Mostrando entradas con la etiqueta Carnes y aves. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Carnes y aves. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de febrero de 2017

BUTIFARRA CON PATATAS (VERSIÓN LIGERA) PARA #GUERRADEANFITRIONESTS



De todos los motivos que he tenido hasta ahora y que pueda tener desde ahora para justificar mis laaaargas ausencias (os hecho de menos, jolines), el que voy a daros esta vez es el MOTIVO por excelencia, el Rey de los Motivos,el motivo más motivo de todos los motivos del mundo... Pero primero, vamos por partes, que si no me pongo a escribir como si no hubiera un mañana...
Vuelve a ser día 10 y yo, muy en mi línea, sigo enviando mi propuesta para el reto mensual de La Cocina Typical Spanish a última hora y con prisas. A la que tenga cosas que hacer, basta con que me despiste un poco y... ¡Corre Debora, que sólo quedan dos días para publicar! Soy un caso, lo sé...
En fin, nunca es tarde si la dicha es buena, y este mes tenía que llegar SÍ o SÍ. Primero porque, después de 2 años disfrutando de lo lindo con todas y cada una de las propuestas, las chicas han decidido cerrar el ciclo de anfitriones, al menos de momento. Eso sí, la despedida que nos han propuesto va a ser por todo lo alto, y es que este mes toca.. ¡guerra de anfitriones!.
Como cada mes, debemos preparar una receta que sea típica de nuestra cocina con el ingrediente propuesto, a elegir entre todas las propuestas que los anfitriones han ido presentando a lo largo de estos 2 años. Y dicho y hecho lo cual, que empiece la guerra.
Yo no tuve la oportunidad de participar en los primeros retos así que, para esta ocasión, me parecía justo optar por una de dichas iniciativas. Así que sometí mi decisión a "votación popular" (dice ser marido y mi madre, que estaba en casa en ese momento) y al final... tacháááán... ¡Me quedo con Maggie de El cajón desastre de Maggie y su #conpatatasyalolocoTS! Porque en casa nunca faltan patatas y nos encantan en todas toditas sus versiones. Además, precisamente ese día teníamos para comer un plato con patatas, así que me vino como anillo al dedo.
¿Quién no ha recurrido al típico plato combinado de carne a la plancha con patatas, o huevos fritos con patatas, o salchichas con patatas, etc., para resolver una comida en un plis plas y acertar con toda la familia? Pues eso precisamente pensé yo y, después de una mañana intensa que me había dejado pocas ganas de cocinar, preparé una cantidad generosa de patatas y verduras, las especié al gusto, un chorrito de aceite y al horno mientras bajaba a la carnicería a por unas buenas butifarras... La misma carnicería, por cierto, donde las compraba mi madre para prepararnos este tipo de platos, hace ya muchos años. 
Preparando la guarnición de patatas y verduras al horno me ahorré muchísimo trabajo y tiempo, a la vez que conseguí reducir el aporte calórico del plato considerablemente. En menos de media hora estábamos disfrutando de un plato riquísimo, equilibrado y sencillo que espero os guste tanto como a nosotros.





Ingredientes (para 2 personas):
- 2 butifarras frescas grandes al gusto (las nuestras llevaban escalivada en el relleno)
- 2 patatas medianas
- 1/2 pimiento rojo
- 1 cebolla pequeña
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- Sal, ajo en polvo, perejil picado, pimienta y pimentón, al gusto.

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 190ºC, calor arriba y abajo.
- Empezamos limpiando y picando en trozos no muy pequeños las patatas, el pimiento y la cebolla y los colocamos en una fuente de horno.
- Seguidamente, rociamos las verduras con un chorro de aceite, la salamos y especiamos al gusto, mezclamos todo bien y las introducimos en el horno durante 25-30 minutos, o hasta que estén a nuestro gusto.
- Mientras las verduras estén en el horno, haremos las butifarras a la plancha a fuego medio y con un chorrito de aceite.
- Servimos las butifarras recién hechas acompañadas de una buena cantidad de patatas y verduras y un buen trozo de pan.




Notas:
- No se deben pinchar las butifarras/salchichas mientras se están cocinando pues, a pesar de que de este modo se cocinarán mejor por dentro, pierden también mucha jugosidad. Es mejor hacerlas a fuego medio bajo para que no se quemen por fuera y se queden crudas por dentro.
- Por supuesto, este plato queda también delicioso con unas buenas patatas fritas caseras, pero el contenido calórico del plato aumenta considerablemente.
- Con salchichas frescas, lomo, contramuslos de pollo limpios, usando otras verduras para la guarnición, acompañando la carne con un poco de mayonesa o mostaza... Este tipo de platos combinados se pueden preparar y disfrutar de mil formas distintas, así que imaginación y gusto al poder.


Espero que os haya gustado mi propuesta, y aprovecho para dejaros el enlace al recopilatorio de este mes, más "guerrero" imposible.




Y como os decía al principio... Mientras las chicas andan cerrando ciclos, en casa toca empezar otros... ¡Y menudos son! He aquí mi super MOTIVO:
Hará cosa de un mes y medio, un domingo por la tarde mientras estaba preparando las actividades para darles a los peques en clase, me topé por casualidad con una oferta de trabajo en la que pedían una pareja para trabajar en una isla británica situada allá donde dios perdió la chancla. Las condiciones estaban genial y, sin ninguna esperanza, mi chico y yo aplicamos en la oferta... Y sucedió lo que nos imaginamos, que nos descartaron enseguida. Tampoco teníamos nada que perder...
Pero el viernes por la tarde de esa misma semana, recibimos una llamada de una chica de la empresa que gestiona dichas ofertas porque a última hora le había entrado otra oferta de trabajo bastante interesante y creía que nuestros perfiles eran ideales para cubrirla. Y después de darle muuucha caña con el inglés, varias entrevistas a distancia, mucho papeleo hecho y por hacer, y muchos nervios mezclados con ilusión y ganas... ¡Nos vamos a vivir al Reino Unido en menos de 20 días! Ha sido todo tan increíble y tan rápido que todavía no nos lo terminamos de creer, pero nos está sucediendo y no os imagináis lo disparatados que estamos. Van a ser los 20 días más largos de nuestras vidas...
6 meses como mínimo, y todo lo que estemos dispuestos a trabajar y vivir allí como máximo, es todo lo que sabemos seguro hasta ahora. Lo demás vendrá solo, como siempre. 
Por eso no podía ni quería perder la oportunidad de participar este mes pues, muy a mi pesar, va a ser la última vez que pueda hacerlo en, por lo menos, 7 meses. Eso, o hasta que podamos instalarnos más cómodamente allí, decidamos volver, o lo que surja. De momento nos damos por satisfechos con que nos guardéis el secreto una semanita más (todavía estoy dándole vueltas a cómo decírselo a mi madre sin que le de un "jamacuco") y nos deseeis suerte, porfa :)
En fin, espero y deseo ponerme al día con unas cuantas entradas que tengo en "making of" (por ir practicando inglés un poco je je) desde hace mucho, y prometo subir alguna antes de marcharnos.
¡Mil gracias por seguir ahí! Un abrazo grande.

sábado, 10 de diciembre de 2016

ESTOFADO IBÉRICO PARA #DEPATANEGRATS



¡Queda oficialmente inaugurada la temporada de cuchareo! Y ya era hora, con lo bien que sienta un buen guisito cuando el frío aprieta y las ganas que teníamos en casa, madre mía...
Empezando por el postre, y como os prometía hace unos días, ha llegado el momento de participar en la que será la última iniciativa de La Cocina Typical Spanish de este 2016. Y, además, viene con sorpresa, para terminar el año con un buenísimo sabor de boca.
Nuestra última anfitriona del año ha sido nada más y nada menos que Rebeca, del blog La Cocina de Rebeca. Por si no la conocéis, Rebeca es una mujer todoterreno (periodista, blogger y mamá, ahí es na') que le pone cuerpo y alma a todas las recetas que publica en su blog, y eso se nota a leguas. Como ella misma dice, la intención es que los platos gusten y nos divirtamos en la cocina... ¡Y vaya que si lo hacemos! Desde aquí, gracias Rebeca, merece la pena no perderte la pista.
Pues bien, la propuesta de Rebeca ha ido muy en la línea de la época en la que estamos. Y es que, aunque no lo parezca, la Navidad está a la vuelta de la esquina y a la que nos despistemos estamos ya cantando villancicos, con los cuñad@s en casa y dos quilos de más por culpa del dichoso turroncito de la sobremesa...
Es habitual que en esta época no escatimemos (o, al menos, no demasiado) en la calidad de los alimentos que servimos en nuestras mesas. Por eso, y como no hay producto más típico de estas fechas en nuestro país que un buen ibérico, utilizar alguno de ellos ha sido nuestro reto de este mes.
 Y además, la propuesta viene con regalo, pues entre todos los blogs que participemos se sorteará un lote de productos ibéricos cortesía de Jamones y Embutidos Vázquez, que ha querido tener un detalle con nosotros. ¿Alguien da más?
A pesar de que podíamos elegir entre utilizar un producto ibérico curado o fresco, desde el minuto cero en el que conocí la propuesta tuve claro que quería preparar un buen estofado, pues recordaba haberlo preparado alguna que otra vez con cerdo ibérico y la verdad es que el gasto extra mereció la pena.
El estofado es uno de esos platos tradicionales que no falta en ningún recetario casero y que reconforta el cuerpo y el alma, sobretodo ahora que el frío parece que ha llegado para quedarse.
En mi casa, por ejemplo, solíamos comer estofado una vez por semana, y era mi madre quien se encargaba de dedicarse la tarde anterior a prepararlo para que, llegada la hora del almuerzo al día siguiente, lo disfrutaramos "asentao"... ¡Y vaya si lo disfrutábamos! La buena mano de mi madre y el reposo (que lo hacía más espesito y sabroso) le sentaban de maravilla al estofado, aunque ya os puedo asegurar que a nosotros nos sentaba muchísimo mejor. ¿Y qué me decís de dejar dos o tres tozos de patata para el final, y chafarlas para comerlas con las últimas sobras de salsita? Babeando me hallo...
Como ya os podéis imaginar, yo he ido a lo seguro y he preparado la versión de mi madre, aunque con alguna modificación (ella suele usar más carne de ternera que de cerdo, por ejemplo). De todo modos, la jugosidad y la melosidad de la carne de cerdo ibérico hicieron acto de presencia y quedó un plato delicioso.
Sin más, os dejo con la receta, a ver qué os parece:




Ingredientes (para 2 platos grandes):
- 300 gramos de carne de cerdo ibérico (lomosolomillo, cabezada...)
- 1 cebolla mediana
- 1 zanahoria grande
- 1 diente de ajo
- 2 patatas hermosas 
- 2 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- 1 vaso pequeño (150 ml aprox.) de vino tinto para cocinar
- 1 vaso (200 ml aprox.) de agua
- 1 hoja de laurel (opcional)
- Pimienta, perejil picado y sal, al gusto.

- Para empezar, limpiamos la carne de la grasa que pueda tener y la troceamos a tacos de tamaño bocado. Limpiamos, pelamos y picamos también la cebolla, el ajo, la zanahoria y las patatas.
- Añadimos el aceite en una cazuela grande y sofreímos los tacos de carne a fuego medio con un poco de sal, pimienta y perejil picado. Añadimos también la cebolla, el ajo y la hoja de laurel, y le damos unas vueltas (5 min aprox.)
- Seguidamente, añadimos el tomate triturado, las zanahorias y las patatas, y lo removemos todo bien un par de veces. Añadimos entonces el vino y el agua y esperamos a que empieze a hervir.
- Cuando empieze a hervir, removemos de nuevo, tapamos y dejamos cocer unos 35-40 minutos a fuego medio, o hasta que las patatas estén tiernas y/o hasta que el caldo haya reducido y espesado.
- Dejamos reposar unos 10 minutos antes de servir.




Notas:
- El estofado suele ser un plato bastante contundente, por eso recomiendo tomarlo como plato único y variar las verduras al gusto, pues así disfrutaréis de un estofado distinto e igual de rico cada vez que lo preparéis. Además, se trata de una forma estupenda de que los peques coman verdura.
- Los tiempos que os indico en la receta son para una olla/cazuela convencional. Si disponéis de una olla rápida o "express", en menos de 20 minutos tendréis el estofado listo.
- Como os he comentado antes, el reposo le va fenomenal a este tipo de guisos, pues los sabores se intensifican y queda más espeso. Si tenéis oportunidad, preparadlo la noche de antes para el almuerzo del día siguiente, merece mucho la pena.




Y esto es todo, por ahora.
Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Y por si os animáis a descubrir el resto de "ibericadas" de mis compis, aquí os dejo el enlace al recopilatorio con todas sus aportaciones. Como siempre, no tiene desperdicio alguno.
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!
Fotos: Marc RT Studios

martes, 18 de octubre de 2016

MIS RECETAS EN COOKPAD (II)



Bueno, bueno, bueno, dos entradas nuevas en el blog con apenas una semana de diferencia entre la una y la otra, esto si que es algo insólito... ¡Pedid un deseo, rápido! Yo acabo de decidir así, a lo loco, que mañana a primerísima hora me planto en la Administración de Loterías que tengo al lado de casa para hacer unas cuantas apuestas a La Primitiva del jueves, vaya a ser que suene la campana...
Vale, bromas aparte y después de la parrafada que os solté como acompañante de las tortas de aceite y anís para intentar medio justificarme, me acabo de dar cuenta de que me olvidé mencionaros otro de los motivos (y de los más importantes, vaya) por el que no puedo publicar tantas recetas ni participar en todos los eventos, retos, iniciativas, etc., en los que me gustaría: Mi chico (todavía no me acostumbro a llamarle "marido", dadme tiempo...) también está hasta arriba de trabajo últimamente, y las pocas veces que coincidimos un día entero los dos en casa, o a él no le apetece pasarse una hora cámara en mano haciéndole fotos a unas croquetas, o yo ya he preparado los tápers para el día siguiente y los tengo bien guardaditos en su bolsa térmica o, simplemente, nos apetece disfrutar de nuestra compañía mutua y pasarnos la tarde tirados en el sofá, viendo una peli y poniéndonos finos a palomitas... Vaya, a lo que se le llama descansar un poco y, ya que nos ponemos, hacer algo de vida en pareja, que nunca está de más.
Como ya os he comentado en multitud de ocasiones, mi chico es fotógrafo y, aunque se le dan mejor los exteriores, no ha parado de sorprenderme con sus fotos de mis recetas desde que empecé con el blog. Yo, en cambio, no me llevo tan bien con la cámara como me gustaría e intento hacer uso de ella lo menos posible y sólo cuando no tengo más remedio (o por pura cabezonería, la verdad sea dicha).
Y aquí estoy, sin fotógrafo "oficial" hasta nuevo aviso, liada con mis 14 monstruitos "bilingües", intentando seguir con el ritmo de estudios y, para rematar, arrastrando un pedazo de constipado desde hace una semana. Eso sí, la "mala costumbre" de comer no nos la quita nadie y cocinar he tenido que cocinar igual... Por lo menos ha habido testigos de ello y, por supuesto, por estos lares no ibais a ser menos.
Hacía mediados de mayo os comentaba que empecé a participar en Cookpad España hará ahora 1 año y medio más o menos y que, lo que realmente hace que quiera seguir formando parte activa de esta comunidad, es el hecho de que se trata de una plataforma donde la gente realmente disfruta cocinando, compartiendo y aprendiendo, y eso se nota. Lo mismo puedes encontrarte con recetas muy elaboradas con unas fotografías espectaculares, como con otras mucho más humildes y sencillas, cocinadas, fotografiadas y editadas casi al momento, como ha sido el caso de la mayoría que servidora ha ido publicando últimamente y que me dispongo a enseñaros hoy.
Sin más, aquí tenéis algunas de ellas que espero os ayuden a diseñar un menú adaptado a vuestros gustos y/o necesidades, pues hay un poco de todo (guarniciones, platos de carne, platos de pasta, cenas ligeras...):


- Este arroz salteado con verduras y frutos secos constituye una guarnición mucho más ligera que las clásicas patatas fritas y resulta ideal para acompañar y completar nuestros platos de carne y/o pescado, aunque también lo podemos disfrutar tal cual a modo de entrante o cena ligera. En cualquier caso se trata de una receta muy sencilla, aromática y nutritiva.



- La escalivada es uno de los platos vegetales más básicos del recetario catalán y resulta ideal para preparar esta receta de torradas "a la catalana", una cena muy sencilla y muy rica. La palabra "escalivada" viene del verbo "escalivar", que en catalán significa “asar al rescoldo”, y suelen emplearse verduras como el pimiento rojo, la berenjena, la cebolla, etc.



- Y de la verdura pasamos directamente a la carne, y lo hacemos con estas albóndigas ligeras de pollo con verduras. Las albóndigas son de esos platos que no faltan en ninguna casa y que, acompañadas de una buena salsa a base de verduras y un poco de arroz cocido, patatas, pasta, etc., se convierten en un plato completo y delicioso, pero también bastante calórico. Por eso, con esta receta os enseño como las preparo yo en casa para que resulte un plato más ligero pero no por ello menos rico.



- Y ahora le llega el turno a la pasta con estos macarrones con salsa de tomate y queso crema, una receta que sorprende por su sencillez y sabor y perfecta para el táper a modo de plato único.



- Aunque estemos ya con el estómago lleno, nadie le dice que no a un dulce final, ¿Verdad?
Para ello, os propongo este pudin de pan y chocolate que, aparte de ser delicioso, nos permite dar salida a los restos de pan/bollería que se nos hayan quedado duros.



Y bien, esto es todo por ahora. Como podéis comprobar, ni son recetas excesivamente elaboradas y las fotos distan mucho de estar a la altura de las que suelo enseñaros aquí, pero todo ello es el reflejo de la cocina de mi casa, una cocina "de batalla", a la que no dejo de dedicarle muchos ratos y a la que siempre le pongo mucho cariño.
Antes de despedirme hasta la próxima (y, muy a mi pesar, nunca sé cuándo caerá exactamente...), aprovecho para volver a recomendaros Cookpad, pues entre retos, días temáticos, tardes de cocina en directo y demás, tendréis la oportunidad de aprender mucho, de conocer a gente muy maja y con muy buena mano en la cocina y, sobretodo y más importante, de pasarlo muy muy bien. Tened por seguro que el equipo de Cookpad España (en mi caso fueron Irene y María, dos chicas que son un amor) os recibirá con los brazos abiertos.

¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz semana!

viernes, 22 de abril de 2016

GRATÉN DE PATATAS, VERDURAS Y SALCHICHAS



Bueno, pues con mi señor "fotógrafo oficial" trabajando unos días fuera y, en consecuencia, a falta de fotos del viaje (buenas fotos, que con el móvil nos apañamos todos...), buena es una receta pos vacacional y de aprovechamiento, ¿No os parece?
Tal y como os contaba hace unos días, mi pareja y yo hicimos una escapada de 3 días a Valencia que nos dio mucho de si. Menos de medio día nos bastó para decidir de mutuo acuerdo que queríamos descubrir la ciudad a pie, a nuestro aire,  sin horarios, sin agobios, y yendo en todo momento donde nos apetecía, aunque tardáramos un poco más. Nos alojamos en un apartamento que estaba a dos pasos de Catedral de Valencia (más de la mitad del tiempo que estuvimos en el apartamento me lo pasé asomada al balcón contemplándola, porque es una auténtica belleza), así que la tomamos como punto de referencia y partida de todos nuestros recorridos: Que si primero nos vemos todo el Centro Histórico, que si ahora nos vamos a comer por la zona del Mercado Central y de paso vemos La Lonja, que si ahora vamos a merendar una buena horchata con fartons al Mercado de Colón y volvemos paseando tranquilamente por el Jardín del Túria... Vaya, que andamos todo lo que no hemos andado en nuestra vida junto y caíamos agotados en la cama por las noches... Eso sí, agotados pero satisfechos por haber visto y hecho todo lo que teníamos planeado.
Y tan cansados terminamos que el viaje de vuelta nos pareció el doble de largo que el de ida. Vale, lo sé, es algo que nos pasa a todos, pero esta vez se nos hizo mucho más tedioso de lo normal. Quizás fue por el calor, o por la cantidad de gente que iba en el autobús, o porque eran las 2 de la tarde, o porque estábamos todavía un poco cansados, o quizás por de todo un poco, que llegamos a Barcelona y salimos zumbando del autobús, sin darle las gracias al conductor ni nada (pobre hombre, con lo majo que era...), para meternos en el tren y plantarnos en casa lo antes posible.
Mi señor novio se fue directo al sofá y en menos de 15 minutos ya lo estaba oyendo roncar, a pesar de haberse ofrecido en un principio a ayudarme con las maletas.... En fin, y yo, más que tumbarme y no hacer nada, necesitaba relajarme y descansar. Si a esto le sumamos que lo que más me relaja y me gusta del mundo mundial es cocinar, que la hora de la cena estaba cada vez más cerca y que había dejado la nevera medio vacía para no encontrarme con nada "mutante" a la vuelta del viaje, me metí en la cocina y esto fue lo que terminé improvisando: un gratén de patatas con verduras y salchichas.
Un par de patatas hermosas, unas verduras que estaban ya un poco arrugaditas, una buena salsa de tomate, unas salchichas de pavo a punto de caducar y una cantidad generosa de queso emmental, fue todo lo que utilicé para preparar este plato que no me dio apenas trabajo y que quedó muy rico.
Normalmente suelo preparar este tipo de platos (los gratineslas lasañas y los pasteles de verdura) con algo de bechamel y es por eso que, en un principio, no tenía mucha confianza en el resultado. Pero todas mis dudas se disiparon al probarlo, pues no resulta ni seco ni soso en absoluto.
Finalmente resultó un plato único bastante completo y sabroso que nos solucionó la cena la mar de bien, y todo "tirando" de despensa :)
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 raciones hermosas):
- 2 patatas mona lisa grandes (unos 350-400 gramos)
- 1/2 zanahoria
- 1/2 cebolla
- 1/2 pimiento verde italiano
- 2 salchichas de pavo grandes tipo frankfurt
- 4 cucharadas soperas de salsa de tomate (casero o de buena calidad)
- 50 ml de vino blanco de cocina
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- 4 cucharadas soperas de queso rallado para gratinar
- Sal, orégano, pimienta negra y ajo en polvo, al gusto

- Antes de empezar, cocemos las patatas en abundante agua hasta que estén tiernas y las dejamos templar para poderlas manipular.
- Pelamos y laminamos las patatas no demasiado finas, y limpiamos y troceamos la verdura en trozos pequeños. Troceamos también las salchichas y reservamos.
- En una sartén a fuego medio con el aceite, salteamos las verduras hasta que empiecen a tomar un poco de color (unos 5 minutos aprox.), y añadimos el vino blanco para que se evapore.
- Cuando el vino se haya evaporado del todo, añadimos las salchichas, salteamos 2-3 minutos más y añadimos también la salsa de tomate, mezclandola bien. Añadimos entonces las especias, rectificamos de sal si fuese necesario y lo retiramos del fuego.
- Encendemos el horno y lo precalentamos a 220ºC en función gratinador.
- En una fuente apta para horno, procedemos a montar el gratén: empezamos por una capa de patatas y repartimos por encima la mitad del sofrito de verduras y salchichas. Cubrimos con otra capa de patatas, seguida del resto del sofrito, y terminamos con otra capa de patatas y una cantidad generosa de queso rallado (debe cubrir todas las patatas).
- A continuación, introducimos la fuente en el horno precalentado durante unos 10-12 minutos, o hasta que el queso se haya dorado lo suficiente.
- Para terminar, apagamos el horno, sacamos el gratén, lo dejamos templar un poco y lo servimos en porciones de tamaño ración.




Notas:
- Obviamente, si preparamos este plato con patatas fritas queda mucho más rico, pero también resulta más calórico. Si no tenéis problemas con el peso y/o con la salud adelante, os lo recomiendo.
- No es necesario añadirle sal a las patatas, pues el queso y el sofrito de verduras y salchichas ya tiene potencia suficiente.
- Este gratén también queda de maravilla preparando el sofrito con restos de pollo asado, tacos de bacon, de jamón, de chorizo, con atún, sólo con verduras, etc. Para gustos, colores.


Nada más por ahora, espero que os haya gustado la receta.
¡Gracias por seguir ahí, y felicísimo fin de semana!
Fotos: Marc RT Studios

miércoles, 6 de abril de 2016

SALTEADO DE POLLO Y VERDURAS AL WOK CON PURÉ DE PATATAS



Si bien es verdad que en casa solemos comer más platos a base de legumbres, verduras, pescados y/o pastas (por los motivos que os explicaba hará cosa de un mes, y porque vivo con una auténtica máquina de devorar pasta y arroz), de vez en cuando también caemos en "las tentaciones de la carne" y nos gusta disfrutar de un buen plato a base de carne. Eso si, todo en su justa medida, (casi) siempre evitando las preparaciones copiosas y complicadas y optando por aquellas más sencillas, equilibradas y sabrosas. Os puede parecer una tontería, pero teniendo en cuenta que la carne necesita bastante más tiempo que otros alimentos para que nuestro cuerpo la procese, nuestro sistema digestivo nos lo agradecerá si le echamos una mano optando por aquellas carnes menos grasas, bien cocinadas y acompañadas de otros alimentos que conviertan el conjunto en un plato lo más sano y completo posible.
Por todas estas razones y, aunque en mi casa también eran y son muy habituales los platos tradicionales de más contundencia (como los guisos con lentejas, con alubias o con patatas, los arroces de domingo y los exquisitos dulces de sartén), en cuanto a carnes, el pollo ha sido y es el protagonista por excelencia.
En este hecho tuvo mucho que ver mi abuelo que, durante años, se dedicó a criar sus propios pollos y gallinas en un pequeño corral que él mismo se hizo y que se instaló en el huerto de donde también salían la mayoría de verduras, hortalizas y frutas que comíamos por aquel entonces. Como os podréis imaginar, el sabor de la carne de aquellos pollos, criados en libertad y alimentados de manera totalmente natural, sin antibióticos ni cosas raras, no tenía ni punto de comparación con la carne de pollo que solemos comprar en el supermercado e incluso en algunas carnicerías. Y si tenemos en cuenta el favor que le hacemos a nuestra salud al consumir una carne más rica en nutrientes y libre de hormonas, antibióticos y demás, motivos no nos faltan para ir en busca de un payés, una tiendecita de barrio, una cooperativa, una parada de mercadillo, lo que queráis, pero donde podáis comprar carne de pollo que sea sólo eso, pollo. 
Ideas para disfrutar de esta carne, teniendo en cuenta lo versátil, saludable, económica, sabrosa y fácil de encontrar que resulta, os he dado ya unas cuantas, y a cual más rica: Contramuslos de pollo al hornoalitas de pollo maceradas, los famosos higaditos de pollo en salsa de mi madre y hasta un sencillo solomillo de pollo a la plancha con especias, miel y limón
Y hoy toca salteado, pero no un salteado cualquiera, sino uno preparado en ese gran invento oriental que es el Wok y que, desde que me hice con él, se ha vuelto imprescindible para mi, pues me ahorra muchísimo tiempo en la cocina y me permite disfrutar de todo el sabor y las propiedades de los alimentos que cocino en él.
Una pechuga de pollo hermosa, unas verduras que tenía en la nevera y unas especias elegidas y combinadas a nuestro gusto, acompañado por un sencillo pero riquísimo puré de patatas (casero, eso sí), nos solucionaron la mar de bien el almuerzo de hace justo hoy una semana, pues nos dejó bien satisfechos como plato único.
Sin más, os dejo los ingredientes y la preparación:





Ingredientes (para 2 personas):
Para el pollo:
- 1 pechuga de pollo amarillo catalán (la mía pesaba 350 gramos)
- 1 pimiento italiano pequeño
- 1/2 cebolla
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
- 1 cucharadita de salsa de soja
- 1 cucharadita de vino blanco de cocina
- Sal, comino, pimienta molida y pimentón dulce, al gusto

Para el puré de patatas:
- 2 patatas hermosas (450 gramos aprox.)
- 40 ml de leche 
- Zanahoria rallada, perejil y ajo en polvo, sal, al gusto
- 30 gr de mantequilla y/o queso rallado (opcional)

- Antes de empezar con la carne, pondremos las patatas a cocer a fuego alto hasta que estén bien tiernas (unos 20-30 minutos, dependiendo del tamaño). Retiramos, escurrimos y dejamos enfriar.
- Limpiamos y troceamos muy menudo la cebolla y el pimiento. Hacemos lo mismo con la pechuga de pollo, troceándola en dados medianos.
- Ponemos el wok a fuego medio-alto, añadimos el aceite y salteamos las verduras unos 4-5 minutos. Pasado este tiempo, añadimos el pollo y lo salteamos unos 4-5  minutos más.
- Una vez el pollo empiece a dorarse, añadimos la salsa de soja, el vino, las especias y la sal, y salteamos durante 2-3 minutos más. Retiramos y reservamos.
- Para hacer el puré de patatas, pelamos y limpiamos bien las patatas cocidas y las colocamos en un plato hondo.
- Condimentamos las patatas al gusto (zanahoria rallada, especias, sal...), les añadimos la leche y las chafamos con la ayuda de un tenedor hasta que quede un puré uniforme, consistente y cremoso.
- Servimos el pollo salteado acompañado del puré de patatas, todo templado.




Notas:
- Siempre podemos recurrir a los preparados de purés de patata instantáneos que venden el el supermercado y personalizarlos con los ingredientes que más nos gusten (queso, mantequilla, especias...), pero el puré de patatas casero siempre resultará más sabroso.
- Con el wok, es importante cocinar en tiempos cortos y a fuego más bien alto para que las verduras queden "al dente" y las carnes no pierdan su jugo. Así podremos disfrutar de todas sus propiedades y su sabor.
- El puré de patatas puede substituirse perfectamente por un arroz sencillo, unas patatas al horno o fritas, un poco de cous-cous con verduras... En fin, por lo que más os guste.


Nada más por ahora. Espero que os haya gustado la receta de hoy.
Millones de gracias por seguir ahí, a pesar de mis ausencias temporales. A veces, una no da para más... ¡Un abrazo enorme!

jueves, 3 de marzo de 2016

LOMO CON SALSA DE ZANAHORIA Y CEBOLLA AL VINO BLANCO



No soy vegetariana ni nada por el estilo, pero si es verdad que en los últimos 4-5 años he venido reduciendo mi consumo de carne de una manera bastante significativa. ¿Motivo? Ninguno en concreto y muchos en particular.
Cuando te gusta tanto cocinar y empiezas a indagar un poco más en cuanto a culturas gastronómicas, tendencias alimenticias, tipos de dieta y demás, empiezas casi sin querer a forjarte una opinión u opiniones al respecto y quedarte con ventajas de esto, desventajas de lo otro, evidencias de ambas cosas... En fin, en mi caso, tengo muy claro lo que me ha llevado a ello...
Comer carne en exceso (cosa que venimos haciendo sin control desde hace muchos años) es perjudicial tanto para nuestra salud como para la del planeta en general. Las granjas contaminan de manera exagerada y los animales que se crían en ellas necesitan cantidades desproporcionadas de agua y comida, cosa que sabemos que, a la larga, no es sostenible. Además, el consumo de carne resulta la excusa perfecta para justificar el sufrimiento de miles y millones de animales que son criados única y exclusivamente con antibióticos, conservantes, hormonas, y una larga lista de sustancias que, por supuesto, terminamos ingiriendo los humanos y que no nos hacen ningún bien.
A corte más personal, reducir la cantidad de carne que como me ha servido como excusa para descubrir nuevas y deliciosas recetas y blogs (por ejemplo, al gran Carlos y a mis queridísimas Pilar y Silvina, entre otros) que me han ayudado a que mi dieta sea lo más equilibrada y variada posible, es decir, disfrutando de lo que como y sin carencias de nutrientes.
Además, he de reconocer que siempre he sido más de pescado que de carne y que, cuando no como carne o como muy poca, me siento mucho más ligera y con más energía. ¿Coincidencia? No lo creo.
Si hablamos de carne ecológica (sin que ello sirva como excusa, claro está) el asunto cambia un poco. La carne de procedencia ecológica es bastante más cara que la industrial, ya que los procesos artesanales que conlleva aumentan los costes de producción, pero sus ventajas son incomparables: Animales criados de forma natural, una carne mucho más rica en nutrientes, un sabor mucho más auténtico y rico, y un consumo consciente de aquello que realmente somos capaces de producir y sustentar. Dicho así, consuela un poco, pero no del todo, al menos a mí...
Pero, como cambiar las costumbres de las personas de un día para otro es casi misión imposible (los míos siguen siendo muy carnívoros) y que de vez en cuando no es un pecado mortal caer en "las tentaciones de la carne", en casa siempre intento cocinarla de manera sencilla y ligera, y opto por acompañarla con otros alimentos que nos ayuden a la hora de digerirla y que conviertan el conjunto en un plato lo más sano y completo posible.
Tenía muchas ganas de probar la salsa de zanahoria y cebolla tan popular en la red para acompañar carnes y pescados, así que, teniendo unos filetes hermosos de cabeza de lomo y el resto de los ingredientes a mano, me lancé hará cosa de una semana con la receta, y este ha sido el resultado.
Una salsa muy sencilla y que está para chuparse los dedos y mojar mucho pan, y que pienso repetir en breve para acompañar un montón de cosas que tengo en mente. Sin duda, os la recomiendo.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 4 filetes de cabeza de lomo de cerdo medianos (unos 150 gramos cada uno)
- 1 cucharada sopera rasa de aceite de oliva
- Sal y pimienta, al gusto

Para la salsa:
- 2 zanahorias medianas (150 gramos aproximadamente)
- 1 cebolla mediana (100 gramos aproximadamente)
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
- 1/2 vaso de vino blanco de cocina (125 ml aproximadamente)
- 1/2 pastilla de caldo de carne
- Sal, perejil picado y pimienta, al gusto

- Antes de empezar, limpiamos bien la carne y le quitamos el exceso de grasa que pueda tener, salpimentamos y reservamos.
- En una plancha o sartén a fuego medio-alto con una cucharada de aceite, doramos la carne por ambos lados (3-4 minutos por lado) y la reservamos.
- Seguidamente, limpiamos y picamos muy menudo la zanahoria, la cebolla y el ajo.
- En una sartén a fuego medio y con una cucharada de aceite, doramos el ajo y añadimos también la cebolla y la zanahoria. Salteamos todo unos 5 minutos.
- Pasados los 5 minutos, añadimos el caldo de carne, el vino y las especias, bajamos el fuego y dejamos reducir hasta que el líquido se haya evaporado casi por completo (unos 10 minutos aproximadamente). Retiramos.
- Una vez las verduras estén templadas, las pasamos al vaso de la batidora y las batimos hasta que queden como un puré fino.
- Por último, colocamos la carne en una sartén a fuego muy bajo, añadimos inmediatamente la salsa y calentamos el conjunto unos instantes antes de servir. 




Notas:
- Si os gusta la salsa más fina, siempre podéis colarla y eliminar del todo los grumos, aunque apenas se notan.
- Ojo con añadir demasiada sal, pues el caldo de carne ya lleva bastante cantidad. Os recomiendo probar la salsa antes de hacerlo.
- En este caso, acompañamos el lomo con unas patatas baby enteras hechas en el horno y mojadas en la misma salsa de la carne, pero con una guarnición de arroz blanco o salteado con ingredientes vegetales, una pasta del mismo estilo o las mismas patatas especiadas al horno también resulta un plato equilibrado y riquísimo. Para gustos, colores.


Nada más por ahora.
Espero que os haya gustado tanto como a nosotros.
¡Mil gracias por seguir ahí, y feliz resto de semana!
Fotos: Marc RT Studios

lunes, 15 de febrero de 2016

MILHOJAS DE BERENJENA Y BOLOÑESA



Muchas veces, y sobretodo mientras cocino, no puedo evitar echar la vista atrás y preguntarme una y otra vez eso que todos los que amamos la cocina nos hemos preguntado alguna vez: Y a mi, ¿Por qué me gusta tanto cocinar? ¿Por qué la cocina, y no la pintura, el baile, la lectura...?
Muchos psicólogos afirman que muchas veces elegimos nuestros hobbies sin querer. Esto significa que, si una actividad logra alejarte de tus preocupaciones y del estrés y te relaja mucho más que otra, tu mente hará que te decantes por aquella que realmente le proporciona placer. Y eso resulta, amig@s míos, muy beneficioso para nosotros pues, en función de la actividad que realicemos, estaremos más sanos física y/o emocionalmente. Alucinante, ¿Verdad? La mente humana es maravillosa...
Pues sí, la cocina me recrea, me relaja, me ayuda a evadirme y a concentrarme y, en definitiva, me satisface muchísimo. Además, al haber crecido entre fogones (primero por obligación y enseguida por devoción), la cocina consigue trasladarme a esos momentos imborrables y tan felices de mi pasado alrededor de unos fogones o alrededor de una mesa, y eso hace que lo disfrute el doble.
Hace ya algún tiempo os explicaba que, cuando era pequeña y mi abuelo aún vivía, tenía un pequeño huerto a unos escasos tres kilómetros de casa al que siempre le sacaba el máximo provecho, pues no había estación en la que no plantara algo. Qué pimientos, qué tomates, qué berenjenas, qué lechugas... Eso sí que eran verduras de verdad. Jamás he vuelto a comer unas verduras con un sabor, un color y un aroma similar, ni de lejos, y que me disculpen el resto de payeses del mundo, pero es mi humilde y sincera opinión.
Por supuesto, cada fruta/verdura acabó teniendo un recopilatorio más o menos extenso de recetas donde era la protagonista y del que todavía echamos mano cuando nos faltan ideas.
Con las berenjenas, por ejemplo, mi abuela preparaba un pisto delicioso que lo mismo nos servía para preparar un plato de pasta que para comernoslo tal cual, acompañado de un huevo frito y mucho pan.
A mi abuelo, que en paz descanse, le encantaban las berenjenas cortadas bien finas, fritas y muy crujientes. ¿Habéis probado alguna vez el bocata de berenjenas fritas? Vale, ligero precisamente no es, pero es un auténtico manjar, aunque no lo parezca.
Mi madre, en cambio, siempre ha apostado por preparaciones más elaboradas y contundentes como los libritos de berenjenas, las berenjenas rebozadas y las clásicas berenjenas rellenas.
Y yo... Pues a mi me gusta investigar, coger ideas de aquí y de allá y de vez en cuando preparar platos con esa esencia tradicional, de toda la vida, pero adaptados a los tiempos que corren.
Hace mucho tiempo que vi estas milhojas de berenjenas en la sección de cocina de una revista local y tenía muchas ganas de prepararlas. Aunque la receta original era un poco más contundente, pues la berenjena iba frita y el relleno era a base de carne picada y bacon, la he adaptado un poco a nuestros gustos y he intentado reducir un poco la cantidad de grasa de la receta. Y, oye, no sé cómo sabrían las milhojas originales, pero os aseguro que estas están para relamerse, no son nada pesadas y, por si tenéis niños poco amantes de las verduras en casa, se pondrán las botas a berenjenas sin darse ni cuenta, os lo aseguro. Tenéis que probarlas.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 1 berenjena grande (300 gramos aproximadamente, unas 18 rodajas)
- 200 gramos de tomate frito de calidad
- 1/2 cebolla
- 2 salchichas de cerdo frescas
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- 75 gramos de queso rallado especial para gratinar
- Sal, ajo en polvo, pimienta y perejil picado, al gusto

- Para empezar, cortamos la berenjena en rodajas no muy finas, las disponemos sobre un escurridor, añadimos bien de sal y las dejamos sudar unos 20 minutos. Pasado este tiempo, las lavamos para eliminar la sal.
- En una sartén a fuego medio-alto y con un poco de aceite de oliva, vamos haciendo las rodajas de berenjena hasta que estén tiernas y se hayan dorado un poco. Reservamos.
- Limpiamos y picamos la cebolla, y picamos también muy menudo la carne de las salchichas.
- En otra sartén a fuego medio con la otra cucharada de aceite, doramos la cebolla junto a la carne de salchichas, sin dejar de remover para que se desmenuce bien.
- Una vez lo tengamos listo, añadimos el tomate frito, el ajo y la pimienta, damos un par de vueltas y retiramos del fuego. Rectificamos de sal si fuese necesario.
- Antes de seguir, precalentamos el horno a 210ºC, en función gratinador.
- Ahora procederemos a montar las milhojas: En una bandeja de horno untada con un poco de aceite, colocamos una rodaja de berenjena como base, añadimos una cucharada hermosa de sofrito, otra rodaja de berenjena, otra cucharada de sofrito, otra rodaja de berenjena, y terminamos con el sofrito y una buena porción de queso rallado. Hacemos lo mismo hasta terminar con toda la berenjena y el sofrito.
- Gratinamos en el horno a 210ºC durante unos 10 minutos, o hasta que tenga el dorado deseado.
- Sacamos, dejamos templar unos minutos y servimos inmediatamente, espolvoreadas con un poco de perejil picado.




Notas:
- Si véis que las rodajas de berenjenas no os quedan muy tiernas al pasarlas por la plancha, podéis ayudaros añadiendo una cucharada de agua sobre las berenjenas mientras están en la sartén y dejando que se evapore.
- Para incluir todavía más cantidad de verdura en la receta, podéis optar por usar pisto en vez de tomate frito aunque, en este caso, si que os recomiendo que sea casero.
- Con carne picada, chorizo, restos de pollo, atún... Cualquier proteína que nos guste puede servir perfectamente como relleno de estas milhojas.


Nada más por ahora. Espero que os haya gustado.
¡Mil gracias por seguir ahí, y feliz inicio de semana!
Fotos: Marc RT Studios

miércoles, 10 de febrero de 2016

LA CENA DE "A TRES METROS SOBRE EL CIELO" PARA EL RETO #COCINADECINETS



Como quien no quiere la cosa, se nos ha ido otro mes de las manos y ya estamos metidos de lleno en febrero, ni más ni menos... Recuerdo que, cuando era pequeña e incluso siendo ya adolescente, y venía del parque, del cole o del instituto habiendo aprendido un montón de cosas y/o habiendo pasado un rato divertido, mi madre siempre me decía: "Ay, cariño, aprovecha al máximo esta etapa, diviértete, haz amigos y, sobretodo, aprende mucho porque, a medida que vayas cumpliendo años y sumando cifras, especialmente delante, te parecerá que el tiempo vuela...". ¿Por qué será que las madres tienen siempre razón? En este caso me hubiera gustado especialmente que no fuera así pero, investigando un poco con la ayuda del señor Google, he descubierto que incluso hay teorías científicas que intentan explicar este fenómeno. Cuando somos niños, nuestro cerebro está constantemente aprendiendo y descubriendo cosas nuevas, y eso nos crea la sensación de que el tiempo pasa más lento. Pero a medida que nos hacemos mayores nos da la impresión de que los días vuelan, y eso se debe a que nada de lo que vivimos o aprendemos es "nuevo". Casa-familia-estudios-trabajo, fin de semana, y vuelta a empezar... Nuestro cerebro necesita aprender constantemente, y la mayoría de veces, nuestra rutina no nos ayuda a "enseñarle". Así que, no nos queda otra: Si empezamos a sentir que el tiempo pasa muy deprisa, deberíamos revisar nuestro modo de vida. No necesitamos cambiar de trabajo, de amistades o de residencia, simplemente necesitamos APRENDER, y eso lo podemos hacer dónde, cuándo, cómo y con quién queramos.
En fin, vamos a lo que vamos, que siempre acabo yéndome por los cerros de Úbeda, para variar...
Cuando recibí la propuesta de este mes para el reto de La Cocina Typical Spanish, he de reconocer que no terminó de convencerme del todo. Se trataba de elegir nuestra película favorita y cocinar algo que apareciera en ella. Hasta aquí todo bien. Ahora, las condiciones que terminaban de definir la propuesta han sido, por decirlo de alguna manera, mi talón de Aquiles: Película romántica o de amor, receta pensada para enamorar a esa persona especial, y adaptada, en la medida de lo posible, a la cocina típica de nuestro país.
¿¡Película romántica!? Madre mía, madre mía... Soy bastante cinéfila, y mucho más desde que comparto mi vida con una persona que está metida en el mundillo. Disfruto pasando tardes enteras en casa o en el cine viendo una buena película con mi pareja o mis amig@s y charlando luego sobre los aspectos técnicos, el argumento, el trabajo de los actores, etc., Pero las películas de amor no son lo mío precisamente. Disfruto mil millones de veces más con las películas de terror, sobretodo las de terror psicológico, y con los thrillers. Me encanta pasar miedo y hacer pasar miedo, o pasarme la película entera con el suspense metido en el cuerpo(sí, lo sé, soy un poco masoca y me encanta). Por el contrario, no me despierta demasiado interés ver una película y acabar "ñoña" perdida porque una historia de amor (casi) imposible ha terminado en boda, o porque ambos protagonistas han perdido la vida por amor... No, no es lo mío, qué le vamos a hacer... Para gustos, colores.
Aún así, y muy a mi pesar, yo también he sido una adolescente y he tenido muchos, pero que muchos, pajaritos en la cabeza. Yo también he vivido esas "tardes de chicas" con mis amigas, en las que quedábamos básicamente para hacer algunos deberes, hablar sobre chicos y, de vez en cuando, ver alguna peli romántica, por supuesto. La edad del pavo no perdona a nadie.
Una de esas películas que vimos fue "A tres metros sobre el cielo", en su versión española y protagonizada por Mario Casas y María Valverde. En pocas palabras, se trata de un dramazo romántico-adolescente que narra la historia de Hugo, un chico rebelde, impulsivo y aficionado al peligro, y de Babi, la típica niña rica educada en la inocencia y bajo un montón de normas, es decir, dos jóvenes que pertenecen a mundos opuestos y que terminan viviendo lo que, en un principio, parecía una historia de amor imposible (topicazos van, topicazos vienen). 
Por aquel entonces, Federico Moccia se había convertido en el escritor de moda gracias a esta y a sus otras dos novelas de la saga ("Tengo ganas de ti" y "Perdona si te llamo amor"), y Mario Casas... Bueno, Mario Casas nos traía locas a todas, y no precisamente por sus dotes interpretativas (que las tiene, ojo, no pretendo juzgar su trabajo).
En fin, por A o por B, quise ver la película (¡Tenía 17 años, madre mía! Definitivamente, el tiempo vuela) y he de reconocer, muy a mi pesar, que la maldita me llegó a la "patata". Pensándolo bien, ¿Qué chica de 17 años no ha fantaseado alguna vez con una historia de amor similar? Pues eso...
En un momento determinado de la película, Hugo le prepara a Babi una cenita romántica en su casa para pedirle disculpas por un lío en el que ambos se ven metidos días atrás, pero el asunto no termina nada bien y Hugo se queda compuesto, a mesa puesta (y comida fría) y sin novia.
Investigando un poco y viendo la dificultad de las recetas (el chico no se estruja la sesera precisamente, pero el detalle es lo que cuenta al fin y al cabo, ¿No?), al final decidí preparar todos los platos que aparecían en la escena, pero adaptándolas un poco a nuestros gustos y contrastando los platos que aparecen en la película española que. obviamente, son ligeramente distintos a los del libro y la película italiana. Ni carpaccios caros y difíciles de encontrar, ni tampoco una simple carne a la plancha con unas fresas de postre. 
Al final, el resultado ha sido una cena muy del día a día, completa, sencilla y rica, sin más. A ver qué os parece.





Ingredientes (para 2 personas):

Ensalada mixta con aguacate y frutos secos:
- 1/2 lechuga iceberg
- 1/2 cebolla pequeña
- 1 zanahoria pequeña
- 1 tomate mediano
- 1 aguacate pequeño
- Un bote pequeño de olivas rellenas de anchoas
- Un puñado de cóctel de frutos secos

Para el aliño:
- 1 cucharada sopera de zumo de limón
- 1 cucharada sopera de salsa de soja
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave

- Limpiamos y troceamos a nuestro gusto la lechuga, la cebolla, la zanahoria y el tomate, y los ponemos en una ensaladera.
- Pelamos y cortamos en láminas el aguacate, y lo colocamos encima del resto de verduras. Añadimos también un puñado de frutos secos y unas olivas para completar la ensalada.
- Para el aliño, mezclamos en un bol una cucharada sopera de zumo de limón, otra de salsa de soja y otra de aceite.
- Llevamos a la mesa la ensalada y el aliño por separado, y aliñamos justo en el momento de servir.




Solomillos de pollo a la plancha con finas hierbas, miel y limón:
- 350 gramos de solomillos de pollo limpios (4 trozos)
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
- 1 cucharada sopera de zumo de limón
- 1 cucharada de postre de miel de flores
- 1 sobre individual de preparado de finas hierbas para pollo
- Ajo en polvo, perejil picado y sal, al gusto

- En un bol grande, mezclamos el zumo de limón con la miel, el aceite, las finas hierbas, el ajo en polvo y la sal.
- Seguidamente, introducimos los solomillos de pollo en el bol, los impregnamos bien de la mezcla.
- En una sartén a fuego medio, hacemos los solomillos a la plancha con todo el jugo del bol, unos 2-3 minutos por cada lado.
- Servimos calientes, espolvoreados con un poco de perejil picado.




Macedonia de frutas con crema:
- 1 plátano mediano
- 1 manzana reineta mediana
- 1 naranja mediana

Para la crema:
- 250 ml de leche
- 1/2 sobre de preparado de crema catalana (o natillas en su defecto)
- 2 cucharadas soperas de azúcar
- Canela, al gusto

- Para empezar, preparamos la crema tal y como os explicaba en esta entrada
- Una vez la crema se haya enfriado, pelamos y troceamos las frutas, y las repartimos en dos recipientes de postre.
- Cubrimos bien las frutas con la crema y servimos al momento, espolvoreado con un poco de canela.




Y con esto y un bizcocho, me despido por hoy.
Espero que os haya gustado mi aportación de este mes, ha sido todo un reto para mi pero al final he terminado disfrutándolo mucho.
Aprovecho el tirón para invitaros a que le echéis un ojo al resto de aportaciones de mis compis. Como siempre, son todas estupendas y os vendrá de maravilla tener ideas de este tipo si sois de celebrar San Valentín también en la mesa :)
¡Mil gracias por seguir ahí!

jueves, 4 de febrero de 2016

BOLLOS RELLENOS DE MORCILLA Y QUESO



Que de los errores se aprende, está claro. Y que es de sabios rectificar, también.
Como os explicaba hace unos días (¿Ya ha pasado casi un mes? El tiempo vuela...), para la última propuesta del reto mensual de La Cocina Typical Spanish, para el cual se nos propuso cocinar una masa salada, cometí el error de leerme las condiciones muy muy muy por encima y, en un alarde de inspiración y con mucho mono "panarra", terminé preparando unos bollos rellenos. Mira que existen recetas de masas saladas típicas de nuestra gastronomía (cocas, empanadas, empanadillas, tartas...) y voy y preparo unos bollos, cuando la única condición que se nos exigía era que no fueran ni panes ni masas por el estilo... Lo dije y lo digo, olé yo.
En fin, después de levantarme a las 8 de la mañana, preparar y dejar levar la masa de pan, dividirla en bolas, rellenarlas de queso y morcilla y ponerme manos a la obra con las fotos y la redacción de la entrada, tuve que dejarla en la penumbra y volver a ponerme manos a la obra (o a la masa), volver a encender el horno, volver a sacar la cámara, volver a redactar... En fin, que el mes pasado tuve que trabajar por dos... Bueno, como dice mi madre, "sarna con gusto no pica" y no tengo excusa, fue culpa mía.
Juro ante las responsables del reto, todas las demás personas que dedicáis unos minutos de vuestro tiempo a leerme e incluso ante las mismísimas autoridades de blogspot (vale, se me va a pinza...) que, a partir de ahora, deberes hechos y newsletters bien leídas antes de entrar en faena, que bastante justitos me llegan los días como para apretarlos más todavía...
Y como comer hay que comer todos los días, pues terminamos dando muy buena cuenta de los bollos, pues, aunque eran la prueba definitiva de mi metedura de pata, quedaron riquísimos. Igual que los que le preparé a mi abuela hace un tiempo, la masa levó perfectamente y quedó un poco más húmeda y jugosa gracias a la grasita de la morcilla y al queso fundido.
Un par de bollos de estos y una ensalada completa fueron nuestro almuerzo de ese día, y la verdad es que comimos la mar de completo y rico.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para unos 4-5 bollos):
- 120 gramos de harina de trigo integral
- 75 ml de agua 
- 1 gramo de sal
- 5 gramos de levadura fresca de panadería
- 1/2 morcilla de arroz
- Tacos de queso emmental

- Para empezar, ponemos la harina en un bol grande con la levadura desmenuzada y añadimos la sal y el agua. Mezclamos a mano unos 5 minutos hasta que la masa empiece a formarse.
- Pasamos la masa a una superfície de trabajo y la amasamos durante unos minutos, estirándola y levantándola para que coja aire, hasta que esté firme y manejable. 
- En forma de bola, colocamos la masa en un bol untado de aceite y la dejamos reposar una hora más o menos en un lugar cálido.
- Pasado el tiempo, volvemos a amasar para desgasificar la masa.
- Antes de continuar, precalentamos el horno a 210ºC, sin aire.
- Seguidamente, cortamos la masa en 4 porciones y le damos forma de pequeñas bolas.
- Ahora cogemos 2 bolitas, la aplastamos un poco y ponemos una porción generosa de morcilla dentro, arremetiendo los bordes para formar el bollito. Hacemos lo mismo con las otras dos bolitas y los tacos de queso emmental.
- Colocamos los bollitos en una bandeja de horno con suficiente espacio entre ellos, los dejamos reposar unos 5 minutos y los introducimos en el horno durante 20 minutos más o menos.
- Apagamos el horno, retiramos los bollitos y los dejamos enfriar completamente encima de una rejilla antes de consumir.




Notas: 
- La receta original propone pintar los bollitos con leche y sal antes de hornearlos para que queden más dorados. Yo no lo hice, pero el resultado fue bueno igual.
- Tuve que aumentar un poco la cantidad de agua que utilicé porque la harina integral absorbe más líquido que la convencional.
- No conviene rellenar los bollos en exceso, especialmente en el caso del queso, pues crecen bastante durante el horneado y es fácil que termine saliéndose.
- Si queréis que los bollos os queden todavía más jugosos, podéis usar morcilla de cebolla en vez de arroz.


Nada más por ahora.
Espero que os haya gustado la receta.
¡Feliz jueves!