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martes, 18 de octubre de 2016

MIS RECETAS EN COOKPAD (II)



Bueno, bueno, bueno, dos entradas nuevas en el blog con apenas una semana de diferencia entre la una y la otra, esto si que es algo insólito... ¡Pedid un deseo, rápido! Yo acabo de decidir así, a lo loco, que mañana a primerísima hora me planto en la Administración de Loterías que tengo al lado de casa para hacer unas cuantas apuestas a La Primitiva del jueves, vaya a ser que suene la campana...
Vale, bromas aparte y después de la parrafada que os solté como acompañante de las tortas de aceite y anís para intentar medio justificarme, me acabo de dar cuenta de que me olvidé mencionaros otro de los motivos (y de los más importantes, vaya) por el que no puedo publicar tantas recetas ni participar en todos los eventos, retos, iniciativas, etc., en los que me gustaría: Mi chico (todavía no me acostumbro a llamarle "marido", dadme tiempo...) también está hasta arriba de trabajo últimamente, y las pocas veces que coincidimos un día entero los dos en casa, o a él no le apetece pasarse una hora cámara en mano haciéndole fotos a unas croquetas, o yo ya he preparado los tápers para el día siguiente y los tengo bien guardaditos en su bolsa térmica o, simplemente, nos apetece disfrutar de nuestra compañía mutua y pasarnos la tarde tirados en el sofá, viendo una peli y poniéndonos finos a palomitas... Vaya, a lo que se le llama descansar un poco y, ya que nos ponemos, hacer algo de vida en pareja, que nunca está de más.
Como ya os he comentado en multitud de ocasiones, mi chico es fotógrafo y, aunque se le dan mejor los exteriores, no ha parado de sorprenderme con sus fotos de mis recetas desde que empecé con el blog. Yo, en cambio, no me llevo tan bien con la cámara como me gustaría e intento hacer uso de ella lo menos posible y sólo cuando no tengo más remedio (o por pura cabezonería, la verdad sea dicha).
Y aquí estoy, sin fotógrafo "oficial" hasta nuevo aviso, liada con mis 14 monstruitos "bilingües", intentando seguir con el ritmo de estudios y, para rematar, arrastrando un pedazo de constipado desde hace una semana. Eso sí, la "mala costumbre" de comer no nos la quita nadie y cocinar he tenido que cocinar igual... Por lo menos ha habido testigos de ello y, por supuesto, por estos lares no ibais a ser menos.
Hacía mediados de mayo os comentaba que empecé a participar en Cookpad España hará ahora 1 año y medio más o menos y que, lo que realmente hace que quiera seguir formando parte activa de esta comunidad, es el hecho de que se trata de una plataforma donde la gente realmente disfruta cocinando, compartiendo y aprendiendo, y eso se nota. Lo mismo puedes encontrarte con recetas muy elaboradas con unas fotografías espectaculares, como con otras mucho más humildes y sencillas, cocinadas, fotografiadas y editadas casi al momento, como ha sido el caso de la mayoría que servidora ha ido publicando últimamente y que me dispongo a enseñaros hoy.
Sin más, aquí tenéis algunas de ellas que espero os ayuden a diseñar un menú adaptado a vuestros gustos y/o necesidades, pues hay un poco de todo (guarniciones, platos de carne, platos de pasta, cenas ligeras...):


- Este arroz salteado con verduras y frutos secos constituye una guarnición mucho más ligera que las clásicas patatas fritas y resulta ideal para acompañar y completar nuestros platos de carne y/o pescado, aunque también lo podemos disfrutar tal cual a modo de entrante o cena ligera. En cualquier caso se trata de una receta muy sencilla, aromática y nutritiva.



- La escalivada es uno de los platos vegetales más básicos del recetario catalán y resulta ideal para preparar esta receta de torradas "a la catalana", una cena muy sencilla y muy rica. La palabra "escalivada" viene del verbo "escalivar", que en catalán significa “asar al rescoldo”, y suelen emplearse verduras como el pimiento rojo, la berenjena, la cebolla, etc.



- Y de la verdura pasamos directamente a la carne, y lo hacemos con estas albóndigas ligeras de pollo con verduras. Las albóndigas son de esos platos que no faltan en ninguna casa y que, acompañadas de una buena salsa a base de verduras y un poco de arroz cocido, patatas, pasta, etc., se convierten en un plato completo y delicioso, pero también bastante calórico. Por eso, con esta receta os enseño como las preparo yo en casa para que resulte un plato más ligero pero no por ello menos rico.



- Y ahora le llega el turno a la pasta con estos macarrones con salsa de tomate y queso crema, una receta que sorprende por su sencillez y sabor y perfecta para el táper a modo de plato único.



- Aunque estemos ya con el estómago lleno, nadie le dice que no a un dulce final, ¿Verdad?
Para ello, os propongo este pudin de pan y chocolate que, aparte de ser delicioso, nos permite dar salida a los restos de pan/bollería que se nos hayan quedado duros.



Y bien, esto es todo por ahora. Como podéis comprobar, ni son recetas excesivamente elaboradas y las fotos distan mucho de estar a la altura de las que suelo enseñaros aquí, pero todo ello es el reflejo de la cocina de mi casa, una cocina "de batalla", a la que no dejo de dedicarle muchos ratos y a la que siempre le pongo mucho cariño.
Antes de despedirme hasta la próxima (y, muy a mi pesar, nunca sé cuándo caerá exactamente...), aprovecho para volver a recomendaros Cookpad, pues entre retos, días temáticos, tardes de cocina en directo y demás, tendréis la oportunidad de aprender mucho, de conocer a gente muy maja y con muy buena mano en la cocina y, sobretodo y más importante, de pasarlo muy muy bien. Tened por seguro que el equipo de Cookpad España (en mi caso fueron Irene y María, dos chicas que son un amor) os recibirá con los brazos abiertos.

¡Muchas gracias por seguir ahí, y feliz semana!

domingo, 10 de enero de 2016

COCA DE VERDURAS Y QUESO CURADO PARA EL RETO #ELSECRETOESTAENLAMASATS



¡Por los pelos de un calvo, madre mía!
Otra vez me las he visto y me las he deseado para llegar a tiempo a la cita con La Cocina Typical Spanish de este mes. ¿Reto rebuscado y complicado? ¿Receta fallida? ¿Falta de tiempo? Nada de eso, y asumo toda la culpa de lo que me ha pasado.
Chica confiada, que se fue a la Universidad de Santander a estudiar inglés una semana, durante la cual recibió la newsletter mensual con todos los detalles sobre la nueva propuesta, le echó un vistazo rápido y decidió leerla con más calma cuando volviera a casa. Evidentemente, no volví a abrir la newsletter, convenciéndome a mi misma de que lo tenía todo claro... Craso error. Este mes le ha tocado a Juanan, del blog Cuuking, ser el anfitrión del reto. La propuesta de Juanan ha sido cocinar una masa salada, y hemos tenido total libertad para escoger una receta entre todas aquellas que sean típicas de nuestro país... ¡Y mira que hay! Cocas, tartas, empanadas, empanadillas, y un largo etcétera. La única condición que se nos exigía era que no preparásemos panes ni masas similares... ¿Y que hace Debora, en un arranque de inspiración y ganas de demostrar que cada vez se siente más suelta entre harinas y levaduras? Pues levantarse a las 8 de la mañana, preparar y dejar levar masa de pan, dividirla en bolas, rellenarlas de queso, morcilla y chorizo, preparar otra versión de los archiconocidos y tradicionales bollos preñaos, y ponerse manos a la obra con las fotos y la redacción de la entrada. ¡Olé yo, si señor! Menos mal que Verónica, una de las responsables del reto y autora del blog Cocinando para mis cachorritos, fue muy oportuna y nos volvió a recordar las bases de este mes a través de facebook, porque si no me hubiera sido completamente imposible preparar otra cosa.
Y aquí estamos, vuelta a amasar, dejar levar, rellenar, hornear, fotografiar y redactar, a las tantas y dejándome la vista en ello... En fin, como dice mi madre, "sarna con gusto no pica" y esta vez no tengo excusa, mea culpa.
Puesto que es una elaboración típica de mi región, que a mi chico le encanta y que termina siendo nuestra cena, como mínimo, un par de veces por semana, he decidido preparar una coca.
Las cocas son masas similares a las de pan, pero enriquecidas con aceite de oliva, y que pueden llevar rellenos tanto dulces como salados. Las cocas son muy típicas de Cataluña y también de la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, y las hay de muchísimos tipos y muy conocidas: Coca de recapte (con escalivada y sardinas o anchoas), Coca de trempó (de verduras), Coca de chicharrones, Coca de anís, y un largo etcétera.
Esta vez yo la he preparado con verduras y unos dados de queso curado que tenía en la nevera, y el resultado nos ha gustado mucho. Merece la pena ir probando rellenos distintos una vez se le tenga el punto cogido a la masa, pues las cocas pueden ser un plato muy equilibrado que, acompañado de una buena ensalada, unas verduras a la plancha o incluso una crema de verduras, te solucionan el almuerzo muy rica y dignamente, sea a mesa puesta o para llevar el en táper del trabajo.
Sin más, os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
Para la masa:
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva suave
-100 gramos de harina de trigo común + un poco más para amasar
- 3 gramos de levadura fresca de panadería
- Un vaso de agua templada (200 ml aprox.)
- Sal, al gusto

Para el relleno:
- 1 pimiento italiano mediano
- 1/2 cebolla
- 2 cucharadas soperas de tomate natural triturado o tomate a rodajas
- 60 gramos de queso curado a dados
- Un chorrito de aceite de oliva suave
- Perejil y orégano picado, al gusto

- Antes de empezar propiamente con la elaboración de la coca, prepararemos la masa para dejarla levar. En un bol, ponemos la harina, el aceite, la sal, la levadura y 3/4 partes del agua. Amasamos hasta obtener una masa homogénea, añadiendo más agua si fuese necesario. La dejaremos reposar en un sitio cálido una hora más o menos.
- Pasada la hora, volcamos la masa sobre la superficie donde vayamos a trabajarla y amasamos bien durante 5 minutos. Podemos añadir un poco más de harina si fuese necesario.
- En una bandeja de horno, colocamos un papel de aluminio engrasado con aceite o un papel de horno y vamos estirando la masa encima, dándole forma ovalada y sin dejarla demasiado fina.
- Limpiamos y cortamos el pimiento y la cebolla en juliana fina.
- Ahora añadimos las verduras y el queso al gusto, repartidos más o menos por igual. Primero extendemos el tomate por la masa, y seguimos con el resto de ingredientes.
- Pre calentamos el horno a una temperatura más bien baja, unos 160-170º.
- Dejamos reposar la coca unos 20-25 minutos antes de introducirla en el horno.
- Pasado ese tiempo, metemos la coca en el horno a media altura y la dejamos cocer unos 20 minutos a 170º para que termine de subir un poco, pero no demasiado.
- Subimos el horno a 220º y dejamos cocer unos 10-12 minutos más, o hasta que esté doradita.
- Ahora solo nos queda sacar la coca del horno, espolvorearla con orégano o perejil, rociarla con un poco de aceite de oliva y dejarla enfriar unos minutos antes de servir, cortada en porciones.




Notas:
- Como ya he dicho, las cocas admiten rellenos de todo tipo. En casa la comemos con verduras y queso de cabra, con atún y pimientos, de queso y jamón, etc. Una delicia.
- Si no tenéis tiempo de preparar la masa y dejarla levar, siempre podéis optar por emplear masa de pizza e incluso de hojaldre refrigerada. Sale rica igual, pero no termina de ser lo mismo.


Nada más por ahora. Espero que os haya gustado mi aportación de este mes y que os animéis a echarles un vistazo a las del resto de mis compis, son todas fantásticas y se lo merecen, pues much@s han ido incluso más apurad@s que yo. Las tenéis todas en este enlace.

¡Mil gracias por seguir ahí, y feliz inicio de semana!

martes, 1 de diciembre de 2015

MACARRONES A LA BOLOÑESA DE SALCHICHAS



Si de nuestra última escapada por tierras francesas volvíamos con las pilas totalmente recargadas y el optimismo por las nubes, esta vez, y muy a nuestro pesar, no podemos decir lo mismo. Han sido... como decirlo... unas vacaciones intensas, o más bien agotadoras, o más bien complicadas o, en ciertos momentos, todo a la vez. Por varios motivos que ya no vienen al caso, no hemos podido disfrutar de la familia y del lugar ni la mitad de lo que nos hubiera gustado, y eso ha hecho que volvamos a la rutina con la sensación de haber disfrutado poco, de no haber descansado e incluso con cierta sensación de desilusión... En fin, como siempre, intentaremos quedarnos con lo bueno, con esos desayunos a base de café y churros con la familia, los paseos por la playa, el tapeo tardío en las terracitas de invierno y las cenas a base de pan con manteca colorá... Ya habrán otros años, otras circunstancias y los mismos rincones llenos de encanto esperando a que volvamos para descubrirlos y disfrutarlos. Y digo esto porque el tiempo que pudimos dedicar a "turistear" un poco, lo aprovechamos al máximo y nos dejamos caer por lugares como Cádiz, El Puerto de Santa María, Tarifa, las Playas de Bolonia, etc. Una ruta por los pueblos con más encanto de la costa gaditana que os recomiendo que hagáis por lo menos una vez en la vida, si tenéis la oportunidad. Sus paisajes, su clima, su arquitectura, sus gentes, su gastronomía... Lugares que enamoran por éstas y por mil razones más, doy fe.
En fin, como veis, el que no se consuela es porque no quiere.
Habiendo aterrizado en Barcelona a las tantas de la tarde del día anterior, con la nevera medio vacía debido a nuestra ausencia y con todavía con bastante cansancio encima, tenía claro que ese domingo comeríamos pasta. Pensándolo bien, ¿quién no ha recurrido a un plato sencillo a base de pasta cuando no se tiene tiempo, o ganas de cocinar, o ambas cosas a la vez? Yo no soy de las que levantaría la mano precisamente. Además, suelo incluir por costumbre una receta de pasta de manera semanal en nuestro menú, y la semana pasada, a fecha de domingo, todavía no lo había hecho. Para rematar, vivo con una auténtica máquina de devorar pasta, plato tras plato, sin piedad, y sea como sea que esté cocinada, "pero con mucho queso" como me pide siempre el señor. Y como me encanta verlo comer y disfrutar haciéndolo, sus deseos son órdenes para mi.
Esta vez recurrí a una receta tan clásica y tan rica como son los macarrones a la boloñesa, pero con un toque distinto que nos gustó mucho, diría que incluso más que la receta original. En vez de carne picada, la última vez que estuve en mi carnicería de confianza compré una especie de preparado cárnico que se suele emplear como relleno para elaborar salchichas frescas. Es una picada de aspecto muy similar a la carne picada tradicional, pero que se envasa ligeramente condimentada, es un pelín más grasa y mucho más compacta. Esto hace que, a la hora de cocinarla, requiera más "meneo" para evitar que quede una boloñesa muy grumosa y con exceso de grasa, pero el resultado es una salsa deliciosa, nada complicada y que, acompañando a la pasta, resulta un plato la mar de completo. Y con un poco de queso en polvo por encima, ya ni os cuento... Se me hace la boca agua.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 180-200 gramos de macarrones
- 200 gramos de preparado de carne para salchichas frescas
- Media cebolla
- Media zanahoria
- 1 pimiento verde italiano pequeño
- 200 gramos de tomate frito de calidad
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- Un chorro de vino blanco
- Ajo en polvo, orégano, pimienta y sal, al gusto

- Comenzaremos cociendo los macarrones según las instrucciones del fabricante. Reservamos.
- Limpiamos y picamos muy menudo la cebolla, la zanahoria y el pimiento.
- En una sartén a fuego medio, calentamos las dos cucharadas de aceite y sofreímos la cebolla hasta que transparente. Añadimos entonces el pimiento y la zanahoria y pochamos unos 5 minutos más.
- Pasado este tiempo, añadimos la carne de salchichas y vamos removiendo sin parar, deshaciendo bien la carne para que quede similar a la carne picada.
- Una vez la carne haya cogido color, añadimos las especias y el vino y dejamos reducir casi por completo. Añadimos entonces el tomate frito, lo mezclamos bien durante un par de minutos y retiramos del fuego.
- Para servir, repartimos la pasta en dos platos hondos, añadimos la salsa por encima y espolvoreamos con queso rallado a nuestra elección.




Notas:
- Si os gusta la pasta gratinada, os recomiendo colocar los macarrones en una bandeja de horno, cubrirlos con la salsa y una buena cantidad de queso rallado y gratinarlos en el horno unos 5 minutos a máxima potencia (240-250ºC). 
- Si acompañáis este plato de pasta con una ensalada de hoja verde, unas verduras a la plancha, un puré de verduras, etc., disfrutaréis de una comida todavía más completa y deliciosa.

Nada más por ahora, espero que os haya gustado.
¡Mil gracias por seguir ahí!

viernes, 11 de septiembre de 2015

COCINA CATALANA: PÀ AMB TOMÀQUET Y MUCHO, MUCHO MÁS


¡Feliz Día de Cataluña a todos!/ ¡Feliç Diada a tots!

Los catalanes estamos de celebración. Y es que hoy, día 11 de septiembre, es la fiesta oficial de nuestra Comunidad Autónoma.
Dejando de lado debates políticos, opiniones ciudadanas y demás repercusiones que ocupan buena parte del espacio en los medios de comunicación últimamente y que pueden llegar a crear confusión respecto a esta festividad, hoy se conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española el 11 de septiembre de 1714, tras 14 meses de dura resistencia. Esta victoria conllevó la abolición de todas las instituciones catalanas.
Tradicionalmente se hacen ofrendas de flores a los monumentos de Rafael Casanovas y Josep Moragues, que lideraron la lucha durante el sitio de Barcelona, tanto en Barcelona como en el resto de Cataluña. Además, también se hacen ofrendas en el Cementerio de las Moreras, lugar donde fueron enterrados los defensores caídos en dicho sitio.
Desde 2004, La Generalitat se encarga de organizar el acto principal de la Diada en el Parque de la Ciudadela, donde se celebran lecturas, conciertos y demás.
Para los que nos sentimos orgullosos y muy agradecidos de vivir y/o haber nacido en esta tierra  y conocemos el auténtico cómo y porqué de esta fiesta, hoy estamos de celebración.
Y como cualquier buena celebración que se precie, no puede faltar una buena mesa llena de manjares preparados especialmente para este día.

La cocina catalana es una de las más ricas y antiguas de la Península. Basada en la gran riqueza de productos de la tierra y adaptada a las estaciones y a las tradiciones de cada lugar, muestra una gran personalidad acorde al resto de tradiciones de Cataluña.
Sintetizando lo mejor de las influencias griega, romana, francesa, etc., la gastronomía catalana goza de una riqueza, variedad y sabiduría típica de la zona del Mediterráneo.
La gran diversidad del paisaje catalán da origen a multitud de platos y preparaciones según la zona geográfica y sus productos: cocina marinera en la costa, cocina de mar y montaña en el interior, cocina de alta montaña en el Pirineo, y cocina de capital en Barcelona.
Además, la gran calidad de productos de la tierra también se ve reflejada en los vinos, con 11 Denominaciones de Origen diferenciadas.
El recetario típico catalán goza de gran extensión y diferenciación. Pero, así a groso modo, existen unas cuantas elaboraciones que no nos pueden faltar en nuestro recetario catalán particular:

- El 'Pà amb tomáquet', una sencilla receta que se prepara frotando un tomate bien maduro en una rebanada de pan de payés, añadiéndole un poco de sal y un buen chorro de aceite de oliva de calidad. Simple pero exquisito.


PÀ AMB TOMÀQUET


- La 'Escalivada', verduras asadas al horno peladas y servidas en tiras, y aliñadas con aceite de oliva y sal, que se suelen servir acompañadas de anchoas y pan de payés.


ESCALIVADA


- La salsa 'all-i-oli', una variante de la mayonesa muy típica que se realiza picando ajos en un mortero, con una pizca de sal, y añadiendo el aceite de oliva muy despacio y sin parar de remover, hasta que emulsione.

- Las Espinacas con pasas y piñones, un plato a base de espinacas rehogadas con ajo, aceite, uvas pasas y piñones.

- La 'Esqueixada', una ensalada la mar de saludable con bacalao, pimientos, cebolla y tomate.

- Los 'Calçots' a la brasa, típicos de la provincia de Tarragona y motivo de celebración de las tradicionales 'Calçotades' cuando están en época. Se suelen consumir con salsa romesco.


CALÇOTS A LA BRASA


- El 'Mar i Muntanya', un plato típico de Barcelona que combina a la perfección ingredientes típicos del mar con ingredientes típicos de la montaña (langostinos, gambas, pollo, ternera...).

- El 'Bacallà a la llauna', que recibe este nombre por el recipiente donde se preparaba antiguamente (una lata), un plato que tiene como ingrediente principal el bacalao y se cocina al horno con aceite de oliva, ajo, tomate y pimienta roja.

BACALLÀ A LA LLAUNA

-Y otros muchos como platos deliciosos como a 'Escudella i carn d'olla' el 'Fricandó' el 'Suquet de peix' la 'Botifarra amb seques', etc.

Por supuesto, en cuanto a los postres también existe un gran abanico donde escoger: La popular Crema Catalana, a base de crema pastelera con caramelo; los 'Panellets' de Semana Santa; la 'Mel i Mató', queso fresco acompañado de miel; La Mona de Pascua, pastel tradicional de Cuaresma; Los Buñuelos, los 'Carquinyolis', etc.


CREMA CATALANA


Al margen de la cocina catalana tradicional, en los últimos años Catalunya también se ha convertido un territorio de referencia internacional de la alta cocina. De hecho, Cataluña es el territorio de España con más Estrellas Michelín, un total de 60 de ellas en 50 restaurantes. Es, pues, innegable que la gastronomía catalana se encuentra actualmente en el punto de mira.
Grandes embajadores como Ferrán Adriá (reconocido mundialmente por su ingenio, creatividad e innovación en la cocina), los hermanos Roca, Carme Ruscalleda, Jordi Cruz, Carles Gaig, Nandu Jubany, etc., trabajan duro día a día por otorgarle a nuestra gastronomía el reconocimiento y el lugar que se merece.




Para terminar, pero no por ello menos importante, no podía dejar de recalcar la importancia de todos/as aquellos bloggers, amas/os de casa, abuelas, abuelos, madres, padres, y un largo etcétera, que día a día siguen (seguimos) recuperando, practicando, defendiendo y/o difundiendo, en la medida de lo posible, la cocina de la tierra, esa con la que hemos crecido, esa que tanto nos gusta y la que no queremos que se pierda por nada del mundo. Sin ellos/as, sería muy difícil mantener viva la tradición.

Espero que os haya gustado mi pequeño homenaje y que os haya ayudado a conocer, apreciar, valorar y disfrutar un poco más de la gastronomía de Cataluña, la 'cuina de casa meva' (la cocina de mi casa), como solemos decir aquí. Para mi es una de las mejores cocinas del mundo (ya se sabe, todos barremos para casa :P).
Si os habéis quedado con ganas de más, os invito a consultar el espacio dedicado a la gastronomía catalana dentro de la web de Cultura Catalana de la Generalitat de Cataunya, resulta muy interesante y completo.

¡Buen provecho, y feliz fin de semana!

miércoles, 26 de agosto de 2015

COCA DE CALABACÍN Y CEBOLLA



Me gusta el verano, por poder despertarme con un sol radiante entrando por las rendijas de la persiana, por poder vestirme mucho más sencilla y fresca, por las largas siestas hasta que pase el calor de la tarde, por los interminables paseos por la playa mientras empieza a caer la noche, y por terminarla tomando un helado en alguna terraza o dándote un largo baño en alguna playa solitaria.
A veces el exceso de calor nos nubla tanto la sesera que nos hace olvidar que esta época es digna de disfrutarla. Pequeños placeres que, sea por el motivo que sea, no podemos disfrutar a diario pero que, precisamente por eso, los aprovechamos al máximo cuando tenemos la oportunidad y nos ayudan a mantenernos en equilibrio.
Pero si hay algo que realmente me gusta del verano es que los huertos se llenan a verduras deliciosas a las que hay que buscarles salida. Si como yo tenéis la grandísima suerte de poder comprar verduras crecidas a un ritmo natural, al sol, sin ningún tipo de pesticida, de esas que da gloria verlas y todavía más gloria comerlas, sabréis de lo que hablo.
Ayer, mientras pensaba qué hacer para la cena, abrí la nevera para ver qué verduras tenía y como podía sacarles partido, porque habíamos comido algo pesado al mediodía y era lo que más nos pedía el cuerpo. Una cebolla empezada, un calabacín hermoso, y medio envase de queso rallado. Volviendo a la despensa, como suele ser normal en casa, harina, levadura, salvado de avena, aceite de oliva.. Así que ayer, después de mucho tiempo sin hacerlo, nos dimos un homenaje con esta sencilla pero deliciosa coca de calabacín, calabacín 100% natural, calabacín que en verano está en su mejor época y que es una de esas verduras imprescindibles en casa. Por supuesto, sobre una base de masa casera rica en fibra que preparo substituyendo la mitad de la harina por el salvado y que no tiene ningún misterio, pues en cuanto al amasado y al levado se prepara exactamente igual que la tradicional y el sabor y la textura son muy similares.
¿El resultado? Una coca muy ligera, esta vez con una masa fina y crujiente, y con un relleno mucho más rico de lo que esperábamos, pues el calabacín y el queso casan de maravilla.
Con media coca para cada uno y un buen bol de macedonia de fruta, cenamos la mar de bien.
Os dejo los ingredientes y la preparación, y os animo a probarla.




Ingredientes (para una coca grande):
Para la masa:
- 4 cucharadas soperas de harina
- 3 cucharadas soperas de salvado de avena
- Medio sobre de levadura de panadería
- 2 vasos de agua
- Sal y aceite de oliva suave, al gusto

Para el relleno:
- Media cebolla
- 1 calabacín mediano
- Orégano 
- Preparado de queso rallado para pizza (60 gramos aprox.)
- Sal y aceite de oliva suave, al gusto

- Empezamos preparando la masa: en un bol, añadimos la harina, la levadura, el salvado y la sal, y mezclamos en seco. Seguidamente, añadimos el agua y el aceite y mezclamos con las manos hasta obtener una masa homogénea que dejaremos reposar como mínimo una hora tapada en un lugar cálido.
- Una vez la masa haya doblado su tamaño, amasamos de nuevo durante unos 5 minutos y la estiramos sobre la bandeja del horno bien engrasada.
- Cortamos el calabacín en rodajas finas y lo vamos colocando sobre la base de coca, presionando un poco. Hacemos lo mismo con la cebolla. Espolvoreamos con orégano y sal para terminar.
- Pre calentamos el horno a 180º
- Dejamos la coca reposar durante unos 20 minutos e introducimos en el horno durante unos 20 minutos, para que las verduras se hagan y la masa leve un poco más.
- Pasado este tiempo, sacamos la coca del horno, aumentamos la temperatura del mismo a 200-210º, le añadimos el queso y la volvemos a introducir otros 10-12 minutos, o hasta que tenga el dorado deseado.
- Por último, sacamos la coca del horno, la dejamos templar un par de minutos, cortamos en porciones y servimos, espolvoreada con más orégano o incluso con un poco de aceite de oliva si nos gusta.




Notas:
- El salvado es un producto que absorbe mucha agua, de ahí la cantidad utilizada. Se puede preparar la masa perfectamente con harina normal, reduciendo la cantidad de agua a 1 y 1/2 vasos.
- En casa nunca retiramos la piel del calabacín ni de la berenjena, porque es rica en fibra y porque nos encanta que quede al dente y le aporte un toque crujiente. Eso va a gustos.
- No os excedáis con el tiempo del horno, porque en este caso es fácil que el calabacín y/o la masa, al ser muy finos, queden secos.
- Las cocas admiten multitud de rellenos, así que imaginación al poder.


Seguid disfrutando del verano, de las verduras tan ricas que nos ofrece y de las recetas que podemos preparar con ellas, por supuesto.
Abrazos.

miércoles, 27 de mayo de 2015

COCA INTEGRAL DE BERENJENA, CEBOLLA Y YORK



Tal y como os explicaba hace unos días en la entrada de los bizcochitos integrales de canela, me veo obligada a cuidar mucho mi alimentación, intentando que sea sobretodo rica en fibra, líquidos y grasas saludables. Mi condición me ha obligado y me sigue obligando a buscar y a probar recetas que sean buenas para mi, que me sienten bien y que, sobretodo, me permitan disfrutar del placer de comer sin renunciar a la salud.
Con el paso de los años he aprendido qué alimentos y qué preparaciones me sientan mejor y peor y, por consiguiente, cuáles de ellas han pasado a formar parte de mi dieta habitual y cuáles he de modificar o, directamente, dejarlas sólo para muy de vez en cuando.
Como es bien sabido, la mayoría de cosas que se comercializan como refinadas (harinas, pastas, arroz...) las tengo bastante limitadas, una o dos veces por semana a lo sumo. Para alguien que adora la pizza, la pasta y el pan, fue realmente complicado al principio y la verdad es que el mercado no me lo solía poner nada fácil porque, aunque ahora la situación haya cambiado bastante, encontrar masa de pizza integral, bollería integral o pan integral (del de verdad, no del pseudointegral que venden en todas partes), sigue siendo bastante difícil y, por supuesto, mucho menos económico.
Visto lo visto, de nuevo me tocaba experimentar, qué remedio...
La coca que hoy os presento es interesante por la masa que lleva, y no tanto por el relleno, que en casa suele ser totalmente improvisado con lo que haya en la nevera. Esta vez dio la casualidad que un par de días antes había ido a la frutería y las berenjenas estaban de oferta, así que cayeron casi dos quilos y tengo que darles salida.
La masa es muy rica en fibra dado que he substituido la mitad de la harina por salvado de avena 100% integral, un producto que nunca falta en mi despensa y que me viene como mano de santo, pues contiene un 50% de fibra total y además es muy versátil y se puede emplear en multitud de preparaciones (bizcochos, pizzas, pan, galletas...).
El resultado ha sido una coca muy ligera, con una masa bastante gordita y esponjosa sin dejar de ser crujiente, y con unas verduras que casan de maravilla. Estaba tan rica que mi pareja también quiso un trozo para la cena y yo me guardé un poco para llevarme al trabajo al día siguiente, con eso os lo digo todo.
Espero que os guste.




Ingredientes (para una coca bastante grande):
Para la masa:
4 cucharadas soperas de harina
3 cucharadas soperas de salvado de avena
Medio sobre de levadura de panadería
2 vasos de agua
Sal y aceite de oliva suave, al gusto

Para el relleno:
3 cucharadas soperas de tomate frito de calidad
1 berenjena mediana
1 cebolla pequeña
100 gramos de tacos de jamón york
Aceite de oliva suave y orégano, al gusto

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 180º.
- Empezamos preparando la masa: en un bol, añadimos la harina, la levadura, el salvado y la sal, y mezclamos en seco. Seguidamente, añadimos el agua y mezclamos con las manos hasta obtener una masa homogénea que dejaremos reposar como mínimo una hora tapada en un lugar cálido.
- Una vez el horno esté caliente, metemos la berenjena entera y la cebolla cortada por la mitad para que se asen, dándoles una vuelta de vez en cuando. Tardarán unos 40 minutos. Sacamos las verduras y las dejamos templar.
- Una vez la masa haya doblado su tamaño, amasamos de nuevo durante unos 5 minutos y la estiramos sobre la base de la bandeja del horno bien engrasada. No debe quedar demasiado fina.
- Seguidamente, cubrimos la base de la coca con el tomate frito y el orégano.
- Aparte, troceamos la cebolla, la berenjena y el jamón york, y lo añadimos todo sobre la coca de la manera que prefiramos.
- Dejamos la coca reposar durante unos 20 minutos e introducimos en el horno a 180º durante unos 30-35 minutos, o hasta que veamos que ha subido lo suficiente y ya está dorada.
- Por último, sacamos la coca del horno, la dejamos templar un par de minutos, cortamos en porciones y servimos, espolvoreada con más orégano o incluso con un poco de aceite de oliva si nos gusta.




Notas:
- Esta coca apenas lleva sal, únicamente la de la masa y la que pueda tener el tomate frito. Para nuestro gusto no la necesita, pero si eres muy salero no dudes en añadirle un poco más.
- El salvado es un producto que absorbe mucha agua, de ahí la cantidad utilizada. Se puede preparar perfectamente la masa con harina blanca normal, reduciendo la cantidad a 1 y 1/2 vasos.
- En casa nunca le retiramos la piel a la berenjena porque nos gusta mucho y además es muy rica en fibra, pero si optáis por hacerlo, al estar la berenjena asada, es muy fácil y la estética del plato mejora bastante.

Espero que os guste, y de nuevo muchas gracias por estar siempre ahí.
¡Feliz jueves!

lunes, 25 de mayo de 2015

TARTALETAS DE PIÑA A LA CATALANA. SEGUNDO RETO ALFABETO DULCE



Mi estreno en el Reto Alfabeto Dulce no ha podido ser mejor. El mes pasado me (nos) tocó cocinar una receta con hierbabuena, un ingrediente que nunca había usado más allá del té o para añadírselo al caldo de puchero... Al final pude apañármelas medio bien, y parece que el resultado gustó bastante, tanto a Ana como al resto de participantes del reto, y eso me motivó todavía más de cara al mes siguiente. Pocos días después, mientras me tomaba el café y revisaba el correo y demás, me di cuenta que tenia bastantes notificaciones en facebook. Cual fue mi sorpresa al enterarme que había sido la elegida para escoger el ingrediente del mes de mayo, uno que empezara por la letra I.. !Buuufff! Me hubiera encantado encontrarlo, de verdad, pero lo acabé dejando por imposible, no hubo manera. Al final, Ana me dijo que con que el ingrediente contuviera la letra "I" era suficiente. Bueno, bueno, ahora si que las posibilidades se multiplicaban por mil... Obviamente, se trata de que el ingrediente escogido sea suficientemente versátil y accesible para que todos los que participamos podamos aportar nuestro granito de arena. Por eso, de entre todas las ideas que se me ocurrieron, me decidí por la piña, una fruta que da mucho juego, se puede encontrar fácilmente tanto fresca como en conserva, y es deliciosa y muy sana, ideal para esta época del año. Eso si, he de decir que Ana fue muy atenta conmigo, tanto haciéndome propuestas como ayudándome a tomar la decisión final.
Bien, sin alargarme más, os presento mi propuesta.
La piña con crema catalana o "a la catalana" es un postre que se sirve en algunos restaurantes de Cataluña y que me trae muy buenos recuerdos. Cuando era una niña, mis padres trabajaban muchísimo y durante la semana apenas los veía, por lo que el fin de semana siempre lo dedicaban a estar conmigo y nos pasábamos el día de arriba para abajo: íbamos a los recreativos, de compras, a la playa en verano, y por supuesto a comer fuera. Mi madre siempre siempre siempre tomaba de postre piña a la catalana, le encantaba y, además, ya tenía fichados dos o tres sitios donde, según ella, la hacían más rica. Mi padre y yo casi nunca pedíamos postre, pero era rara la vez que no acabábamos pidiéndole a mi madre un poquito del suyo... Ais, algunos recuerdos se guardan con tanto cariño...
Se trata de un postre bastante ligero y sencillo de hacer, y la combinación del ácido de la piña con el dulce suave de la crema catalana resulta deliciosa. Como recipiente se suele utilizar la propia cascara de la piña, una manera muy original de servir este postre si se trata de una pieza no demasiado grande, o tartaletas, como he hecho yo, y empleando piña al natural en conserva. Se remata justo antes de servir caramelizando un poco de azúcar por encima, pero si no tenéis quemador o no lo vais a servir al momento, la canela y el caramelo líquido también valen, por supuesto.
Os dejo la receta, espero que os guste.



Ingredientes (para unas 8 tartaletas):

Para la masa quebrada neutra:
180 gramos de harina de repostería + un poco para amasar
100 gramos de mantequilla
1 huevo
una pizca de sal
una pizca de azúcar

Para el relleno:
500 ml de leche
1 sobre de preparado de crema catalana (o natillas en su defecto)
5-6 cucharadas soperas de azúcar
4 rodajas de piña al natural en su jugo + unos trozos para decorar
Caramelo, canela o azúcar para caramelizar

- Empezamos preparando la masa quebrada: Tamizamos la harina, la colocamos en un cuenco y añadimos las mantequilla templada a dados, la sal, el azúcar y el huevo, y mezclamos con las manos.
- Cuando la masa se una por completo, hacemos una bola y la colocamos en un bol cubierto con papel film para dejarla reposar una hora en la nevera.
- Mientras, untamos los moldes con mantequilla si fuese necesario
- Pasado ese tiempo, estiramos bien la masa con un rodillo de cocina y la cortamos en porciones según el tamaño de los moldes que vayamos a usar.
- Colocamos las porciones de masa estirada en los moldes, las ajustamos bien, recortamos los bordes sobresalientes, pinchamos con la ayuda de un tenedor y horneamos a 180º durante unos 20-25 minutos, o hasta que la masa se dore. Sacamos, dejamos enfriar y reservamos.
- Para la crema catalana, añadimos 400 ml de leche y 5-6 cucharadas de azúcar en un cazo y ponemos al fuego, a potencia más bien alta.
- Aparte, en un bol, mezclamos 100 ml de leche con el preparado para crema catalana hasta que se disuelva por completo.
- Cuando veamos que la leche va a empezar a hervir, añadimos la mezcla de preparado y, sin dejar de remover, cocemos durante unos 5 minutos, hasta que espese. Retiramos y dejamos templar.
- Una vez templada la crema, añadimos la piña troceada pequeña y mezclamos bien.
- Por último, montamos el postre: Desmoldamos las tartaletas frías, las rellenamos con la crema catalana con piña y caramelizamos un poco de azúcar por encima, o espolvoreamos con canela, o regamos con caramelo líquido al gusto.
- Dejamos que las tartaletas enfríen en la nevera un par de horas antes de consumirlas, y las servimos.




Notas:
- Aunque los preparados para postres disponibles en el mercado han mejorado muchísimo, si tenéis un poco más de tiempo y paciencia, merece la pena preparar crema catalana casera, el sabor es mucho más rico, no hay color.
- También se puede preparar este postre con otras frutas como las uvas, el melocotón, el melón, etc. Recomiendo, eso si, hacerlo con frutas de sabor suave y consistencia acuosa.

Hasta aquí mi aportación al reto de este mes. Espero que os haya gustado, estoy deseando ver el resto de propuestas.
¡Feliz inicio de semana!

martes, 14 de abril de 2015

COCA DE VERDURAS Y JAMÓN YORK




Vuelta a levantarse casi antes de que amanezca, vuelta al trote de trenes, metros y demás, vuelta a los tápers para comer al mediodía, vuelta a dejar la casa limpia la noche anterior, y vuelta a pasarme la mañana fuera de casa... ¡Y como lo agradezco! Llevaba casi medio año sin hacer nada, estudiando y poco más, y  la situación me estaba empezando a pasar factura. La suerte parece haberse puesto un poquito de mi parte, y por fin puedo decir que tengo trabajo. Y lo más importante, puedo decir que me gusta lo que hago. De momento solo llevo unos días, pero estoy muy a gusto y la cosa pinta mejor de cara a los meses siguientes. En turismo ya se sabe, en verano toca trabajar lo suyo, pero merece la pena, al menos para mi. !Qué dure, qué dure! De momento, ganas y optimismo me sobran, y tal y como está el panorama laboral hoy en día, lo voy a estar agradeciendo hasta las mil.
Y hablando de "sobras"... Otra vez me he visto reciclando ingredientes, siempre acaba sobrándome algo de otras recetas. Ayer, mientras pensaba que hacer para la cena, abrí la nevera para ver si me iluminaba y no tirar siempre de lo fácil, un bocadillo y algo de ensalada que, oye, está buenísimo, pero tampoco es la mejor opción para cenar cada día.
Bueno, rebuscando y rebuscando, me encontré con media cebolla que me había sobrado de hacer el arroz, un tomate empezado del bocadillo del desayuno, unos tacos de jamón dulce a punto de caducar, y un bote de olivas abiertas. En la despensa, algo de harina con levadura, aceite de oliva... "Vale, vale, deja de darle vueltas y haz la coca ya" me dije a mi misma. Además, a mi pareja le apasionan las pizzas, cocas y demás, así que cena solucionada.
Una coca es una masa similar a la de pan que puede llevar un relleno dulce o salado. Sus ingredientes básicos suelen ser harina de trigo, sal, levadura y aceite de oliva, y a partir de ahí ya cada cual le añade lo que le apetezca, se cuece en el horno y a comer.
Las cocas son muy típicas de Cataluña y las hay de muchísimos tipos, algunas de ellas muy conocidas: coca de aceite, coca de verduras, coca de anís, coca de chicharrones... y un largo etcétera.
Merece la pena ir probando rellenos distintos a medida que se le coge el punto a la masa, pues las cocas pueden ser un plato muy equilibrado que, como en nuestro caso, acompañado de unas verduras a la plancha o una ensalada, te solucionan una comida en un plis plas.
Como todas las masas, la de coca también necesita reposar un rato, pero por lo demás, son muy rápidas y sencillas de hacer, ideales para cenas rápidas o comidas fuera de casa.





Espero que os guste


Ingredientes (para dos personas):
Masa:
150-170 gramos de harina leudante + un poco más para amasar
Un vaso (200 ml aprox) de agua templada
Una cucharada sopera de aceite de oliva + un poco más para el horneado
Sal al gusto

Relleno:
Cebolla, al gusto
Unas rodajas de tomate natural, al gusto
Olivas negras, al gusto
Jamón york en dados, al gusto
Orégano, sal y aceite de oliva, al gusto

- Antes de empezar propiamente con la elaboración de la coca, preparamos la masa para dejarla levar. En un bol, ponemos la harina, el aceite, la sal y 3/4 partes del agua. Amasamos hasta obtener una masa homogénea, añadiendo más agua si fuese necesario. Ahora la dejamos reposar en un sitio cálido una hora más o menos.
- Pasada la hora, volcamos la masa sobre la superficie donde vayamos a trabajarla y amasamos bien durante 5 minutos. Podemos añadir un poco más de harina si fuese necesario.
- En una bandeja de horno, colocamos un papel de aluminio engrasado con aceite o un papel de horno y vamos estirando la masa encima, dándole forma ovalada y sin dejarla demasiado fina.
- Ahora añadimos los ingredientes al gusto, repartidos más o menos por igual. En este caso, serán cebolla, tomate en rodajas, jamón dulce y olivas.
- Pre calentamos el horno a una temperatura más bien baja, unos 160-170º.
- Dejamos reposar la coca unos 20-25 minutos antes de introducirla en el horno.
- Pasado ese tiempo, metemos la coca en el horno a media altura y la dejamos cocer unos 20 minutos a 170º para que termine de subir un poco, pero no demasiado.
- Subimos el horno a 220º y dejamos cocer unos 10-12 minutos más, o hasta que este doradita.
- Ahora solo nos queda sacar la coca del horno, espolvorearla con orégano, rociarla con un poco de aceite de oliva y dejarla enfriar unos minutos antes de servir, cortada en porciones más o menos iguales.




Notas:
- Como ya he dicho, las cocas admiten rellenos de todo tipo. En casa a veces la comemos con verduras y queso de cabra o con atún y pimientos. Una delicia.
- Si no se tiene tiempo de preparar la masa y dejarla levar, siempre se puede substituir por masa de pizza refrigerada de las que venden en los supermercados. Sale rica igual.


¡Que tengáis un feliz miércoles!
Y, de nuevo, MUCHAS GRACIAS por seguirme, leerme y comentar mis recetas, cada día estoy más contenta con el blog y tengo más ganas de seguir cocinando :)

sábado, 11 de abril de 2015

SALTEADO DE ARROZ CON VERDURAS Y SALSA ROMESCO. COMIDA DE POST-CALÇOTADA




Hará ya cosa de un mes, por fin conseguimos reunirnos gran parte de la familia en casa de mi abuela para no saltarnos una de las tradiciones gastronómicas más populares de Cataluña en esta época: La calçotada. Para el que no lo sepa, los calçots son una variedad de cebolletas cultivadas especialmente para asarlas sobre las mismas brasas que la carne, a fuego vivo, y se comen con las manos, mojados en salsa salvitxada o romesco en su defecto, una salsa a base de tomate asado, ajo, pan, almendras y pimiento asado, todo majado, que es una auténtica delicia y sirve para acompañar multitud de platos.
En mi casa solemos acompañar los calçots de torradas de pan de payés y de carne hecha también a la brasa: alitas de pollo, costillas de cerdo, chorizos... en fin, un auténtico festín carnívoro que nos deja sin hambre hasta la hora de la cena. Un día es un día, como se suele decir siempre...
Lo que más me gusta de todo esto es que la calçotada, la barbacoa o la paella del domingo son las deliciosas excusas para reunirnos, compartir tiempo juntos y disfrutar de la compañía mutua.
Siempre me ha sorprendido el poder socializador de la comida. La comida nos abre una vía para compartir experiencias, para comunicarnos con aquellos con quienes compartimos la mesa, dándole a ésta un simbolismo enorme en el conjunto de una casa, convirtiéndola en el lugar de reunión por excelencia, la mayoría de veces en compañía de una buena comida, claro está. Deberíamos empeñarnos a fondo por mantener costumbres tan sanas, tan familiares y, en definitiva, tan humanas.
Vaya momentazo filosófico me acabo de marcar, como quien no quiere la cosa. En fin, al grano...
Por mucho que lleguemos a comer cuando hacemos barbacoas o calçotadas, siempre sobra bastante carne que nos acabamos repartiendo entre todos. Como una de las primeras reglas culinarias que hay en mi casa es "no se tira nada que se pueda aprovechar", decidí llevarme unos trozos de pollo y unas salchichas, medio bote de salsa romesco y pan de payés (¡Menudas torradas con aceite y tomate nos cenamos esa noche!).  Tenía también en casa unos restos de arroz cocido que había sobrado del día anterior, pues el arroz a la cubana es una de las perdiciones de mi pareja y me gusta darle el homenaje de vez en cuando.
El salteado de arroz con el pollo, las verduras y la salsa romesco resultó ser un plato único que estaba realmente rico y en el que no invertí más de veinte minutos. Vaya, un plato ideal para esos días que no tenemos tiempo o no nos apetece pasarnos la mañana en la cocina. Yo también me la llevé en un táper al día siguiente y me fue de maravilla.

Espero que os guste


Ingredientes (para dos personas):
140 gramos de arroz basmati
120-150 gramos de carne de pollo a la brasa limpia
2 salchichas de cerdo a la brasa
Media cebolla
Media berenjena
1 pimiento rojo asado
1 cucharada sopera de aceite de oliva.
1 poco de vino blanco
Sal, ajo, perejil y pimienta, al gusto
Para acompañar: Salsa salvitxada o romesco, al gusto

- Primero coceremos el arroz como solemos hacerlo cada uno. Por norma general, se aplica la regla de 1 taza de arroz por dos de agua.
- Mientras el arroz va cociendo, cortamos la cebolla, la berenjena, el pimiento, el pollo y las salchichas a dados.
- En una sartén a fuego más bien alto, calentamos el aceite y le añadimos la berenjena y la cebolla. Saltemos durante 5 minutos y añadimos también el pimiento, dándole un par de vueltas.
- Ahora añadimos el pollo, las salchichas y un chorro escaso de vino blanco, y lo dejamos reducir por completo.
- Una vez el arroz esté cocido, lo lavamos bien bajo el grifo para que quede suelto y lo agregamos a la sartén con el resto de ingredientes.
- Salteamos un par de minutos, añadimos la sal y las especias al gusto y retiramos.
- Por último, servimos el arroz acompañado de salsa salvitxada o romesco.




Notas:
- Yo usé arroz basmati porque me gusta mucho más que el bomba para los salteados, pero no es imprescindible, queda rico con cualquier variedad.
- La salsa para calçots no es difícil de hacer pero requiere su tiempo. Por si os animáis, la receta de Calsots.com, por ejemplo, queda estupenda, pero podéis encontrar miles de recetas en Internet.


¡Feliz fin de semana!
Ah, y muchísimas gracias a tod@s los que dedicáis un ratito de vuestro tiempo a leerme, seguirme y hasta a comentar las recetas que publico. No me esperaba una acogida tan buena y estoy muy ilusionada :) Millones de gracias, de corazón.