Vale, habrá que dar motivos para afirmar porque estos higaditos de pollo son, desde mi punto de vista, los mejores que he comido nunca y porque son mi plato favorito.
Cuando era pequeña, mi padre tenía la "manía", por así decirlo, de pasarse días enteros haciendo vídeos caseros de los que yo, una bebé tan traviesa como adorable (¿Lo dudabais? jeje) era la protagonista: que si ahora te grabo jugando con los peluches, que si ahora lo hago mientras gateas, que si ahora mientras vacías la despensa a la espera de que mamá te regañe, que si ahora mientras comes o mientras te duchas... Bueno, la verdad es que a veces se le iba de las manos y terminaban por registrarse imágenes de lo más incómodas. Lo mejor era ver la cara de aburrimiento de sus amigos cuando venían a casa y él, entusiasmado hasta más no poder, se pasaba horas enseñándoles lo mona que era su hija... La verdad es que nunca llegaré a entender ese vínculo tan diferente y tan especial que hemos tenido siempre mi padre y yo.
A lo que iba, que me pierdo. Siempre he sido una niña de muy buen comer y que, a pesar de los problemas digestivos que he venido arrastrando desde que nací, nunca perdía en hambre y comía de todo aquello que podía comer, teniendo a mis padres encantados de la vida.
Mientras dedicaba una sesión golfa a ver algunos de estos vídeos, me resultó curioso darme cuenta que, en aquellos que salía comiendo, casi siempre lo hacía con un plato de higaditos de pollo por delante. Y no, no es que en casa se comiera siempre lo mismo, es que mi padre libraba el mismo día que solía tocar higaditos en salsa, o eso dice mi madre, porque también me cuenta que era un plato que yo le pedía muchísimo (imaginaos, apenas sabes hablar pero si sabes qué te gusta comer) y que por eso casi siempre tenía que preparármelo un par de veces por semana.
Mi madre lo preparaba de tal manera que le quedaban muy jugositos y con una salsita muy espesa de la que luego dábamos buena cuenta con un buen trozo de pan. Ah, y siempre acompañados de unas buenas patatas fritas caseras y un pimiento al lado. Se me está haciendo la boca agua sólo de pensarlo... Lo sé, hay mucha gente que detesta el hígado y la casquería en general, pero como veis, no es mi caso. Quizás sea por mi predisposición nata a probar y comer de todo o porque mi madre lo hacía tan rico que era casi imposible resistirse, vete a saber. El caso es que, junto con el hígado de ternera a la plancha y la sangre encebollada, esta fue una de las primeras recetas que aprendí a preparar, que me trae unos recuerdos preciosos y que nunca he dejado ni pienso dejar de hacer, pues en casa nos sigue gustando igual o incluso más que antes.
El hígado de pollo en concreto es una alimento muy rico en hierro, ideal para aquellas personas que sufran o tengan tendencia a sufrir anemia. Además, es rico en vitaminas A y B, así como en proteínas, y bajo en grasa. Si a esto le sumamos que es un alimento muy asequible y fácil de encontrar, no tenemos excusa para no darle una oportunidad.
Añadir que se trata de una receta típica de las tierras del sur que poco a poco se ha dado a conocer en el resto de España, aunque hoy en día, al menos en Cataluña, me sigue costando bastante encontrar este plato en los restaurantes... una pena.
Yo la preparo tal cual mi madre me enseñó, pero obviamente en cada casa le dan su toque personal y delicioso.
Os dejo con los ingredientes y la preparación:
Ingredientes (para dos personas):
- 400 gramos de higaditos de pollo limpios
- 1 cebolla entera
- 3 dientes de ajo
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva
- Perejil picado, un puñado
- Pimentón picante, al gusto
- 1/2 vaso de vino blanco
- 1/2 vaso de agua
- Sal, al gusto.
Para acompañar: arroz cocido, patatas fritas, puré de patatas, etc.
- Empezamos limpiando los higaditos, si no es que ya vienen limpios.
- Limpiamos y picamos la cebolla, el ajo y el perejil, y reservamos.
- En una cazuela lo suficientemente grande para que quepa todo el hígado, calentamos el aceite y, a fuego medio, cocinamos el ajo, la cebolla y el perejil con el pimentón durante unos 5 minutos.
- Pasado este tiempo, añadimos los higaditos y continuamos salteando unos 5 minutos más.
- Seguidamente, salamos al gusto, añadimos el vino y el agua y dejamos reducir, moviendo de vez en cuando.
- Una vez la salsa haya espesado, retiramos del fuego y dejamos templar los higaditos en la misma cazuela.
- Servimos los higaditos acompañados de arroz blanco o patatas fritas.
Notas:
- En casa siempre suelo hacer un par de raciones más de higaditos de pollo, las guardo en fiambreras y las congelo. Así, si un día no me apetece o no tengo tiempo de cocinar, recurro a una de las fiambreras.
- El arroz blanco es el acompañamiento más apropiado para este plato, pues con la salsa queda delicioso y permite aprovecharla toda, incluso sin usar pan.
- Si no deseamos que queden los tropezones de ajo en la salsa, antes de añadir los higaditos, podemos retirarlos o incluso usar ajo en polvo, pues el resultado es igual de bueno.
PD: Las fotografías dejan mucho que desear, lo sé, pero mi fotógrafo personal (novio, en su defecto jeje) últimamente trabaja mucho y por no darle más faena me apaño con lo que puedo hacer yo.
Si tu dices que son los mejores higaditos del mundo, no lo pongo en duda.
ResponderEliminarSi es receta de tu mamá, seran deliciosos
jejeje bueno Lolines, para mi lo son, están muy ricos y les tengo mucho cariño.
EliminarUn saludo!
Seguro que si, pero a mi me sientan mal, es que la edad no perdona hija jijiji.Bs
ResponderEliminarPues vaya Doris, con lo ricos que están... bueno, el encebollado también queda delicioso con otras carnes, así que ningún problema :)
EliminarUn abrazo.
Me encanta todo lo que cuentas, hay que ver como somos los padres, jajaja, luego nos extrañamos de que de repente los amigos dejen de venir... jajaja. bueno me encanta todo menos la receta, lo siento pero mi relación con las vísceras es de puro odio, no puedo ni verlas. Eso si, seguro que están de muerte y si es receta de tu madre, mucho más...pero pa tí, jajaja
ResponderEliminarUn beso grande preciosa
Es lo que tienen estos alimentos Nuria, que no tienen termino medio, o te gustan o los detestas...
EliminarY si, los padres sois de lo que no hay, y yo lo he vivido incluso más intenso porque soy hija única jeje
Un saludo!!
Hoy solo paso a saludarte, con el hígado sea del animal que sea no he podido nunca, ni siquiera tocarlo, es superior a mi.
ResponderEliminarBesos.
Lo sé Ana, si no gusta no gusta, no hay termino medio. Espero acertar con la próxima jeje.
EliminarUn abrazo.
Las recetas de nuestras madres son las mejores,nada como la cocina de casa,me apunto tu receta para hacérsela a mi marido,pues a mi no me gustan
ResponderEliminarMuchos besos y feliz semana
Pues si, las mamis nos cuidaban como nadie, está claro!!
EliminarEspero que por lo menos a tu marido si le gusten.
Un saludo Victoria.
Hola Debora. Pues tengo que decirte que yo soy uno de los que todo lo que sea casquería ni lo prueba jj. Y te diré que de pequeño la comía ya que mi madre, que era muy buena cocinera, preparaba los higaditos, los riñones y la sangre con una salsa de chuparse los dedos. El caso es que ahora soy incapaz de probar una de esas cosas y así llevo ya muchos años jj.
ResponderEliminarNo dudo de que estarán deliciosos pero ya te digo que solo probaría la salsa jj. para aquellos a quienes les guste y tú estás entre ellos jj este plato debe ser una delicia.
Un abrazo
jeje bueno Juan, quién me asegura a mi que dentro de unos años no me pase lo mismo, y teniendo en cuenta que estos alimentos son tan odiados y tan amados a la vez, quizás deje de comerlos..Por ahora, prefiero seguir disfrutándolos.
EliminarMuchas gracias por tu visita :) Un saludo!
Muy bueno, yo, que como de todo como no iba aser menos el hígado me encanta y esta forma de hacerlo es como a mi me gusta . Una delicia. Bss.
ResponderEliminarMenos mal Carmen, alguien a quien también le gusta, me estaba empezando a saber mal haberlo publicado jejeje. No, enserio, como bien dices, el hígado de pollo hecho así es delicioso!
EliminarUn abrazo.
Hace un siglo que no como higaditos de pollo, mi madre los hace con arroz o con patatas guisadas, son platos que recuerdo con cierto cariño, porque de pequeño los quería, luego me fui acostumbrado.
ResponderEliminarSeguro que tú le das tu toque al plato, ya veo que te encanta
Abrazos!!!
Ay las mamis, nos cuidaban tan bien.. seguro que los higaditos de la tuya eran igual de ricos, o incluso mejores para ti, no lo dudo :) A mi me encantaban y me encantan!!!
EliminarGracias por tu visita Javier, y feliz San Juan.
Debora....¡me encantan! Mi padre los prepara muy ricos, siguiendo receta de mi abuela...
ResponderEliminarBesos,
Olga
Menos mal Olga, han habido muchos reacios a lo higaditos, empezaba a sentirme rara jeje. No, enserio, me alegra que te gusten tanto, a mi me pasa igual. Seguro que tu padre los clava!! un besazo.
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