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sábado, 10 de diciembre de 2016

ESTOFADO IBÉRICO PARA #DEPATANEGRATS



¡Queda oficialmente inaugurada la temporada de cuchareo! Y ya era hora, con lo bien que sienta un buen guisito cuando el frío aprieta y las ganas que teníamos en casa, madre mía...
Empezando por el postre, y como os prometía hace unos días, ha llegado el momento de participar en la que será la última iniciativa de La Cocina Typical Spanish de este 2016. Y, además, viene con sorpresa, para terminar el año con un buenísimo sabor de boca.
Nuestra última anfitriona del año ha sido nada más y nada menos que Rebeca, del blog La Cocina de Rebeca. Por si no la conocéis, Rebeca es una mujer todoterreno (periodista, blogger y mamá, ahí es na') que le pone cuerpo y alma a todas las recetas que publica en su blog, y eso se nota a leguas. Como ella misma dice, la intención es que los platos gusten y nos divirtamos en la cocina... ¡Y vaya que si lo hacemos! Desde aquí, gracias Rebeca, merece la pena no perderte la pista.
Pues bien, la propuesta de Rebeca ha ido muy en la línea de la época en la que estamos. Y es que, aunque no lo parezca, la Navidad está a la vuelta de la esquina y a la que nos despistemos estamos ya cantando villancicos, con los cuñad@s en casa y dos quilos de más por culpa del dichoso turroncito de la sobremesa...
Es habitual que en esta época no escatimemos (o, al menos, no demasiado) en la calidad de los alimentos que servimos en nuestras mesas. Por eso, y como no hay producto más típico de estas fechas en nuestro país que un buen ibérico, utilizar alguno de ellos ha sido nuestro reto de este mes.
 Y además, la propuesta viene con regalo, pues entre todos los blogs que participemos se sorteará un lote de productos ibéricos cortesía de Jamones y Embutidos Vázquez, que ha querido tener un detalle con nosotros. ¿Alguien da más?
A pesar de que podíamos elegir entre utilizar un producto ibérico curado o fresco, desde el minuto cero en el que conocí la propuesta tuve claro que quería preparar un buen estofado, pues recordaba haberlo preparado alguna que otra vez con cerdo ibérico y la verdad es que el gasto extra mereció la pena.
El estofado es uno de esos platos tradicionales que no falta en ningún recetario casero y que reconforta el cuerpo y el alma, sobretodo ahora que el frío parece que ha llegado para quedarse.
En mi casa, por ejemplo, solíamos comer estofado una vez por semana, y era mi madre quien se encargaba de dedicarse la tarde anterior a prepararlo para que, llegada la hora del almuerzo al día siguiente, lo disfrutaramos "asentao"... ¡Y vaya si lo disfrutábamos! La buena mano de mi madre y el reposo (que lo hacía más espesito y sabroso) le sentaban de maravilla al estofado, aunque ya os puedo asegurar que a nosotros nos sentaba muchísimo mejor. ¿Y qué me decís de dejar dos o tres tozos de patata para el final, y chafarlas para comerlas con las últimas sobras de salsita? Babeando me hallo...
Como ya os podéis imaginar, yo he ido a lo seguro y he preparado la versión de mi madre, aunque con alguna modificación (ella suele usar más carne de ternera que de cerdo, por ejemplo). De todo modos, la jugosidad y la melosidad de la carne de cerdo ibérico hicieron acto de presencia y quedó un plato delicioso.
Sin más, os dejo con la receta, a ver qué os parece:




Ingredientes (para 2 platos grandes):
- 300 gramos de carne de cerdo ibérico (lomosolomillo, cabezada...)
- 1 cebolla mediana
- 1 zanahoria grande
- 1 diente de ajo
- 2 patatas hermosas 
- 2 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- 1 vaso pequeño (150 ml aprox.) de vino tinto para cocinar
- 1 vaso (200 ml aprox.) de agua
- 1 hoja de laurel (opcional)
- Pimienta, perejil picado y sal, al gusto.

- Para empezar, limpiamos la carne de la grasa que pueda tener y la troceamos a tacos de tamaño bocado. Limpiamos, pelamos y picamos también la cebolla, el ajo, la zanahoria y las patatas.
- Añadimos el aceite en una cazuela grande y sofreímos los tacos de carne a fuego medio con un poco de sal, pimienta y perejil picado. Añadimos también la cebolla, el ajo y la hoja de laurel, y le damos unas vueltas (5 min aprox.)
- Seguidamente, añadimos el tomate triturado, las zanahorias y las patatas, y lo removemos todo bien un par de veces. Añadimos entonces el vino y el agua y esperamos a que empieze a hervir.
- Cuando empieze a hervir, removemos de nuevo, tapamos y dejamos cocer unos 35-40 minutos a fuego medio, o hasta que las patatas estén tiernas y/o hasta que el caldo haya reducido y espesado.
- Dejamos reposar unos 10 minutos antes de servir.




Notas:
- El estofado suele ser un plato bastante contundente, por eso recomiendo tomarlo como plato único y variar las verduras al gusto, pues así disfrutaréis de un estofado distinto e igual de rico cada vez que lo preparéis. Además, se trata de una forma estupenda de que los peques coman verdura.
- Los tiempos que os indico en la receta son para una olla/cazuela convencional. Si disponéis de una olla rápida o "express", en menos de 20 minutos tendréis el estofado listo.
- Como os he comentado antes, el reposo le va fenomenal a este tipo de guisos, pues los sabores se intensifican y queda más espeso. Si tenéis oportunidad, preparadlo la noche de antes para el almuerzo del día siguiente, merece mucho la pena.




Y esto es todo, por ahora.
Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Y por si os animáis a descubrir el resto de "ibericadas" de mis compis, aquí os dejo el enlace al recopilatorio con todas sus aportaciones. Como siempre, no tiene desperdicio alguno.
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!
Fotos: Marc RT Studios

lunes, 31 de octubre de 2016

ALBÓNDIGAS DE ATÚN ENCEBOLLADAS



... O las albóndigas de atún más accidentadas del mundo mundial. Os cuento:
Hace ya unos 3 meses que recibí un correo de Demos la vuelta al Día, una iniciativa impulsada por Grupo DIA en la que participo desde hace mucho porque, a parte de ser clienta habitual de Supermercados DIA, ofrecen la posibilidad de participar en campeonatos de cocina y en concursos de recetas, asistir a cursos, charlas, etc., y eso para mí, culo inquieto de nacimiento, es todo un gustazo. En dicho correo se me comunicaba que había sido premiada con un paquete regalo gracias a la receta que decidí presentar para su III Edición del Campeonato de Cocina, receta que ya os había enseñado antes y que no puede ser más "de mi casa": La Tarta de zanahoria y galletas (o "tarta Rosano", como nos gusta llamarla a nosotros). ¡Menuda alegría! Ni siquiera sabía en qué consistía el premio, ni cuándo ni dónde lo recibiría, ni nada de nada vaya, pero que una receta tuya guste, y más si es una receta a la que le tienes tantísimo cariño, siempre te da un buen subidón de "autoestima culinaria".
Ya os podéis imaginar que no tardé ni 5 minutos en responder al correo electrónico detallando los datos que me solicitaban para poder hacer efectiva la entrega del paquete, que finalmente sería en mi tienda DIA más cercana. 
Y a partir de aquí fue cuando la cosa empezó a complicarse un poco: Acudí a mi tienda habitual al primer aviso de recepción de mi paquete, y los chicos que la llevan no sabían nada de nada; Lo comunico directamente a los responsables, y al cabo de un par de días me llega un segundo aviso para recogerlo la semana próxima... ¡Y después de 10 días, seguía igual! Vale, sí, lo reconozco, la impaciencia es uno de mis mayores defectos, pero después de dos avisos ya tenía motivos para impacientarme un poco, ¿no os parece? Menos mal que, como bien dice el refrán, "A la tercera va la vencida" y, más de medio mes y tres avisos después, pude recoger mi premio.... ¡Y menudo premiazo! Una caja bien llenita de productos DIA Delicious de los que dimos (y seguimos dando) buenísima cuenta, os lo aseguro.
Y precisamente con el producto que más me gustó de la caja, tanto por la cantidad como por su riquísimo sabor, se me ocurrió preparar estas albóndigas. Se trata de la ventresca de atún en aceite de oliva que primero disfrutamos tal cual sobre un buen pan tostado y acompañada de unas tiras de pimiento asado pero que, pasados unos días, volví a comprar y me puse manos a la obra. 
Soy de esas personas que, cuando algo le gusta, va a lo seguro y repite, y experimenta, y vuelve a repetir si es necesario. En este caso, repetir no fue necesario, no al menos para mejorar el resultado (pero si para volver a disfrutar del plato, la verdad sea dicha...). Y me hubiera encantado repetir un par de veces más pero, si conseguir el paquete regalo ya fue toda una Odisea, la preparación no se quedó atrás: Que si me falta un ingrediente y los supermercados están apunto de cerrar (eran casi las 9 de la noche), que si en la frutería te han dado muy poco perejil, que si ya van dos cebollas que abres y están pochas, que si está lloviendo a mares y al encender el horno ha habido una subida de tensión y el pobre ya sólo sirve para guardar cacerolas (y sigo sin horno, así de majos son los peritos de mi seguro de hogar), que si... ¿Gafe, yo? Vaya tonterías me da por pensar a veces... (por supuesto, es ironía).
En fin, sea por el trabajito que me costó poner este dichoso plato de albóndigas en la mesa o sea porque realmente quedaron deliciosas, en casa triunfaron. 
Decidí acompañarlas de un encebollado suave, pues es como siempre se ha comido el atún en casa y como más me gusta, y la verdad es que fue todo un acierto, sobretodo a la hora de mojar pan.
Las albóndigas quedaron sabrosas a la par que suaves y muy muy jugosas, y el riquísimo sabor de la ventresca no pasó a un segundo plano, que era lo que realmente me preocupaba.
Con unas 6-7 albóndigas por barba, una cantidad generosa de patatas aliñadas con pimentón, perejil fresco y un buen hilo de aceite de oliva virgen extra, y mucho, mucho pan, disfrutamos de un almuerzo la mar de completo y muy rico. De hecho, no tuve ni que pedirle a Marc que me hiciera unas fotos decentes, pues fue él mismo el que, todavía masticando la albóndiga que le di a probar, fue directo al armario y volvió al salón en menos que canta un gallo, cámara en mano y dispuesto a que no os perdierais esta receta. 
Espero que os guste.





Ingredientes (para unas 15-18 albóndigas):
- 2 latas de ventresca de atún en aceite de oliva DIA Delicious (140 gramos peso escurrido)
- 1 huevo tamaño XL
- 3 cucharadas soperas de pan rallado a la provenzal
- 2 cucharadas soperas de leche de soja
- Perejil fresco y cebolla rallada, al gusto
- Sal y pimienta, al gusto

Para el encebollado:
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 2 cucharadas de aceite de oliva suave
- 75 ml de vino + 50 ml de caldo de pescado
- Sal, pimienta y perejil picado, al gusto.

Para las patatas:
- 2 patatas medianas (350 gramos aprox.)
- Sal, pimentón dulce, perejil picado y aceite de oliva virgen extra DIA Delicious, al gusto

- Empezaremos preparando las albóndigas: Escurrimos y desmenuzamos bien la ventresca de atún, y la colocamos en un bol grande. Añadimos también el huevo ligeramente batido, el pan rallado y la leche o bebida de soja. 
- Aparte, picamos bien la cebolla y el perejil, y lo añadimos a la mezcla anterior. Salpimentamos al gusto y mezclamos bien con las manos hasta obtener una masa consistente y y que se pueda manipular. Tapamos el bol con un papel film y lo dejamos enfriar en la nevera 1 hora más o menos.
- En una cazuela con suficiente agua, ponemos a cocer las patatas. Cuando estén listas, las dejamos enfriar y las troceamos y aliñamos al gusto. Reservamos.
- Antes de continuar, ponemos el horno a precalentar a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Sacamos la masa de albóndigas de la nevera, vamos tomando porciones no muy grandes con las manos o con la ayuda de una cuchara y les damos forma redonda. Repetimos hasta terminar con toda la masa.
- En una bandeja de horno cubierta con papel vegetal, vamos colocando las albóndigas y las horneamos a 180ºC durante unos 15 minutos aproximadamente. Sacamos y reservamos.
- Mientras se hacen las albóndigas prepararemos el encebollado: Limpiamos y picamos muy menudo la cebolla y el ajo y lo dejamos hacer durante unos 10 minutos aproximadamente en una sartén con el aceite y a fuego medio. 
- Pasado este tiempo, añadimos la mitad del vino y del caldo de pescado y dejamos reducir. Incorporamos entonces las albóndigas templadas y el resto del vino y del caldo, y dejamos reducir hasta que la salsa coja un poco de más consistencia (unos 5 minutos aprox.), removiendo de vez en cuando.
- Para terminar, servimos nuestras albóndigas todavía calientes, bañadas en una buena cantidad de encebollado y acompañadas de las patatas aliñadas.




Notas:
- Para reducir el aporte calórico de las albóndigas (y de otras preparaciones como croquetas, carnes rebozadas, etc), casi siempre suelo recurrir al horno, pues quedan también muy ricas y, yendo con cuidado de no sobrepasar el tiempo recomendado de cocción, no pierden jugosidad. Se trata de conocer bien nuestro horno.
- En un principio, os puede parecer que el encebollado queda muy líquido y poco consistente, pero al añadir las albóndigas gana bastante cuerpo. Si no es así, siempre podéis añadirle un pelín de harina de maíz disuelta en agua.
- Como siempre os digo, para gustos colores, y precisamente las albóndigas son de esas preparaciones que dan mucho juego: Que si más grandes, que si en versión mini, que si de pescado, que si de carne, que si con una buena salsa de tomate casera, o incluso de curry... ¡Imaginación al poder!




Y nada más, por ahora. Espero que hayáis tenido un mes estupendo y que el inicio del próximo sea todavía mejor, sobretodo lejos de empachos de boniatos, castañas, panellets y demás... Bueno, vale, una vez al año no hace daño, así que... ¡Que lo disfrutéis!
Aprovecho antes de despedirme para agradecerle al equipo de  Demos la vuelta al día la atención recibida y lo mucho que me ayudaron (más bien, soportaron) a agilizar la entrega de mi paquete y a hacer que todo quedara en una desastrosa anécdota.
¡Mil gracias! Desde luego, seguiré formando parte activa de la comunidad hasta que el cuerpo aguante :)
¡Feliz semana!
Fotos: Marc RT Studios

viernes, 29 de abril de 2016

NATA LISBOA, DESAYUNOS "MADE IN LISBOA" EN EL CENTRO DE BARCELONA

Fachada del local


Otra vez viernes...¡Por fin! Entre una cosa y otra, se me ha pasado la semana volando... Me encanta que el tiempo vuele y tener la sensación de haber estado ocupada y de haberlo aprovechado, pues es cuando más disfruto del descanso, por corto que sea. ¿Verdad que no soy la única a la que le pasa?
Bien, y como ya os he dicho más de una vez, el fin de semana es una excusa perfecta para darnos un capricho y salir a comer fuera, alegando que nos apetece muy poco cocinar y mucho menos hacerlo para varias personas e incluso correr el riesgo de que también nos toque fregar y recoger los cacharros... ¡De ninguna manera! O quizás simplemente lo hacemos por costumbre, para romper un poco con la rutina y descubrir sabores nuevos, e incluso para disfrutar de ese rato en buena compañía. Quien sabe, a lo mejor no todos nos convertimos en marmotas apenas llega el viernes por la tarde...
Por todas estas y más razones, me parece un buen momento para recuperar esa sección del blog que tanto me gusta y tan abandonada tengo, esa en la que voy incluyendo recomendaciones de aquellos restaurantes, tiendas, productos, etc., que merecen la pena y me gusta dar a conocer porque, obviamente, me ha gustado probar.
Os comentaba unas semanas atrás (¡Unas 10, nada más y nada menos!), a la vez que os daba mi opinión sobre el restaurante Amalia's Portuguese Flavours, que últimamente me estoy dedicando a fondo a descubrir la gastronomía de nuestro país vecino, Portugal, y la verdad es que lo estoy disfrutando mucho, pues se trata de una gastronomía muy auténtica, variada y deliciosa.
Después de mis repetidas y satisfactorias experiencias en Amalia's, mi "incansable" búsqueda me ha llevado a otro de los locales de comida portuguesa que, aunque hace poco que ha aterrizado en la ciudad condal, ya se ha hecho un hueco entre el resto. Os hablo del restaurante-cafetería Nata Lisboa.
Nata Lisboa aterrizó en Barcelona en 2013, en la zona del Eixample Derecho, concretamente en la calle Mallorca.
El local no es excesivamente grande pero ya llama la atención desde fuera, pues a través de sus enormes cristaleras se puede observar el ir y venir constante de la gente que acude, sobretodo, a disfrutar de un buen pastel de nata. De hecho, much@s afirman que en Nata sirven los mejores pasteles de nata de la ciudad (cosa que sorprende mucho al tratarse de una franquicia), y mucha de su clientela habitual es de origen portugués, lo que da a entender que todo lo que sirven es auténtico y de calidad. Quizás sea ese el secreto de su éxito, pues Nata Lisboa ya cuenta con varios locales alrededor del mundo: Madrid, Bilbao, Pamplona, Viena, París, Abu Dhabi, etc.


Interior del local


A parte de pasteles de nata, esta cadena portuguesa ofrece otros muchos platos típicos de la gastronomía portuguesa. En su carta, no excesivamente variada pero suficiente, no faltan las empanadas, el arroz de pato, el bacalhau à bras, las sardinas con pimientos asados o las delicias de bacalao, además de otros tantos dulces como la tarta o bolo de galletas, los pastelitos de zanahoria y naranja, los croissants, etc.  Para acompañar la comida ofrecen un buen surtido de bebidas, desde el habitual café o chocolate a la taza, hasta algo más fuerte como un Vino de Oporto, vino de Moscatel o Ginjinha, un  licor de frutas también típico de Portugal.
Nata Lisboa no es un local del todo económico, pues ya de entrada los pasteles de nata son más caros que en otros locales, pero los precios tampoco son abusivos y merece la pena darse el capricho de vez en cuando. Además, trabajan mucho con páginas de ofertas locales, así que siempre podéis investigar un poco y comprar algún tipo de bono o descuento por adelantado.
¡Ah! Y un detalle importante a tener en cuenta y que suele gustar bastante: En las mesas siempre hay dos tarros, uno de azúcar y otro de canela, para poder echarla sobre los pasteles de nata. Otro punto más a su favor.


Café con leche y pastel de nata


En cuanto al personal, es de los más atentos, amables y serviciales que me he encontrado. De hecho, cuando fuimos era casi mediodía y el local estaba bastante lleno, pero no tardaron más de 20 minutos en servirnos, a pesar de que lo que pedimos estaba a deshora y tuvieron que hacerlo al momento.
Nosotros nos decantamos por el menú de desayuno para dos, que ronda los 9 euros y es la mar de completo: pan y croissants tostados, jamón, queso, mantequilla y mermeladas, café y zumo a elección y, como no, dos pasteles de nata. Y la verdad es que nos encantó: pan tostado en su punto, mermeladas variadas y riquísimas, zumo de naranja natural y café más que decente. En cuanto a los pasteles de nata, la verdad es que entendimos desde el primer bocado por qué se trata de su producto estrella: crujientes de base, con un interior suave, cremoso y nada empalagoso, y en su justo punto de dulzor... En definitiva, deliciosos.


Menú de desayuno para 2 personas


Tenemos previsto volver en breve para disfrutar también del menú que sirven a la hora del almuerzo pues, como os podréis imaginar, nos quedamos con ganas de probar muchas más cosas y nuestra experiencia fue muy satisfactoria.
Así que, ya sabéis, si este fin de semana tenéis pensado perderos por las calles de Barcelona, o simplemente os apetece disfrutar de un buen pastel de nata en un ambiente muy agradable y acogedor, y ser atendidos a las mil maravillas, Nata Lisboa es vuestro lugar.




Nata Lisboa - Barcelona
Carrer Mallorca, 277 (Esquina con Pau Claris)
08037 Barcelona
Teléfono: 34 931 052 245
Para más información:
Web corporativa de Nata Lisboa
Nata Lisboa - España en Facebook
Nata Lisboa - Barcelona en TripAdvisor
Nata Lisboa - Barcelona en Yelp


¡Descansad mucho y disfrutad del fin de semana!

domingo, 17 de abril de 2016

BUDÍN DE CHOCOLATE Y HORCHATA (DE LA AUTÉNTICA)



Nada más y nada menos que una semana ha pasado desde la última receta que compartí con vosotros... ¡Y vaya semana!
Y claro, como siempre, llega el domingo por la tarde y una se pone a repasar mentalmente todo lo que ha hecho a lo largo de estos 7 días y se termina diciendo a si misma: "¡Pero como no vas a estar cansada, hija mía!"... Aunque bueno, esta vez es una de esas "sarnas con gusto que no pican" pues, a pocas horas de empezar la penúltima semana de abril, me siento mucho más relajada y contenta de lo que me he sentido en estos últimos dos meses, cosa que mi cuerpo ya me estaba pidiendo a grito pelado.
El fin de semana pasado lo dediqué casi por completo a ayudar a mi madre en todo lo que necesitase, a dejar mi casa limpia de arriba a abajo y a estudiar todo lo que tenía planificado estudiar a lo largo de la semana. Como os podréis imaginar, fueron casi 3 días de mucho trajín, de estar en todo momento haciendo algo y de caer rendida en el sofá después de cenar... Pero, como todo en esta vida, lo hice por un motivo: El martes pasado, a las claras de la mañana y con un sueño de mil demonios, mi pareja y yo cogimos un autobús rumbo a Valencia, donde hemos pasado 3 días de desconexión y relax que nos han sentado de maravilla. Tanto él como yo necesitábamos cambiar un poco de aires y recargar las pilas, pues se nos avecinan días de bastante ajetreo, y esta vez ha sido la capital de la Comunidad Valenciana la que nos ha ayudado a hacerlo.
Nuestro primer día en la ciudad decidimos investigar un poco la zona donde nos alojamos (el Barrio del Carmen, una zona muy auténtica) y enseguida nos dimos cuenta de que podíamos llegar perfectamente a pie a todos los lugares que queríamos visitar (acostumbrados a Barcelona, las distancias son bastante más cortas), así que, guía en mano y con un calzado cómodo, decidimos descubrir la ciudad por nuestra cuenta.
Y qué bonita es Valencia... Con razón la llaman "La ciudad de las flores, de la luz y del amor", y siendo primavera la hemos podido disfrutar mucho más de lo que esperábamos.
En la entrada siguiente tengo previsto profundizar un poco más acerca de nuestra escapada, pero en líneas generales, Valencia nos pareció una ciudad preciosa con muchísimas cosas que ofrecer a todo aquel que la visita: Artesanía en cada esquina, monumentos de gran valor histórico que conviven con edificios más modernos, zonas verdes y playas tan bonitas que invitan a recorrerlas de punta a punta, gente amable y acogedora, y una gastronomía marcadamente mediterránea caracterizada por elaboraciones tradicionales, sencillas y sanas que, a pesar de guardar muchas similitudes con la gastronomía de mi región (soy catalana), invita a descubrir esos matices que la hacen única y especial. Y yo, "guiri gastronómica" empedernida, he dedicado una buena parte del viaje a hacerlo.
Por recomendación de una conocida valenciana que tengo, decidí no irme de Valencia sin probar una Paella, una Agua de Valencia (yo no puedo beber alcohol, así que no la probé) unos Fartons y una Horchata de Chufa de los de verdad, de los que te venden, recomiendan y consumen los propios valencianos.
¿Y que mejor lugar para hacerlo, que el Mercado Central de la ciudad? ¡Qué sitio más espectacular! Volvería a Valencia sólo por pasar otra mañana más en el mercado, disfrutando de todos esos aromas, colores y sabores, haciéndole fotos a todo, degustando todo lo que los paradistas me dieran a probar, mezclándome con los lugareños y comprando en las paradas que ellos mismos te recomiendan.
Especias para paella, frutos secos, panes, fresas, naranjas... En fin, compré tantas cosas que, al volver, la maleta pesaba el doble que cuando llegamos, y ya es decir, porque también venía llena de comida para el apartamento...


En la entrada de Mercado Central


Por supuesto, uno de los "souvenirs" que me traje fueron un par de litros de horchata artesana, también comprada en el mercado, en La Horchatería Central. Lo que todavía me pregunto, 4 días después de nuestro viaje, es cómo llegó a Barcelona la mitad de una de las botellas, si no paramos de darle tragos en todo el viaje... Qué bebida más rica y más dulce, y qué sabor tan tan tan intenso y tan tan tan delicioso a chufa... Una de esas cosas que, cuando una prueba, se da cuenta de que lo que le venden en el supermercado, a no ser que sea de muy buena calidad, no es más que un "sucedáneo de" que dista mucho de saber como el producto original y que no debería ni llamarse así. Pero bueno, cosas de la globalización y del marketing, supongo...
Pues bien, al haber llegado a casa con todavía media botella de horchata, con sólo un par de yogures para postre en la nevera y media barra de pan que se me había olvidado en la panera la noche previa a nuestro viaje, decidí echar mano del recetario del blog y preparar una versión distinta del clásico budín de pan.
Si hay algo que me gusta de este tipo de budines es que nunca te queda uno igual al anterior, básicamente porque nunca te sobran las mismas cosas ni usas los mismos ingredientes básicos. El anterior llevaba leche, azúcar y canela, y esta vez horchata y chocolate, y tan ricamente. Esa es precisamente la esencia del aprovechamiento y creo que este postre lo refleja a las mil maravillas.
Si sois muy puristas, estaréis pensado que la mejor manera de disfrutar de la horchata es sola y bien fría, y os doy la razón. Pero, oye, durante los tres días que estuvimos en Valencia, vimos a más de un nene pedir horchata con Cola-Cao en las cafeterías, y algunos padres la pedían para acompañar el café, en lugar de hacerlo con leche. Es más, incluso vimos bizcochos y magdalenas elaborados con horchata en las vitrinas de muchas pastelerías, así que con eso me excuso :)
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 120 gramos de pan duro y/o restos de bollería (100 gramos de pan y 3 bizcochos de soletilla en este caso)
- 2 cucharadas soperas rasas de cacao puro en polvo
- 250 ml de horchata
- 2 huevos tamaño M
- Caramelo para el molde, al gusto

- Antes de empezar, dejamos precalentando el horno a 180º.
- En un bol, desmigamos el pan y la bollería y añadimos la horchata y el cacao en polvo, mezclándolo todo bien.
- En otro bol aparte, batimos ligeramente los huevos y los añadimos a la mezcla anterior hasta que queden completamente integrados.
- En el fondo del molde donde vayamos a hornear el budín, colocamos una buena cantidad de caramelo líquido.
- Vertemos la mezcla del pudin en el molde e introducimos en el horno a 180ºC durante 35-40 minutos aproximadamente, o hasta que la superficie empiece a dorarse y el budín esté cocido.
- Sacamos del horno y dejamos enfriar por completo antes de desmoldar y servir, cortado en porciones tamaño ración.




Notas:
- Al llevar horchata, chocolate y caramelo, no le añadí más azúcar, pues ya queda un budín bastante dulce. Si sois muy dulceros o usáis solamente pan, con una cucharada sopera bastará.
- En casa nunca hemos tenido la costumbre de hacer el budín de pan al baño maría, pues nos gusta que quede un poco más seco. Si lo preferís más jugoso, no dudéis en hornearlo al baño maría.
- Este budín combina muy bien con un poco de nata montada, algún helado de sabor suave como el de nata o vainilla o, por supuesto, con un vaso de horchata bien fría.


Nada más por ahora. 
Espero que os haya gustado la receta y que os animéis a prepararla en casa, pues es rica y sencilla a más no poder.
¡Mil gracias por seguir ahí, y feliz inicio de semana!

viernes, 25 de marzo de 2016

BUDÍN O PUDÍN DE SOJA Y GALLETAS SPECULOOS PARA EL #RETOALFABETODULCE



Vuelve a ser 25 y, como cada mes, llega el momento de participar en el #RetoAlfabetoDulce.
Es 24 por la noche y aquí me tenéis de nuevo, dejándolo todo bonito y apurando el tiempo para llegar a participar, después de dos meses sin hacerlo, con algo medio decente. Ya que una lo hace, pues lo hace bien, o al menos yo soy de las personas que piensan así. Además, después de la pena que me dió no poder participar en el reto del mes pasado, siendo una chocolatera empedernida y sin haber faltado a una sola cita desde que me animé a participar, vuelvo con más ganas y muy contenta tanto con el ingrediente elegido como con el resultado de la receta que he elaborado con él.
¿Os suenan las galletas speculoos? Seguramente os habréis topado con ellas en multitud de cafeterías, pues suelen servirse para acompañar el café o incluso el té, o habréis pasado por delante de ellas en el supermercado miles de veces, pues las de la marca Lotus son muy conocidas y consumidas en nuestro país. Se trata de unas galletas típicas de países como Bélgica, Holanda y el norte de Alemania que no suelen faltar en las sobremesas navideñas. Lo que hace especiales a estas galletas y las diferencia del resto es la particular mezcla de especias que se usa para elaborarlas: Canela, clavo, nuez moscada, jengibre, cardamomo y pimienta blanca.
Su gran aroma y su sabor acaramelado hace que sean unas galletas deliciosas, de esas que te comes una y necesariamente necesitas otra, y otra, y otra más... ¡Pero como me gustan las galletas speculoos!
En fin, os cuento todo esto porque Bea, del blog Sweet Cookies by Bea ha sido la encargada de elegir el ingrediente con el que nos ha tocado cocinar este mes y no ha sido otro que las susodichas galletitas. La verdad es que sigo a Bea desde hace muy poquito, pero ya me he enamorado de su rinconcito dulce y no quisiera dejar pasar la oportunidad de darle las gracias por su elección, pues gracias a ella hemos podido disfrutar de uno de los postres más sencillos y más ricos que he preparado en mucho tiempo, y ya es decir, porque a nosotros nos encanta "darle al dulce"....
Digo que es un postre sencillo, porque no tardé más de 20 minutos en tenerlo preparado y en el horno. Y digo rico, porque si un pudín ya queda bien con restos de pan y/o bollería, con estas galletas os lo podéis imaginar... Una auténtica delicia.
Sabía de sobras, por un postre similar que preparé hace unos meses con turrón, que el resultado sería bicapa y que quedaría, por un lado, con una textura similar a la del flan y, por otro,  con una capa de galletas que harían de base y le aportarían mucho dulzor, sabor y, en este caso, mucho aroma.
Y ese ha sido exactamente el resultado, y así nos ha encantado.
Así que, aunque este pudín se puede preparar con cualquier tipo de galletas, os recomiendo hacerlo con speculoos, al menos para probarlo una vez. Veréis como termináis repitiendo.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 4 pudines como el de la foto):
- 2 huevos medianos
- 300 ml de leche de soja natural
- 1 rama de canela
- 7-8 galletas speculoos Lotus
-  2 cucharadas soperas de azúcar
- Caramelo para untar los moldes y/o para decorar

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 190ºC, calor arriba y abajo.
- En un cazo a fuego medio, ponemos la leche de soja, la rama de canela y el azúcar, y lo llevamos a ebullición. Retiramos del fuego, sacamos la rama de canela y dejamos templar.
- En el vaso de la batidora, batimos los huevos con las galletas hasta que quede una especie de crema espesa. Añadimos entonces la leche templada y seguimos batiendo hasta que esté todo integrado.
- Seguidamente, untamos bien los moldes de caramelo y los rellenamos con la crema.
- Colocamos los moldes dentro de una fuente honda para horno, la rellenamos de agua hasta que cubra los recipientes a media altura, y horneamos a 190ºC durante 30-35 minutos, o hasta que los pudines hayan cuajado.
- Sacamos del horno, dejamos enfriar por completo, desmoldamos y servimos nuestros pudines acompañados de más caramelo y/o galletas de speculoos.




Notas:
- Yo usé leche de soja porque es la que solemos beber en casa últimamente. La verdad es que se disimula bastante su sabor, pero podéis sustituirla por leche normal sin ningún problema. Eso si, a no ser que debáis controlar a rajatabla las calorías de vuestra dieta, os recomiendo que sea leche entera, pues hace que el pudin resulte más cremoso y consistente.
- Este tipo de pudines también se pueden preparar perfectamente en el microondas. Bastará con hacerlo en un molde suficientemente grande para que quepa toda la mezcla y que esté bien cubierto de caramelo, y cocerlo a 700-800 vatios durante 7-9 minutos, dependiendo del microondas.
- Si sois muy fanáticos del sabor a speculoos, podéis quitar una cucharada de azúcar de la receta, y añadirle otra de crema de speculoos para untar. Puestos a pecar, pecamos bien... :P


Nada más por ahora.
Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Disfrutad de la Semana Santa, y muchas gracias por seguir ahí.
¡Abrazos!
Fotos: Marc RT Studios

sábado, 16 de enero de 2016

SALTEADO DE GIGLI Y CHAMPIÑONES



Una buena compañera mía se va un tiempo a estudiar a Alemania y, cuando nos volvemos a ver, me trae unos caramelos típicos de la zona; Otra buenísima (la mejor, diría yo) amiga hace una escapada a Berlín, y me trae una caja de bombones y un bote de chucrut artesano que quitan el sentido; Mis padres se van de viaje de aniversario a las Islas Canarias, y me traen tres botes de mojo picón (suave, picante y de cilantro) que estaban para comérselos a cucharadas; Y mis suegros, cada vez que hacen una escapada a Italia, acostumbran a traerme dos bolsones de pasta artesana, de esa que incluso viene envasada en una bolsa de papel marrón y se cuece en un suspiro, y un bote de 1 kilo de Nutella.
Sí, no lo puedo remediar, me he convertido en una "guiri" gastronómica. Tanto si soy yo la que viajo como si son los demás los que se acuerdan de mi, los souvenirs que más me gustan no son aquellos que te pasas viendo el resto de tus días en el mueble del salón, o enganchados en la puerta de la nevera, o incluso colgados en la pared del salón. Para mi, la mejor manera de prolongar y recordar un viaje y sus sabores y compartirlo con nuestros seres queridos, es a través de la gastronomía. Si un viaje ha sido inolvidable, qué mejor que continuarlo en nuestra propia cocina llenando la maleta de souvenirs gastronómicos auténticos, de esos que se escapan de la afluencia turística y que son pequeñas joyas autóctonas difíciles de encontrar fuera del destino... Un lujo. Sin duda, los souvenirs con sabor son los mejores.
Bueno, a lo que iba, que me enrollo más que una persiana.
Desde que conozco a mis suegros, han debido visitar Italia unas 6 o 7 veces, tirando por lo bajo. Es un país que les encanta y que casi siempre les coge de escala en todas las escapadas por Europa que hacen, así que lo visitan con relativa frecuencia y lo conocen bastante bien. Mi suegra, una mujer que disfruta de lo lindo comprando souvenirs para ella y para los suyos, siempre se acuerda de mi y me compra algún (o algunos, que no es ella de racanear) producto típico del lugar. La última vez visitaron Génova y Savona, y se presentó en casa con dos bolsones de pasta ecológica artesana, unos Gigli y unos Mafalde Lunghe que han sido, hasta la fecha, la mejor pasta que he comido nunca. Me han regalado pasta artesana en otras ocasiones, pero ninguna como esta. Qué aroma al abrir la bolsa, qué color, qué rapidez de cocción, qué textura tan perfecta, y qué sabor más rico... Deliciosa.
Ah, y también le regalaron a mi catador un bote enorme de Nutella, pero eso ya es de rigor, prácticamente...
Tenía tantas ganas de probar mi "souvenir" que al día siguiente preparé este plato de pasta con lo que tenía por la nevera: una bandeja de champiñones, un poco de tomate natural, una cebolla, ajo y perejil, y poco más. resultando un salteado sencillo que nos solucionó la comida y que me sirvió para quitarme el antojo y conseguir precisamente lo que quería, que ese sabor tan auténtico de la pasta no pasara a un segundo plano a causa de una mala elección del acompañante.  Acerté, y estoy encantadísima de enseñaros el resultado.
Espero que os guste.




Ingredientes (para 2 personas):
- 180 gramos de Gigli (pasta corta típica de Génova)
- 150 gramos de champiñones laminados
- 100 gramos de tomate natural triturado
- 1/2 cebolla
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave.
- 1 chorrito de vino blanco de cocina (50 ml aprox.)
- Una pizca de azúcar
- Sal, ajo y perejil picados, al gusto

- Comenzamos cociendo la pasta según las instrucciones del fabricante. En este caso, con 5 minutos es más que suficiente. Escurrimos y reservamos.
- Limpiamos y picamos la cebolla, y la salteamos un poco en una sartén con el aceite a fuego medio. Cuando empiece a transparentar, añadimos también los champis y dejamos que suelten todo su agua.
- Cuando el agua de los champis se haya evaporado casi por completo, añadimos el tomate, el azúcar y el vino. Salamos, añadimos las especias y dejamos reducir unos 6-8 minutos a fuego medio, moviéndolo cada minuto.
- Pasado este tiempo, añadimos la pasta que habíamos reservado a la sartén, retiramos del fuego, salteamos unos instantes y servimos inmediatamente, tal cual o espolvoreado con perejil picado o con queso rallado.




Notas:
- Para conseguir un plato de pasta todavía más sabroso y completo,podemos añadirle unos tacos de bacon, de jamón york, atún, salchichas... Para gustos, colores.
- Aunque de un día para otro también está rico, es mejor degustar este plato de pasta recién hecho, pues la pasta artesana pierde sabor y textura con relativa rapidez.


¡Millones de gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!

lunes, 20 de abril de 2015

CUAJADA CASERA CON COULIS DE FRESA



En casa siempre hemos tenido la costumbre de preparar la mayoría de postres y dulces que comemos. De hecho, ayer bajé a ver a mi madre y me fui con media docena de roscos de limón que había preparado el día anterior (estas madres... cualquiera les dice que no), y ya estaba manos a la obra con una olla bien grande de arroz con leche. A mi abuela le salen de rechupete las natillas con galletas y los roscos de anís, y aunque ya no está para pasarse horas en la cocina, de vez en cuando le va dedicando ratitos a la cocina.
Yo no quiero perder esta costumbre familiar tan rica y sana y intento predicar con el ejemplo todo lo que puedo. En casa suelo preparar natillas de vainilla, natillas de chocolate, gelatina de sabores, y algunos crepes de vez en cuando. Ah, y los yogures, por supuesto, que le "confisco" la yogurtera a mi madre de vez en cuando y hago un par de tandas. Menudo aparato tan genial la yogurtera, con más de veinte años y funciona divinamente. No tardaré en comprarme una, porque mi madre no se deshace de la suya ni queriendo...
Hará un par de días mi pareja me pidió que le hiciera cuajadas porque, a la vejez viruela, ha descubierto que le encantan. Y yo, aunque solo la había hecho un par de veces, a eso que me puse.
La verdad es que he hecho un poco de trampa usando los típicos "polvitos mágicos" que venden en el supermercado, pero haciéndolas con cuajo también resultan sencillísimas.
El toque de sabor en este caso me lo ha dado la leche fresca de Granja Mas Colomer que tuve la oportunidad de probar hace un tiempo gracias a Socium y que, por supuesto, he vuelto a comprar. Es una leche como las de antes, densa y muy muy sabrosa, totalmente recomendable.
Para acompañar la cuajada preparé también un sencillo coulis de fresas y menta picada que se hace en un plis plas y le da mucho frescor al plato.
A nosotros nos gustó mucho el resultado, espero que a vosotros también.


Ingredientes:

Para las cuajadas (3-4 moldes cuadrados):
500 ml de leche
1 sobre de cuajada en polvo
Azúcar o miel (opcional)

- Ponemos a calentar un cazo con 250 ml de leche y el azúcar o la miel, en el caso de que queramos las cuajadas endulzadas.
- Mientras, diluimos bien el contenido del sobre en los 250 ml de leche restante.
- Cuando la leche del cazo empiece a hervir, añadimos el resto de la leche con el preparado y, sin dejar de remover, llevamos de nuevo a ebullición.
- En el momento que la leche empiece a hervir, la retiramos del fuego un par de minutos sin dejar de remover.
- Pasado ese tiempo, volvemos a colocar la leche en el fuego apenas unos instantes y retiramos.
- Ahora solo nos queda rellenar los moldes con el preparado y dejarlos enfriar al menos 4 horas en la nevera.

Para el coulis de fresa:
100 gramos de fresas limpias
2 cucharadas soperas de azúcar
25 ml de agua
2 hojas de hierbabuena o menta (opcional)

- Para empezar, limpiamos las fresas, las troceamos en cuartos y las colocamos en un cazo con el azúcar y el agua.
- Ponemos el cazo a fuego medio-alto durante unos 20 minutos. 
- Seguidamente y sin dejar que enfríe, echamos en preparado de fresas en el vaso de la batidora y le añadimos un par de hojas de menta o hierbabuena.
- Batimos todo hasta que nos quede una textura similar a la de un puré.
- Para finalizar, colocamos el coulis en un cuenco y lo dejamos enfriar en la nevera unas 2 horas como mínimo.

A la hora de servir, podemos desmoldar las cuajadas y ponerles un par de cucharadas de coulis, o simplemente comerlas en el mismo recipiente poniéndoles el coulis por encima.




Notas:
- Si  os gusta el coulis más fino, podéis pasarlo por el pasapurés y quitarle todos los grumos. Es importante hacerlo antes de que enfríe porque tiende a espesar un poco.
- En el caso de que os guste la cuajada dulce, es muy recomendable endulzarla con miel, pues realza muchísimo el sabor. Y si acompañamos con unas nueces, tendremos un postre más que delicioso.


¡Feliz inicio de semana!

domingo, 5 de abril de 2015

SOCIUM.CAT, PRODUCTOS DE PROXIMIDAD A TAN SÓLO UN CLIC

Hace ya algunos días que ando liada preparando esta entrada y todavía no había visto la luz, porque no me acababa de convencer el resultado y por falta de tiempo. Reescribir, y reescribir, y reescribir... Inauguro hoy una nueva categoría en el blog dedicada a aquellas marcas, productos, tiendas virtuales o físicas, etc., que, por algún motivo u otro, cuentas con mi (nuestra) fidelidad y que quiero dar a conocer de la manera más fidedigna posible, porque creo que se lo merecen y que merece la pena que lleguen a oídos de otros. En definitiva, un espacio colaborativo donde recoger algunas recomendaciones.




Bien, dicho esto, me gustaría hablaros de SOCIUM.CAT. Socium es una tienda virtual que nace como nexo de unión entre los productores alimentarios catalanes y aquellos consumidores que no podemos acceder a este tipo de productos de tanta calidad. Es, en esencia, un mercado virtual de los de toda la vida, con precios muy competitivos y con la comodidad de que la cesta te llegué a casa en apenas unos clics. Aunque si eres de Barcelona, también puedes pasarte por la sede que tienen en Calle Salvà 44 y recoger allí tu pedido.
La semana pasada tuve la oportunidad de acudir a dicha sede y de charlar un rato con su propietario y fundador, Oriol Rey, y de conocer al resto del equipo.
Oriol nos hizo un recorrido por el largo camino de SOCIUM.CAT hasta hoy, y pudimos corroborar como realmente están viendo cumplido su objetivo: hacer accesibles los productos de proximidad en la gran ciudad. Para nosotros, los consumidores, esto significa saber a quien le estamos comprando, comprar de manera más racional y ganar en salud. Para los productores, supone una oportunidad única para darse conocer aprovechando el tirón de Internet. Y para SOCIUM.CAT, seguir creciendo. Todos ganamos.

Apenas supe que habían puesto en marcha la plataforma, me di de alta e hice mi primer pedido.
Lo que compré fue:

Leche de Granja Mas Colomer
Carquinyolis artesanos de Besalú
Flan de vainilla de Granja Mas Colomer

Como ya he dejado entrever lineas más arriba, el trato fue inmejorable: apenas llegó mi pedido me llamaron para acordar un día y una hora en la que yo pudiera pasar a recogerlo. Acudí tres días después y mis productos estaban perfectos.
En cuanto a lo que pedí, no pudo ser una elección más acertada: Los flanes de vainilla de Granja Mas Colomer, suaves y en su punto justo de dulzor, deliciosos; La leche, también de Granja Mas Colomer, densa, de esas leches con mucha nata y que incluso hay que agitar antes de consumir, un vicio (pronto subiré una receta elaborada con esta leche); Y los carquinyolis artesanos de Besalú, son de esos dulces de los que no puedes comer solo uno, nada que ver con los que podemos encontrar en las grandes superficies.
La variedad de productos que podemos encontrar en SOCIUM.CAT es tan grande que el antojo que te puede llegar a generar es incluso mayor, y si tenemos en cuenta que el surtido se va ampliando continuamente por la incorporación de nuevos productores, ya ni te cuento.


La sede de SOCIUM en Barcelona

Y si una cosa te gusta, repites. Por supuesto, yo ya he hecho mi segundo pedido, voy a ir a recogerlo la semana que viene y tengo la impresión de que volverá a ser una buenísima experiencia.
A día de hoy, SOCIUM.CAT acaba de empezar y es por eso que necesita más que nunca nuestra ayuda. Yo, desde aquí, os recomiendo encarecidamente que les deis una oportunidad, En SOCIUM.CAT creen en lo que hacen y sienten verdadera pasión por ello. Solo es necesario registrarse en su plataforma y probar de hacer una comanda, poco a poco, ir descubriendo qué nos pueden ofrecer. A través de su newsletter también podrás estar informado de las últimas novedades, productos, ofertas, etc., y si tu experiencia es buena, no dudes en recomendarlo a tus amigos, familiares, compañeros, etc., o incluso de compartirlo a través de tus redes sociales. Estarás ayudando a crear una forma alternativa de comprar y consumir respetuosa con las personas y con el medio ambiente y eso, a la larga, nos beneficia a todos.

Imágenes: Socium.cat y Blog de Socium.cat

Para más información:
http://socium.cat/
Calle de Salvà, 44
08004 Barcelona
Tel: 931796103



Feliz inicio de semana.