Mostrando entradas con la etiqueta Tupper. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tupper. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de marzo de 2017

PASTA CON SALSA DE CALABAZA ASADA Y PIÑONES PARA #TODOPORLAPASTATS



¡Qué alegría, qué alboroto, qué emoción y qué de todo! Son ya casi las 8 de la tarde (las 9 en España) y todavía me dura el buen sabor de boca con el que hemos llegado después del almuerzo.
Y es que, señoras y señores, en casi medio mes que llevamos yendo a almorzar (o a hacer el "lunch", como lo llaman aquí) al bar del trabajo, hoy ha sido la primera primerísima vez que nos han servido una guarnición en nuestro plato principal que no eran patatas fritas... ¡Y cuantísimo lo ha agradecido nuestro paladar y nuestro estómago! Que en este país se ponen ciegos a patatas fritas es algo que no nos ha pillado por sorpresa ni mucho menos, y la verdad es que no estamos comiendo tan mal como nos esperábamos, pero de ahí a que CADA DÍA se zampen una ración tamaño plato sopero para acompañar la especialidad del día (pollo o pescado al horno, sandwich, hamburguesa, sopa...) y que encima te llamen "rarita" si pides que te lo cambien por una ensalada... En fin, no creo que lleguemos a acostumbrarnos a eso, y tampoco es que sea nuestra intención precisamente...
Menos mal que el cocinero que se encarga de "alimentarnos" es un hombre indio la mar de majo que nos ha asegurado que, aunque sea de vez en cuando, suele preparar platos similares al "creamy chicken with spiced rice" (pollo cremoso con arroz especiado) del que hemos dado buenísima cuenta hoy. Entre eso, las cenas que hagamos en casa y los trapicheos de productos "typical spanish" que pretendemos empezar en breve con nuestros señores padres, nuestro panorama alimenticio-gastronómico no pinta mal del todo, ¿verdad?
Y bueno, hablando de las cositas ricas que tenemos por nuestra tierra y lo bien que se come...
Ya casi es día 10 y, como cada mes desde que la conocí, me toca presentar (y encantada de la vida) mi propuesta para la iniciativa de La Cocina Typical Spanish. Acabada la etapa de anfitriones con una #guerradeanfitrionesTS que dió muchísimo de sí, este mes nos han brindado la oportunidad de elaborar platos de pasta, sí, sí... ¡¡de pasta!! Lo nunca visto ni "permitido", así que no podía perdérmelo por muy lejos que esté y poco tiempo que tenga. Además, pude catar y enviar mi receta dias antes de empezar a trabajar aquí, así que ha sido cuestión de "ponerla bonita" a ratos.
No puedo decir que la mía sea de esas recetas de pasta tipo canalones, macarrones "de la abuela" fideos a la cazuela y demás, que siempre se han preparado en casa y que nos encantan. Lo que sí puedo decir es que, desde que di con ella hará cosa de 3 años, suelo comprar las calabazas más grandes con tal de que me de para una buena olla de crema y esta deliciosa salsa.
Mis suegros van cada año desde que se celebra (y ya va por su 13º edición) a la Fira de la Carbassa (Feria de la Calabaza) de Sant Feliu de Codines, un pueblecito de Barcelona, y siempre vuelven encantados.
El atractivo principal de esta feria es el concurso de calabazas de más peso (¡algunas superan los 400 kilos!), pero también suele contar con espacio para las esculturas hechas con esta hortaliza, y, por supuesto, una muestra gastronómica donde degustar diferentes variedades.
Los dos años que estuve viviendo con ellos no tuve oportunidad de ir porque siempre estaba estudiando, así que mi suegra nos trajo en ambas ocasiones unas figuritas la mar de monas y varios folletos de información, entre ellos algunos con sugerencias y recetas.
Me vais a disculpar porque no recuerdo si era un folleto de una tienda, restaurante, etc., lo  único que recuerdo es dar con la receta, escribirla en una hoja de mi libreta, ir a comprar los ingredientes y ponerme manos a la obra al día siguiente... ¡Y menuda salsa rica!
Mucho tiempo después, ya viviendo mi chico y yo solos, sigo preparándola y no nos cansamos de ella, pues es tan sencilla, tan suavecita, tan diferente... Acompañada de queso rallado, por ejemplo, es ideal para pastas y apta para vegetarian@s, pero tampoco os dejará indiferente si la probais con alguna carne o pescado, os lo aseguro.
En fin, sin más dilaciones, os dejo con los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 raciones grandes):
- 180-200 gramos de espirales de pasta
- 200 gramos de calabaza (peso sin piel)
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- Una cucharada sopera de aceite de oliva suave
- 15-20 piñones pelados
- Sal y pimienta, al gusto
- Agua de la cocción de la pasta
- Queso crema, opcional y al gusto

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Pelamos y cortamos la calabaza, la cebolla y los ajos y los colocamos en una bandeja de horno.
- Salpimentamos las verduras al gusto, regamos con el aceite y horneamos a 180 ºC unos 35-40 minutos, o hasta que la calabaza esté blanda. Retiramos y dejamos templar.
- Por otro lado, cocemos la pasta como solamos hacerlo habitualmente y reservamos medio vaso (75-100 ml aprox.) del agua de cocción.
- Ponemos las verduras asadas y el agua en el vaso de la batidora y trituramos hasta que quede suave y cremosa. Podemos añadirle también un poco de queso crema al gusto.
- Seguidamente, tostamos los piñones en una sartén sin aceite a fuego vivo, hasta que tomen color.
- Para terminar, repartimos la pasta en dos platos y la servimos con una buena cantidad de salsa por encima y terminada con un puñado de piñones tostados y/o queso rallado al gusto.




Notas:
- Hornear las verduras para preparar esta salsa hace que quede mucha más rica, con un sabor a asado muy característico. Para variar un poco o si no disponéis de tanto tiempo, podéis rehogarlas con un chorrito de aceite y vino en una sartén o incluso usar calabaza cocida de esa que venden en muchos supermercados.
- Para variar un poco, se pueden sustituir los piñones por cualquier otro fruto seco al gusto, así como variar las especias. Como siempre os digo, imaginación y gusto al poder.


Y esto es todo, por ahora. Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Os recomiendo echarle un ojo al resto de aportaciones de mis compis de reto, estoy segura de que va a ser un recopilatorio estupendo, como de costumbre :)




¡Muchísimas gracias por seguir ahí, y nos vemos (leemos) en breve!
Fotos: MarcRT Studios

jueves, 2 de marzo de 2017

MERLUZA AL HORNO CON PATATAS Y VERDURAS



Apenas llevamos una semana en el Reino Unido y ya hemos puesto en práctica eso de "donde fueres, haz lo que vieres" unas cuantas (muchas) veces... Y medio pueblo se ha dado cuenta ya de que somos españoles.
Nada más salir del aeropuerto intenté (sin éxito, claro) subirme a un coche dos veces por el lado derecho y casi me atropellan por ir andando por el lado de la calzada que no era; Salimos en dirección a nuestro nuevo hogar, y tuvimos que sacar los gorros y los guantes de la maleta porque estábamos a 6ºC y llovía a mares; Nada más llegar, comimos algo rápido y nos fuimos directos a hacer la compra a ASDA, el que ya os puedo asegurar que será nuestro supermercado habitual; Hemos pasado de desayunar tostadas y croissants, a hacerlo con sconespancakes y digestive biscuits (eso sí, que no nos quiten el café, que con el té no nos despierta nadie...); Después del quinto día, ya podemos dar fe de que los ingleses adoran las patatas fritas o "chips", pues nos las han servido como guarnición en TODOS nuestros almuerzos; Ya nos han visitado varias urracas, cuervos y alguna que otra ardilla que se posan en el árbol que tenemos justo delante de la ventana gigantesca de nuestra habitación con moqueta (sí, con moqueta, sin comentarios); Nuestra piel y nuestro pelo ya están empezando a notar los efectos (algunos buenos y otros no tanto) de la gran cantidad de cal que tiene aquí el agua...
En fin, no os puedo negar que, obviamente, echamos de menos muchas cosas de Barcelona y a muchas, muchísimas personas de allí con las que hemos podido, de un modo u otro, compartir esta locura y un mes plagado de "últimas veces" (últimas compras, últimas comidas con familiares y amigos, últimos cafés de media tarde, últimas charlas por Skype...), pero tampoco puedo decir que nos esté costando mucho adaptarnos al lugar y al trabajo, al menos por ahora. Hemos tenido muy buena suerte y no podemos estar más que agradecidos por haber topado con unos compañeros que nos están ayudando en todo lo que pueden, tanto a nivel personal como profesional y, sobretodo, laboral. Porque, como dicen aquí, "beginnings are always hard" y cualquier muestra de apoyo, comprensión y, en definitiva, ayuda, se agradece muchísimo. Así que, ya os digo, de momento vamos para adelante y eso es lo que más nos importa. 
Y hablando de nuestros últimos días en España...
Como suponíamos de antemano, mis padres fueron los que peor se tomaron la noticia de nuestra futura aventura por tierras inglesas. Tanto que, después de dársela y pasar por negación ("¿Estáis de broma, verdad?"), chantaje emocional ("Y serás capaz de dejarnos solos a tu padre y a mí...") y, finalmente, tristeza total, no hablamos apenas con ellos durante los 5-6 días siguientes.... Hasta que nos pidieron que fuésemos a casa para enseñarles a usar el Skype y podernos comunicar cuando estuviéramos aquí. Queremos creer y suponemos que, después de tantas buenas reacciones (os aseguro que con la familia de mi chico fue mucho más sencillo), muestras de apoyo, felicitaciones y demás, empezaron a verlo de otro modo o, simplemente, a aceptarlo y aprender a lidiar con ello. No tenemos hijos, pero supongo que para unos padres siempre es difícil dejar "volar" a un hijo y darle pie tanto a acertar como a equivocarse... Pero, pensándolo bien, ¿qué son hoy en día 2 horas en avión? ¿y cuánto tiempo es 6 meses? Todo está ya tan a nuestro alcance y el tiempo pasa tan rápido que ni nos planteamos no aprovechar la oportunidad.
Una de las cosas que tuvimos que hacer antes de venirnos es dejar vacía la despensa y la nevera, lo que se traduce en comprar poco y tirar mucho de "fondos", eso sí, intentando que nuestras comidas siguieran siendo lo más equilibradas posibles.
Esto, sumado a tooooodas las cosas que hemos tenido que hacer durante el último mes y toooodas las veces que nos hemos visto obligados a comer fuera, os aseguro que no fue pan comido precisamente.
Un día entre semana como otro cualquiera, después de haber pasado la mañana de arriba para abajo y terminar agotados, habiendo comido un bocadillo y merendado alguna guarrería de la que no me quiero ni acordar... ¡Tachán! Unos buenos centros de merluza congelada estaban esperándonos en el fondo del congelador para solucionarnos la cena y darle una pequeña tregua a nuestro estómago.
El pescado, unos restos de verduras que todavía tenía por la despensa, unas buenas patatas, un toque de horno y tirar de recetario básico, fueron suficientes para terminar bien el día.
Un plato sencillo, ligero, sabroso, saludable... Lo tiene todo, todo.
En fin, sin más. os dejo con los ingredientes y la preparación: 




Ingredientes (para 2 personas):
- 4 medallones de merluza grandes (unos 350-400 gramos aprox.)
- 2 patatas mona lisa medianas
- 1 pimiento verde mediano
- 1/2 pimiento rojo grande
- 1 cebolla mediana
- 100 ml de caldo de pescado (o vino blanco en su defecto)
- Un buen chorro de aceite de oliva suave
- Pimentón dulce, pimienta negra molida, perejil picado y sal, al gusto

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Lavamos y pelamos bien las verduras y las hacemos trozos no demasiado pequeños. Lavamos las patatas y también las hacemos rodajas.
- En una fuente de horno, colocamos primero las patatas y encima las verduras, todo lo bien repartidas que podamos. Les ponemos un poco de aceite y sal y las horneamos durante unos 15 minutos.
- Pasado este tiempo, sacamos las verduras del horno y colocamos encima la merluza, lo regamos todo con un poco de vino blanco, salpimentamos el pescado al gusto y volvemos a introducir en el horno otros 15-20 minutos.
- Cuando la merluza se haya hecho y las verduras estén tiernas, retiramos del horno, dejamos templar un poco y servimos 2 lomos por comensal con una buena guarnición de verduras.




Notas:
- Os recomiendo que, durante el horneado de la merluza, la regueis un par de veces con el propio jugo de las verduras, el vino y el aceite, pues quedará mucho más jugosa y mejor cocinada.
- Otra buenísima opción para disfrutar de las propiedades y el sabor del pescado y las verduras es preparar este plato al papillote. Queda también muy rico e incluso lo podéis aligerar un poco más, añadiendo más condimentos y eliminando y/o reduciendo el aceite).
- Podéis sustituir la merluza por unas colitas de rape, unos buenos lomos de salmón, unos filetes de dorada... Para gustos, colores.


Y esto es todo, por ahora.
A pesar de tener poco tiempo y muchas ganas de salir, visitar, descubrir, probar y demás, me he marcado el objetivo de seguir activa por estos lares siempre y cuando pueda hacerlo, así que no creo tardar mucho en volver a dar señales de vida. El primer "compromiso" será el día 10, y de nuevo con muchas ganas de participar en la iniciativa mensual de La Cocina Typical Spanish. Después de ahí, todo se andará :)
¡Mil gracias de nuevo por tanto apoyo y buenos deseos!
¡Un abrazo grande!
Fotos: MarcRT Studios

miércoles, 28 de diciembre de 2016

COUS COUS INTEGRAL TRES (Y MÁS) DELICIAS



¡FELIZ NAVIDAD A TOD@S!
Sí, lo sé, llego un poco tarde y seguro que a estas alturas ya lo habréis oído mil y una veces, por no decir mil y dos... Pero yo, que soy muy de tirar de refranero (dios mío, cada vez me parezco más a la suegra de mi marido...), lo acompaño de un "nunca es tarde si la dicha es buena" y me quedo más ancha que pancha. Los buenos deseos siempre son bien recibidos, ¿verdad?
¿Qué tal se ha portado Papá Noel? Su paso por casa fue, como nos gusta decir por estos lares, breve pero intenso. Hemos debido de ser muy buenos este año, porque el simpático señor gordinflón vestido de rojo nos dejó, entre otras cosas, un móvil nuevo (y muy necesario, la verdad), una escapadita romántica y alguna que otra comilona en familia... 
¡Ay, las comilonas! Y eso que todavía no hemos superado el 2016... 
Cada año nos pasa lo mismo. Llegadas las fechas más señaladas (dice ser 25, 26, 31 de diciembre y 6 de enero), o bien uno o más miembros de nuestra familia tiene que trabajar, o bien no son muy amigos de este tipo de reuniones dadas sus creencias religiosas, o bien se le avisa tarde y ya tiene otros compromisos, o nos dormimos en los laureles y no encontramos mesa en ningún restaurante. Entre eso y que, desde que falleció mi yayo, dejamos de organizar cenas navideñas en su casa... ¿Qué nos queda? A familia complicada no nos gana nadie y somos de los que terminamos yendo a comer o cenar un día no festivo de Navidad, a las 3 de la tarde o a las 11 de la noche, casi siempre sin reserva previa y preguntando por el menú especial para estas fechas... Oye, si cuela, cuela.
Bromas aparte, a veces es difícil no empacharse. Empezamos saliendo de comilona con mi familia a mediados de mes y, desde entonces, han habido partidos de fútbol con amigos, hamburguesas y mucha, mucha cerveza, alguna que otra comida en una conocida franquicia de comida rápida (por pura necesidad, lo juro y perjuro), algún que otro concurso de facebook premiado con una cena en pareja (hacedme caso, no cenéis canelones y pastel de chocolate con asiduidad...) y, por último y por cortesía de mi "Papá Noel particular", cena romántica en un restaurante italiano la mar de cuqui pero donde lo más ligero que podías pedirte era una pìzza vegetal de 32 cm de diámetro... ¡Ahí es nada! Oficialmente, mi estómago empezó a odiarme hace 5 días, y ya véis que motivos no le faltan.
De toda la vida, siempre he sido yo la que más disfruto cocinando y compartiendo mesa con mis amigos y familiares en estas fechas, pero también la que más padece cuando come alimentos o platos que no suelen formar parte de mi dieta habitual o que sé de antemano que no me sientan bien, así que imaginaos si no me queda más remedio que hacerlo con frecuencia y en cantidad...
Cuando una cocina en casa siempre es más sencillo adaptar el menú y no excederse, pero saliendo a comer fuera la cosa cambia mucho: que si escudella de primero por aquí, que si pollo relleno o canalones de segundo por allá, y las sobremesas dulces con chupito incluido... Ah, y no te salgas de los especiales porque puede costarte un riñón y medio...
En fin, MENOS MAL (y lo pongo en mayúsculas porque es algo que me está ahorrando muchas visitas al digestólogo) que sigo pudiendo cocinar platos más sencillos, equilibrados y sobretodo, mucho más ligeros durante esos 3-4 días que pasan entre comilona y comilona, y no os podéis imaginar lo muchísimo que nos lo agradece el cuerpo.
Y menos mal también que lo ecológico y lo sano está cada vez más de moda y que, hará cosa de 2-3 años, los supermercados ecológicos se han multiplicado en muchas ciudades. Por supuesto, Barcelona no ha sido una excepción y cada vez es más sencillo encontrar alimentos "de verdad", de esos que saben a lo que son y que sientan de maravilla a nuestro cuerpo y a nuestro entorno.
De entre todos estos lugares, Veritas es, con diferencia,  mi cadena favorita de supermercados ecológicos. A día de hoy, no he dado con ningún producto Veritas que no me guste, la variedad es enorme (productos frescos, de alimentación general, para el cuidado del hogar, para bebés...) el personal me ha tratado siempre de maravilla y, por si fuera poco, cuentan con obrador de panadería propio donde elaboran panes, bollería y tartas de lo más ricas y variadas y eso, para una panarra empedernida como yo, es casi irresistible.
Como la mayoría de las supermercados ecológicos, Veritas no es barato, así que no suelo acudir a hacer toda mi compra semanal, pero sí para comprar algunas cosas "especiales" que no suelo encontrar en mi super habitual y que me apetece probar o repetir de vez en cuando. Es el caso, por ejemplo, de los turrones de elaboración propia que ponen a la venta para estas fechas (y que están de muerte lenta), los quesos y embutidos ecológicos que solía encontrar solamente en mercados ocasionales, o la gran variedad de harinas y cereales a granel.
Además, hará cosa de un año, Veritas inauguró el espacio Terra Veritas en su establecimiento situado en calle Diputació 239, donde periódicamente organizan talleres, cursos, charlas, clases de yoga y mucho más. Desde que lo descubrí, yo he podido asistir a una presentación de libro, un taller de yoga y ecobrunch y a una muestra de vinos ecológicos (os lo he ido contando a través de Facebook). Teniendo en cuenta lo bien que me lo pasé, lo mucho que aprendí, lo baratas que son la mayoría de actividades y que, a cambio, siempre te dan un vale de compra por valor de 5-10 euros, seguiré acudiendo sin duda alguna. 
Por supuesto, la receta de hoy está elaborada, en su mayoría, con productos que compré en Veritas, aprovechando uno de los vales de compra que os comentaba.
Cuando me apetece preparar algo ligero y que me siente bien, suelo descartar los platos a base de carne e intento que sea lo más rico en nutrientes y fibra posible. Ya os podéis imaginar, pues, que un plato a base de cous cous integral, verduras y huevos ecológicos es un regalo para mi sistema digestivo, además de para el paladar, porque para ser una versión muy muy particular del clásico arroz chino tres delicias, he de decir que queda igual o más rico.
Así que, si os apetece darle a vuestro cuerpo un respiro entre comilona y comilona navideña pero no os apetece pasaros más de media hora en la cocina, os recomiendo darle una oportunidad.
Os dejo los ingredientes y la preparación:





Ingredientes (para 2 personas):
- 150 gramos de cous cous integral
- 1 cebolleta no muy grande
- 1 zanahoria pequeña
- 4 palitos de surimi frescos
- Un puñado de pipas de girasol peladas o frutos secos al gusto
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra
- 1 vaso grande de agua (250 ml aprox.)
- Sal, pimienta y comino molido, al gusto
- Salsa de soja, opcional y al gusto

- Para empezar, ponemos el agua a calentar en una cazuela con un pellizco de sal. Cuando empiece a hervir, retiramos y añadimos el cous cous. Tapamos y dejamos cocer 15 minutos como mínimo.
- Aparte, limpiamos y picamos muy menudo las verduras y los palitos de surimi.
- En una sartén a fuego medio y con una cucharada de aceite, sofreímos la cebolla y la zanahoria unos 5-6 minutos. Añadimos entonces los pimientos y el surimi, damos un par de vueltas, salpimentamos y retiramos.
- Ponemos otra sartén al fuego con un poco más de aceite. Batimos ligeramente el huevo con un poco de sal y hacemos con él una tortilla lo más fina posible. Dejamos templar, troceamos y reservamos.
- Destapamos el recipiente donde tenemos el cous cous y lo removemos bien con la ayuda de un tenedor y un hilo fino de aceite de oliva.
- Por último, mezclamos el salteado de verduras y la tortilla con el cous cous justo en el momento de servir. Podemos terminar el plato añadiendo un puñadito de pipas peladas y/o un hilo de salsa de soja.





Notas:
- El cous cous, sobretodo el integral, es una sémola que crece muchísimo y llena bastante, así que con poco más de una taza de café por persona (en seco) suele ser suficiente.
- A la hora de servir el cous cous, tenemos dos opciones: mezclar previamente todos los ingredientes y repartirlo a partes iguales, o servir el cous cous por un lado y el salteado por otro para que cada comensal se sirva al gusto.
- Para que el cous cous quede todavía más sabroso, podemos sustituir el agua por algún tipo de caldo (de pollo, de verduras, de carne...) e incluso tostarlo un par de minutos antes de cocerlo. 
- Esta receta os puede ser muy útil para aprovechar los restos de carnes, pescados, verduras y demás que solemos acumular en la nevera y/o despensa, sobretodo en estas fechas. Así que, como siempre os digo, imaginación y gusto al poder.


Y con esto y un bizcocho... ¡Gracias por seguir ahí otro año más! Ha sido un 2016 agotador, pero durante el cual he aprendido, cocinado, compartido y disfrutado un montón, y vosotro@s tenéis gran "culpa" de ello :) De corazón, MILLONES DE GRACIAS.
Seguid disfrutando de las navidades, que para eso están.
¡Besos!
Fotos: Marc RT Studios

lunes, 31 de octubre de 2016

ALBÓNDIGAS DE ATÚN ENCEBOLLADAS



... O las albóndigas de atún más accidentadas del mundo mundial. Os cuento:
Hace ya unos 3 meses que recibí un correo de Demos la vuelta al Día, una iniciativa impulsada por Grupo DIA en la que participo desde hace mucho porque, a parte de ser clienta habitual de Supermercados DIA, ofrecen la posibilidad de participar en campeonatos de cocina y en concursos de recetas, asistir a cursos, charlas, etc., y eso para mí, culo inquieto de nacimiento, es todo un gustazo. En dicho correo se me comunicaba que había sido premiada con un paquete regalo gracias a la receta que decidí presentar para su III Edición del Campeonato de Cocina, receta que ya os había enseñado antes y que no puede ser más "de mi casa": La Tarta de zanahoria y galletas (o "tarta Rosano", como nos gusta llamarla a nosotros). ¡Menuda alegría! Ni siquiera sabía en qué consistía el premio, ni cuándo ni dónde lo recibiría, ni nada de nada vaya, pero que una receta tuya guste, y más si es una receta a la que le tienes tantísimo cariño, siempre te da un buen subidón de "autoestima culinaria".
Ya os podéis imaginar que no tardé ni 5 minutos en responder al correo electrónico detallando los datos que me solicitaban para poder hacer efectiva la entrega del paquete, que finalmente sería en mi tienda DIA más cercana. 
Y a partir de aquí fue cuando la cosa empezó a complicarse un poco: Acudí a mi tienda habitual al primer aviso de recepción de mi paquete, y los chicos que la llevan no sabían nada de nada; Lo comunico directamente a los responsables, y al cabo de un par de días me llega un segundo aviso para recogerlo la semana próxima... ¡Y después de 10 días, seguía igual! Vale, sí, lo reconozco, la impaciencia es uno de mis mayores defectos, pero después de dos avisos ya tenía motivos para impacientarme un poco, ¿no os parece? Menos mal que, como bien dice el refrán, "A la tercera va la vencida" y, más de medio mes y tres avisos después, pude recoger mi premio.... ¡Y menudo premiazo! Una caja bien llenita de productos DIA Delicious de los que dimos (y seguimos dando) buenísima cuenta, os lo aseguro.
Y precisamente con el producto que más me gustó de la caja, tanto por la cantidad como por su riquísimo sabor, se me ocurrió preparar estas albóndigas. Se trata de la ventresca de atún en aceite de oliva que primero disfrutamos tal cual sobre un buen pan tostado y acompañada de unas tiras de pimiento asado pero que, pasados unos días, volví a comprar y me puse manos a la obra. 
Soy de esas personas que, cuando algo le gusta, va a lo seguro y repite, y experimenta, y vuelve a repetir si es necesario. En este caso, repetir no fue necesario, no al menos para mejorar el resultado (pero si para volver a disfrutar del plato, la verdad sea dicha...). Y me hubiera encantado repetir un par de veces más pero, si conseguir el paquete regalo ya fue toda una Odisea, la preparación no se quedó atrás: Que si me falta un ingrediente y los supermercados están apunto de cerrar (eran casi las 9 de la noche), que si en la frutería te han dado muy poco perejil, que si ya van dos cebollas que abres y están pochas, que si está lloviendo a mares y al encender el horno ha habido una subida de tensión y el pobre ya sólo sirve para guardar cacerolas (y sigo sin horno, así de majos son los peritos de mi seguro de hogar), que si... ¿Gafe, yo? Vaya tonterías me da por pensar a veces... (por supuesto, es ironía).
En fin, sea por el trabajito que me costó poner este dichoso plato de albóndigas en la mesa o sea porque realmente quedaron deliciosas, en casa triunfaron. 
Decidí acompañarlas de un encebollado suave, pues es como siempre se ha comido el atún en casa y como más me gusta, y la verdad es que fue todo un acierto, sobretodo a la hora de mojar pan.
Las albóndigas quedaron sabrosas a la par que suaves y muy muy jugosas, y el riquísimo sabor de la ventresca no pasó a un segundo plano, que era lo que realmente me preocupaba.
Con unas 6-7 albóndigas por barba, una cantidad generosa de patatas aliñadas con pimentón, perejil fresco y un buen hilo de aceite de oliva virgen extra, y mucho, mucho pan, disfrutamos de un almuerzo la mar de completo y muy rico. De hecho, no tuve ni que pedirle a Marc que me hiciera unas fotos decentes, pues fue él mismo el que, todavía masticando la albóndiga que le di a probar, fue directo al armario y volvió al salón en menos que canta un gallo, cámara en mano y dispuesto a que no os perdierais esta receta. 
Espero que os guste.





Ingredientes (para unas 15-18 albóndigas):
- 2 latas de ventresca de atún en aceite de oliva DIA Delicious (140 gramos peso escurrido)
- 1 huevo tamaño XL
- 3 cucharadas soperas de pan rallado a la provenzal
- 2 cucharadas soperas de leche de soja
- Perejil fresco y cebolla rallada, al gusto
- Sal y pimienta, al gusto

Para el encebollado:
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 2 cucharadas de aceite de oliva suave
- 75 ml de vino + 50 ml de caldo de pescado
- Sal, pimienta y perejil picado, al gusto.

Para las patatas:
- 2 patatas medianas (350 gramos aprox.)
- Sal, pimentón dulce, perejil picado y aceite de oliva virgen extra DIA Delicious, al gusto

- Empezaremos preparando las albóndigas: Escurrimos y desmenuzamos bien la ventresca de atún, y la colocamos en un bol grande. Añadimos también el huevo ligeramente batido, el pan rallado y la leche o bebida de soja. 
- Aparte, picamos bien la cebolla y el perejil, y lo añadimos a la mezcla anterior. Salpimentamos al gusto y mezclamos bien con las manos hasta obtener una masa consistente y y que se pueda manipular. Tapamos el bol con un papel film y lo dejamos enfriar en la nevera 1 hora más o menos.
- En una cazuela con suficiente agua, ponemos a cocer las patatas. Cuando estén listas, las dejamos enfriar y las troceamos y aliñamos al gusto. Reservamos.
- Antes de continuar, ponemos el horno a precalentar a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Sacamos la masa de albóndigas de la nevera, vamos tomando porciones no muy grandes con las manos o con la ayuda de una cuchara y les damos forma redonda. Repetimos hasta terminar con toda la masa.
- En una bandeja de horno cubierta con papel vegetal, vamos colocando las albóndigas y las horneamos a 180ºC durante unos 15 minutos aproximadamente. Sacamos y reservamos.
- Mientras se hacen las albóndigas prepararemos el encebollado: Limpiamos y picamos muy menudo la cebolla y el ajo y lo dejamos hacer durante unos 10 minutos aproximadamente en una sartén con el aceite y a fuego medio. 
- Pasado este tiempo, añadimos la mitad del vino y del caldo de pescado y dejamos reducir. Incorporamos entonces las albóndigas templadas y el resto del vino y del caldo, y dejamos reducir hasta que la salsa coja un poco de más consistencia (unos 5 minutos aprox.), removiendo de vez en cuando.
- Para terminar, servimos nuestras albóndigas todavía calientes, bañadas en una buena cantidad de encebollado y acompañadas de las patatas aliñadas.




Notas:
- Para reducir el aporte calórico de las albóndigas (y de otras preparaciones como croquetas, carnes rebozadas, etc), casi siempre suelo recurrir al horno, pues quedan también muy ricas y, yendo con cuidado de no sobrepasar el tiempo recomendado de cocción, no pierden jugosidad. Se trata de conocer bien nuestro horno.
- En un principio, os puede parecer que el encebollado queda muy líquido y poco consistente, pero al añadir las albóndigas gana bastante cuerpo. Si no es así, siempre podéis añadirle un pelín de harina de maíz disuelta en agua.
- Como siempre os digo, para gustos colores, y precisamente las albóndigas son de esas preparaciones que dan mucho juego: Que si más grandes, que si en versión mini, que si de pescado, que si de carne, que si con una buena salsa de tomate casera, o incluso de curry... ¡Imaginación al poder!




Y nada más, por ahora. Espero que hayáis tenido un mes estupendo y que el inicio del próximo sea todavía mejor, sobretodo lejos de empachos de boniatos, castañas, panellets y demás... Bueno, vale, una vez al año no hace daño, así que... ¡Que lo disfrutéis!
Aprovecho antes de despedirme para agradecerle al equipo de  Demos la vuelta al día la atención recibida y lo mucho que me ayudaron (más bien, soportaron) a agilizar la entrega de mi paquete y a hacer que todo quedara en una desastrosa anécdota.
¡Mil gracias! Desde luego, seguiré formando parte activa de la comunidad hasta que el cuerpo aguante :)
¡Feliz semana!
Fotos: Marc RT Studios

martes, 18 de octubre de 2016

MIS RECETAS EN COOKPAD (II)



Bueno, bueno, bueno, dos entradas nuevas en el blog con apenas una semana de diferencia entre la una y la otra, esto si que es algo insólito... ¡Pedid un deseo, rápido! Yo acabo de decidir así, a lo loco, que mañana a primerísima hora me planto en la Administración de Loterías que tengo al lado de casa para hacer unas cuantas apuestas a La Primitiva del jueves, vaya a ser que suene la campana...
Vale, bromas aparte y después de la parrafada que os solté como acompañante de las tortas de aceite y anís para intentar medio justificarme, me acabo de dar cuenta de que me olvidé mencionaros otro de los motivos (y de los más importantes, vaya) por el que no puedo publicar tantas recetas ni participar en todos los eventos, retos, iniciativas, etc., en los que me gustaría: Mi chico (todavía no me acostumbro a llamarle "marido", dadme tiempo...) también está hasta arriba de trabajo últimamente, y las pocas veces que coincidimos un día entero los dos en casa, o a él no le apetece pasarse una hora cámara en mano haciéndole fotos a unas croquetas, o yo ya he preparado los tápers para el día siguiente y los tengo bien guardaditos en su bolsa térmica o, simplemente, nos apetece disfrutar de nuestra compañía mutua y pasarnos la tarde tirados en el sofá, viendo una peli y poniéndonos finos a palomitas... Vaya, a lo que se le llama descansar un poco y, ya que nos ponemos, hacer algo de vida en pareja, que nunca está de más.
Como ya os he comentado en multitud de ocasiones, mi chico es fotógrafo y, aunque se le dan mejor los exteriores, no ha parado de sorprenderme con sus fotos de mis recetas desde que empecé con el blog. Yo, en cambio, no me llevo tan bien con la cámara como me gustaría e intento hacer uso de ella lo menos posible y sólo cuando no tengo más remedio (o por pura cabezonería, la verdad sea dicha).
Y aquí estoy, sin fotógrafo "oficial" hasta nuevo aviso, liada con mis 14 monstruitos "bilingües", intentando seguir con el ritmo de estudios y, para rematar, arrastrando un pedazo de constipado desde hace una semana. Eso sí, la "mala costumbre" de comer no nos la quita nadie y cocinar he tenido que cocinar igual... Por lo menos ha habido testigos de ello y, por supuesto, por estos lares no ibais a ser menos.
Hacía mediados de mayo os comentaba que empecé a participar en Cookpad España hará ahora 1 año y medio más o menos y que, lo que realmente hace que quiera seguir formando parte activa de esta comunidad, es el hecho de que se trata de una plataforma donde la gente realmente disfruta cocinando, compartiendo y aprendiendo, y eso se nota. Lo mismo puedes encontrarte con recetas muy elaboradas con unas fotografías espectaculares, como con otras mucho más humildes y sencillas, cocinadas, fotografiadas y editadas casi al momento, como ha sido el caso de la mayoría que servidora ha ido publicando últimamente y que me dispongo a enseñaros hoy.
Sin más, aquí tenéis algunas de ellas que espero os ayuden a diseñar un menú adaptado a vuestros gustos y/o necesidades, pues hay un poco de todo (guarniciones, platos de carne, platos de pasta, cenas ligeras...):


- Este arroz salteado con verduras y frutos secos constituye una guarnición mucho más ligera que las clásicas patatas fritas y resulta ideal para acompañar y completar nuestros platos de carne y/o pescado, aunque también lo podemos disfrutar tal cual a modo de entrante o cena ligera. En cualquier caso se trata de una receta muy sencilla, aromática y nutritiva.



- La escalivada es uno de los platos vegetales más básicos del recetario catalán y resulta ideal para preparar esta receta de torradas "a la catalana", una cena muy sencilla y muy rica. La palabra "escalivada" viene del verbo "escalivar", que en catalán significa “asar al rescoldo”, y suelen emplearse verduras como el pimiento rojo, la berenjena, la cebolla, etc.



- Y de la verdura pasamos directamente a la carne, y lo hacemos con estas albóndigas ligeras de pollo con verduras. Las albóndigas son de esos platos que no faltan en ninguna casa y que, acompañadas de una buena salsa a base de verduras y un poco de arroz cocido, patatas, pasta, etc., se convierten en un plato completo y delicioso, pero también bastante calórico. Por eso, con esta receta os enseño como las preparo yo en casa para que resulte un plato más ligero pero no por ello menos rico.



- Y ahora le llega el turno a la pasta con estos macarrones con salsa de tomate y queso crema, una receta que sorprende por su sencillez y sabor y perfecta para el táper a modo de plato único.



- Aunque estemos ya con el estómago lleno, nadie le dice que no a un dulce final, ¿Verdad?
Para ello, os propongo este pudin de pan y chocolate que, aparte de ser delicioso, nos permite dar salida a los restos de pan/bollería que se nos hayan quedado duros.



Y bien, esto es todo por ahora. Como podéis comprobar, ni son recetas excesivamente elaboradas y las fotos distan mucho de estar a la altura de las que suelo enseñaros aquí, pero todo ello es el reflejo de la cocina de mi casa, una cocina "de batalla", a la que no dejo de dedicarle muchos ratos y a la que siempre le pongo mucho cariño.
Antes de despedirme hasta la próxima (y, muy a mi pesar, nunca sé cuándo caerá exactamente...), aprovecho para volver a recomendaros Cookpad, pues entre retos, días temáticos, tardes de cocina en directo y demás, tendréis la oportunidad de aprender mucho, de conocer a gente muy maja y con muy buena mano en la cocina y, sobretodo y más importante, de pasarlo muy muy bien. Tened por seguro que el equipo de Cookpad España (en mi caso fueron Irene y María, dos chicas que son un amor) os recibirá con los brazos abiertos.

¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz semana!

sábado, 10 de septiembre de 2016

PIMIENTOS RELLENOS DE SALMÓN Y FRUTOS SECOS PARA #LAVUELTAALCOLETS



"... Y a ver si te bajas alguna tarde más y nos tomamos un café o algo, que parece mentira que seamos prácticamente vecinas y te haya visto 4 veces contadas en todo el verano, hija...".
Esta ha sido la frase con la que hoy, día 9 de septiembre, siendo casi las 3 de la tarde y con toda la intención de tocarme un poco la "patata", mi señora madre se ha despedido de mi después de haberle hecho una visita rápida. Y la verdad, siendo sincera conmigo misma y aunque me pese, razón no le falta... ¿Pero cómo es posible que ya haya terminado el verano? ¿Nos hemos plantado ya en septiembre, de verdad de la buena? 
Después de mucho reflexionar he llegado a la conclusión que, al ritmo con el que a veces transcurren mis días, voy a tener que darme prisa, porque igual me despierto una mañana, es día 25 de diciembre y me pilla sin mantecados, polvorones, turrones ni nada de nada...
Vale, vale, ahora enserio... Vaya culo inquieto estoy hecha. Desde siempre, soy de ese tipo de personas que no saben estar sin hacer nada, para las que el tiempo parece que no pase cuando no se tiene apenas nada que hacer, y a las que les resulta un auténtico calvario plantearse estar unos días en casa "descansando". En cambio, y aunque sea irónico a rabiar, cuando nos levantamos por la mañana y visualizamos nuestro día, nuestra semana, nuestro mes o nuestra temporada llena de cosas que hacer (ya sea por trabajo, estudios, proyectos más personales o todo a la vez) y no nos queda otra que seguir una rutina e intentar llegar a todo, los días se van sucediendo mucho más rápido de lo que quisiéramos y al final todo termina mucho más rápido de lo que nos gustaría.
Cuántas y cuántas veces me habré dicho a mi misma "Madre mía Debora, menuda temporada te espera..." Y al final, el 99% de las veces (siempre me reservo un margen de error, que una no tiene una memoria tan exacta...) he sobrevivido, he aprendido un montón, lo he disfrutado como una cría e incluso lo he llegado a extrañar muchísimo después.
Así ha sido precisamente nuestro verano. Un verano que, tal y como os comentaba en mi última entrada, pintaba intenso desde el principio y que ha sido mucho más que eso. Empezando por nuestra boda y continuando con nuevas oportunidades laborales, alguna que otra escapada fugaz, visitas de amigos y familiares a los que llevábamos muchísimo tiempo sin ver y otros proyectos más personales que tengo previsto explicaros en unos días, junio, julio y agosto han sido unos meses de locura, de ir paso a paso, estableciendo prioridades e intentando llegar a todo lo que se ha podido. Qué os voy a contar, si todos hemos tenido, tenemos y tendremos épocas así, en las que nos toca renunciar a unas cosas y tirar para adelante con otras, ¿Verdad?
En mi caso no puedo quejarme, pues haciendo de nuevo alusión a mi señora madre, "sarna con gusto no pica" y he estado y sigo estando realmente contenta con el transcurso de mis días, así que voy a seguir disfrutándolo hasta que dure. De momento preveo seguir ocupada pero teniendo un poco más de tiempo para mi, por suerte.
Es por eso precisamente por lo que me hace tanta ilusión volver a publicar después de dos meses sin hacerlo. Y lo hago con el doble de ganas, pues pensaba que tampoco llegaría a tiempo de participar en la iniciativa de La Cocina Typical Spanish de este mes y al final, aunque apurando un poco, he podido preparar algo decente para la ocasión , ¡Toma ya!
Septiembre es para la mayoría "el mes de las vueltas". Las vacaciones llegan a su fin y toca volver a casa, al trabajo, a la universidad, al instituto... Pero los protagonistas indiscutibles de este mes son los peques de la casa y la famosa operación "Vuelta al cole", así que este reto va por ellos.
Recuerdo perfectamente la ilusión que me hacía a mi volver a empezar el curso, no sólo por el hecho de reencontrarme con mis compañeros y ponernos al día explicándonos nuestras "hazañas" veraniegas, sino por todo el trajín previo al primer día de clase: Preparar la mochila, cotillear los libros nuevos, ordenar el armario... Eso sí, y como ya os he comentado en más de una ocasión, en casa nunca nos ha faltado de nada pero tampoco íbamos sobrados de dinero precisamente. Por eso, igual que se hacía a la hora de cocinar, todo lo que se podía aprovechar y "reciclar" de un año para otro se aprovechaba y yo, como  me crié con esa mentalidad, iba al cole con el mismo estuche y la misma mochila que el año anterior, pero más feliz que una perdiz.
Septiembre también significaba para mi volver a los almuerzos en casa de mis yayos, pues mis padres casi siempre estaban trabajando llegado el mediodía. Y septiembre también significaba para mi yaya, aunque el calor todavía no nos hubiera dado tregua, volver a los platos contundentes y "de cuchara": Que si potaje de lentejas, que si potaje de judías, que si cocido... Si, como podéis suponer, mi trabajito me costaba comérmelos después de una mañana agotadora de clases y a unos 25ºC a la sombra, pero la mayoría de veces mi esfuerzo se veía recompensado… Os cuento: Mi abuela siempre ha tenido y tiene un don innato para aprovechar las sobras de cualquier plato, don que también ha heredado mi madre y que yo intento poner en práctica siempre que puedo.
Con los restos de carne del cocido, por ejemplo, preparaba una ropa vieja deliciosa o un relleno para pimientos que estaba más rico aún, si cabe.
Han sido precisamente los "pimientos de cocido" de mi yaya los que me han inspirado para preparar mi propuesta de este mes, unos pimientos rellenos de salmón y frutos secos que han sido sin duda alguna el descubrimiento culinario de la temporada y que pienso preparar muchas veces más.
En un principio mi intención era rellenarlos de atún, pero teniendo un par de lomos hermosos de salmón a la plancha en la nevera que me habían sobrado del almuerzo anterior, no dudé ni un segundo en usarlos para preparar el relleno y fue una decisión completamente acertada.
Para ir terminando (lo sé, me enrollo más que las persianas, no lo puedo evitar...) la mayoría sabréis que no tengo hijos ni nenes a mi cargo, pero lo que sí tengo es la sensación constante de vivir con un "nene grande" que, a pesar de tener ya 25 añazos largos, aún sigue sin ser demasiado amigo de las verduras. El pimiento, por ejemplo, es una de las que menos tolera pero, oye, desde que se los preparo rellenos se los come apenas sin rechistar... En algo hemos avanzado, ¿Verdad?
En fin, os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 2 pimientos verdes italianos grandes (unos 75-100 gramos cada uno)
- 2 lomos de salmón a la plancha medianos (unos 100-120 gramos cada uno)
- 3 cucharadas soperas de tomate natural triturado
- 1/2 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 15-20 pasas sultanas sin pepitas
- Una cucharadita de granillo de almendra o 4/5 almendras picadas
- 1 vasito (100 ml aprox.) de vino blanco de cocina
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
- Sal, perejil, pimentón dulce y pimienta, al gusto

- Para empezar, lavamos muy bien los pimientos, les cortamos el rabillo y los despepitamos con la ayuda de una cuchara sopera, intentando que no se rompan. Los lavamos bien también por dentro y reservamos.
- Cortamos la cebolla y el ajo en dados pequeños y reservamos.
- Desmenuzamos bien el salmón, eliminando toda la piel y las espinas que pueda tener, y también reservamos.
- Ponemos el aceite a calentar en una sartén a fuego medio y doramos bien la cebolla y el ajo (4-5 min). Añadimos entonces el tomate triturado, las pasas y las almendras, y rehogamos un par de minutos más. Seguidamente, añadimos el vino, el salmón desmenuzado, la sal y las especias al gusto y dejamos que se cocine hasta que el vino se haya evaporado (unos 5-7 min), removiendo de vez en cuando. Por último, retiramos del fuego y dejamos enfriar por completo.
- Antes de continuar, encendemos el horno y lo precalentamos a 190ºC, calor arriba y abajo.
- Una vez el relleno esté frío, procederemos a rellenar los pimientos: Con la ayuda de una cuchara sopera, tomamos porciones de relleno y las introducimos con mucho cuidado en los pimientos, intentando que no se rompan y presionando hacia abajo para que queden bien rellenos.
- Una vez rellenos, colocamos los pimientos sobre papel de aluminio, los regamos con un poco de aceite de oliva y los envolvemos bien, asegurándonos de que la envoltura de aluminio queda bien sellada.
- Colocamos los pimientos sobre una bandeja o fuente de horno y los horneamos a 190ºC durante 1:15h - 1:30h aproximadamente (dependiendo de si los preferimos más "al dente" o más tiernos).
- Pasado este tiempo, sacamos los pimientos de horno y los dejamos templar unos 20 minutos antes de quitarles la envoltura.
- Para terminar, servimos los pimientos rellenos templados (1 por persona) con alguna guarnición y/o salsa a nuestra elección (puré de patatas, patatas al horno, patatas fritas, arroz salteado sencillo, un poco de mayonesa, etc.).




Notas:
- Si os gustan las verduras "al dente", con apenas 1h-1:15h de horneado tendréis los pimientos listos. Si, en cambio, preferís que queden más blanditas y cocidas, os recomiendo hornearlos unos 15 minutos más. 
- Os recomiendo no desenvolver los pimientos durante el horneado y comprobar su punto simplemente presionándolos un poco sobre el papel de aluminio pues, si lo hacemos, luego nos resultará muy complicado volverlos a sellar bien, perderán el calor y la humedad interior y quedarán más secos y menos asados.
- Si los pimientos tienen una piel muy gruesa puede resultar molesta a la hora de comer. Una vez asados y templados podemos quitársela sin problemas, pues se desprende fácilmente.
- Combinar pescado (especialmente azul) con algún tipo de fruto seco dulce es algo que siempre se ha hecho en casa y que personalmente me encanta, pero si no lo añadimos quedan unos pimientos ricos igual.
- Para mejorar la presentación final, podemos conservar el "rabillo" de los pimientos y colocarlo a modo de tapa una vez los tengamos en el plato. Esto también ayuda a evitar que el relleno se salga.
- Con restos de carne del cocido o de pollo asado, de atún, de bacalao, de carne a la boloñesa, añadiendo un poco de arroz o patatas a dados, etc. Las posibilidades de rellenos y de guarniciones son infinitas y van a gusto de cada un@, así que imaginación al poder.




Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Todavía no hemos "vuelto al cole" oficialmente (aquí las clases empiezan el próximo día 12), pero yo ya me he auto-impuesto la tarea de visitar todos vuestros blogs y ver qué cosas ricas habéis estado cocinando este verano, así que esperad mi visita estos días :)
Os dejo el enlace al recopilatorio con el resto de aportaciones de mis compis. Como siempre, no tiene desperdicio y seguro que vuestros nenes os lo agradecerán mucho si os animáis a poner alguna de las recetas en práctica. O dos, o tres, o...
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!

viernes, 10 de junio de 2016

"PAPAS ALIÑÁS" DE CÁDIZ PARA EL RETO #VÁMONOSDETAPASTS



Es día 9, son ya pasadas las 8 de la tarde y, a pesar de haber enviado mi propuesta para el reto de este mes de La Cocina Typical Spanish hace un par de días, aquí me tenéis, para variar, apurando hasta el último minuto para llegar a tiempo de presentar mi plato... ¡Y más feliz que una perdiz! Y es que este mes, entre todo el follón de la boda, los estudios, el trabajo y demás, no esperaba llegar a tiempo de participar ni en el mejor de los casos. Pero a última hora, entre una cosa y otra, he podido ir sacando ratitos de aquí y de allá para descansar y dedicarle un poco más de tiempo al blog, que ya tocaba.
Ya sabéis que yo soy de esas personas que piensan que "sarna con gusto no pica", así que estoy convencida de que todos los "esfuerzos" por ponerme de nuevo al día me van a traer más de una alegría (mira, con rima y todo).
¿Y qué mejor forma de arrancar que yéndonos de tapas? Una costumbre tan típica de nuestro país, tan rica y que tanto empieza a apetecer en esta época del año... Como ya os podréis imaginar, las tapas han sido elegidas como la propuesta de este mes.
Leila, del blog La nueva cocina de Leila y nuestra anfitriona de este mes, nos cuenta que lleva viviendo en Alemania 5 años y que allí son muy famosas las tapas de nuestro país, hasta tal punto que se hacen cursos monográficos para aprender a preparar las tapas más típicas. Por mi parte, que trato con personas de todas partes del mundo casi a diario, he de darle la razón a Leila. Los turistas extranjeros se vuelven locos con las tapas, les encanta algo tan simple como acompañar la bebida con algo de picar y siempre intentan sonsacarte para que les recomiendes un buen lugar de "tapeo"... En fin, mi día a día, qué os voy  contar...
Por otra parte, la "tapa" tiene diversos nombres según la región de España donde se tome: En Aragón y Navarra se le llama "alifara", en el País Vasco "poteo", etc. Lo que sí suele ser común en toda España es el hecho de acompañar una tapa con una copa de vino o cerveza.
La tapa ya era mencionada por Cervantes en "El Quijote" bajo el nombre de "llamativos" y por Quevedo como "avisillos".
Si nos ceñimos a la definición que da la Real Academia de la Lengua Española, veremos que una tapa no es más que una “pequeña porción de algún alimento que se sirve como acompañamiento de una bebida”.
En fin, sea cual sea su origen y definición, lo cierto es que las tapas son las grandes protagonistas de la gastronomía de nuestro país, tanto que cada vez se está exportando más la "cultura del tapeo" a otros países.
Aunque yo he nacido y crecido en Cataluña y siempre intento "barrer para casa" y preparar platos típicos de mi tierra, mis padres forman parte de ese gran grupo de inmigrantes andaluces que vinieron a Cataluña a finales de los 80 para buscarse la vida, pues en Andalucía estaba la cosa muy complicada. Por ese motivo, la cocina de mi casa tiene influencias de ambas partes de España, aunque mi madre sigue preparando algunos platos tradicionales de su tierra, Cádiz, tal y como lo ha hecho siempre. Ese es el caso de las "papas aliñás" o la ensalada andaluza de patata, receta estrella del verano de mi casa y del que nos damos unos atracones buenos, buenos.
Es más, así como curiosidad os contaré que, hace ya unos cuantos años, mis padres regentaron un bar del tipo "bebida+tapa gratis" y esta era la tapa que más triunfaba junto a las alitas de pollo al ajillo... Ahí es nada.
Las papas aliñás se consumen generalmente como entrante o tapa, y son muy típicas en los bares y restaurantes de la provincia de Cádiz. Se trata simplemente de un plato a base de patata, aceite de oliva, vinagre, perejil y cebolleta, aunque a veces también se acompañan con un poco de atún y otras especias al gusto.
Mi madre las prepara con patata, judías verdes, atún, huevo, cebolleta y perejil, y así es como la he hecho yo y como más me gustan.
Así que hoy va por ti, mamá.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2-3 personas):
- 3 patatas grandes (unos 500 gramos aprox.)
- 200 gramos de judías verdes planas (yo usé cocidas)
- 1/2 cebolla grande
- 2 huevos tamaño M
- 1 lata de atún grande (80 gramos de peso escurrido)
- 1 cucharada sopera de perejil fresco picado
- 2 cucharadas soperas del aceite del atún
- Vinagre de Jerez y sal, al gusto

- Empezamos cociendo las patatas en una cazuela con abundante agua y a fuego alto, durante 20-25 minutos aproximadamente. A mitad de cocción, añadimos también los huevos. Retiramos y dejamos enfriar por completo.
- Mientras se cuecen las patatas y los huevos, vamos limpiando y picando la cebolla y el perejil, y lo colocamos en una fuente grande.
- Escurrimos el atún, reservando 2 cucharadas soperas de su aceite, y lo añadimos a la fuente anterior.
- A continuación, pelamos las patatas y los huevos, los troceamos al gusto y los añadimos al resto de ingredientes.
- Para el aliño, mezclamos el aceite del atún con el vinagre y rociamos bien la ensalada. Probamos y rectificamos de sal si fuese necesario.
- Mezclamos todo bien y servimos nuestra ensalada con un poco más de perejil picado por encima y unos colines o regañas de pan para acompañar.




Notas:
- El tiempo de cocción de las patatas variará en función de su peso y del tipo de patatas que uséis. Yo suelo usar patatas medianas y en 20 minutos ya las tengo bien cocidas.
- Al ser un plato tan sencillo y de ingredientes tan básicos, merece la pena elegir aquellos que sean frescos y de calidad para garantizar un resultado riquísimo. Por ejemplo, usar perejil fresco en vez de seco, patata nueva, huevos frescos de payés, etc. Son pequeños detalles que marcan la diferencia.
- Como mejor saben estas patatas es comiéndolas el mismo día y sin que pasen por el frigorífico, pues el frío modifica y estropea el sabor de la patata. Bastará con prepararlas por la mañana y dejarlas en una fuente cubiertas con papel film en un lugar fresco.
- Estas patatas también se pueden acompañar con alguna salsa tipo mayonesa, salsa rosa, all-i-oli, etc. Para gustos, colores.




Y esto es todo, por ahora.
Espero que os haya gustado mi aportación de este mes.
Y por si os animáis y os queréis venir de tapas con nosotr@s, aquí os dejo el enlace al recopilatorio con el resto de aportaciones de mis compis. Como siempre, no tiene desperdicio :)
¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz fin de semana!
Fotos: Marc RT Studios

sábado, 4 de junio de 2016

ENSALADA DE ARROZ A MI MANERA



Con lo mucho que tardo en llegar el día (o eso nos pareció a nosotros), y tantísimo tiempo y esfuerzo que le dedicamos a que todo saliera bien, y lo rápido que se ha pasado... Al habla una "mujercita" casada, y muy felizmente casada, pero también muy muy nostálgica porque todo este "sarao" haya acabado ya... ¡Quiero que vuelva a ser 28 de mayo, jolines!
Lo prometido es deuda y en cuanto tenga material suficiente pienso enseñaros en detalle cómo fue nuestro gran día (ya se sabe, una imagen vale más que mil palabras), pero os puedo adelantar que superó todas nuestras expectativas, y para bien, por supuesto :)
No faltó nadie, así como tampoco faltaron los nervios, las prisas, las risas, los llantos, las dedicatorias, los besos, los abrazos y los buenos deseos. Por supuesto, tampoco faltó una buena comida y mucha, mucha diversión en un lugar que a Marc y a mí nos enamoró desde el primer momento. Si a todo esto le sumamos que el tiempo estuvo a nuestro favor, que estábamos cumpliendo uno de nuestros sueños y que los asistentes también se fueron a casa con un buenísimo sabor de boca, la verdad es que no podemos pedir más. Fue un día agotador pero inolvidable, feliz hasta más no poder.
Después de una semana, escribo y pienso en ello sin poder evitar que se me erice la piel, e intuyo que va a ser así durante mucho tiempo... Eso sí, después de la entrada "buena" prometo no daros más la lata (al menos no mucho más) con el tema de la boda, que parece que soy la única que se ha casado por aquí, y no... Es que todavía sigo un poco en las nubes, y no sé si es normal o no, pero quiero quedarme aquí arriba un poquitín más, que se está muy a gusto :) El día a día de la vida en pareja ya se encargará, tarde o temprano, de hacerme bajar, ¿Verdad?
Y volviendo (o empezando) a la receta de hoy...
En un abrir y cerrar de ojos nos hemos plantado en junio y el calor está haciendo cada vez más acto de presencia, al menos por Barcelona y alrededores.
El día de nuestra boda, Marc y yo quisimos probarlo todo y terminamos comiendo muchísimo. Si a esto le sumamos lo cansados que estábamos y el calor húmedo que hizo al día siguiente, el cuerpo nos pedía algo ligero y fresco para el almuerzo. En estos casos, casi siempre recurro a las ensaladas, pues ya sean de legumbres, de pasta, de arroz o de hojas verdes, suelen ser platos muy sencillos de preparar y que resultan la mar de completos y sabrosos si elegimos bien los ingredientes. Para esto de las ensaladas ya se sabe, cada maestrillo tiene su librillo y se pueden combinar mil y un ingredientes distintos para obtener resultados igual de buenos.
En este caso, y como en casa siempre triunfan los contrastes dulce-salado, he optado por preparar una ensalada de arroz bastante básica, pero con el toque dulzón de las pasas y la manzana.
El resultado ha sido un plato muy completo y equilibrado, ideal para el táper como plato único, muy fresco, bastante ligero y sencillo a rabiar. 
Espero que os guste tanto como a nosotros.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 raciones grandes):
- 180 gramos de arroz (pesado en seco)
- 1 tomate grande para ensaladas
- 1/4 de cebolla
- 1 lata de atún en aceite de oliva
- 1/2 manzana golden
- 15-20 pasas sultanas
- 2 cucharadas soperas de queso emmental (rallado o a dados)
- Perejil picado, al gusto

Para aliñar:
- 1/2 del aceite del atún
- 1 cucharada de salsa de soja
- Sal, al gusto

- Empezamos cociendo el arroz como acostumbremos a hacerlo. Lo dejamos enfriar, lo lavamos para quitarle el exceso de almidón y lo colocamos en un bol grande.
- Por otro lado, limpiamos y picamos muy menudo el tomate, la cebolla y la manzana, y se lo añadimos todo al arroz. Le añadimos también las pasas y el queso.
- Sobre un plato hondo, escurrimos muy bien el atún, reservando la mitad de su aceite, y se lo añadimos también al arroz. Mezclamos todo bien hasta que los ingredientes queden bien repartidos.
- Para el aliño, mezclamos el aceite del atún con una cucharada sopera de salsa de soja y lo incorporamos a la ensalada, dándole unas vueltas de nuevo.
- Por último, probamos y rectificamos de sal y servimos nuestra ensalada con un poco de perejil picado fresco por encima.




Notas:
- Para preparar ensaladas de arroz, yo siempre opto por el arroz basmati, pues queda mucho más suelto y aguanta mejor de un día para otro. Eso va a gustos y todo el mundo tiene sus trucos para que el arroz le quede suelto y en su punto.
- Cada vez que uso atún, bonito, caballa o sardinas para preparar alguna ensalada, reservo parte de su aceite (siempre de oliva) para preparar el aliño, pues en casa nos gusta mucho el toque que de da. En el caso de la ensalada de arroz, también queda deliciosa con una vinagreta sencilla, salsa rosa, salsa de yogur, etc.
- Como siempre os digo, podéis añadir y quitar ingredientes al gusto: Olivas, frutos secos, anchoas, pimientos del piquillo, maíz, diferentes tipos de queso... Imaginación al poder.


Nada más por ahora.
Espero que os haya gustado la receta y que tengáis un estupendo fin de semana.
¡Millones de gracias por tantísimas felicitaciones y buenos deseos!
Fotos: Marc RT Studios