ponerme manos a la obra: los dos solos en casa. sin más prisas que las de llegar cenados a las 12 en punto, y cámara en mano.
Nuestra cena de fin de año fue muy sencilla, pues me decanté por un buen pica pica acompañado de buen vino y una sobremesa dulce, pero nos encantó igual.
Y he aquí mi aportación: Tostas de setas y queso de cabra, tostas de atún, mayonesa y pimientos, y una crema untable de setas.
De verdad, pocas veces hemos cenado tan rico, tan barato y con tan poco trabajo. Tostar el pan, abrir y combinar latas, un golpe de batidora, y poco más.
Mi maridín tiene claro que la tosta de atún fue su favorita (de hecho, he tenido que hacersela una vez más), pero yo no me veo capaz de decantarme por ninguna de las tres elaboraciones. Que el atún y los pimientos morrones combinan de maravilla es algo que ya se sabe, pero no os digo nada de las setas con el queso de cabra o las setas con el queso crema... ¡Para no parar de dipear, vaya!
En fin, sin más, os dejo con los ingredientes y la preparación, sencilla a más no poder:




Ingredientes (para 2 personas):
- 4 panecillos individuales (de centeno, con pipas...)
- 1 bote de setas variadas en conserva (170 gramos peso neto)
- 4 lonchas gorditas de queso rulo de cabra
- 1 cucharada sopera de leche semidesnatada
- 1 lata de atún en aceite de oliva
- 1 cucharada sopera grande de mayonesa vegetal
- 1 cucharadita de aceite de oliva suave
- Sal, ajo en polvo, perejil picado y pimienta, al gusto
- Colines, regañás o torradas, para acompañar

- Escurrimos bien las setas y las salteamos en una sartén con un poco de aceite a fuego alto hasta que suelten toda su agua. Añadimos también la sal y las especias al gusto, retiramos del fuego y reservamos.
- Por otro lado, escurrimos bien el atún y los pimientos.
- En un bol, picamos 3 de los pimientos muy menudos y los mezclamos con el atún y la mayonesa vegetal. 
- Seguidamente, precalentamos el horno a 220ºC. Abrimos los bollos por la mitad y los tostamos 2 de las mitades. Reservamos.
- Sobre las 2 mitades de pan sin tostar, colocamos unas cuantas setas y un par de lonchas de queso rulo de cabra y tostamos en el horno a 220ºC durante 5-6 minutos. Sacamos, colocamos en un plato y reservamos.
- Sobre las mitades de pan tostado, repartimos la mezcla de atún, pimientos y mayonesa, y terminamos con un par de tiras de pimiento. Colocamos en el mismo plato y reservamos.
- Para hacer la crema o untable de setas, ponemos las setas que nos han sobrado, el queso crema y la leche en el vaso de la batidora. Trituramos todo durante 1 minuto y probamos para rectificar de sal y/o especias. Trituramos un poco más si fuese necesario y lo colocamos en un bol pequeño.
- Servimos las tostas y la crema tal cual, acompañado de unos colines o regañás de pan para la crema.




Notas:
- Al tratarse de elaboraciones tan sencillas, os recomiendo que les déis un toque personal e incluso "gourmet" utilizando, por ejemplo, algunas variedades de pan distintas a las habituales (de pipas, de centeno, de espelta, con semillas de amapola, etc) y, sobretodo, buenas conservas. Algo sencillo puede convertirse en algo exquisito si usamos buenos ingredientes.
- Si queréis ahorraros bastante tiempo en la cocina llegada la hora de la cena, podéis hacer como hice yo y dejar listas la mayoría de elaboraciones (las setas salteadas, la base de atún y pimientos, la crema, las rodajas de queso, etc), justo para montar las tostas y darles el toque final en el último momento.




Y me despido hasta la próxima receta, no sin antes dejaros el enlace al recopilatorio de este mes, Con la "lata" que nos han dado las chicas, seguro que no tiene desperdicio alguno je je.
De nuevo, mis mejores deseos para el 2017, y millones de gracias por seguir ahí.
Fotos: Marc RT Studios

sábado, 10 de diciembre de 2016

ESTOFADO IBÉRICO PARA #DEPATANEGRATS



¡Queda oficialmente inaugurada la temporada de cuchareo! Y ya era hora, con lo bien que sienta un buen guisito cuando el frío aprieta y las ganas que teníamos en casa, madre mía...
Empezando por el postre, y como os prometía hace unos días, ha llegado el momento de participar en la que será la última iniciativa de La Cocina Typical Spanish de este 2016. Y, además, viene con sorpresa, para terminar el año con un buenísimo sabor de boca.
Nuestra última anfitriona del año ha sido nada más y nada menos que Rebeca, del blog La Cocina de Rebeca. Por si no la conocéis, Rebeca es una mujer todoterreno (periodista, blogger y mamá, ahí es na') que le pone cuerpo y alma a todas las recetas que publica en su blog, y eso se nota a leguas. Como ella misma dice, la intención es que los platos gusten y nos divirtamos en la cocina... ¡Y vaya que si lo hacemos! Desde aquí, gracias Rebeca, merece la pena no perderte la pista.
Pues bien, la propuesta de Rebeca ha ido muy en la línea de la época en la que estamos. Y es que, aunque no lo parezca, la Navidad está a la vuelta de la esquina y a la que nos despistemos estamos ya cantando villancicos, con los cuñad@s en casa y dos quilos de más por culpa del dichoso turroncito de la sobremesa...
Es habitual que en esta época no escatimemos (o, al menos, no demasiado) en la calidad de los alimentos que servimos en nuestras mesas. Por eso, y como no hay producto más típico de estas fechas en nuestro país que un buen ibérico, utilizar alguno de ellos ha sido nuestro reto de este mes.
 Y además, la propuesta viene con regalo, pues entre todos los blogs que participemos se sorteará un lote de productos ibéricos cortesía de Jamones y Embutidos Vázquez, que ha querido tener un detalle con nosotros. ¿Alguien da más?
A pesar de que podíamos elegir entre utilizar un producto ibérico curado o fresco, desde el minuto cero en el que conocí la propuesta tuve claro que quería preparar un buen estofado, pues recordaba haberlo preparado alguna que otra vez con cerdo ibérico y la verdad es que el gasto extra mereció la pena.
El estofado es uno de esos platos tradicionales que no falta en ningún recetario casero y que reconforta el cuerpo y el alma, sobretodo ahora que el frío parece que ha llegado para quedarse.
En mi casa, por ejemplo, solíamos comer estofado una vez por semana, y era mi madre quien se encargaba de dedicarse la tarde anterior a prepararlo para que, llegada la hora del almuerzo al día siguiente, lo disfrutaramos "asentao"... ¡Y vaya si lo disfrutábamos! La buena mano de mi madre y el reposo (que lo hacía más espesito y sabroso) le sentaban de maravilla al estofado, aunque ya os puedo asegurar que a nosotros nos sentaba muchísimo mejor. ¿Y qué me decís de dejar dos o tres tozos de patata para el final, y chafarlas para comerlas con las últimas sobras de salsita? Babeando me hallo...
Como ya os podéis imaginar, yo he ido a lo seguro y he preparado la versión de mi madre, aunque con alguna modificación (ella suele usar más carne de ternera que de cerdo, por ejemplo). De todo modos, la jugosidad y la melosidad de la carne de cerdo ibérico hicieron acto de presencia y quedó un plato delicioso.
Sin más, os dejo con la receta, a ver qué os parece:




Ingredientes (para 2 platos grandes):
- 300 gramos de carne de cerdo ibérico (lomosolomillo, cabezada...)
- 1 cebolla mediana
- 1 zanahoria grande
- 1 diente de ajo
- 2 patatas hermosas 
- 2 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- 1 vaso pequeño (150 ml aprox.) de vino tinto para cocinar
- 1 vaso (200 ml aprox.) de agua
- 1 hoja de laurel (opcional)
- Pimienta, perejil picado y sal, al gusto.

- Para empezar, limpiamos la carne de la grasa que pueda tener y la troceamos a tacos de tamaño bocado. Limpiamos, pelamos y picamos también la cebolla, el ajo, la zanahoria y las patatas.
- Añadimos el aceite en una cazuela grande y sofreímos los tacos de carne a fuego medio con un poco de sal, pimienta y perejil picado. Añadimos también la cebolla, el ajo y la hoja de laurel, y le damos unas vueltas (5 min aprox.)
- Seguidamente, añadimos el tomate triturado, las zanahorias y las patatas, y lo removemos todo bien un par de veces. Añadimos entonces el vino y el agua y esperamos a que empieze a hervir.
- Cuando empieze a hervir, removemos de nuevo, tapamos y dejamos cocer unos 35-40 minutos a fuego medio, o hasta que las patatas estén tiernas y/o hasta que el caldo haya reducido y espesado.
- Dejamos reposar unos 10 minutos antes de servir.




Notas:
- El estofado suele ser un plato bastante contundente, por eso recomiendo tomarlo como plato único y variar las verduras al gusto, pues así disfrutaréis de un estofado distinto e igual de rico cada vez que lo preparéis. Además, se trata de una forma estupenda de que los peques coman verdura.
- Los tiempos que os indico en la receta son para una olla/cazuela convencional. Si disponéis de una olla rápida o "express", en menos de 20 minutos tendréis el estofado listo.
- Como os he comentado antes, el reposo le va fenomenal a este tipo de guisos, pues los sabores se intensifican y queda más espeso. Si tenéis oportunidad, preparadlo la noche de antes para el almuerzo del día siguiente, merece mucho la pena.




Y esto es todo, por ahora.
Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Y por si os animáis a descubrir el resto de "ibericadas" de mis compis, aquí os dejo el enlace al recopilatorio con todas sus aportaciones. Como siempre, no tiene desperdicio alguno.
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!
Fotos: Marc RT Studios

martes, 6 de diciembre de 2016

TARTA DE MANZANA CLÁSICA

 


Si pudierais verme por un agujerito ahora mismo (suerte que no...), me faltaría comedor para correr a esconderme... Tirada en sofá, con pijama polar, doble calcetín, moño alto, manta a modo de capa, una manzanilla calentita, y escribe que te escribe... ¡Esto es vida señor@s! Y es que, cuando tu día a día te obliga a prescindir con frecuencia de estos momentos de "bicho bola" (así los llamamos en casa), poder dedicarte una tarde (casi) entera a ello es como... En fin, mi gozo en un pozo, supongo que me entendéis perfectamente.
Y sí, lo sé, soy un caso. Otro mes de ausencia que dan como resultado muchísimas cosas que contar, demasiadas para una, dos, tres y hasta diez entradas, así por redondear a lo bajo. Y es que no me canso de decirlo: a culo inquieto no me gana nadie. Levantarse por la mañana y tener algo que hacer, y si ya ese algo te hace sentir útil, satisfecho, realizado, feliz al fin y a cabo, es lo que le da sentido a nuestras vidas y hace que nos vayamos a la cama agotados pero que apenas necesitemos un poco de ganas para dejar la pereza entre las sábanas y enfrentarnos al día.
Noviembre ha sido, con sus altos y sus bajos, un mes de bastante jaleo en casa: sigo con mis nenes "bilingües" y sus travesuras a la vez que estudiando por mi cuenta y sacando tiempo para ir a alguna que otra quedada con amigos, hacer una escapada rápida con Marc y plantarme en todos aquellas presentaciones, talleres, cursillos y demás a los que se me presenta la oportunidad. Por suerte, la temporada de verano hace mucho que quedó atrás y vuelvo a tener a mi señor maridín en casa, al que ya he liado varias veces (siempre a cambio de un plato de lentejas para almorzar, tampoco es que pida demasiado el pobre) para que me acompañe o le dedique media hora de su día a una sesión de fotos de alguno de los platos que preparo en casa. Y el pobre siempre ahí, al pie del cañón... Tanto que ahora tengo un montón de entradas empezadas, con unas buenas fotos pero en las que, sea por falta de tiempo o por pereza, no he escrito nada todavía. No ya por el hecho de que se me esté acumulando en trabajo (que también), sino porque realmente me apetece seguir contandoos, enseñándoos y compartiendo mi cocina y mis andaduras con vosotros, voy a tener que hacer un análisis de moral profundo y ponerme seriamente a ello. Eso o clonarme, cosa que pinta imposible dada la situación actual de mi cuenta de ahorros... En fin, vamos a lo que vamos.
Parece que el frío ha llegado para quedarse: días más cortos, noches más frías y largas, tardes en las que sólo apetece taparse hasta la nariz y no moverse del sofá, y ensaladas, salteados y sopas templadas que empiezan a desaparecer para dar paso a sopas calentitas, guisos, estofados y horneados a tutiplén. En definitiva, cocina de temporada rica, calentita, de esa que reconforta y nutre el cuerpo y el alma. Y si ya se hace y se comparte con cariño, ni os cuento... Y en esta receta otra cosa no habrá, pero cariño lo hay a raudales. Venga, va, sí, os cuento un poco:
Una de las ventajas de trabajar en un colegio es que casi siempre puedo tomarme el día libre cuando los nenes también lo tienen. Eso se traduce en algún que otro sábado (si he podido preparar la siguiente clase por adelantado, claro) y muchos domingos... ¡Domingos! Se me hace hasta raro poder levantarme un poco más tarde, ir al mercado semanal e incluso visitar a mis padres o a mis tíos sin tener que pensar si habrán vuelto ya del trabajo.
Sin ir más lejos, el domingo pasado, después de haber aprovechado la mañana a más no poder y haber comido a las tantas por ello, el tiempo empezó a torcerse un poco y nuestros planes de salir a merendar fuera empezaron a darnos una pereza enorme, tanta que decidimos dejarlo para otro día.
¿Y qué íbamos a merendar entonces? Vale, todos tenemos en la despensa un paquete de galletas básicas, alguna que otra tableta y/o crema de chocolate e incluso algo de bollería industrial para estos casos, pero nosotros ya nos habíamos hecho a la idea de ir a merendar a alguna cafetería/pastelería de esas tan cuquis que tanto abundan hoy en día y en las que lo más ligero que puedes tomarte son unas galletas gigantes con extra de pepitas de chocolate. Por eso, no me costó mucho convencer a Marc para que me ayudara a preparar esta tarta, pues ya se la había hecho con anterioridad en varias ocasiones y sabía que le encantaba. De hecho, tuve que estar pendiente de que no le diera un pellizco antes de que se enfriara del todo para poder desmoldarla y pintarla, no os digo más.
La tarta o bizcocho de manzana es un clásico de la repostería que siempre se ha preparado en casa y que nunca me canso de repetir, ya sea para disfrutarla nosotros o para llevarla a alguna reunión familiar, con amigos, etc.
La receta que os doy hoy es una mezcla entre la de Eva Arguiñano y la de mi madre, es decir, mi versión particular de ambas.  Os aseguro que, respetando las cantidades, los tiempos y optando por ingredientes de calidad, siempre queda perfecta, con una textura consistente pero suave y cremosa a la vez, y un sabor a manzana tan rico que... Vaya, para comerse media tarta de una sentada.
Y, si tenéis la oportunidad, dejad que os ayuden a prepararla, ya sea vuestra pareja, vuestros nenes, vuestra madre, vuestro padre o el vecino de al lado, qué más da. Cocinar en compañía añade variedad y diversión a algo que muchos ya hemos cogido como rutina y nos permite, entre otras muchas cosas, pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos, aprender a trabajar en equipo, probar cosas nuevas juntos, divertirnos y, en definitiva, disfrutar mucho más de lo que se está comiendo por el simple hecho de haber pasado un buen rato preparándolo. Creedme, merece la pena.
Sin más,os dejo con los ingredientes y el paso a paso:




Ingredientes (para 4 personas):
- 1 manzana golden grande (250 gramos aprox.)
- 100 gramos de harina de trigo común
- 1 cucharadita de café de levadura química
- 1 huevo tamaño XL
- 50-60 gramos de azúcar blanquilla
- 75 ml de leche
- 1 cucharada sopera de aceite de girasol
- Canela en polvo, al gusto
- Mermelada de melocotón, para pintar la tarta

- Antes de empezar, encendemos el horno y lo precalentamos a 190ºC, calor arriba y abajo.
- En un bol grande, batimos el huevo con el azúcar y el aceite hasta que la mezcla blanquee un poco. Añadimos entonces la leche y la canela y seguimos batiendo.
- Seguidamente, añadimos la harina y la levadura por tandas y con un tamiz, y mezclamos bien.
- Vertemos la mezcla sobre un molde de silicona o un molde convencional untado con mantequilla y harina.
- Aparte, limpiamos, pelamos y despepitamos la manzana. La cortamos en rodajas no muy finas y en forma de medialuna.
- Cubrimos la superficie de la tarta con las rodajas de manzana de la forma que más nos guste, hasta terminar con todas.
- Introducimos la tarta en el horno durante 25-30 minutos a 190ºC, o hasta que se dore la superficie y haya subido lo suficiente.
- Para terminar, dejamos enfriar, desmoldamos y pintamos la tarta con un poco de mermelada de melocotón ayudándonos de un pincel, antes de llevarla a la mesa.




Notas:
- La mejor variedad de manzana para preparar este tipo de tartas es, sin duda, la Golden Delicious, pues resulta muy tierna, dulce y suave, y queda deliciosa cuando se hornea. En su defecto, recomiendo utilizar la variedad Braeburn, que también resulta muy jugosa, dulce y poco ácida.
- El toque de canela es totalmente opcional y al gusto, pero yo siempre se lo añado porque, en mi opinión, realza bastante el sabor de la manzana y del bizcocho en si.
- La mermelada de melocotón se puede sustituir perfectamente por mermelada de albaricoque, de ciruela, de naranja, o incluso por un poco de mantequilla derretida que le dará todavía más brillo.


Y esto es todo, por ahora.
Esta vez la despedida no va a ser tan larga, pues este sábado es día 10 y, como casa mes, toca reto de la mano de La Cocina Typical Spanish. Como siempre, os aconsejo que no os lo perdáis, pues le hemos puesto mucho cariño y esfuerzo y pinta, como poco, delicioso.
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz megapuente!
Fotos: Marc RT Studios

martes, 18 de octubre de 2016

MIS RECETAS EN COOKPAD (II)



Bueno, bueno, bueno, dos entradas nuevas en el blog con apenas una semana de diferencia entre la una y la otra, esto si que es algo insólito... ¡Pedid un deseo, rápido! Yo acabo de decidir así, a lo loco, que mañana a primerísima hora me planto en la Administración de Loterías que tengo al lado de casa para hacer unas cuantas apuestas a La Primitiva del jueves, vaya a ser que suene la campana...
Vale, bromas aparte y después de la parrafada que os solté como acompañante de las tortas de aceite y anís para intentar medio justificarme, me acabo de dar cuenta de que me olvidé mencionaros otro de los motivos (y de los más importantes, vaya) por el que no puedo publicar tantas recetas ni participar en todos los eventos, retos, iniciativas, etc., en los que me gustaría: Mi chico (todavía no me acostumbro a llamarle "marido", dadme tiempo...) también está hasta arriba de trabajo últimamente, y las pocas veces que coincidimos un día entero los dos en casa, o a él no le apetece pasarse una hora cámara en mano haciéndole fotos a unas croquetas, o yo ya he preparado los tápers para el día siguiente y los tengo bien guardaditos en su bolsa térmica o, simplemente, nos apetece disfrutar de nuestra compañía mutua y pasarnos la tarde tirados en el sofá, viendo una peli y poniéndonos finos a palomitas... Vaya, a lo que se le llama descansar un poco y, ya que nos ponemos, hacer algo de vida en pareja, que nunca está de más.
Como ya os he comentado en multitud de ocasiones, mi chico es fotógrafo y, aunque se le dan mejor los exteriores, no ha parado de sorprenderme con sus fotos de mis recetas desde que empecé con el blog. Yo, en cambio, no me llevo tan bien con la cámara como me gustaría e intento hacer uso de ella lo menos posible y sólo cuando no tengo más remedio (o por pura cabezonería, la verdad sea dicha).
Y aquí estoy, sin fotógrafo "oficial" hasta nuevo aviso, liada con mis 14 monstruitos "bilingües", intentando seguir con el ritmo de estudios y, para rematar, arrastrando un pedazo de constipado desde hace una semana. Eso sí, la "mala costumbre" de comer no nos la quita nadie y cocinar he tenido que cocinar igual... Por lo menos ha habido testigos de ello y, por supuesto, por estos lares no ibais a ser menos.
Hacía mediados de mayo os comentaba que empecé a participar en Cookpad España hará ahora 1 año y medio más o menos y que, lo que realmente hace que quiera seguir formando parte activa de esta comunidad, es el hecho de que se trata de una plataforma donde la gente realmente disfruta cocinando, compartiendo y aprendiendo, y eso se nota. Lo mismo puedes encontrarte con recetas muy elaboradas con unas fotografías espectaculares, como con otras mucho más humildes y sencillas, cocinadas, fotografiadas y editadas casi al momento, como ha sido el caso de la mayoría que servidora ha ido publicando últimamente y que me dispongo a enseñaros hoy.
Sin más, aquí tenéis algunas de ellas que espero os ayuden a diseñar un menú adaptado a vuestros gustos y/o necesidades, pues hay un poco de todo (guarniciones, platos de carne, platos de pasta, cenas ligeras...):


- Este arroz salteado con verduras y frutos secos constituye una guarnición mucho más ligera que las clásicas patatas fritas y resulta ideal para acompañar y completar nuestros platos de carne y/o pescado, aunque también lo podemos disfrutar tal cual a modo de entrante o cena ligera. En cualquier caso se trata de una receta muy sencilla, aromática y nutritiva.



- La escalivada es uno de los platos vegetales más básicos del recetario catalán y resulta ideal para preparar esta receta de torradas "a la catalana", una cena muy sencilla y muy rica. La palabra "escalivada" viene del verbo "escalivar", que en catalán significa “asar al rescoldo”, y suelen emplearse verduras como el pimiento rojo, la berenjena, la cebolla, etc.



- Y de la verdura pasamos directamente a la carne, y lo hacemos con estas albóndigas ligeras de pollo con verduras. Las albóndigas son de esos platos que no faltan en ninguna casa y que, acompañadas de una buena salsa a base de verduras y un poco de arroz cocido, patatas, pasta, etc., se convierten en un plato completo y delicioso, pero también bastante calórico. Por eso, con esta receta os enseño como las preparo yo en casa para que resulte un plato más ligero pero no por ello menos rico.



- Y ahora le llega el turno a la pasta con estos macarrones con salsa de tomate y queso crema, una receta que sorprende por su sencillez y sabor y perfecta para el táper a modo de plato único.



- Aunque estemos ya con el estómago lleno, nadie le dice que no a un dulce final, ¿Verdad?
Para ello, os propongo este pudin de pan y chocolate que, aparte de ser delicioso, nos permite dar salida a los restos de pan/bollería que se nos hayan quedado duros.



Y bien, esto es todo por ahora. Como podéis comprobar, ni son recetas excesivamente elaboradas y las fotos distan mucho de estar a la altura de las que suelo enseñaros aquí, pero todo ello es el reflejo de la cocina de mi casa, una cocina "de batalla", a la que no dejo de dedicarle muchos ratos y a la que siempre le pongo mucho cariño.
Antes de despedirme hasta la próxima (y, muy a mi pesar, nunca sé cuándo caerá exactamente...), aprovecho para volver a recomendaros Cookpad, pues entre retos, días temáticos, tardes de cocina en directo y demás, tendréis la oportunidad de aprender mucho, de conocer a gente muy maja y con muy buena mano en la cocina y, sobretodo y más importante, de pasarlo muy muy bien. Tened por seguro que el equipo de Cookpad España (en mi caso fueron Irene y María, dos chicas que son un amor) os recibirá con los brazos abiertos.

¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz semana!

lunes, 10 de octubre de 2016

TORTAS DE ACEITE Y ANÍS PARA #ELHÁBITOSÍHACEALMONJETS



Bien, llegados a este punto y viendo mi ritmo de publicaciones actual, he pasado de sentirme como una niña friki de la cocina que intenta llevar un blog de la manera más decente posible, a sentirme como San Andrés, "ese que viene una vez al mes" (chicas, ya sabéis a lo que me refiero)... 
No os engañéis, no hay ni habrá ninguna otra ley más científica y más cierta en este mundo que la Ley de Murphy. Porque si el señor Murphy pudo demostrar en su momento que la tostada se te va a caer siempre del lado de la mantequilla, ¿Que pasa cuando Miss Debora se pone a preparar alguna publicación para subirla al blog? Pues exactamente lo mismo, que acaba pringando todo el suelo de la cocina de mantequilla (qué metafórico me ha quedado eso...).
¿El último lío en el que me he metido? Ni más ni menos que en el maravilloso mundo de las clases extraescolares. Ya os podéis imaginar la situación: 5 de la tarde, un aula, una pizarra, un libro de inglés y 14 niños de entre 8 y 11 años agotados después de haber estado todo el día de clase en clase, parando sólo para almorzar... Casi nada. 
Pero bueno, confieso que después del "sustillo" del primer día (parece que no, pero tener a tantos ojos a la vez mirándote, preguntándote y esperando a que les des algo para hacer impone, y mucho), poco a poco me va motivando más el hecho de tener que hacer "mis deberes" y prepararles actividades pensando en cómo motivarles y en cómo hacer que aprendan y se lo pasen bien a la vez. De momento parece que vamos por buen camino, a ver si sigue igual hasta final de curso y me gano la etiqueta de profe molona :P En fin, soñar es gratis, y vamos a lo que vamos, que siempre me lío...
Como os contaba, por una cosa o por otra siempre termino yendo muy justa de tiempo. Por lo menos ya he aprendido la lección, y cuando quiero y veo que puedo aportar mi granito de arena en alguna colaboración, reto, iniciativa, etc., intento planificarme con un par de días de margen y casi siempre agradezco haberlo hecho.
Como cada mes, llegados el día 10, un grupo de bloggers la mar de majetes nos damos cita virtual para participar en la iniciativa de La Cocina Typical Spanish publicando una receta tradicional de nuestro país. 
Klerit, autora del blog Código Secreto 208 ha sido nuestra anfitriona de este mes y nos ha querido transportar virtualmente a las cocinas de los conventos y los monasterios de nuestro país y descubrir así las delicias que se preparaban y se preparan en esos benditos lugares... ¡Y tan benditos!
Confieso que este mes he disfrutado de lo lindo con un reto tan "divino", y es que me matado unos cuantos pájaros de un tiro: Por  fin he ido a Caelum, una pastelería-cafetería de Barcelona dedicada única y exclusivamente a los dulces de convento a la que me moría de ganas de ir desde hacía mucho tiempo; He aprendido un montón de cosas gracias a todo el contenido que hemos ido compartiendo entre todos los participantes a lo largo del mes; He preparado una receta que tenía pendiente también desde hacía mucho y, para rematar, ha sido un éxito rotundo en casa. Por mi, reto más que superado :)
Sé que las tortas de aceite y anís son un dulce muy conocido y que quizás no se considere una receta de convento como tal, pero aparecen en los recetarios de muchos y yo, que he tenido oportunidad en más de una ocasión de probar las tortas de aceite hechas por monjas, os puedo asegurar que no tienen nada que ver con las que compramos en el supermercado... ¡Espectaculares, deliciosas, puro vicio! Tan crujientes, tan dulces y tan aromáticas que cuesta comerse sólo una. Aunque bueno, se puede decir que es uno de esos "caprichos sanos", pues son 100% mediterráneas, con un buen aceite de oliva, sin huevos y sin lácteos. Por rizar un poco más el rizo y hacerlas un pelín más beneficiosas para mi, las he preparado con harina integral, cosa que no ha alterado el resultado en absoluto. 
Por supuesto, no son 100% auténticas y no me han salido perfectas, pero le he puesto mucho cariño y a nosotros nos han sabido a gloria. 
Como no podía ser de otro modo, aprovecho para dedicárselas a mi yayo, que en paz descanse. Rara era la tarde en la que el hombre, ya bien almorzado y con el cansancio acumulado de haber estado toda la mañana trabajando en el huerto y de haberme cuidado, no se tomara su café con leche y su torta de aceite. Él con lo suyo y yo con mi pan migado en leche con cacao, eran las mejores meriendas del mundo mundial.
Sin más, os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para unas 12 tortas):
- 100 gr harina de trigo integral
- 50 ml agua templada
- 25 gr aceite de oliva virgen extra
- 1/2 cucharada de anís en grano
- 1/2 cucharada de ajonjolí (sésamo)
- 5 gr levadura seca de panadería
- 1 cucharada sopera grande de anís dulce
- 30 gr azúcar + un poco más para rebozar
- 1 piel de un limón y/o una naranja
- 1 pizca sal

- Para empezar, ponemos en un cazo a fuego más bien bajo el aceite con la piel del limón y/o la naranja (o ambos) y templamos hasta que humee un poco. Entonces retiramos del fuego, añadimos el anís en grano y dejamos infusionar hasta que enfríe por completo, momento en el que retiraremos la piel de la fruta. Reservamos.
- En un bol grande mezclamos bien la harina, la sal, el azúcar, el sésamo y la levadura. Añadimos entonces el agua, el aceite frío y la cucharada sopera de anís dulce y amasamos bien hasta formar una bola de masa que no se pegue a las manos. Dejamos reposar la masa dentro del bol tapada en un lugar cálido hasta que doble su tamaño (1 y 1/2 hora más o menos).
- Antes de continuar, encendemos y precalentamos el horno a 210 ºC, calor arriba y abajo.
- Pasado este tiempo, enharinamos un poco la superficie de trabajo y volvemos a amasar para desgasificar un poco la masa.
- A continuación, vamos cogiendo bolas de masa en función del tamaño en que queramos las tortas y las aplanamos todo lo que podamos. Podemos ayudarnos de un rodillo.
- Seguidamente, colocamos las tortas planas en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y las espolvoreamos con un poco de azúcar.
-  Horneamos las tortas a 210ºC durante 10-12 minutos, o hasta que estén doraditas al gusto.
- Retiramos el horno y dejamos enfriar por completo antes de consumir.




Notas:
- Al salir del horno puede parecer que estas tortas aún están un poco blandas, pero se terminan de endurecer al enfriarse y quedan muy, muy crujientes, sobretodo si conseguís que os queden finitas.
- El toque de la piel de los cítricos es algo que va muy a gustos: Hay quien le pone limón y naranja, o sólo limón, o sólo naranja, o le añade un poco de ralladura a la masa... Quedan unas tortas deliciosas de todos modos.
- En una caja de metal apta para guardar galletas o incluso en un táper, estas tortas se conservan crujientes 4-5 días. A partir de ahí empiezan a ponerse un poco blandas, pero mojadas en el café o en la leche están ricas igual.




Y esto es todo, por ahora.
Mantengo mi promesa de pasarme por vuestros blogs y disfrutar con todo lo rico que habéis estado cocinando estos días.
Antes de despedirme os dejo también el enlace al recopilatorio de este mes que, para variar, nos ha quedado divino, y nunca mejor dicho je je.
¡Millones de gracias por seguir ahí, y feliz semana!

domingo, 3 de julio de 2016

PALITOS DE ANÍS, CANELA Y LIMÓN



Casi medio mes de ausencia es mucha ausencia, y eso que todavía estamos, como aquel que dice, empezando el verano, uff... Pinta muy muy intenso. Os cuento:
Como cualquier niña de mi edad, cuando era pequeña me daba mucho coraje darle la razón a mi madre cuando me advertía de que no hiciera algo, de que el resultado y/o las consecuencias no iban a gustarme, y en el 99,9% de los casos terminaba por ser así. Menudos berrinches me pillaba, unas pataletas de campeonato, de esas de llorar de rabia y tirarme de los pelos hasta terminar agotada. Y es que, a parte de ser una niña, he de reconocer que siempre he sido bastante orgullosa...
Hoy en día me pesa mucho menos y, de hecho, no me importa en absoluto y me enorgullece reconocer que mi madre (y todas las madres en general) es una maldita enciclopedia de sabiduría popular, una de esas mujeres que, frase hecha por aquí y refrán por acá, siempre tienen algo que aconsejarte para (casi) cualquier situación que se te presente en la vida.
Con "El que algo quiere, algo le cuesta" aprendí que no se puede tener todo en la vida; Con el "Gotita a gotita se llena la pica" aprendí a tener un poco más de paciencia para el ahorro; Y con "El que la sigue, la consigue" aprendí a darle valor a las cosas que deseaba y a trabajar para conseguirlas.
En los últimos dos meses me he vuelto a ver en una de esas situaciones en las que mi madre siempre tiene algo que decir: "Las mejores cosas de la vida llegan sin buscarlas y sin avisar".
Sin buscarlas, sin planificarlas, sin darte cuenta y sin nada de nada... Vaya, incluso cuestan de asimilar y parecen sinsentidos, y no las puedes apenas controlar, simplemente hay algo que fluye y tu te dejas llevar, punto.
Cansada de esforzarme, de buscar, de rebuscar y de insistir, más de una vez he tenido que dejar algunos de mis propósitos de lado y conformarme con lo que tenía, aunque no fuera precisamente santo de mi devoción.
A modo de ejemplo, Marc llegó a mi vida justo en el momento en el que decidí dejar de envidiar a esas parejas jóvenes que se colmaban de besos y arrumacos por la calle y dedicarme a disfrutar de mi soltería; 3 años después, encontramos el piso donde vivimos justamente cuando decidimos dejar de buscar, muy desilusionados y frustrados por no tener ni ingresos ni avales suficientes para alquilar cualquiera de los pisos que nos gustaban; Por último, y a modo más personal, hace poco que encontré el trabajo que estaba buscando hacía mucho, muchísimo tiempo... ¿Y sabéis qué? Pues sí, lo encontré justo en el momento en el que decidí desistir en mi búsqueda y conformarme con el trabajo que tenía (profesión que adoro, por cierto, pero de la que necesitaba tomarme un  gran respiro).
Y a día de hoy, como quien no quiere la cosa y sin apenas darme cuenta, soy una mujer casada que disfruta limpiando, cocinando, mirando ideas de decoración, cambiando los trastos de sitio o simplemente tumbada en el sofá de su casa, sobretodo después de un día agotador en un trabajo que le llena, y mucho.
Al principio me sentí eufórica, pero poco después la euforia dejó paso a la sensación de plenitud y, hoy por hoy, me siento llena y muy satisfecha. Por poner un pero (siempre hay un maldito pero), he de reconocer que tanto dejarme llevar me ha dejado agotada. Demasiados sucesos y demasiados cambios a los que todavía me estoy acostumbrando y que me consumen mucha energía mental, cosa que ha llegado a pasarme factura y a lo que he tenido que poner remedio urgente. Por eso, en los pocos ratos libres que tengo para mí últimamente, he decidido darme al paseo relajado, a la lectura fácil, a la música tranquila, a los baños relajados, a la cocina sencilla y poco más.
Y en esta misma línea va la receta que os traigo hoy. Se trata de otra versión de aquellos palitos de canela y anís que he hecho tropecientas veces y que nunca duran más de dos días en casa.
Hará cosa de una semana tuvimos una tarde de lo más lluviosa y agobiante, y andaba yo muy perezosa y muy antojosa de dulce, así que me atreví a encender el horno, abrí todas las ventanas para no morir en el intento y me puse manos a la obra.
La ralladura de limón combina a las mil maravillas con la canela y el anís y le aporta un toque fresco y ácido riquísimo a estos palitos. Su sabor es muy parecido al de las rosquillas fritas de anís de toda la vida, pero el procedimiento es mucho más sencillo y resulta un dulce muchísimo más ligero, por lo que no nos va a pesar demasiado darnos el capricho aunque estemos en plena operación bikini :)
Sin más, os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para una bandeja de 25 piezas aproximadamente):
- 125 grs. de harina
- 1 yema de huevo
- 50 ml de aceite de oliva suave
- 30 grs. de azúcar + azúcar para el rebozado
- 1/2 cucharadita de canela molida
- La ralladura de 1/2 limón
- 1 cucharadita de anís en grano
- 1 copita (25 ml) de anís

- Antes de empezar pre calentamos el horno a 190º C.
- Colocamos toda la harina en un bol y añadimos la yema de huevo, el aceite, el anís y la copita de anís, la canela, la ralladura de limón y el azúcar.
- Ahora lo mezclamos todo bien hasta que la masa resultante no se pegue a las manos. La tapamos y la dejamos reposar unos 20 minutos en un lugar cálido.
- Pasados los 20 minutos, estiramos con las manos la masa y vamos formando tiras largas más o menos iguales.
- Pasamos las tiras por el azúcar y las vamos colocando en una bandeja de horno con un papel de horno o de aluminio ligeramente engrasado.
- Horneamos unos 15 minutos hasta que estén doradas y el azúcar forme una capa caramelizada.
- Dejamos enfriar y servimos.




Notas:
- Yo prefiero usar vino moscatel en vez de anís para hacer estos palitos, porque su sabor es mucho más suave y me gusta el punto de dulzor que le da.
- Estos palitos también quedan muy ricos si les "clavamos" unos frutos secos por encima antes de pasarlos por el azúcar y hornearlos.
- Os invito a variar la forma de los palitos, las posibilidades son infinitas y es mucho más divertido, sobretodo para los peques de la casa.
- Si se guardan en un táper o cualquier recipiente adecuado, estos palitos aguantan perfectamente una semana sin perder sabor ni textura.


Y nada más por ahora. Espero que os haya gustado la receta, hacia mucho tiempo que no preparaba ni publicaba nada dulce y ya iba siendo hora.
Las fotos vuelven a ser mías y, a decir verdad, esta vez estoy bastante contenta con el resultado, sobretodo si las comparo con las de la receta original. ¿Vosotros qué opináis?
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz domingo!
Un abrazo.

viernes, 10 de junio de 2016

"PAPAS ALIÑÁS" DE CÁDIZ PARA EL RETO #VÁMONOSDETAPASTS



Es día 9, son ya pasadas las 8 de la tarde y, a pesar de haber enviado mi propuesta para el reto de este mes de La Cocina Typical Spanish hace un par de días, aquí me tenéis, para variar, apurando hasta el último minuto para llegar a tiempo de presentar mi plato... ¡Y más feliz que una perdiz! Y es que este mes, entre todo el follón de la boda, los estudios, el trabajo y demás, no esperaba llegar a tiempo de participar ni en el mejor de los casos. Pero a última hora, entre una cosa y otra, he podido ir sacando ratitos de aquí y de allá para descansar y dedicarle un poco más de tiempo al blog, que ya tocaba.
Ya sabéis que yo soy de esas personas que piensan que "sarna con gusto no pica", así que estoy convencida de que todos los "esfuerzos" por ponerme de nuevo al día me van a traer más de una alegría (mira, con rima y todo).
¿Y qué mejor forma de arrancar que yéndonos de tapas? Una costumbre tan típica de nuestro país, tan rica y que tanto empieza a apetecer en esta época del año... Como ya os podréis imaginar, las tapas han sido elegidas como la propuesta de este mes.
Leila, del blog La nueva cocina de Leila y nuestra anfitriona de este mes, nos cuenta que lleva viviendo en Alemania 5 años y que allí son muy famosas las tapas de nuestro país, hasta tal punto que se hacen cursos monográficos para aprender a preparar las tapas más típicas. Por mi parte, que trato con personas de todas partes del mundo casi a diario, he de darle la razón a Leila. Los turistas extranjeros se vuelven locos con las tapas, les encanta algo tan simple como acompañar la bebida con algo de picar y siempre intentan sonsacarte para que les recomiendes un buen lugar de "tapeo"... En fin, mi día a día, qué os voy  contar...
Por otra parte, la "tapa" tiene diversos nombres según la región de España donde se tome: En Aragón y Navarra se le llama "alifara", en el País Vasco "poteo", etc. Lo que sí suele ser común en toda España es el hecho de acompañar una tapa con una copa de vino o cerveza.
La tapa ya era mencionada por Cervantes en "El Quijote" bajo el nombre de "llamativos" y por Quevedo como "avisillos".
Si nos ceñimos a la definición que da la Real Academia de la Lengua Española, veremos que una tapa no es más que una “pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida”.
En fin, sea cual sea su origen y definición, lo cierto es que las tapas son las grandes protagonistas de la gastronomía de nuestro país, tanto que cada vez se está exportando más la "cultura del tapeo" a otros países.
Aunque yo he nacido y crecido en Cataluña y siempre intento "barrer para casa" y preparar platos típicos de mi tierra, mis padres forman parte de ese gran grupo de inmigrantes andaluces que vinieron a Cataluña a finales de los 80 para buscarse la vida, pues en Andalucía estaba la cosa muy complicada. Por ese motivo, la cocina de mi casa tiene influencias de ambas partes de España, aunque mi madre sigue preparando algunos platos tradicionales de su tierra, Cádiz, tal y como lo ha hecho siempre. Ese es el caso de las "papas aliñás" o la ensalada andaluza de patata, receta estrella del verano de mi casa y del que nos damos unos atracones buenos, buenos.
Es más, así como curiosidad os contaré que, hace ya unos cuantos años, mis padres regentaron un bar del tipo "bebida+tapa gratis" y esta era la tapa que más triunfaba junto a las alitas de pollo al ajillo... Ahí es nada.
Las papas aliñás se consumen generalmente como entrante o tapa, y son muy típicas en los bares y restaurantes de la provincia de Cádiz. Se trata simplemente de un plato a base de patata, aceite de oliva, vinagre, perejil y cebolleta, aunque a veces también se acompañan con un poco de atún y otras especias al gusto.
Mi madre las prepara con patata, judías verdes, atún, huevo, cebolleta y perejil, y así es como la he hecho yo y como más me gustan.
Así que hoy va por ti, mamá.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2-3 personas):
- 3 patatas grandes (unos 500 gramos aprox.)
- 200 gramos de judías verdes planas (yo usé cocidas)
- 1/2 cebolla grande
- 2 huevos tamaño M
- 1 lata de atún grande (80 gramos de peso escurrido)
- 1 cucharada sopera de perejil fresco picado
- 2 cucharadas soperas del aceite del atún
- Vinagre de Jerez y sal, al gusto

- Empezamos cociendo las patatas en una cazuela con abundante agua y a fuego alto, durante 20-25 minutos aproximadamente. A mitad de cocción, añadimos también los huevos. Retiramos y dejamos enfriar por completo.
- Mientras se cuecen las patatas y los huevos, vamos limpiando y picando la cebolla y el perejil, y lo colocamos en una fuente grande.
- Escurrimos el atún, reservando 2 cucharadas soperas de su aceite, y lo añadimos a la fuente anterior.
- A continuación, pelamos las patatas y los huevos, los troceamos al gusto y los añadimos al resto de ingredientes.
- Para el aliño, mezclamos el aceite del atún con el vinagre y rociamos bien la ensalada. Probamos y rectificamos de sal si fuese necesario.
- Mezclamos todo bien y servimos nuestra ensalada con un poco más de perejil picado por encima y unos colines o regañas de pan para acompañar.




Notas:
- El tiempo de cocción de las patatas variará en función de su peso y del tipo de patatas que uséis. Yo suelo usar patatas medianas y en 20 minutos ya las tengo bien cocidas.
- Al ser un plato tan sencillo y de ingredientes tan básicos, merece la pena elegir aquellos que sean frescos y de calidad para garantizar un resultado riquísimo. Por ejemplo, usar perejil fresco en vez de seco, patata nueva, huevos frescos de payés, etc. Son pequeños detalles que marcan la diferencia.
- Como mejor saben estas patatas es comiéndolas el mismo día y sin que pasen por el frigorífico, pues el frío modifica y estropea el sabor de la patata. Bastará con prepararlas por la mañana y dejarlas en una fuente cubiertas con papel film en un lugar fresco.
- Estas patatas también se pueden acompañar con alguna salsa tipo mayonesa, salsa rosa, all-i-oli, etc. Para gustos, colores.




Y esto es todo, por ahora.
Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Y por si os animáis y os queréis venir de tapas con nosotr@s, aquí os dejo el enlace al recopilatorio con el resto de aportaciones de mis compis. Como siempre, no tiene desperdicio :)
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!
Fotos: Marc RT Studios